No es consejo lo que manda, no es general lo que particulariza, no es poder lo que obedece, no es judicial lo que normativiza. El Consejo General del Poder Judicial, obedeciendo al Ministro de Justicia, y decretando que no hay particular derecho de huelga para jueces y magistrados, les manda que acudan a sus puestos de trabajo el día 18 próximo. La unanimidad de sus vocales traduce la unanimidad de los partidos estatales que los nombraron. La prohibición de la huelga, sin estar expresamente prohibida en la CE ni en la ley Orgánica, vulnera un principio general del mundo jurídico. La decisión de “no tener por anunciada la convocatoria de huelga”, vulnera el principio de la irretroactividad del mundo físico. La dicción de que no hay "cobertura legal para el ejercicio del derecho de huelga por parte de los jueces”, y de que “rechaza el ejercicio del derecho de huelga de los jueces en este país porque no hay base normativa para el desarrollo de este ejercicio”, al independizar el derecho respecto de la cobertura legal o base normativa de su ejercicio, vulnera el principio de no contradicción en el mundo lógico. La distinción entre ejercicio del derecho y desarrollo de este ejercicio vulnera el principio de identidad del ser en el mundo ontológico. Con esas cuatro vulneraciones, el CGPJ se yergue sobre normas naturales, humanas, divinas y gramaticales, para mantenerse agachado, a cuatro patas, bajo la anomia del gobierno de “este país”, que no osa llamar España. Una veintena de vocales entiende la Ley, en materia de huelga de jueces, de modo opuesto a como la interpretan cuatro mil titulares de Juzgados y Tribunales, representados en veintiuna asambleas y en las asociaciones profesionales, pues la diferencia entre ellas no afecta al derecho de huelga, que todas reconocen, sino al día en que debe ejercitarse en concreto. Si el CGPJ creyera de verdad que él tiene la razón legal, contra cuatro mil juzgadores equivocados, que no saben verla ni encontrarla, lo congruente sería suspenderles del ejercicio de la carrera judicial, aunque siguieran con derecho a ella, tal como hace con el derecho de huelga, y sustituirlos en dicho ejercicio, aunque no en la carrera, con cuatro mil parados, cuya posibilidad no fue excluida por el Presidente del Gobierno en su famosa respuesta a la camionera, Sra. Alba. Y para colmo de tal simulacro de autoridad, la desobediencia a esta prohibición no es sancionable, o sea, no es prohibición. El art. 419.4 de la LOPJ considera falta leve la ausencia injustificada y continuada a la sede del órgano judicial por más de un día natural. El paro del 18-F ni siquiera sería falta leve. florilegio "Mejor tener a un dictador por amo que a cualquier autoridad subordinada."
Dejación natural
De la excepcionalidad humana a la sustancia única, eterna, inmortal, de Spinoza; de habitar la capital del universo, al provincianismo en el que nos sumió Copérnico; del aparente monolitismo de los seres, al atomismo de Dalton y siguientes. Antes de que Freud arrojara luz sobre la cara siempre oculta del comportamiento y de que Einstein redujera el constructo newtoniano a una constante matemática, sostén único del Cosmos, Carlos Darwin nos había sacado del arcón de los juguetes de Dios para hacernos fluir junto a millones de especies en el río de la vida. Charles Darwin Pura genialidad, ninguna selección hay en este proceso de vuelta al sentido de la realidad del que nos había sacado el pensamiento iluso. Aunque seleccionar no es exactamente escoger, la expresión selección natural es desafortunada pues selección connota voluntad, mejora, discriminación, axiología, interés. Es decir, teleología. Cosa de la que la Naturaleza, afortunadamente, carece; ni selecciona ni descarta. El origen y evolución de las especies deberían asociarse a la indiferencia, a la dejación natural. En todo caso, en la Política, profundamente teleológica, la maravillosa teoría del naturalista inglés se muestra impotente. El Estado procede de la necesidad pasional de la sociedad de librarse de la competencia cruenta y del imperio caprichoso de las mafias. En este sentido, el Estado de Partidos es un pseudo-Estado, una regresión en la civilización, pues no permite que el nuevo estatuto de la sociedad, el de sociedad civil, desarrolle sus propias y calmas pasiones, sino que institucionaliza, desempolvándolas, las miserias de las sociedades pre-estatales. Las mafias -como escribía Rafael Serrano en “Protección estatal”- establecen una colaboración competitiva (consenso): colaboran porque los recursos -dinero público- son suficientes para que la rivalidad entre las diversas familias elimine otras formas de organización y compiten para hacerse sin intermediarios con el gobierno, la administración y la impunidad. Es comprensible que los instalados en el poder hagan selección artificial de cuanto se les antoja -pues ese es privilegio del poder-, y a la vez exijan a sus protegidísimos compatriotas que hagan dejación natural de su condición de ciudadanos.
Sofia rufescens
Sofia rufescens Recientemente fueron publicadas unas declaraciones de la Reina Sofía sobre si se debía impartir la materia de religión en la escuela: "Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida". En primer lugar, es sorprendente que la Reina Sofía, educada en la discreción que una hembra real debe guardar para poder actuar de acuerdo con su voluntad, traspase los bastidores de la razón oculta del Estado, para adentrarse en el reino de lo político de una forma al menos tan formalmente espontánea. Quizás olvidó en aquel instante que la libertad lleva en sí misma el germen liberador de un pueblo que no quiere saber de su esclavitud, quizás olvidó que la publicidad de sus convicciones podría recordar a sus súbditos su condición de siervos, quizás guardando sus opiniones para la esfera privada de los mandamases globales, su pueblo la amara como si fuera libre. Quizás sólo fuera un instinto esclavizador, similar al de Formica rufescens. El joven Charles Darwin tras los muros del Christ College de Cambridge, donde había sido instruido para llegar a ser un hombre de fe, escribía una desesperada y entusiasta misiva a su primo Darwin Fox, quien le había iniciado en la entomología: “Mi querido Fox, me muero por momentos por no tener a nadie aquí con quien hablar sobre insectos…”. Tiempo después, Darwin rechazaría inicialmente la propuesta para embarcarse en el HMS Beagle como naturalista, debido a la oposición de su padre, quien pretendía que se asentara como un clérigo respetable. La lucha del joven Darwin por la comprensión cabal del mundo, en una época en la que la Historia Natural era una disciplina extracurricular, dio sus frutos en la única teoría científica capaz de explicar el origen y transmutación de las especies. Sofía de Grecia (foto: Óscar Galván) La fe no se puede instruir y la religión sólo puede ser enseñada en un Estado laico, separado de la iglesia, en su multiplicidad de manifestaciones culturales, pero nunca su enseñanza puede ser justificada por su utilidad para comprender el origen de la materia. La ciencia, de momento, explica la generación de todas las cosas remontándose a unos (13,7 ± 0,2) × 109 años. Todas las religiones, sólo pueden explicar el mundo remontándose a unos pocos milenios antes de Cristo y su mundo es tan pequeño y antropocéntrico que carece hasta del concepto de especie. La Reina Sofía, como miembro de la especie Homo sapiens desciende del mono y su genoma se diferencia del chimpancé tan sólo en un 6%, pero siendo el discurso aquella capacidad única del hombre, a partir de estas declaraciones, la Reina es más humana que mona, por lo que ningún científico puede tolerar que su opinión sea adoptada.
Jurisdicción
La aplicación del principio de unidad jurisdiccional es requisito indispensable para llegar a la separación de poderes. Este principio supone que la autoridad judicial es única e idéntica en todo el ámbito de la actuación judicial, independientemente del órgano que la ejerza. El mismo “poder jurisdiccional” está ínsito en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de cualquier pueblo que en el mismísimo Tribunal Supremo. La división o categorización de la función jurisdiccional parcelándola, permite acotar fácilmente el alcance de su potestad en función de criterios políticos. La transformación de los órganos judiciales en oficinas burocráticas y la creación de tribunales especiales o políticos, como el propio Tribunal Constitucional, son consecuencia de la ruptura del principio de unidad de jurisdicción. Esta quiebra del principio de unidad jurisdiccional no sólo es funcional, sino también territorial, favorecida por el continuo trasvase de competencias en la materia, convirtiendo a los Tribunales Superiores de Justicia en micro Tribunales Supremos. La ejemplificación de la ruptura funcional y territorial del principio de unidad jurisdiccional tiene su reflejo y ejemplo en el lenguaje, que la ha asumido ya pacíficamente. Por eso oímos hablar, sin darnos cuenta de la gravedad de la construcción gramatical, de distintas jurisdicciones como la jurisdicción penal, civil, social o contencioso-administrativa, cuando debiera hablarse sólo de una jurisdicción con distintos órdenes, así, orden jurisdiccional penal, orden jurisdiccional civil, orden jurisdiccional social u orden jurisdiccional contencioso-administrativo. En el ámbito territorial se habla también de Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Galicia o Andalucía, cuando el principio de unidad jurisdiccional, sólo formalmente recogido en la constitución de 1.978, exige tratarlos como Tribunal Superior de Justicia en Madrid, en Galicia o en Andalucía expresando la mera residencia física de un órgano del poder judicial único correlativo a una jurisdicción también única. El lenguaje común, lejos de convencionalismos impuestos, en su evolución espontánea conforme a la realidad del momento desenmascara así la muerte del principio de unidad jurisdiccional que queda reducido a vacuo concepto de cátedra. Al contrario, la unidad de jurisdicción no divide ésta sino sólo la estructura mediante una articulación devolutiva para garantizar el derecho al recurso del justiciable. Por eso, ante la existencia de una sola jurisdicción, sobra cualquier tribunal político que decida sobre la constitucionalidad de las leyes que emanan del legislativo, ya que cualquier Juzgado en su plena jurisdicción puede realizar tal declaración judicial que se decantará finalmente de manera ordinaria con la firmeza de la resolución que se dicte al respecto al resolver el último recurso ordinario por el Tribunal competente, también ordinario.
Darwiniana cantabrigense
(foto: Iris Montero) Estoy sentada en la biblioteca de Darwin College, mirando hacia el río Cam. Desde la ventana sigo el vuelo de las gaviotas, el pedaleo de los ciclistas y el calmado hundir de las varas en el río para empujar las bateas. Este lugar es único, y justo lo que yo buscaba. Cuando vine a Cambridge, de entre los treinta y un colegios adscritos a la universidad, escogí ser miembro de Darwin. No por lujo –es de los más modestos–, ni por pedigrí –es de los colegios más nuevos. No, lo escogí porque ninguna de las asociaciones que me inspiraba desde el oscuro mundo de las solicitudes académicas me daba comezón. Darwin fue fundado en 1964 como el primer colegio mixto, es decir para hombres y mujeres. Fue el primero fundado para postgraduados, lo que lo hace quizá el más internacional del pueblo, con más de cincuenta países representados. Y fue, además, el primero en eliminar muchos de los convencionalismos jerárquicos que impregnan la vida colegial cantabrigense, como la high table –la separación entre la “mesa alta”, exclusiva para los fellows del colegio, y la “mesa baja”, para los estudiantes–, el uso de la famosa túnica o gown para cuanta ceremonia se imagine, o la prohibición de pisar el césped. Ahora que hago esta lista me es evidente que escogí venir a Darwin para huir de lo religioso –que sobre el papel yo asociaba con los nombres Trinity, St John’s, Corpus Christi–, y de lo monárquico y nobiliario –King’s, Queen’s, Pembroke. Darwin para mí representaba la igualdad de derechos, lo progresista, a lo que realmente había que aspirar, pues, viniendo de un país donde estos son temas pendientes. Y aunque mucho del espíritu darwiniano permea las paredes del colegio todo el tiempo –en la casa misma, que perteneció a George, uno de los hijos del naturalista, en los retratos de sus nietos en la sala de lectura, en la inmensa colección de sus obras en la biblioteca–, este año, donde quiera que se esté en el pueblo, es más, donde quiera que se esté en el país, Darwin está presente. Desde mi escritorio en el colegio homónimo, a la orilla del río Cam, celebro el año de Charles con humor mexicano, cargando mis papeles en un bolso que compré en una librería en Coyoacán. El bolso tiene impresa una caricatura de Darwin, muy en el tenor de la sucinta descripción de la teoría evolutiva que hizo recientemente el comediante Eddie Izzard en Londres: "monkey, monkey, monkey… you".
Revolutionary road
Hoy celebramos que hace 150 años una idea revolucionó el mundo. El origen de las especies vía la selección natural fue capaz de explicar de una forma sencilla quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, sin necesitar para ello de la intervención de un ser superior divino. Toda forma de vida que existe o ha existido en la tierra comparte un mismo origen, que a lo largo de millones de años ha evolucionado hacia la diversidad que nos rodea. Esto es una verdad, no revelada, sino científica, que se sustenta en datos objetivos y demostrados. Darwin describió un árbol de la vida con un tronco común, del que salían ramificaciones ocupadas por las especies más próximas entre sí. Su clasificación en el árbol se basó en la anatomía comparativa de las especies que se iban descubriendo. Muchos años después, la genética ha corroborado gran parte del árbol evolutivo, pero también ha encontrado que las ramas no sólo se conectan verticalmente con el tronco, sino que se entrecruzan entre ellas, con numerosas conexiones que permiten el intercambio de genes entre especies que se separaron hace muchos millones de años. Esta interrelación ha sido posible gracias a los virus, por ejemplo, que pueden incorporar ADN de las especies que invaden, lo hacen suyo, y más adelante al evolucionar e invadir otro organismo, le pueden transferir la información genética. Así, nuestra especie tiene genes que han “saltado” procedentes de bacterias, información que seguramente se ampliará en un futuro próximo con el estudio del genoma humano. Sin embargo, a pesar de la belleza y sencillez de la teoría de la evolución, ésta no ha conseguido prender en el mundo. Siglo y medio más tarde, una gran mayoría de la humanidad cree que un Dios nos creó de la nada, rechazando así las evidencias científicas que la avalan. Si alguno piensa que eso sólo ocurre en los países menos desarrollados, no podría estar más equivocado. Más del 50% de la población estadounidense no cree en la evolución, sin diferencias importantes entre votantes demócratas o republicanos. En Europa estamos un poco mejor, pero tampoco para estar entusiasmados. El creacionismo va ganando adeptos, e incluso en algunos países se ha llegado a sugerir como materia a estudiar como una teoría científica. ¿Por qué necesitamos de supersticiones y cuentos de hadas para entender el mundo? Posiblemente esa respuesta también esté escondida entre nuestros genes. Virus infectando una célula (foto: MEC)
El origen de las ideas
Cráneos de primates Sin duda, la contribución de Darwin con sus estudios sobre el origen de las especies ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de la biología y otras disciplinas afines en el último siglo. Su teoría de la selección natural es la base de la síntesis evolutiva moderna, que ha logrado conectar el mecanismo de evolución (la selección) con la unidad de la misma (los genes). Esta selección natural es la responsable de que las características más favorables en un ambiente sean transmitidas a nuevas generaciones, mientras que las más desfavorables disminuyen su frecuencia (o incluso desaparecen). Para que esto ocurra, es necesario que exista una información que puede ser copiada y almacenada (los genes), y variación en esa información para que actúe la selección. Pero este principio de la selección natural no sólo se puede aplicar a los genes. En las últimas décadas se han desarrollado una serie de corrientes de pensamiento englobadas dentro de lo que se conoce como el Darwinismo universal, y que sostienen que el algoritmo que implica variación, selección y retención de la información, puede ser aplicado a otros campos del conocimiento aparte de la biología. En las ciencias sociales se han encarnado fundamentalmente en la sociobiología y en la memética. Ambas sostienen que la información cultural (memes) se transmite y mantiene por un proceso de selección natural: las mejores ideas, canciones, obras de arte, etc., se extenderán entre la población en detrimento de las peores. Pero siempre considerando el ambiente que las rodea, que determina si la selección será a favor o en contra. En un ambiente de consenso entre oligarquías políticas y de control de éstas sobre los medios de comunicación, la presión de selección va en contra de las ideas que promueven la libertad de los ciudadanos y el control de los mismos sobre sus gobernantes, y a favor de la servidumbre voluntaria. Se corre el riesgo de alcanzar una uniformidad “memética” en la población y de que desaparezca la diversidad de pensamiento. En este caso, los efectos sobre la sociedad civil serían desastrosos cuando se produjera un cambio en el ambiente, del mismo modo que las alteraciones medioambientales pueden ser letales para una población genéticamente uniforme.
Trama de corrupción
Tras un año de investigaciones y escuchas telefónicas de la Fiscalía Anticorrupción y la policía, el juez Garzón lleva a cabo una nueva operación contra la corrupción urbanística que salpica a empresarios cercanos al PP, que lograban contratos con autonomías y ayuntamientos regidos por ese partido (principalmente en Galicia, Madrid y la Comunidad Valenciana): cinco personas han sido detenidas acusadas de soborno, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y evasión fiscal. Uno de los implicados, Francisco Correa, que organizó actos electorales del PP hasta 2003, mantiene estrechas relaciones con el poderoso clan del noroeste de la capital, y sus empresas (con sociedades intermedias radicadas en paraísos fiscales) tienen contratos con los ayuntamientos de esa zona residencial de Madrid (Pozuelo, Boadilla del Monte o Majadahonda). En las conversaciones que se han grabado, Correa se jacta de su influencia sobre alcaldes y concejales de dicho partido y asegura que su poder proviene del supuesto conocimiento de operaciones turbias que amenaza con utilizar. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, recrimina al PSOE usar “descaradamente” la Fiscalía, el Ministerio de Interior y otros poderes del Estado, para orquestar una campaña de acoso y difamación con el fin de cambiar la intención de los votantes en las próximas elecciones vascas, gallegas y europeas. Doña María Dolores afirma que no van a consentir que el partido condenado por los GAL y Filesa les acuse de financiación ilegal y les dé lecciones sobre lucha contra la corrupción. La número dos del PP señala que el juzgado de Garzón forma parte de “la campaña” ya que de él “están saliendo las filtraciones interesadas” a El País. Esteban González Pons tranquiliza a los militantes y votantes del Partido Popular ya que “pertenecen a un partido digno” y también acusa al PSOE de utilizar a la policía y a la Fiscalía Anticorrupción en su “estrategia de eliminación del PP”. José Blanco proclama que “un vendaval que tiene el epicentro en Madrid” azota a ese partido, y que “un huracán lleno de espías, de paraísos fiscales y de mangoneos se va a llevar por delante” a la derecha estatal. hechos significativos Aunque dice que “cada vez se hace más difícil hacer previsiones”, el ministro de Trabajo cree que no se llegará a los cuatro millones de parados. El PP quiere que el aeropuerto de Barajas pase a llamarse “Adolfo Suárez” como reconocimiento al trabajo del ex presidente.
Masa e individuo
Hulk angry (foto: owenbooth) Masa e individuo Un individuo capaz de concentrar en sí toda la fuerza de la masa se convierte en un gigantesco ser verde, colérico, confuso, necio, depresivo y tan indómito como cualquier otra furia de la naturaleza. Este personaje de los señores Lee y Kirby constituye una metáfora psicológica sublime. Un individuo capaz de ausentar de sí toda relación con la masa, sólo podría transformarse en un ser blanquinoso, amoral, decidido, sumiso, débil y frío como el Yago que creó el genio de Shakespeare. La Masa es impetuosamente vital y, sin comprender por qué, sufre en un mundo que la persigue mientras ella sólo desea encontrar sosiego; Yago es genuinamente destructivo y, creyendo que la listeza lo llevará hasta los egoístas fines que persigue, corre hacia la muerte. Lo vivo no puede estar solo y lo degenerado, inmensamente solo, no sabe seguir vivo. Parece que a la par que, como dice García-Trevijano, la inmortalidad de la especie se fundamenta en su división en individuos mortales, estos sólo pueden encontrar la compensación que la vida en sociedad exige a su egoísmo genético volviendo al natural manantial de moral que es la masa. Este camino lo dificulta hasta lo imposible la Monarquía. En ella la razón de Estado sustituye a la inteligencia, el consenso a la libertad, el oportunismo a la moral, el orden público a la lealtad institucional. El individuo es arrinconado en sí mismo y en ese angosto espacio sólo puede encontrar los horrores de la náusea o el camino del medro a toda costa. La izquierda cree que el poder económico creó el individuo abstracto y alienado porque lo identifican con el consumidor al que van dirigidos los anuncios, pero ha sido generado por el poder político y su razón de ser no es el consumo sino la obediencia. Los ciudadanos del Estado de Partidos se incivilizan por vía administrativa, porque las instituciones de la Monarquía están destinadas a integrarlos atomizadamente en el régimen. Mientras esta semana la partidocracia española inventa la Historia a través de una serie de televisión sobre el 23F, una masa sin fuerza de espectadores comprenderá vagamente cuánto le debe al titular de la corona y millones de Yagos sentirán que sólo les es dado inventar su propio camino y saldrán a la calle a triunfar.
Preconciencia política
Muy pocos pensadores han avanzado reflexiones genuinas sobre el concepto de conciencia política, en el sentido dado a la expresión “toma de conciencia”. El grado de satisfacción con la naturaleza del poder instalado en el Estado determina la escala de la conciencia política en gobernantes y gobernados, en virtud de un sentimiento preponderante que identifica el poder con la verdad, en dictaduras y oligarquías de partidos, en lugar de establecer una relación permanente de igualdad entre verdad y libertad política, que es el descubrimiento nuclear de la democracia formal. Desde la guerra fría, la conciencia política ha sido atributo exclusivo de los gobiernos, medios de comunicación y sectores sociales que sostienen el Régimen, cualquiera que sea su naturaleza. Así se comprende que, durante sus jefaturas, Franco, Juan Carlos, Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy hayan definido, en cada momento, la mejor conciencia política de los españoles, la más adecuada a la armonía de su pensamiento con la realidad de la clase de poder en el Estado. En consecuencia, habríamos de reconocer que esos personajes, con sus partidarios, han sido los más responsables en la acción política, y que los negadores de legitimidad a la dictadura o a la monarquía oligocrática carecen de conciencia política y son irresponsables, al ignorar la relación de igualdad entre poder y verdad. Pero desde un punto de vista científico, y por ello, realista, quienes mejor conocen la verdadera naturaleza de cualquier Régimen de poder son los que se oponen a él, y lo combaten, en nombre de la libertad. Ellos son los únicos gobernados que, con suficiente conciencia intelectual de la relación subordinada de la Sociedad ante el Estado, han accedido a ese grado superior de la conciencia política que sólo obtiene satisfacción con la conquista de la libertad para todos los ciudadanos, rompiendo la exclusiva de poder detentada por partidos y sindicatos estatales. Una conciencia difícil de alcanzar por la razón política, si no media un gran acontecimiento sentimental que desnude la falsa identificación del poder estatal con la verdad. Por eso, la judicatura descontenta de su postergación, pero ignorante de la causa que la determina, está accediendo a un preliminar estado de preconciencia política que le presta energías para desafiar al Gobierno, con protestas colectivas o huelgas, pero no las suficientes o autónomas que necesitaría para cambiar un Régimen que no puede legalizar, sin destruirse, la separación en origen de los poderes estatales. florilegio "Como las intuiciones, la preconciencia está en la antesala del conocimiento."

