> Friedrich Nietzsche (1888): “No es sólo que los historiadores alemanes hayan perdido del todo la «visión grande» de la andadura, […], que todos ellos sean bufones de la política […] Es necesario ser primero «alemán», ser «raza», dicen, luego podrá decidirse sobre todos los valores y no-valores […] El vocablo «alemán» es un argumento; «Deutschland, Deutschland über alles!» [¡Alemania, Alemania por encima de todo!] es un axioma.(1)

> Adolf Hitler (1924): “Las ideas fundamentales del movimiento nacionalsocialista son nacionalistas en la misma medida en que las ideas nacionalistas son nacionalsocialistas.”(2)

> José Ortega y Gasset (febrero/1933): No sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa, no saber lo que nos pasa: el hombre de hoy empieza a estar desorientado con respecto a sí mismo, «dépaysé», está fuera de su país, arrojado a una circunstancia nueva que es como una tierra incógnita. Tal es siempre la sensación vital que se apodera del hombre en las crisis históricas. Esta desorientación, esta iniciación de pánico…”(3)

> Artur Mas (30/Diciembre/2012):No hay proyecto nacional sin proyecto social y no hay proyecto social sin proyecto nacional.(4)

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Puesto que existe una copia mecanografiada “fechada a 21 de febrero de 1933”(3a), la frase no sabemos lo que nos pasa…(3) debió ser escrita o dictada por Ortega («filo-hegeliano» y germanófilo en lo filosófico) poco antes de que, el día 30 de Enero de 1933, Adolf Hitler fuera nombrado Canciller de Alemania por el entonces Presidente de la llamada «República de Weimar» (y ex-jefe de la Comandancia Suprema del Ejército –OHL– durante la I Guerra Mundial), Paul von Hindenburg. Nefasta, catastrófica República de Weimar (1918-1933) cuyo origen arranca de una derrota bélica y de un pacto secreto, iniciado el 10 de Noviembre de 1918, entre uno de los líderes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Friedrich Ebert, y el entonces adjunto a la jefatura del citado mando supremo del ejército –OHL-, el general Wilhelm Groener.

[Adolf Hitler, recordemos, era entonces -1933- jefe del «Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartie» (siglas NSDAP; refundado por Hitler en 1920 a partir del Partido Obrero Alemán -siglas DAP-), Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán -o Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, según otras traducciones-. Y, por otra parte, recordemos también ahora la frase inicial del artículo 1º de la impostada Constitución española de 1931: España es una República democrática de trabajadores de toda clase…”].

En la víspera del citado pacto «Ebert-Groener», es decir, el día 9 de Noviembre de 1918, Friedrich Ebert había sido nombrado, precipitadamente, «Canciller del Reich» alemán por el a su vez hasta entonces Canciller, el Príncipe Max von Baden, apremiado éste por “un movimiento revolucionario cada vez mayor y más extendido”(5) y por las exigencias de la propia cúpula del SPD, que, con su proverbial astucia oportunista y ambivalente, presentó un ultimátum extorsionista revestido de amenaza, advirtiendo de que los socialdemócratas en caso de una acción importante procederían conjuntamente con los trabajadores y soldados. La socialdemocracia debía hacerse con el gobierno en su totalidad…”(5a)

Los acontecimientos se precipitan (09/Noviembre/1918): a las “9 de la mañana”(5) el citado ultimátum y dimisión de “los miembros de la mayoría socialdemócrata del gabinete del Reich, Scheidemann y Bauer(5). A las “12 del mediodía”(5)  el Canciller Max von Baden anuncia la abdicación de «Su Majestad el Emperador y Rey»(5a), el Káiser Guillermo II; y a las “12:35 del mediodía”(5) Max von Baden propone “que el diputado Ebert asuma el puesto de Canciller del Reich”(5), tras exigir Friedrich Ebert “que el poder del gobierno se ponga en manos de hombres que cuenten con la absoluta confianza del pueblo.”(5a)

Friedrich Ebert y miembros destacados del SPD «capitanean» el proceso que culmina el 11 de agosto de 1919, día en que “el presidente del Reich, Ebert, firmó la constitución y el 14 de agosto entró en vigor”(5).

Todo lo anterior en medio de la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial (tras la decisiva entrada de Estados Unidos en la contienda –abril/1917-); y con el Presidente Woodrow Wilson instando a la abdicación del Káiser Guillermo II, exigida abiertamente en las notas del presidente americano.(5) Y, por otra parte, poco más de un año después de que, para debilitar a Rusia, el Alto Mando alemán permitiera atravesar Alemania (abril/1917), en un tren especialmente dispuesto y protegido, al ruso Vladímir Ilich Uliánov (alias Lenin), uno de los líderes del esquizoide Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. Y también poco más de un año después de que Alemania financiara(6) cuantiosamente las actividades subversivas de los correligionarios «social-demócrata-bolcheviques» de Lenin, el «revolucionario de profesión y convicción» que se alzó con el poder en Rusia mediante un golpe armado el 25 de octubre de 1917.

Estamos refiriendo, lector, acontecimientos que condicionarán decisivamente el siglo XX europeo; el siglo de la sangre y de la «gran carnicería». Acontecimientos que todavía hoy condicionan y pervierten la vida política de Europa y de España.

Las citas textuales entrecomilladas anteriores han sido extraídas del libro «La República de Weimar» (2006), subtitulado Una democracia inacabada, escrito por el profesor de Historia contemporánea Horst Möller, de la Universidad Ludwig Maximiliam de Múnich. Y ¿qué aspectos resalta el profesor Möller como aparentes atributos del talante supuestamente «democrático» tanto del SPD como de Friedrich Ebert, el entonces flamante Canciller y después Presidente de la «Reich-República»? Destacamos los dos siguientes:

1.- “El sistema electoral proporcional como representación real de la voluntad del pueblo se volvió un credo para el partido [SPD].(5)

2.- “El punto central del denominado por Ebert «cambio de sistema de gran alcance» radicaba en la institucionalización del principio de la soberanía del pueblo.(5)

Ambas consideraciones son radicalmente falsas, tóxicas; contradictorias entre sí. Sin embargo, operan activamente, exclusiva y mentirosamente, desde el limbo de las más absurdas abstracciones «psico-ideológicas» con que el lenguaje político sigue hoy día intoxicando y manipulando la mente de millones de personas. Ambos enunciados contienen la tan frecuente como pervertida operación retórica, religionaria y manipuladora de personificar entes no personales («el Pueblo»; «el Partido»;…) que, en el caso de «el Pueblo», se convierte en una aduladora cuasi-deificación. Por su parte, el «sistema electoral proporcional» lo único que asegura es la «institucionalización» de una manipuladora oligarquía vitalicia de Jefes de Partido; y «el Pueblo», cuarteado, manipulado, subalterno y neutralizado, se dedica a bailar al son «psico-ideológico» que tales Jefes tocan. Algo que ya apreció en 1911 Robert Michels [Ley de hierro de la oligarquía]: la organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre quienes delegan. Quien dice «organización» dice «oligarquía».”(7)

Finalmente, volviendo a la República de Weimar, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Hitler, en las sucesivas elecciones de julio/1932, noviembre/1932 y marzo/1933 es la fuerza más votada(5) (con amplios márgenes sobre el resto): 37,7%(5); 33,1%(5) y 43,9%(5), respectivamente. Plebiscitos posteriores indicaban que el 99% de la población apoyaba a la dirección del NSDAP”(5), según el propio Möller. Según esto, el NSDAP de Hitler, ¿no «representaba» la «voluntad del pueblo»; ¿no «institucionalizó» de hecho el «principio de la soberanía del pueblo»?

El subtítulo del citado libro del profesor Möller, publicado en España en 2012 (con subvención, por cierto, del Ministerio de Cultura del «Gobierno de España»), Una democracia inacabada”, nos revela lo verdaderamente terrible de la situación actual: la completa pérdida del sentido de la realidad, de la realidad política, en que se encuentra hoy, no ya sólo Alemania, sino toda la Europa continental y España (cuyo régimen de Poder sigue siendo considerado, como la «República de Weimar», «una democracia») . Porque el subtítulo ciertamente descriptivo que merecía la «República de Weimar» es: «Una Social-Partidocracia radicalmente fracasada». Es decir, una «Social-Partidocracia» fracasada de raíz; de raíces principales y secundarias nacidas, crecidas y cultivadas, ciertamente, en la propia «social-Alemania» (con el permiso «rousseauniano» de Francia y el «hume-smithiano» de Gran Bretaña).

Y ¿qué ocurre en España inmediatamente antes y después de la muerte de Francisco Franco en 1975, es decir, apenas 60 años después de aquellos sucesos de 1918? Algo muy parecido a lo entonces ocurrido en Alemania y que contestamos con dos citas breves del libro “La CIA en España” (2006), de Alfredo Grimaldos:

> “El 14 de octubre de 1974, se celebra en Suresnes [financiado con fondos provenientes del SPD de Willy Brandt ] el XIII Congreso [en el exilio] del PSOE. […] González [Felipe] y otros miembros de la nueva dirección del Partido han conseguido llegar a Francia gracias al apoyo prestado por el propio Servicio Central de Presidencia del Gobierno. Los oficiales del organismo de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco son los encargados de proporcionarles los pasaportes.”(8)

> Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española.” [Y, según declaraciones de un ex agente de la CIA -1987-] “Dentro del «Programa Democracia», elaborado  por la Agencia [CIA], se cuida con especial atención a las fundaciones de los Partidos políticos alemanes, principalmente a la «Friedrich Ebert», del SPD, y la «Konrad Adenauer» de los democristianos.”(8)

Los anteriores son hechos, actos, actuaciones, datos o acontecimientos históricos, o como se los quiera llamar. Pero mil veces más importantes son los patrones «psico-ideológicos» de los actores políticos que interpretaron, como soberanas marionetas de «sí-mismos», los distintos papeles aparentemente «espontáneos». A tales patrones, artificialmente inculcados en las mentes de «las masas» dominadas, es a los que principalmente dedicamos los artículos de esta serie. Algo muy relacionado con una frase que Friedrich Nietzsche repite por dos veces en el libro del que se ha extraído la cita que encabeza este artículo. La frase es: “A donde llega Alemania corrompe la cultura”(1) (con el «corrompe» resaltado en cursiva por Nietzsche en el texto original).

Muy significativamente elegido, el título de ese libro de Nietzsche, escrito en octubre/noviembre de 1888, es «Ecce homo», con el subtítulo «Cómo se llega a ser lo que se es». [«Ecce homo»= «he aquí el hombre»(9a), frase atribuida por Juan evangelista a Poncio Pilatos, quien presenta así a Jesús de Nazaret ante los congregados, una vez que “los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron con un manto de púrpura(9b); y le decían: “«Salve, rey de los judíos»(9c)].

“A donde llega Alemania corrompe la cultura”(1), escribió Nietzsche. Ni a Alemania ni a las personas nacidas en ella imputaremos nada en estos artículos; pero sí a «lo alemán» en el sentido «histórico-psico-ideológico» del término y expresamente entendido según su significado etimológico en español: «alemán» procede del Germánico «ala-mans»(10) que significaba «todos los hombres»(10). La raíz protoindoeuropea de la que se deriva «alemán» fue «man-1»(10) que significaba «hombre»(10) (raíz de cuya segunda vertiente, «man-2»(10) -= «mano»-, se deriva, por cierto, la palabra española «manipular»(10)).

A diferencia del «hispano-alemán» Ortega y su «hombre de hoy»(3), en España y «€uropa», políticamente, sobran hoy experiencia y conocimientos para «saber lo que nos pasa»; de modo que «debería saberse lo que nos pasa». Pero «€uropa» está políticamente intoxicada o enferma de… «sí-misma»; de su propio «metempsicótico» pasado «psico-ideológico-político».

En un «avanzado» (como diría Lenin) rincón de España, tu propio pasado te sale al encuentro y ni te enteras, vieja y ciega «psico-€uropa». Y se equivocan «de raíz» («psico-ideológica») los dirigentes «€uropeos» que piensan que el «problema catalán» es sólo un «asunto interno» de España. Porque el «problema catalán» es real, etimológica y psíquicamente, un «problema alemán» (y viceversa): es decir, un problema político de «todos los hombres»; especialmente de «el hombre» europeo.

Infectado hasta el tuétano mental de «lo alemán», en 1910 pensaba el «joven» Ortega que España era el problema y Europa la solución(11a). O sea, como con Roma y Amor: al revés te lo digo para que me entiendas, amigable (y «joven») José Ortega (y Gasset). Casi tan «pro-joven» y tan «pro-€uropeo» como todos los actuales Jefes de Partido (también los catalanes). Entre ellos, el Jefe del Partido «social-€-burócrata» presuntamente español: el pro-federalista «san-P€dro-Sánch€z».

 

(1) NIETZSCHE, Friedrich. Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es. Alianza Editorial, S.A. 2011 [escrito 1888].

(2)  HITLER, Adolf. “Mein Kampf “  [“Mi lucha”]. Librería El Galeón. 2002. [escrito 1924-25].

(3) ORTEGA Y GASSET, José. “En torno a Galileo” >> Lección VIII: “En el tránsito del cristianismo al racionalismo”. Editorial Biblioteca Nueva, S.L. 2005. [escrito 1932/33].

(3a) En la introducción de José Lasaga Medina: ¿Qué es razón histórica?

(4) LA VANGUARDIA.com. 30/12/2012. Discurso fin de año Artur Mas.

(5) MÖLER, Horst. La República de Weimar. Una democracia inacabada.” Machado Grupo de Distribución, S.L. 2012. [eds. originales 1985 y 2006].

(5a) Citas tomadas por Möler de otras publicaciones.

(6) MERRIDALE, Catherine. El tren de Lenin. Editorial Planeta, S.A. 2017. [Ed. orig. 2016].

(7) MICHELS, Robert. “Los Partidos Políticos (I y II). Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna”. Amorrortu Editores, S.A. 2008 [Ed. original 1911].

(8)  GRIMALDOS, Alfredo. “La CIA en España”. Random House Mondadori, S.A. 2006.

(9) BIBLIA DE JERUSALÉN. Editorial Española Desclée de Brouwer, S.A. 1967.

(9a) Evangelio de Juan 19, 5. (9b) 19, 2. (9c) 19, 3.

(10) ROBERTS, Edwuard. A.; PASTOR, Bárbara. “Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española”. Alianza Editorial, S.A. 1ª Ed.-1.996. 7ª Reimpresión-2.009.

(11) ORTEGA Y GASSET, José. “España invertebrada”. Editorial Biblioteca Nueva, S.L. 2007. [ed. orig. 1922].

(11a) Citado por Francisco José Martín en nota a pie de página, referida a la obra de Ortega “La pedagogía social como programa politico” (1910).

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