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sábado 27 diciembre 2025
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Horario laboral

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El Parlamento europeo ha suspendido la directiva del Consejo de Europa que acordó la libertad de empresarios y trabajadores para aumentar el tope de tiempo laboral, hasta sesenta y cinco horas semanales, mediante contratos individuales. Si en el plazo de ochenta días, a contar desde el 20 de enero próximo, el Consejo no envía al Parlamento una enmienda conciliadora, la directiva devendrá nula. El asunto es de envergadura. Pues, contra lo que aparece en la superficie de la dialéctica, no se trata sólo de una disputa de liberales contra socialdemócratas, o de conservadores de lo social frente a innovadores de la práctica laboral, como tampoco es una confrontación de intereses inmediatos entre Gran Bretaña, apoyada por los países del Este incorporados la UE, y el resto de los pueblos europeos.   Lo que late en el fondo de la disputa es una diferencia sustancial de criterio político sobre el modo más eficiente y económico de resolver el problema de la competitividad europea, en el contexto de la Ronda de Doha, con una libertad mundial de comercio sin aranceles ni subvenciones, y en el oscuro texto de una crisis depresiva de la demanda cuyo final no se adivina.   De un lado están los partidos y sindicatos estatales que no quieren progreso económico pagado con lo que consideran regreso social. No proponen plan alguno para evitar la deslocalización de las grandes industrias europeas en busca de paraísos de mano de obra barata, ni ofrecen ideas para mejorar de modo relevante la productividad europea. De otro lado se sitúan todos los empresarios que temen ser desplazados del mercado por los precios de los productos procedentes de los países emergentes, y todos los trabajadores que, en tiempos de penuria o de necesidad personal, prefieren trabajar más horas, en su propio provecho y en el de su empleador, antes que arriesgarse a perder el empleo, por quiebra de unas empresas devenidas incapaces de competir con la importación de mercancías más baratas que las suyas.   Aumentar las horas de trabajo de modo voluntario es ciertamente un modo desesperado de aumentar la productividad. Pero no más desesperado que el de aferrarse a los derechos laborales para caer, muy abrazados a ellos, en el hondo precipicio al que se avecinará inexorablemente todo el sistema de seguridad social, pensiones y asistencia estatal, si la actual crisis depresiva de la economía se prolonga varios años, y la productividad europea no se aumenta con medios tecnológicos y fuentes de energía de mayor eficiencia.   florilegio "Las conquistas sociales del pasado suelen ser rémoras de las conquistas futuras."

Perspectivas

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Maurits Cornelis Escher creó su litografía “Escaleras arriba y escaleras abajo” basándose en la escalera de Penrose. En ella, dos filas paralelas de monjes recorren una escalera imposible, unos subiendo y otros bajando, en un bucle infinito que no conduce a ningún sitio, ni arriba ni abajo. Todo el esfuerzo que dedican a su tarea, por muy loable que sea su empeño, por muy grande que sea su afán de llegar al final y de terminar con su penitencia, es vano. En una terraza situada más abajo, un monje ha decidido dejar de participar en esa caminata sin sentido hacia ninguna parte, y los observa desde su nueva perspectiva, como si estuviera tomando conciencia de lo que realmente sucede. Mientras, en la escalinata de entrada al edificio, un segundo monje permanece sentado, en una actitud reflexiva o desanimada, dando la espalda a la construcción donde ha malgastado gran parte de su tiempo, carente ya siquiera del mínimo interés en contemplar las idas y venidas de sus hermanos.   Escaleras arriba y escaleras abajo, M.C. Escher Por último, estamos nosotros, los observadores externos, que captamos enseguida la trampa del dibujo y nos damos cuenta de que cualquier esfuerzo por subir o bajar la escalera de ese edifico no lleva a ningún sitio: la única solución es abandonar el lugar y mudarse a otro. Pero esto se debe a que nos encontramos en una posición más ventajosa con respecto a los monjes: estamos en otro sistema de referencia y en otra perspectiva, desde la cual se pueden percibir mejor los problemas inherentes al edifico representado. Si el monje abatido de la escalinata pudiera situarse en nuestro punto de referencia, comprendería mejor la situación, y podría ayudar a sus compañeros, empezando por el que acaba de dejar las filas y los observa desde la terraza. Si es capaz de enseñarles poco a poco a los demás que hay otras perspectivas, quizá podría liberarlos de su inútil caminata.   Mucha gente de buena voluntad aúna sus esfuerzos en campañas y organizaciones con fines muy loables. Desgraciadamente, muchas de ellas fracasan, o no obtienen los resultados que esperaban. En gran medida se debe a una falta de perspectiva global a la hora de determinar los problemas que pretenden solucionar. Se podrán sugerir y poner en marcha todas las ideas que se quiera para arreglar la crisis económica, la investigación, la educación, el terrorismo, la inmigración, etc. Pero todas estarán condenadas al fracaso mientras no incluyan la perspectiva de la libertad política de los ciudadanos.

Pactos ficticios rotos (III)

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Pactos ficticios rotos (III)*   A la confusión se añade otro vicio muy extendido entre la llamada izquierda aunque en modo alguno exclusivo de ella, pero que encuentra fiel reflejo en el comunicado del PCE: la propensión a mezclar forma con materia, a llenar, según dicen, la democracia de “contenido”, con la paradójica consecuencia de que termina por minusvalorarse y despreciarse la democracia misma, para centrar la atención, de forma exclusiva, según reza el comunicado, en las llamadas políticas “sociales”, “económicas” y “ambientales”. Que pueden ser impulsadas, la experiencia histórica lo demuestra, sin democracia en las instituciones. La más cabal voluntad de entendimiento acepta, para definir la democracia, dos principios irrenunciables: la representatividad de los electores y la separación de poderes.   Todos los líderes políticos aparentan conocer bien el significado y alcance de ambos principios, a la vista del desprendimiento con que los utilizan en el discurso. La realidad es que la práctica de los partidos ha terminado por destruirlos, no ya por taras corregibles dentro de un sistema válido, como fraudulentamente tienden a sostener, sino por el propio mecanismo institucional que imposibilita, al margen de la mejor o peor voluntad de los actores en escena, tanto la representatividad de los electores como el control del poder que sólo la ahora inexistente separación entre Ejecutivo y Legislativo puede garantizar. Los medios de comunicación, de consuno con los partidos, cargan las tintas contra el inaceptable sometimiento de Poder Judicial a la partitocracia reinante; no advierten, en cambio, la mucho más necesaria independencia entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Solo así sería posible lo que ahora resulta una vana ilusión: la exigencia de “responsabilidad política” a los gobernantes, garantizada, dicen, por la posibilidad de la moción de censura; cercenada, en la práctica, por la disciplina partidista y la necesaria obediencia a los jefes de filas, verdaderos representados en el parlamento, y en ningún caso los electores.   Estos aspectos no merecen atención alguna por parte de unos movimientos de izquierda que no han dejado de ver en el principio liberal de la representatividad y en el principio de la separación de poderes un instrumento para más altos designios, para las políticas que concuerdan con sus planteamientos ideológicos; no merecen tampoco mayor atención por parte de una derecha autotitulada “liberal”, consagrada a la exaltación del llamado “Estado mínimo”, pero carente por completo de una ‘teoría positiva del Estado’, como no sin agudeza reprochaba Carl Schmitt: y esta carencia implica la más completa incapacidad para acometer la necesaria reforma institucional que haga posible una democracia hoy inexistente. Su lugar, hoy, lo ocupan las oscuras transacciones del consenso que terminan por poner los parlamentos al servicio de los gobiernos. El PCE, como el resto de los partidos políticos españoles, carece de respuesta frente a este atropello; su lucha es otra.

El “fúrbol”

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La potencia de lo sentimental es directamente proporcional a la ausencia de libertad política en la acción pública del Estado de poderes inseparados. De la misma forma que la imposibilidad del noble desarrollo social en lo público de los más capaces, convierte la esfera íntima de lo profesional en refugio último de la dignidad personal, los sentimientos gregarios más básicos e irracionales encuentran coherente vía de expresión política en el Estado de partidos.   Las reivindicaciones nacionalistas priorizan con la misma exigencia la introducción de vocales de su facción en el CGPJ y el reconocimiento oficial de las selecciones deportivas autonómicas como cuestiones esenciales de su menú electoral. Y la sanción a un club de fútbol español por la UEFA consigue la “unidad de los demócratas” contra el órgano deportivo internacional con la más enérgica protesta de todos los partidos, y públicas manifestaciones de adhesión del Presidente del Gobierno, Jefe de la Oposición y demás Partidos, así como de otros titulares ministeriales.   Lo que nos une no es la Constitución, como machaconamente nos grita la propaganda de la publicidad institucional al conmemorar los “30 años de paz”, sino el fútbol. Que la justicia condene a tres años y medio de prisión a un gamberro del equipo extranjero rival por los incidentes sucedidos en el encuentro por el que el equipo patrio resulta sancionado es buen ejemplo de ello. La respuesta institucional de una Justicia inseparada no hace sino acoger y elevar a sentencia judicial el reflejo político más primario de unos hechos que objetivamente no pasarían de la simple falta. Sin separación de poderes la abstracción en la objetiva calificación judicial de hechos presuntamente punibles resulta imposible. El justiciable deja de ser el concreto sujeto de respuesta jurídica de sus particulares acciones socialmente reprobables, para convertirse en vehículo de la manifestación de lo ideológico, incrustado en el poder estatal único e inseparado.   Santos Mirasierra (foto: Yogi OM) La mayor claridad que da la distancia se torna en sorpresa de la opinión pública y prensa extranjeras ante la prisión provisional y posterior condena a más de tres años de prisión para Santos Mirasierra, ejemplo vivo de la ausencia de valores de la sociedad europea de posguerra. No es de extrañar que mientras en Irlanda, ante ejemplos como éste, el Juez encargado de la extradición encubierta de De Juana, se lo piense dos veces.

Alivio fiscal

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Monopolio (foto: eva.in.wonderland) En un país asediado por una crisis económica difícil de superar, con miles de personas que han perdido su empleo o que lo perderán en breve, con la mayor parte de pequeños y medianos empresarios, así como autónomos, sorteando unas condiciones económicas y laborales que únicamente animan al cierre de sus negocios y por consiguiente a la ruina de sus propias familias, de las familias de sus trabajadores y del conjunto de la nación, salta la noticia en la edición digital del diario ‘El Mundo’ de que mediante el Real Decreto 1804/2008 de 3 de noviembre, de prevención del fraude fiscal, el gobierno partidocrático de turno ha tomado una medida de rebaja de la fiscalidad que beneficia especialmente a los grandes accionistas de entidades bancarias así como a sus altos ejecutivos.   Esta medida (retroactiva al 1 de enero de 2008) cuya difusión fue nula en el momento de su aprobación, permitirá a los accionistas tributar en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas al 18% en vez de al 43% que le correspondía hasta ahora, aligerando de este modo “su pesada carga impositiva”.   Aunque indignante, no es sorprendente que vayan apareciendo medidas de este tipo. En tiempos en los que el ejecutivo de cualquier país democrático, por temor a la reacción de su electorado, debe ponerse a trabajar tomando medidas para aliviar la insostenible situación de los ciudadanos que lo han elegido, en nuestro régimen se alivia la situación de aquellas sectores y personas verdaderamente beneficiosos a los partidos, a la financiación privada que les mantiene en el candelero nutriéndose de dinero público y que sostiene la devastadora estructura del Estado partidocrático, sin necesidad de intermediación ni aprobación ciudadana. Por suerte para los partidos, la mayor parte de los ciudadanos de este país, aún no es consciente de esta realidad, de este desamparo al que nos tiene sometido, con puño de hierro, el poder único.   Únicamente cuando todos los españoles se pregunten durante un instante quién dirige y de qué modo lo hace, sus destinos, comprenderán que no son dueños de su futuro, del futuro de su país ni de la pervivencia de este, sino que simplemente son espectadores obligados de un circo en el que sólo se les permite pagar una entrada demasiado cara para sus bolsillos. Entonces estaremos en condiciones de cambiar nuestra situación.

Poder por poder

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Nada hay de sorprendente, andando de por medio la propia supervivencia, en que el posfranquismo juancarlista fuera reaccionario. Mas no podría serlo contra las mismas leyes de las que emanaba su poder, y habría que transformarlas de acuerdo con los partidos del exilio, aunque tal cosa terminara por convertir al Régimen de la II República en el depositario final de la nueva legitimidad, pasando por encima de cuarenta años de historia y un sinfín de juramentos, testigos silenciados del valor de la palabra y la lealtad de quienes los socavaron.   Las organizaciones políticas de la oposición aceptaron la continuidad jurídica a cambio de su particular legalización y subvención, con lo que, mutatis mutandis, el levantamiento del 18 de julio tampoco podría considerarse como algo estrictamente ilegítimo, al menos en su deriva final. Y para quien dude dónde radicaba la verdadera pujanza de éstas junto al camino marcado, baste el titular del primer número de EL PAÍS en mayo del 76: “El reconocimiento de los partidos políticos, condición esencial para la integración en Europa”.   Naturalmente, y como resultado de todo este proceso, todo valor de legitimidad resulta algo objetivamente inexistente en España. Lo crucial fue la legalidad estatal y la estabilidad. Y jamás se cuestionó en aquel momento, ni después, la supremacía del Estado totalitario ordenador de la sociedad, que ahora continua bajo el descentralizado manto autonómico. Lo intolerable y retrógrado quedó en que fuera patrimonio de una única facción mediante el partido único, algo hoy felizmente superado y prohibido, junto con la libertad política, por el artículo 6 de la Constitución.   Que treinta años después, sin ninguna razón que lo recomiende (una vez conseguida la admisión entre la burocracia del negociado mercantil y monetario europeo), siga manteniéndose el cáncer de esta Monarquía (cuando en España se da el caso único e insólito de soportar partidos financiados por el Estado para oponerse al mismo Estado, queriendo acabar con él en sus territorios autonómicos de influencia, con lo que quiebra la propia razón de ser del Estado de Partidos), sin que se levante un clamor contrario en la opinión pública, da una idea de la absoluta cobardía, cuando no de la efectiva complicidad con el Régimen y sus destrozos, del periodismo y la inteligencia españoles; pero pretender erigir como referente el nihilismo ético, político, intelectual y cultural que supuso la traición compartida de la transición, causa efectiva de lo que hoy padecemos y nunca de lo soñado y perdido, resulta patético.   Juan Carlos I en el Consejo de Europa (foto: Council of Europe)

Trampa de liquidez

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(Fuente: Eumed.net) El Gobierno norteamericano ha decidido bajar los tipos de interés hasta cerca del 0%, un nivel sin precedentes, que le deja casi sin margen para seguir utilizando el precio del dinero como instrumento de reactivación, pero cuya pretensión es que los empresarios encuentren atractivo emprender nuevos proyectos de inversión con financiación barata y los consumidores se animen a realizar compras de productos a crédito sin miedo a los costes de la devolución del dinero, pensando que así se animará la actividad económica.   Por otro lado los ahorradores, que esperan retornos atractivos a su dinero invertido, ante estos tipos de interés tan bajos prefieren tener su dinero en efectivo y no invertirlo. Esta actitud negativa ante la inversión puede provocar que las recesiones sean aún más severas.   En estas circunstancias la sociedad cae en la trampa de la liquidez (Keynes): cuando la tasa de interés nominal es muy baja, la curva de la demanda de dinero es muy elástica y las variaciones en la oferta monetaria (O1, O2) no tienen ninguna eficacia.   En este panorama la autoridad será incapaz de estimular la economía con las herramientas tradicionales de la política monetaria, pues solamente le queda recomprar los bonos y las letras de las empresas y los suyos propios. ¿Cuál será la medida siguiente, regalar dinero?   Locura monetaria: El Estado primero compra estos bonos y cédulas bancarias para dotar de liquidez a las empresas y familias; y después ofrece bonos y letras para llevar a cabo inversiones públicas que estimulen la economía.   La desconfianza de los inversores americanos ha llegado a tal grado que el Tesoro ha efectuado una subasta de 30.000 millones de dólares en letras a tres meses con rentabilidad nula, tipo de interés cero, y han sido inmediatamente absorbidas.   Ante tal avalancha de peticiones, algunas instituciones han solicitado bonos y letras del Tesoro con rentabilidad negativa, es decir, están dispuestos a pagar comisiones con la única finalidad de tener el dinero seguro.

Protestas griegas

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En Grecia, hace dos semanas, el joven de quince años Alexis Grigoropulos murió a causa de los disparos de un agente, lo que provocó disturbios y manifestaciones contra la brutalidad policial y la gestión del Gobierno; ayer, mientras los agricultores cortaban la principal carretera hacia el norte del país durante varias horas en protesta por los bajos precios de sus productos, grupos de estudiantes cerraban el tráfico en las afueras de los tribunales de Atenas y bloqueaban el acceso a varias estaciones de metro, esperando que se dé a conocer el informe balístico que aclare si la muerte de Alexis fue intencionada o accidental (el rebote de una bala disparada al aire).   El primer ministro griego ha pedido disculpas por los escándalos de corrupción que han estallado durante su mandato y ha prometido luchar contra ella y reformas en el sistema de enseñanza para “solucionar los problemas de la juventud”, en medio del malestar social ante la alta tasa de desempleo juvenil y la ola de protestas de estudiantes que han ocupado cientos de escuelas y facultades exigiendo medidas políticas de apoyo. Karamanlis, tras declarar que todos condenaron la muerte del muchacho, pero que “algunos fueron enemigos de la paz social y de la democracia”, sostiene que no se debe “confundir o mezclar la violencia y el vandalismo con las peticiones de los jóvenes”.   Mientras en la NET estaban emitiendo en directo una información sobre la comparecencia parlamentaria del primer ministro en el que éste asumía que los jóvenes están decepcionados por “la falta de meritocracia, la corrupción de la vida diaria y un sentimiento de injusticia”, una veintena de ellos entraron en las instalaciones de ese canal de televisión pública, interrumpiendo la trasmisión del telediario vespertino. Un testigo afirma que “vinieron de forma pacífica. No usaron la fuerza y pidieron protestar en antena por la muerte del adolescente”: algo a lo que accedieron los programadores de la cadena.   Durante varios minutos, los jóvenes manifestantes han permanecido en las pantallas portando pancartas en las que se podía leer: “Dejad de mirar y salid todos a las calles” y “Libertad para todos”.   hechos significativos   El vicepresidente de los EEUU, Dick Cheney, aboga por mantener abierta indefinidamente la prisión de Guantánamo, así como el uso de la “asfixia simulada” en los interrogatorios. Rosa Díez cae en la cuenta de que el Congreso de los Diputados “ni parlamenta ni controla al Gobierno”.

Ciudadano de adviento

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Nacimiento en Las Catedrales (foto: Óscar) Ciudadano de adviento Estaba de pie, mirando por la ventana. No quería nacer. Se encontraba cómodo enterrado junto a su familia, un compañero de cervezas, una amante y el perro que lo esperaba siempre contento en el jardín. Estaba bien sabiendo que los carteles que tanto le gustaron seguían ahí: Mona Lisa y Clark Gable, Betty Boop, Ana Arendt, el Gran Dictador. No le importaba seguir acompañando por toda la eternidad al soldado desconocido y no le producía insomnio haber desperdiciado su brillantez original en las respuestas de Trivial, la taxonomía Ikea, el camino hacia el funcionalato y en el cuidado meticuloso del radio de acción que podía abarcar, su jardín ético.   El arcángel podría volver cien veces más a comunicarle que el bautismo de la libertad está cerca, pero no se movería de allí mismo, no levantaría los codos del alféizar. Nadie debía salvarlo de lo que él mismo había escogido, nadie tiene derecho a hacer algo así. Su resurrección civil no provenía de la obsoleta, decimonónica rebeldía política, sino de la blogosfera, donde no hay Estados, ni sólidos, ni líquidos, ni gaseosos. Y sabía de lo que hablaba, esa sencilla ocurrencia había supuesto el reconocimiento unánime de su talento en Internet y millones de visitas a su página personal.   El mensajero de Dios habíale dicho que cuanto más alto subiera en el escalafón intelectual de la sociedad corrompida por los pecadores, menos permeable sería a la verdad y a la belleza, y más consideraría una necesidad para la propia afirmación el desprecio previo, pero él no había permitido revelar a su rostro el menor atisbo de turbación: soy ateo, llegó a espetarle al plumífero. El maldito ángel de la libertad había invadido su intimidad para anunciar una llegada, diciendo que estaba lleno de gracia. Impertinente, impertinente, impertinente.

A peor

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Todos los expertos en economía, tras profundas reflexiones, creen haber descubierto la causa última de que la crisis depresiva de la actividad crediticia en la banca, y de la contracción de la demanda, sea impermeable a las grandes medidas estatales de estímulo. Satisfechos de haber diagnosticado la naturaleza de la enfermedad, una crisis de confianza, no son conscientes de que la desconfianza social está producida por algo distinto de la falta de confianza, y que ese algo no se cura con dotaciones de dinero, a no ser que la desconfianza general provenga de la particular falta de confianza en sí mismo del capital financiero, asustado de asumir las consecuencias de sus propias acciones. Susto compartido por los gobiernos, en contraste con su frialdad ante la extensión de la crisis al capital industrial. ¿Había duda sobre la hegemonía política de las finanzas?   Los expertos confunden la causa particular de la crisis con la de sus efectos universales. Si el origen está en la burbuja financiera fabricada por la banca, dando créditos hipotecarios superiores al valor de lo hipotecado, y en la especulación delictiva, con valores bursátiles de los fondos de inversión, lo coherente sería que se dejara caer al sector inmobiliario y al especulativo, y que los gobiernos atajaran con rapidez la extensión de la situación crítica a los sectores de producción y consumo no implicados en las acciones fraudulentas que la han provocado. Los bancos han paralizado el interbancario porque sospechan que todos están repletos de activos dañados. Y no prestan a sus clientes habituales por miedo a quedarse sin recursos ante una morosidad extraordinaria que los arrastraría a la bancarrota. Así, es lógico que la crisis empeore y se prolongue.   El director gerente del FMI, Strauss-Khan, dijo ayer en Madrid que los gobiernos del G-20 “parecen ahora más reacios a aplicar políticas con las que estaban de acuerdo cuando estaban juntos en Washington”, y que las medidas adoptadas están “mal inspiradas en cuanto a su diseño y dudosas en cuanto a su implantación”, por lo que la recuperación en 2010 dependerá de que “los Gobiernos actúen con más contundencia”. Este hombre inteligente sabe más de lo que dice. Pues si pide “pisar el acelerador del gasto fiscal”, sin que se corrija la inspiración del diseño, la crisis continuará agravándose, sin que ningún experto pueda divisar el horizonte donde comience a declinar, a no ser que la interrumpa una gran crisis política.   florilegio "Si los gobernados no son dueños de los gobiernos, es iluso que éstos se revuelvan contra sus sostenedores. Desconfiad de la esperanza misma."

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