Jerwood library (foto: David Serquera) Alicia y la city Al recorrer el vetusto y musgoso adoquinado de aquel callejón cavernoso, sus caderas se movían como el rabo de una perra al encontrarse con su dueño. Al llegar a la garganta del callejón, Alicia siempre se detenía con un gesto reverencial y su mirada llegaba hasta el zenit para observar los inmensos ventanales de piedra que guardaban las librerías de copa, abarrotadas de libros centenarios. Siempre le parecía estar oliendo a ácaros y cuero, y tener los dedos impregnados y espesos. Fue la intuición metafísica sobre el significado de las relaciones naturales lo que le abrió las puertas de la Universidad de Cambridge. Paradójicamente, el transitar por aquel callejón medieval e ilustrado le devolvía la pasión por la vida activa. Cuatro años habían pasado desde que pisó por vez primera aquella sala experimental, dentro del edificio más cochambroso y añejo imaginado. Cuatro años compartiendo un aseo con dos guarros malayos, un aristócrata inglés sin talento al que había encontrado oliendo sus braguitas y un humorista filipino, lo habían convertido en un pequeño cuchitril adúltero más propicio para las enfermedades venéreas que para la higiene corporal. Y casi un lustro de experimentos sin salida repetidos sin cesar una y otra vez, y otra vez más, habían trasmutado su imaginación de tal forma que su mente parecía haber adquirido un tipo especial de síndrome de Rett. Así, cuando Alicia conoció por casualidad a aquel gentleman, no pudo resistir la tentación de aceptar su inocua propuesta -¿Quieres venir conmigo a la city? Necesitamos a alguien que comprenda las desviaciones de los random walks. La simple y maravillosa relación a la que se había entregado en cuerpo y alma durante sus primeros años de virginidad, la expresión λx = √2Dt apareció como un súbito fogonazo reflejado en aquel par de canicas trasparentes que al mismo tiempo le musitaban -podrás ganar hasta 600 libras al día con posibilidad de un bonus anual. Alicia pensó que rodearse de cerdos durante un tiempo no estaría mal del todo, si al menos eran tan limpios como aquel, cualidad que comprobaría aquella misma noche tras terminar la última botella de Porto en su habitación.
Desorden mundial
La crisis económica oculta la gravedad que supone, para la estabilidad de las relaciones de poder internacional, la pérdida de EE.UU. de su hegemonía mundial. A los europeos interesa afianzar el porvenir de las relaciones de la UE con Rusia, pensando en su integración. Y esto no está encaminado en la buena dirección. En los prolegómenos de la crisis económica, el presidente de Georgia, alentado por Bush, provocó un conflicto innecesario con Rusia, cuyo origen y consecuencias no fueron comprendidos por la opinión europea. Bush padre prometió a Rusia que la OTAN no se extendería al Este. Su hijo lo incumplió cuando Rusia ya no era la debilitada potencia que negoció con su padre, y había recobrado su potencial, enriquecido con la exportación de sus materias energéticas a los países de la UE. Este inútil conflicto, sentido particularmente en Alemania y Polonia, permanece latente. La UE baila al son de la música norteamericana, y se desconoce la que tocará Obama. Otro factor de desequilibrio vendrá de la inquietante situación que la crisis económica está creando ya en China. Por un lado, su amenaza de no seguir comprando la deuda pública de EE.UU., mas retórica que real, afectaría a la estabilidad del dólar, pero no a la geopolítica de la estrategia de alineamiento en función de su potencia militar, con abandono del principio ético de respeto a los derechos humanos. Por otro lado, siendo previsible el hundimiento de una economía basada en la exportación, a causa de la crisis mundial de la demanda, son imprevisibles las consecuencias políticas que tendrá en China el retorno de decenas de millones de trabajadores urbanos a las zonas rurales de donde emigraron. No es descartable la regresión del Régimen hacia el pasado, tal vez la reacción inmediata, como tampoco una progresión, paulatina o rápida, hacia la liberación del aparato comunista que encorseta a la aún poco desarrollada sociedad civil. No se conoce cual será la estrategia de Obama ante China, a corto y largo plazo. Factor desequilibrante es la progresiva radicalización de los islamismos en el suroeste asiático y Oriente Próximo. En la UE debería ser prioritario el tratamiento inteligente de la cuestión turca, de su exclusiva competencia. No tranquiliza que la relación de Occidente con los países productores y exportadores de terrorismo sea diseñada por Hillary Clinton. La guerra en Afganistán, la inestabilidad de Paquistán, la cuestión iraní y la palestina dejarán en la sombra del olvido las tragedias de hambre y de genocidios en África. Menos mal que los Estados de América Central y del Sur, despertados de su marginación, parecen capaces de aprovechar la crisis económica para dotarse de organismos interamericanos no tan dependientes de EE.UU., ni del aislamiento cubano, como ya están insinuando.
Lo hortera
Decoración navideña (foto: capitrueno) La Navidad me ha horrorizado desde pequeñito. Como no soy cristiano, no debiera afectarme. No más que los festejos de Ramadán o Kippur, o que la ignota práctica de ritos de paso en tribus africanas. Una mínima racionalidad aconseja dejar gozos o penas al buen uso de aquellos que son por su específica creencia concernidos. Y seguir por el camino propio. La Navidad me sigue incomodando. Puede que no con la misma violencia de cuando era joven; pero eso es el destino irremisible de lo humano: el tiempo acaba por pulir todas las pasiones, las eufóricas como las malhumoradas. Lo que el tiempo no cura es la delectación de los humanos ante lo más hortera. Con los años he ido consolidando la certeza de que es eso lo que me ofende, cada vez de un modo más intenso. La Navidad no es una fiesta religiosa. No, al menos, prioritariamente. La Navidad es la apoteosis indescriptible del mal gusto, aniquilando aun el último rescoldo de belleza en nuestras ciudades. Mi vida, en la memoria, está hecha de las ciudades que amé: unas cuantas. De las que detesté, también. Porque entre amar y detestar, la frontera es muy tenue e indistinguible la huella. Cada ciudad tiene su luz, su hora, ese instante en el cual se entrega a quien sabe mirar su siempre elíptica carga de absoluto. Son sagradas, las ciudades. Aun en su desorden, habita, intemporal, el espíritu de cuantos las habitaron. Pensé que el bofetón de mal gusto que me hería cada año en casi cualquier ciudad al llegar mediados de diciembre, era una conspiración feísta específicamente cristiana. Tenía fragilidades mi hipótesis. En nada parecían herirme, durante el resto del año, los hallazgos iconográficos de la muy cristiana arquitectura barroca. Paseo por la Roma jesuita y soy feliz, mientras recorro el matemático “via crucis” desde el Gesú hasta el Vaticano. No hay escenografía urbana más litúrgicamente regulada que ésa. En la cual todo me es grato. Y me pone de los nervios el cúmulo azucarado de anuales estampitas navideñas con luces de colores. Al muy ilustre alcalde madrileño debo la suerte de haber salido de mi malentendido: lo hortera no es hortera por ser cristiano; es hortera por ser hortera. A falta, en efecto, de factor de contraste, juzgué precipitadamente que lo horrible eran las estrellitas, los belenes, los dichosos reyes magos, y Santa Claus, su pedófilo epígono. Ahora que el señor Ruiz Gallardón los ha sustituido por platillos volantes de vivos colorines, no hay ya lugar a duda. Da igual que fuera Ramadán, o Kippur, o vete saber qué tribal festejo de ritos africanos de paso. Un alcalde es un alcalde. Un hortera.
Higiene judicial
El pasado día 18 de diciembre se reunió en Madrid la denominada Comisión de Coordinación del Consejo General del Poder Judicial, integrada por los once consejeros de Justicia de las Comunidades Autónomas con competencia transferida y el representante del Ministerio de Justicia. El sínodo parajudicial se reunió bajo la presidencia del Presidente del CGPJ D. Carlos Dívar con el fin declarado de tratar “los proyectos a desarrollar en relación con la mejora y modernización de la Administración de Justicia”. A su salida, la consejera catalana Dña. Montserrat Tura declaró satisfecha que tras la salvífica junta, y a resultas de lo tratado y decidido, la Justicia “limpiará su imagen en cuanto los operadores tanto gubernamentales como profesionales, pongan el esfuerzo necesario para que todo sea más inteligible y la celeridad en resolver asuntos sea evidente”. Es difícil decidir qué resulta más obsceno, si trasladar a funcionarios y profesionales la responsabilidad de los males que aquejan a la Administración de Justicia, o la soberbia de los políticos que la controlan creyéndose factótum de su solución mediante el voluntarismo de su sola concomitancia. Y es que, la Sra. Tura debería comenzar reconociendo que la simple existencia del órgano colegiado en que se integra es un atentado directo a la independencia judicial. La limpieza de imagen a la que se refiere la representante política de la generalitat en el CGPJ, será simple lavado de cara mientras el órgano de Gobierno de los Jueces resulte elegido por la clase política y su presupuesto sea determinado por el ejecutivo, ya sea central o autonómico. La higiene democrática es contraria a la indignidad de que el jefe de los jueces y Presidente del Tribunal Supremo presida la asamblea de los mismos políticos a los que se somete, haciendo a la par cumplidas y constantes manifestaciones de independencia. Justicia (foto: elyacare) La Justicia, a pesar de lo dicho por la Sra. Tura, sigue siendo la institución menos valorada por la ciudadanía, que la ve como algo ajeno, intrínseco e inseparado al poder político. Ningún manifiesto la repondrá en su dignidad mientras continúe sometida al doble rasero de la oportunidad y la conveniencia, pues la base de su solemnidad está en el decoro de su independencia.
Oscurantismo económico
José Montilla (foto: hyde) Introducen de matute beneficio tributario a ciertos banqueros, en la disposición final de un Decreto dedicado a otros fines, con una redacción oscura y difícil de detectar ya que para comprender sus implicaciones hay que bucear en otras tres normas y dentro de ellas en varios apartados. Nadie se hubiese dado cuenta, si no es por un medio de comunicación que pone luz y taquígrafos a otro desfalco del erario público. Juegan con los impuestos que nos exigen como si fuesen bulas o listas de banquetes. Realizan subastas para comprar “activos de máxima calidad” (en realidad son cédulas hipotecarias y bonos de titulación) a los Bancos y Cajas de Ahorro sin ninguna publicidad, bajo la escusa de no crear desconfianza en los ciudadanos en esas instituciones financieras. Otra vez gracias a los medios de comunicación sabemos quiénes han acudido a dichas subastas. Tratan a los ciudadanos como súbditos requisando su dinero presente (impuestos) o futuro (deuda pública) sin ningún escrúpulo. Negocian de forma secreta los votos necesarios para levantar el veto del Senado a los PGE para 2009 con dos grupos nacionalistas minoritarios, el BNG gallego y el PNV vasco, a sabiendas de su odio al Estado español. Una vez más los medios de comunicación publican las jugosas contraprestaciones por votos favorables. Acuden con sigilo al palacio de la Moncloa, primero José Montilla y después Manuel Chaves, para pactar la financiación de sus Comunidades Autónomas, en actos bilaterales privados, despreciando las competencias del órgano multilateral, el Consejo de Política Fiscal y Financiera, creado por ellos mismos. Hasta que los medios de comunicación publican la noticia. Pillados en fuera de juego, los siguientes que han pasado por allí, lo han hecho a bombo y platillo. Mientras tanto vemos en los mismos medios con todo lujo de detalles la comparecencia de los presidentes de las grandes industrias automovilísticas americanas (GM, Ford, Chrysler) y del poderoso sindicato UAW en el Senado de los Estados Unidos de América para justificar las ayudas pedidas, que posteriormente les negaron. ¡Qué lejos estamos de la luz! ¡Qué lejos estamos de la verdad y la libertad políticas!
Areté democrática
Montesquieu (foto: shizao) La democracia no es la imposición sin más de la decisión de la mayoría en los asuntos del gobierno de las sociedades. Si así fuera acotar una mayoría de acólitos a un partido ajeno a sus representados podría denominarse democrática aún vulnerando la división de poderes. La regla de la mayoría es condición necesaria para la democracia pero no es su excelencia o areté. La representación política de los verdaderos intereses de sus votantes por parte del parlamentario elegido nominativamente en cada mónada o distrito, al que periódicamente deber dar cuenta de su acción política, es también requisito necesario pero no suficiente para la existencia de la democracia representativa. La virtud o areté de la democracia en el siglo XXI se encuentra no en la regla de la mayoría ni en la representación perfecta del pueblo, sino en la excelencia del control entre los poderes del Estado que evite eficazmente la corrupción del Derecho positivo, verdadero escudo de la población trabajadora y empresarial ante las pretensiones oligárquicas de un capitalismo agónico. Para impedir la arbitrariedad ante la ley y corregir las decisiones políticas contrarias a la perfección de la sociedad civil, el equilibrio entre lo mejor del poder judicial, poder legislativo y poder ejecutivo determinó la “más buena” y más perfecta de las normas de control y división de los poderes para garantía de la libertad política: la democracia representativa. De ahí que la decisión por referéndum mayoritario de cuestiones morales como el matrimonio homosexual en California no invalide la “virilidad” de la elección democrática, por mayoría de la nación, de su jefe de estado y de gobierno en el mismo acto electoral. La razón está en que la constitución asegura la división de poderes como areté democrática e impide la elección de un dictador de partido; otra cosa es que dicho presidente de la República no nombre adecuadamente a sus ministros de gobierno. La areté democrática está, insistimos, en la garantía constitucional para el pueblo de que el mando no se ejerce en forma de monopolio y sin control, ya que hay división de poderes.
Maniobras de Aguirre
A pesar de las críticas de su partido al supuesto trato de favor a Cataluña, desairando a Francisco Camps, que había pedido a Zapatero que negociara con Rajoy, y dejando en evidencia al portavoz del PP, Esteban González Pons, que tildó al presidente del Gobierno de “señor de la oscuridad” por reunirse sólo con José Montilla y Manuel Chaves, Esperanza Aguirre, tras acudir a la Moncloa, considera satisfactorio el modelo de financiación autonómica que ofrece el jefe del Ejecutivo. Doña Esperanza confiesa que “no pudo decir que no” al comprobar que el criterio para repartir el dinero entre las autonomías será el peso demográfico de cada una de ellas, y que por tanto, se reconocerá a 1.200.000 madrileños -que ahora no constan en el modelo que se aprobó en 2001-, con el fin de cubrir la creciente necesidad de servicios públicos. Aunque la presidenta de la CAM dice que se mantendrá la solidaridad interregional y que las comunidades que no ganan o han perdido población, recibirán al menos los mismos recursos, los territorios más pobres, extensos, y escasamente poblados, como los de las dos Castillas y Aragón no verán satisfechas sus demandas. Por otro lado, Aguirre sigue empeñada en disminuir la influencia de su rival interno, Ruiz Gallardón, y para ello, reducirá la parte del Ayuntamiento en los órganos directivos de Caja Madrid, fijándose un límite máximo del 30 por ciento (que ahora es del 70) de los consejeros del sector por corporación, y estableciéndose una “proporcionalidad democrática” en la representación de todos los ayuntamientos de la región en la caja de ahorros, ya que “no parece lógico que el 70% recaiga sobre uno solo”. Además, con las enmiendas que ha introducido su grupo parlamentario, la jefa de la Comunidad madrileña dice querer “disminuir el peso del sector público en la caja y dar entrada a la sociedad civil, para que no sean sólo los sindicatos, la Asamblea, los ayuntamientos, y el Consejo Económico y Social los que estén presentes”. Eso sí, Esperanza Aguirre, se reservará el privilegio de reelegir a Miguel Blesa, puesto que éste tendrá que ser designado por el mismo sector que lo nombró, es decir, la Asamblea de Madrid, donde el PP tiene una mayoría puesta a disposición de “la lideresa”. hechos significativos Según un informe de las cajas de ahorro, el paro ascenderá al 18% en 2010, y la recesión se alargará varios años. La ONU alerta del “riesgo de anarquía” en Timor Oriental.
Sociedad infantil
Tarde para el día de los niños (foto: Seema KK) Sociedad infantil La evolución se aleja todo lo que puede –y es bien poco- del tiempo porque un crecimiento unidireccional, la acumulación lineal de estructuras biológicas y culturales, sería pronto tan inviable como lo son las torres que los niños construyen con sus piezas alto, más alto, hasta que caen. Los seres vivos, si acaso en lo vivo existe un interés común, cubren con ahínco la dimensión transversal de la naturaleza, el espacio, buscando una suerte de cimiento siempre estable ante la atropellada sucesión de acontecimientos. La tecnofilia, como ha demostrado el economicismo imperante, puede convertirse en esa pieza intelectual, desproporcionada y del todo desequilibrante, que hará caer la torre que la sociedad infantil ha erigido con piececitas de sofisticada irresponsabilidad común. Y es que una sociedad sin libertad política, un rebaño, necesita abierta la puerta de emergencia psicológica necesaria para convertir los hechos importantes en anécdotas, como el sentido del humor convierte lo doloroso en tolerable o, la ebriedad, la fealdad en deseable. Los atentados terroristas, el nacionalismo, la mentira y corrupción institucionales, la acción cómplice del estamento político en la crisis, la guerra internacional, el torpón engendro europeo, el arte de partido, la moral gárrula… todo deviene efímero por conveniencia, ni la memoria ni la previsión sirven para entretenerse rápidamente, para degustar el chispazo de actualidad sometida. Las utopías intelectuales que profetizaron la desaparición del Estado dieron lugar a la ciencia ficción por encima del asombro que trajo el desarrollo tecnológico; la política ficción, siguiente etapa natural en este proceso, mantiene oculta la aberrante ausencia de libertad infantilizando a las masas. Los soldados de Afganistán ante el ministro, los votantes ante las urnas, los telespectadores ante el debate sobre el estado de la nación, construyen sus torrecitas de madera ansiando títulos y tranquilidad, dinero y seguridad. Alguien, en un lugar inaccesible, vela mientras duermen. Los regalos que encuentran junto a sus zapatos ilusionados lo demuestran.
Ley brutal
Más de cuatro años después de su entrada en vigor, la famosa ley contra la violencia de género, promulgada en 2004, sin haber servido para nada a la finalidad preventiva que se proponía, ni haber disminuido los casos de féminas violentadas por sus cónyuges, sin embargo, ha demostrado ser, de forma inequívoca, la mejor ley de promoción y explosión de la violencia moral y fraudulenta de la mujer, contra maridos separados o divorciados. Esta constatación no proviene de una supuesta retórica machista, sino de la estadística judicial en la que se apoya el valiente artículo de una experta en la materia, la Magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona y asociada a Jueces para la Democracia, María Sanahuja, (El País, 22-12, "Las denuncias falsas"). Igual que sucedió en la Revolución Francesa con la llamada Ley de Sospecha -que generalizó el Terror jacobino con la ejecutividad de las denuncias privadas contra sospechosos enemigos de la Revolución-, la simple denuncia de violencia de género, con la sola afirmación de la mujer, sin aportar prueba alguna, basta hoy en España para que la policía se lleve esposados, y meta entre delincuentes, a los denunciados, llamados desde ese momento maltratadores o agresores. Menos mal que en lugar de la guillotina, lo que espera a la víctima masculina y a su familia de sangre es un rosario de estaciones de dolor moral y quebranto económico. La brutal ley del PSOE resuelve de forma expeditiva todos los problemas de las parejas desavenidas: la atribución del uso de la vivienda familiar, con una orden de alejamiento y expulsión inmediata del hombre; la custodia de los hijos, con el mismo método archi-abreviado; la fijación de una pensión de alimentos, con medidas provisionales decretadas por “juezas ad hoc”; el régimen de visitas, con discrecionalidad para la mujer, que lo puede violar impunemente, y castigo penal para el padre que lo incumple. Y, como se sabe, lo provisional se convierte de hecho o de derecho en definitivo. Lo dice la excelente Magistrado citada: “jueces, fiscales, policías, abogados y periodistas” han aconsejado o favorecido “a las mujeres que utilizaban el Código Penal para obtener mejores condiciones en los procesos civiles de rupturas de parejas”, y “que sin ningún escrúpulo ni respeto por las que están padeciendo situaciones terribles, han abusado de lo que se les ofrecía, poniendo en marcha el aparato policial y judicial”. La ley-privilegio del “hembrismo desaparejado” tiene que ser inmediatamente derogada. florilegio "La mujer no puede llegar al grado de genialidad o depravación del hombre."
Atalaya espiritual
El mundo como algo global resulta imperceptible, hemos de trocearlo para poder describirlo y comprenderlo. Por ello es necesario un esfuerzo de síntesis al construir una cosmovisión coherente. Pero en todo este tránsito es vital no confundir el ser con el deber ser. Que las condiciones materiales son el punto fuerte para explicar las relaciones sociales es algo indiscutible. Tanto como que la resolución al abanico de posibilidades que aquellas abran dependa, en la mayor medida, de la capacidad de construir una versión apropiada y justificada de las mismas que arrastre una aceptación general. Sin embargo, lo común es que ella no se ciña a lo estrictamente tangible, sino que termine por remitirse a algo trascendente. Vivimos un tiempo en el que los infantes gozan de una especial protección, cosa que suele atribuirse a unos principios morales, lo que estimula la creencia de que siempre ha sido así. Mas fueron las transformaciones socioeconómicas desde comienzos del siglo pasado, en el sentido de la primacía de un trabajo por cuenta ajena cada vez más especializado, las que hicieron perder a la familia su entidad productiva y autárquica en la que un mayor número de hijos significaban más mano de obra y bienestar, exigiéndose desde entonces una mayor inversión en la educación de los jóvenes para poder competir en el mercado laboral, lo que provocó una reducción en la descendencia. Tampoco es difícil encajar aquí la progresiva incorporación de la mujer al trabajo, con la casi duplicación de la mano de obra disponible. En estas circunstancias, los derechos de la infancia y la juventud corren parejos al control de la natalidad o a la eugenesia. Es precisamente ahora cuando la familia alcanza su mayor valor, al ser los lazos afectivos, acompañados de un gratuito soporte subsidiario, en vez de la presión gremial y económica, su principal razón de ser. Pero en España, la jerarquía de la Iglesia Católica no confía en la mayoría de la gente común, solamente parece fijarse en la pugna ideológica y partidista del poder, atribuyendo a la legislación estatal sobre el aborto o la eutanasia la llamada “cultura de la muerte”; signo evidente de su mala conciencia ante el leviatán que ella misma participa en erigir y mantener: el Estado totalitario ordenador de la sociedad que continúa con esta Monarquía, ahora con varios partidos. Lo que subyace en el fondo de todo este asunto es la falta de libertad y verdad políticas en lo colectivo. Y la cúpula eclesiástica, expulsada del poder del Estado, busca recuperar su influencia aferrándose a su partido. Ricardo Blázquez (foto: eitb 24)

