Como corolario y colofón del artículo anterior, coronamos este artículo, y lo enlazamos con aquél, transcribiendo las siguientes citas, algunas ya conocidas:

> Thomas Hobbes (en “Leviatán” -1651-): “Pero el arte va aún más lejos, imitando esa obra racional que es la más excelsa de la naturaleza: el «hombre». En efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviatán que llamamos República o Estado (en latín «civitas»), que no es sino un hombre artificial, […] en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; […] la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la «salus populi» [seguridad, salvación, salud, bienestar,… del pueblo] son sus negocios.”(1a)

> Seguimos con Hobbes (“Leviatán” -1651-): “La Nutrición de un Estado consiste en la abundancia y distribución de materiales conducentes a la vida; en su elaboración y preparación. […] Entiendo por elaboración y preparación la reducción de todos los bienes que no se hayan consumido, sino que se han reservado para nutrirse con ellos en un tiempo futuro; […] ese «algo» no es otra cosa que el oro, la plata y el dinero. […] El dinero […] es una medida adecuada para valorar todas las cosas entre los súbditos de ese Estado; […] pasa de un hombre a otro dentro del estado, circula; y conforme va cambiando de manos nutre todas las partes del mismo […], es como el riego sanguíneo del Estado.”(1b)

> G.W.F. Hegel (en “Introducción general a las «Lecciones sobre la filosofía de la Historia universal” -1820 y ss.-): “la justicia y la moralidad internas del Estado residen en la intimidad del principio protestante. […] El principio del Estado, lo universal que el Estado pide, se hace consciente, pues como absoluto, como determinación de la esencia divina misma.”(2)

> Karl Marx (en “Manuscritos de economía y filosofía-1844-): “¿no es el dinero el vínculo de todos los «vínculos»? […] ¿No puede él atar y desatar todas las ataduras? […] Es la verdadera «moneda divisoria», así como el verdadero «medio de unión», la fuerza «galvanoquímica» de la sociedad. […] Es la divinidad visible, la transmutación de todas las propiedades humanas y naturales en su contrario, la confusión e inversión universal de todas las cosas; […] es la puta universal, el universal alcahuete de todos los hombres y de los pueblos.”(3)

> Karl Marx (en “Sobre «La cuestión judía»” -1844-): gracias al judío, e independientemente de él, el dinero se ha convertido en el poder universal, y el espíritu práctico de los judíos se ha convertido en el espíritu práctico de los pueblos cristianos. […] El Dios de las necesidades prácticas y el egoísmo es el dinero. El dinero es el celoso Dios de Israel, que no tolera otro dios a su lado. […] El Dios de los judíos se ha hecho profano, se ha convertido en el Dios universal.”(4)

> Karl Marx (en “Crítica al Programa de Gotha” -1875-): “En la fase superior de la sociedad comunista […]; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y fluyan en abundancia todos los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual según su capacidad, a cada cual, según sus necesidades!.”(5)

> Pablo VI [en la “Populorum progressio” (“Progreso de los pueblos”) –26/Marzo/1967-]: [epígrafe Justicia y Paz”] “dirigimos a todos este solemne llamamiento para una acción concreta en favor del desarrollo integral del hombre y del desarrollo solidario de la humanidad […] El desarrollo es el nuevo nombre de la paz” (6).

> Gustavo Bueno (en La fe del ateo-2010-): “el cauce principal de las sociedades civilizadas a través del cual tiene lugar ese mecanismo de captación de energía (necesaria para mantener de modo recurrente su actividad) es el intercambio a través del dinero […] El Estado, que asume en su territorio el «monopolio de la violencia» [Max Weber], obtiene la energía que necesita mediante la compulsión de los individuos (cuando éstos no tienen reconocido el derecho de propiedad por su condición de esclavos), o mediante la exacción, el tributo, el impuesto o la confiscación de bienes.”(7)

> Papa Francisco (en discurso a los Jefes de Estado y de Gobierno de la «U€»; 24/Marzo): Europa vuelve a encontrar esperanza en la solidaridad […]. La solidaridad comporta la conciencia de formar parte de un solo cuerpo. […] Europa vuelve a encontrar esperanza cuando invierte en el desarrollo y en la paz.”(8)

Y ahora, tras todas esas citas, encuadramos en una imagen unas cuantas ilustrativas y reveladoras cifras:

A la vista de esas cifras, podríamos concluir en que, para ese «Leviatán» que es el «€stado social-€-burocrático de Narcótico Bien€star», lo que da vida y movimiento al cuerpo entero”(1a) (Hobbes), no es “la soberanía”(1a), sino el «Din€ro». El «Din€ro» y su interesada concubina: doña «Deuda Sob€rana». El «€stado-igl€sia de Bien€star» contrae solemnes nupcias con «doña Deuda» y celebra partidocráticas bacanales cuyos invitados, los contribuyentes feligreses, religiosamente pagan los ingentes intereses. ¡Así cualquiera «se desarrolla»…; más desarrollo, más, «santoMarx»! Si Karl Marx, en lugar de burlarse del Dios de los judíos se hubiese aplicado a sí mismo sus propias palabras, escritas en «La ideología alemana» (1845), jamás habría construido su fantasioso «paraíso comunista». Y menos aún se habría propuesto alcanzarlo de la mano del mismo «Estado-máquina» que pretendía desguazar. Escribió Marx (1845): la ganancia es la forma necesaria del capital, sin la cual perecerían tanto el capitalista como el obrero.”(9) Así, no es de extrañar que en la «sociedad comunista» sea el Estado quien se convierte en déspota capitalista; mientras que para el actual «€stado Socialdemócrata de Bien€star», el «Pod€r» financiero es «celoso Dios» y ansioso rentista.

En el siguiente artículo continuaremos con Marx, los Papas y con Gustavo Bueno quien, en 2004, escribió un excelente artículo sobre la «solidarité». «Solidaridad» introducida en la niebla «psico-ideológica-política» europea del s. XIX por el francés Pierre Leroux (1797-1871), quien también popularizó el término «socialismo». Un preclaro «socialista solidario»; un palmario y explícito «psico-religionario».


(1a) HOBBES, Thomas. “Antología de Textos Políticos: del Ciudadano y Leviathan”. Ed. Tecnos (Grupo Anaya, S.A.). 2013. [Ed. original: “Del ciudadano”: 1642; “Leviathan”: 1651].

(1b) HOBBES, Thomas. “Leviatán [o “La materia, forma y poder de un Estado eclesiástico y civil”]. Alianza Editorial, S.A. 2011. [Ed. orig.: 1651].

(2) HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich. “Introducción general y especial a las «Lecciones sobre la filosofía de la historia universal»”. Alianza Editorial, 2013. [escritas década 1820].

(3) MARX, Karl. “Manuscritos de economía y filosofía”. Alianza Editorial, S.A.. 2010. [escritos en 1844].

(4) MARX, Karl. “Sobre «La cuestión judía». En “Páginas malditas”. Libros de Anarres. 2010. Texto en «pdf» en internet cotejado con otras traducciones. [escrito en 1844].

(5) MARX, Karl. “Crítica del Programa de Gotha” o “Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán [escritas en 1875], en “Escritos sobre materialismo histórico”. Alianza Editorial, S.A.. 2012.

(6) PABLO VI (MONTINI, Antonio María). Carta encíclica Populorum Progressio” >>>A los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles de todo el mundo y a todos los hombres de buena voluntad sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos.” Página «web» oficial del Estado Vaticano.

(7) BUENO, Gustavo. “La fe del ateo”. Ediciones Temas de Hoy, S.A.. 2007.

(8) Papa FRANCISCO (BERGOGLIO, Jorge Mario). “Discurso del Santo Padre Francisco a los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea presentes en Italia para la celebración del 60 aniversario del Tratado de Roma” Página «web» oficial del Estado Vaticano.

(9) MARX, Karl; ENGELS, Friedrich. La ideología alemana” [“Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas. Ediciones Akal, S.A. 2014. [escrito en Bruselas, 1845].

 

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