Falta menos de una semana para las llamadas elecciones generales del 9M. La campaña electoral se intensifica, y los partidos políticos denominan "ejercicio democrático" al acto de introducir la papeleta en la urna. De esta forma -dicen- la "fiesta de la democracia" habrá llegado a su momento álgido y la "normalidad" habrá triunfado en los corazones de los "ciudadanos". En 1922 Lippman realiza el primer estudio sistemático y descriptivo sobre los estereotipos en su obra titulada Public opinion. Para lograr una comprensión del ambiente social que lo rodea, el individuo compone una imagen simplificada de la realidad que Lippman llamó cuasi-ambiente. El individuo inmerso en el medio social necesita establecer orden y predictibilidad para poder responder de forma adaptativa al medio social en el que vive. En este proceso, la categorización de lo que conoce se hace imprescindible. Sólo una minoría puede salir de un cuasi-ambiente político categorizado con instrucciones enviadas desde el Estado. Júbilo (foto: haku) Todo proceso de categorización lleva aparejado un efecto de acentuación (Tajfel). Este proceso de acentuación consiste en la categorización de un objeto (o una acción) acudiendo a un estimulo periférico que contrasta la percepción de la realidad. En este proceso, la identidad entre la cuasi-representación y la realidad, dependerá de la batalla entre el espíritu crítico del individuo y su angustia ante un mundo complejo. La campaña electoral en el Estado de Partidos provoca un efecto de acentuación. Acentúa las diferencias inexistentes entre partidos estatales, acentúa la capacidad de decisión del votante que no elige sino que refrenda, acentúa la capacidad de participación del votante en la vida publica, para olvidarlo hasta dentro de cuatro años, acentúa la inutilidad de la abstención e incluso priva, al abstencionario, del derecho a la libre expresión y a la disensión. Es de esta forma como la imagen de los cuasi-ciudadanos quiere parecerse a la imposible realidad de un ciudadano discriminado en una vida pública sometida al monopolio de los jefes de partido. Que el cuasi-ciudadano se asemeje al ciudadano, pasa por ejercer la abstención de forma activa en la próxima convocatoria a urnas el 9M.
La última pirueta
Los políticos españoles han previsto acabar gastándose cincuenta millones de euros en la campaña electoral. Veinte y veinte se gastarán los socialistas y los populares, y los diez restantes se los repartirán Izquierda Unida y los partidos nacionalistas. Se trata de dinero público. Es el precio de llevar las ideas de los candidatos a los ciudadanos. Por ejemplo, dinero para que Felipe González pueda sentenciar que lo que dice Rajoy sólo puede decirlo un imbécil. Nadie desconoce que el votante no decide absolutamente nada. Ya puede estar votando mil años seguidos que con ello no podrá evitar que los partidos políticos tengan el monopolio de la acción política y controlen en exclusiva la Administración. Ni que se les imponga un sistema proporcional de listas cerradas, o abiertas, que acotan el Parlamento, el resto de los poderes del Estado y los consejos de administración de las empresas estatales. ¿Qué sentido tienen entonces las elecciones, si voten a quien voten siempre saldrá ganador el mismo y repetitivo candidato: el Estado? Sin embargo, y no sabemos si con cargo también de los cincuenta milloncejos de nada, como no puede faltar uno de los ingredientes imprescindibles del circo electoral, amalgamador de todo el régimen monárquico, la mentira, se les quiere hacer creer lo contrario. Por eso escenifican un simulacro mediático con debates televisados para que el votante, sintiéndose protagonista, escoja a quien cree (acto de fe) elegir en función de lo guapa o guapo que sea el candidato estatal, de la terna de espadas presentada para la ocasión. La zorra mediática habrá prestando su habitual servicio a la neo dictadura Monárquica a la que rinde pleitesía, difundiendo la confusión entre el electorado y, una vez generalizada, sugerirá que lo que en verdad importa no es a quién elijan sino que no dejen de votar porque así se refuerza la “democracia”. Ya ven, qué más se puede pedir por sólo 50 millones de euros. Rubricando el cielo (foto beachmont)
“In dubio pro Creso”
Fotomontaje (Carpe Lope) La sentencia dictada por el Tribunal Constitucional enmendándole la plana al Supremo y apreciando la prescripción delictual en la estafa cometida por D. Alberto Alcocer y D. Alberto Cortina no puede sostenerse jurídica ni lógicamente. La evidencia ha hablado, y ha gritado bien alto que en España no hay separación de poderes. La naturaleza de Tribunal Político del Tribunal Constitucional, tantas veces denunciada desde estas páginas, ha hecho prueba plena con un asunto de esta escandalosa magnitud. La excusa de la construcción jurídica de un Tribunal Constitucional como supuesto filtro del respeto a los derechos constitucionales dotados de amparo, sin competencia revisoria en cuanto al fondo de los asuntos, queda al descubierto cuando el equilibrio institucional del consenso partitocrático se encuentra amenazado. No podía ser de otra forma, ha podido el miedo de la clase política a la reacción de los Albertos ante su inminente ingreso en prisión y se han cursado las instrucciones oportunas a los respectivos delegados en el Tribunal Constitucional. Las relaciones de esta flora partitocrática con lo más granado del engranaje institucional son conocidas y han sido publicadas sin encontrar protesta ni contestación. Léase “El Negocio de la Libertad”, de Jesús Cacho o el Semanal Digital de 31/03/07, donde se describe el compadreo de los aún reos de estafa con las cúpulas de los partidos, la judicatura, e incluso con la propia Corona, en un continuo intercambio de favores. Sepa el profano que sólo aproximadamente el 5% de los recursos de amparo se admiten a trámite, y casi la mitad de éstos son finalmente estimados. La razón es simple, el teórico examen escrupuloso y restrictivo sobre cuestión netamente constitucional impide aceptar la admisión del resto. Sin embargo, la Razón de Estado se acomoda en el veredicto de los jueces elegidos por la clase política, y nos sorprenden esta vez con el insondable concepto de “Tutela Judicial Reforzada” para justificar la injusticia consumada. Mientras, el resto de los mortales nos debemos conformar con la “Tutela Judicial Efectiva”, o lo que queda de ella. Lo dicho, la consolidación de un nuevo principio general del Derecho: “in dubio pro Creso”.
Costosa inanidad
Fachada del Congreso (foto: chicadelatele) Dentro de tan sólo dos días se habrá consumado el rito, tranquilizado conciencias y consolidado la farsa. Conocidos los resultados electorales, comenzarán las reuniones entre los jefes de los partidos para decidir fuera del Parlamento la investidura del Presidente de Gobierno que habrá de votarse dentro. Se trata de preparar la comida precocinada que los diputados tendrán que calentar en el microondas de su escaño. Ingrata tarea la de transgredir el artículo 67 de la Carta Magna que habrán jurado o prometido horas antes. Servidumbres del “cursus honorum”. Nuestra condición de ciudadanos expulsados del paraíso democrático nos veda aguar la fiesta a nadie. Por el contrario, nos obliga a contribuir a su esplendor. Porque ese órgano inane donde nada se decide tiene un precio. En términos empresariales, el Parlamento no sería competitivo en el mercado. La relación calidad-precio, desproporcionada, resulta cara. Piense el lector en que, en la legislatura que acaba de concluir, de las 221 normas con rango de ley aprobadas por las Cortes, 54 fueron decretos-leyes y decretos legislativos, es decir, leyes que emanan no del poder legislativo, sino del ejecutivo. El resto fue aprobado bajo el mandato imperativo de las cúpulas de los partidos a los que pertenecen los diputados. Dada esta situación, es obligado preguntarse qué y cuánto estamos pagando. Ciñéndonos sólo al Congreso de los Diputados, el sueldo mensual fijado actualmente para cada uno de los 399 diputados es de 3.126,52 €. A esa cantidad hay que sumar 10.730 € al mes para el Presidente del Congreso por ser miembro de la mesa, por gastos de representación y por gastos de “libre disposición”. Los cuatro Vicepresidentes tienen gastos suplementarios por esos mismos conceptos, si bien en menor cuantía. También hay retribuciones especiales para toda una retahíla de cargos asociados a la Mesa y a las Comisiones. Además, para el primer trimestre de este año, los diputados aprobaron la concesión de subvenciones a los Grupos Parlamentarios por importe de 2.372.349,21 €. Se llega incluso al despropósito de establecer percepciones pecuniarias en concepto de ¡indemnización!, como si postularse libre y voluntariamente candidato a la Diputación fuese un perjuicio que reparar. La clase política existe: cercana a nuestros bolsillos; ajena a nuestros desvelos.
Debates y consenso
Que Rajoy es infinitamente superior a Zapatero, es obvio. Es lo único que ha quedado claro en el debate. Que los dos son la punta de lanza de consenso, no lo sabe casi nadie. Del consenso se habla mucho. Continuamente hablan de él los mismos partidos, pero nadie sabe en qué consiste. Sin embargo, también ha quedado claro que el consenso –la suma de los intereses oligárquicos, entre ellos los de los partidos- tiene su lógica y reparte los papeles. Hace más de treinta años, la política española es un tejemaneje dentro de las líneas marcadas por el consenso. Pero la anestesiada sociedad española es incapaz de comprenderlo y romperlo. A pesar de ser agredida todos los días por el consenso, sigue creyendo en la autenticidad de los debates entre sus representantes. En el último, hasta se fijaron formalmente sus condiciones y se estrecharon los límites, como si el consenso, seguro de sí mismo, se contrajese narcisistamente a sí mismo despreciando al resto. Ya ni se molesta en disimularlo. El consenso político vigente sustituye al natural consenso social, al sentimiento de la pertenencia común a una Nación. Pero casi todo el mundo cree verse reflejado en el consenso oligocrático de una minoría cuya representación política coram populum, de cara al pueblo, corresponde a los partidos. Quizá sea alta la abstención; pero habrá una masa de votantes crédulos y domesticados que votarán las listas que confeccionan los jefes de los partidos. El consenso social, fruto de la historia, que da a la nación la consistencia de una roca, es lo que hace que una nación sea una nación, esta nación, con sus virtudes y sus defectos y no otra, y menos una nación inventada como pretende el vigente consenso político, a gusto de los partidos es decir, de los intereses oligárquicos. Aquel es el consenso en que se asienta un sentimiento de nación sano, el de la Nación Histórica, consenso que no es “nacionalista” sino nacional. El consenso social no es un “proyecto” de nación, sino la nación misma, lo que la constituye, su esencia. En este sentido, alguien definió la política como la custodia de una manera de vivir. La política espuria, la antipolítica, es en cambio la que impone al pueblo la manera de vivir. La política auténtica defiende a la sociedad. Su finalidad consiste en mejorar la convivencia de acuerdo con la auténtica opinión del pueblo. Comienza el espectáculo ( foto: Torchondo)
Abstención activa
Destino de jornada abstencionaria (foto: kappazeta) No voto porque sé que de las urnas de este sistema electoral proporcional de listas no salen representantes, sino delegados de partido. El resultado sólo sirve para calcular la cuota de poder asignada a cada partido en las instituciones y en las empresas estatales. Las cuotas no reproducen en el parlamento las ideologías en conflicto, solo determinan la relación de fuerzas en la lucha entre partidos por conquistar la máxima cuota de poder. Y la pluralidad de siglas sólo maquilla la ausencia de política. Hay un treinta por ciento de españoles que, bien sea por inteligencia natural, o bien por el estudio de las instituciones políticas que dan forma al Estado, no votamos. Se nos atribuye desidia, insociabilidad, ignorancia, egoísmo o indiferencia, pero sabemos que no votamos en las urnas de lista de partido porque son un fraude. Y votar en ellas, actuar sin hacer nada. No votaremos mientras no tengamos la libertad de elegir, la capacidad de controlar, y la posibilidad de cancelar el mandato de los diputados del parlamento legislador y del Presidente de España que, por separado, salgan de las urnas. Lo sabe muy bien la clase política que no necesita debates ni pactos pre-electorales para vocear la consigna unánime: “a votar, a votar”. El mensaje es firme: da igual a quien votes, incluso vota en blanco, pero ¡vota! El voto es, para el votante, el placebo de la participación, sin elección. Y para el candidato de lista la cuantía del aval ante el poder corruptor. No se corrompe quien quiere, sino quien puede. Reza un dicho en Sudamérica: “no me den, pónganme donde haya”. Las instituciones del Estado de Partidos formalizan la corrupción, porque son incapaces de evitarla con mecanismos de control que sólo la separación formal de poderes y la representatividad de las instituciones garantizan. Yo no voto en las elecciones generales y ese día me voy a la playa, o al monte, o me quedo en casa con mis amigos, votados o no. El día de la comparsa electoral no actúo y mi conciencia permanece tranquila el resto del año. La dignidad del voto en urnas que no permiten elegir a los votantes, ni a los votados representarlos, está en la acción de la inacción. Nuestra abstención es “abstención activa” porque denuncia la falsedad del sistema de representación.
Elecciones 9M: MEDIACIÓN RITUAL O ABSTENCIÓN
URNA / Alejandro Pérez. ELECCIONES 9M: MEDIACIÓN RITUAL O ABSTENCIÓN Aunque el tiempo se ha comido las huellas de la palabra, parece que "urna" siempre denotó vasija (urna, hyrke). Pero puede que proceda del latino "urere" (arder) y sea como el fuego que deshacía los cuerpos sin vida cuyos restos guardaba. O quizá provenga remotamente del sánscrito "uar" (agua) y sea el líquido que una vez albergó. En cualquier caso, las urnas han servido muchas veces para contener en su volumen y en su significado aquello que escapa, lo que fluye o se puede llevar el viento. Hoy, en España, sigue siendo así. Hegel unió la Libertad con el Estado; los identificó como hacen las peripecias del idioma con los contenidos y los continentes. Según el filósofo alemán, sólo en el Estado se puede ser libre. Pues bien, los partidos políticos españoles han aplicado esta máxima con todo el rigor de sus aparatos. Aparatos partidarios para gobernar naciones; capaces de la mayor represión y la más concienzuda propaganda. La negación de que de si abstractos como la Libertad y el Estado pueden estar juntos de manera contranatural en la creación de un pensador, lo material puede darse naturalmente a lo material. El Gobierno que administra el poder del Estado y la Asamblea que redacta las leyes, deberían estar estrechamente ligados a la sociedad civil, de la que son, sencillamente, instrumentos de delegación ejecutiva y representación respectivamente. Una función que cumplen las instituciones, no el ciudadano. Cuando este, aislado, se convierte en forzado intermediario, el régimen reconoce que su estructura institucional ha fracasado, la sociedad su incapacidad para gobernarse y el individuo el reniego social, su alienación política. Esta forma de alienación no suscitada estrictamente por razones socioeconómicas, tal y como las describió Carlos Marx, tiene causas históricas que se han abordado en multitud de ocasiones en este diario. Se trata de que el oportunismo de algunos requiere de la participación de muchos; pero si la participación no es instrumental, pues esta función la realizan los aparatos de los partidos estatales, sólo puede ser ritual. Como todos los ritos, las elecciones de la partidocracia ponen en contacto dos realidades: la necesidad de realización ciudadana del individuo y su continua frustración, pues en verdad requeriría de la libertad creadora que no tiene para expresarse. Se trata de una mediación pseudo consciente, un síntoma de inmadurez, de continencia en el desarrollo natural del aspecto social del humano. Segismundo Freud ("Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci", 1910) relacionó la represión sexual infantil con el posterior desarrollo más o menos obsesivo de la actividad investigadora sustitutiva. Es célebre la imagen del niño que, antes de decantarse por uno de los tipos de sustitución, pregunta incansablemente por todo lo que le rodea ignorante de que esa curiosidad dispersa es en realidad la alternativa a la única pregunta que verdaderamente le interesa y jamás llegará a plantear. Pues bien, mientras que la áspera investigación infantil sólo a veces da lugar a neurosis serias, la represión política en los ciudadanos siempre conduce a la sociopatía. Se vota y se vota para no llegar a ninguna parte. Se participa una y otra vez para continuar siendo irresponsable. Llegada esta situación, el chismorreo impotente deviene sucedáneo de la investigación intelectual y realización artística, porque la libertad prohibida es mucho más angosta que el sexo callado y el triste ciudadano se conforma con soluciones prefabricadas por aquellos que generaron los problemas, es decir, con la adscripción facciosa a cualquier ideología. Pero siempre sin lugar a formular la única pregunta importante: cómo ser libre. Una cuestión que debe ser reprimida en el consciente colectivo. Los camisas negras lo supieron tan bien durante las primeras décadas del vigésimo siglo como ahora lo saben los partidos y sus grandes secuaces comunicadores: Quien siembra miedos recoge voluntades. Los titulares de la prensa nacional dicen a toda página que ETA llama a la abstención. Abstención, ETA. No se puede ser más tosco ni obscenamente coactivo. La realidad es muy distinta. La mediación política nunca es inocente, mucho menos cuando las urnas de la partidocracia castran la fuerza natural de sociedad civil. El ciudadano mediático vota sin elegir para mantener viva la fantasía de pertenecer a una imaginaria sociedad política; la abstención pincha esa pompa de jabón. El ciudadano mediático alimenta la comunicación facticia entre sociedad civil y Estado y la abstención cortocircuita esa red. La energía potencial del votante español no varía nunca por alto que se encuentre (lo más alto que le es permitido llegar en el ascenso horizontal son las urnas del Estado); el ciudadano abstencionario, revienta la ilusión esclavizadora con sólo decir no. Entonces se abren las puertas de una nueva realidad y todo comienza a fluir de nuevo.
DIARIO DE LA LIBERTAD
En poco más de un trimestre, con pruebas de ensayo y error como en la evolución de las especies, dos docenas de personas, enamoradas de la ecuación verdad=libertad, han conseguido crear, y dar forma plástica, a una nueva especie de periodismo, desconocida en la tradición europea. Solo es una criatura veraz. Le falta musculatura. Pero tiene los rasgos indelebles de los genes democráticos y repúblicos que determinarán su desarrollo.
Por los cuatro objetivos que persigue, -libertad política, democracia representativa, República Constitucional, unidad de la patria común- y porque no es una empresa periodística con vocación crematística, nuestro Diario solo puede compararse con “El Federalista” de Hamilton, Madison y Jay, siempre que no se olviden las diferencias de época cultural, coyuntura histórica y situación política que marcaron el destino de aquellos genios fundadores del constitucionalismo republicano. Ellos tuvieron la libertad política de la que los europeos carecemos. Es como si nuestro Diario naciera después de haber sido acordada y anunciada la reforma del tipo de Estado, y convocados los ciudadanos a decidirlo ellos mismos, mediante un referéndum electivo, no plebiscitario ni ratificador, con libertad de elección. Para eso, los españoles tendrían que conquistar previamente la libertad política de la sociedad civil, que nunca han conocido.
Ante la proximidad de la publicación del ejemplar nº 1, que inaugurará la edición del Diario los lunes, miércoles y viernes de cada semana, conviene hacer un alto en el camino para reflexionar sobre los resultados conseguidos con los números ceros, y la naturaleza de los problemas técnicos que han impedido una mayor difusión del Diario.
En el artículo anterior de este blog, del día 8 de enero pasado, constan las estadísticas hasta ese momento: 21.000 páginas leídas, 8.260 visitas y 2.300 lectores diferentes. Cincuenta y tres días después, estas cifras son: 52.052 páginas, 18.975 visitas, 6.525 lectores distintos.
La creación y mantenimiento de las páginas de noticias excepcionales o esperadas se acusa en el aumento de lectores, páginas vistas por lector y tiempo de lectura, con relación al promedio. En cambio, sigue siendo misterioso que entrando más de 50 nuevos lectores diarios, la cifra de visitantes no aumente de modo significativo. Tampoco se comprende por qué muchos días las entradas a este blog superan las del Diario. Espero que estos misterios se aclaren cuando se publique en su propio dominio, ya registrado, y con un nuevo servidor de pago, que estamos seleccionando entre los mejores. Las estadísticas actuales no son de fiar.
Con la finalidad de superar las deficiencias técnicas que dificultan la difusión del Diario en la Red, y la poca voluntad de superarlas por parte del informático contratado, hemos tomado la decisión de prescindir de sus servicios, haciendo responsables de la dirección técnica a dos expertos comprometidos con el MCRC. En la mancheta del nº 1 figurarán, junto al Director del Diario, Oscar Martínez, y el Subdirector, Rafael Serrano, el Director técnico, José Fernández, y el Subdirector, Carlos Angulo.
Este último, que ya ha realizado la edición del último número, se ha hecho responsable de mantener la publicación en funcionamiento, con el diseño actual, hasta que José Fernández lo complete, activando, primeramente, la sección de Cartas al Director y la de Comentarios libres, y diseñando después Panóptica, cuando hayamos conseguido publicar cinco ejemplares semanales, y el número de escritores garantice la edición regular de un diseño on line para la página Panóptica.
Nuestra preocupación no es la de llegar a ser un periódico que se convierta en fin de sí mismo. Por muy alta que sea su calidad intelectual y literaria, por grande que sea su prestigio entre los amantes de la verdad y la libertad, no caeremos en la tentación de olvidar que solo es un medio para la acción; un instrumento privilegiado para organizar la llamada del MCRC a la inteligencia, el valor y la decencia de los repúblicos; un punto de referencia de la acción política por la Republica Constitucional; y el modo más eficaz de preparar y convocar la gran asamblea de repúblicos que constituya y estructure el MCRC, para la acción colectiva de conquista de la libertad politica, mediante la apertura de un periodo constituyente del poder político de la Sociedad en el Estado.
Considero que mi mayor mérito, realmente el único motivo de orgullo, consiste en haber instruido y reunido, en el axioma de la verdad-libertad, al excelente equipo de diaristas que ha dado cuerpo mental al Diario, y en haberle propiciado la ocasión de manifestar públicamente su talento, junto al de un pensador consagrado como Dalmacio Negro, para la renovación de las ideas y del lenguaje que necesita la acción creadora del moderno movimiento republicano, basado en las ideas-fuerza derivadas de la unidad de España, la representación politica de la sociedad civil y la separación de poderes en el Estado.
Espero que, en esta fase definitiva, todos los que siguieron con asiduidad las reflexiones repúblicas y democráticas de mis ensayos en este blog, lean y relean diariamente todos los textos del Diario, pues ellos interpretan, con lealtad, la realidad real que des-realizan las ficciones del como si, constitutivas del relato y la propaganda de la comunicación social.
La tormenta perfecta
Durante la campaña electoral, el Gobierno ha mantenido como logro propio el éxito económico, reflejado en los récords del crecimiento PIB, número de empleados, afiliados a la seguridad social y superávit estatal. Aún con las incertidumbres de la crisis financiera, Solbes y Rodríguez Zapatero insisten en que las bases de la economía española son lo suficientemente sólidas, junto a su sistema bancario, para asegurar un futuro sin problemas. Este mensaje feliz y optimista ha sido diseñado por los asesores del Presidente de Gobierno, como si la evolución negativa de la economía, anunciada por los más prestigiosos diarios económicos del mundo, no fuera a tener lugar hasta después de las elecciones. Sin embargo, los datos en contra han aparecido justamente antes de celebrarse estas. El Banco de España no podía ocultar hace dos días los datos catastróficos de la construcción en el último periodo: número de licencias, visados, aumento de desempleo y riesgo de quiebra en los próximos meses, para la mitad de las inmobiliarias del país, indican que no existe el aterrizaje suave que el gobierno sigue defendiendo ante sus electores, sino un estallido de la burbuja inmobiliaria, que de acuerdo al artículo de hoy publicado en The Wall Street Journal, va a suponer para la economía española, en el mejor de los casos, una perdida del 2% de su PIB, y más de un 1 millón de nuevos desempleados para 2008. Las cifras del INEM, incluso con todos los intentos del ministro Caldera por maquillar los resultados, dibujan ya el escenario: en enero se registraron 130.000 desempleados y en febrero se espera superar esta cifra. Este mismo panorama se ha presentando en el informe de FUNCAS publicado hoy: la construcción cae en picado como motor de la economía y no hay sector productivo preparado para tomar el relevo. Se añade además, que la demanda interna también se ha frenado al restringirse con el corte de las hipotecas, los créditos privados al consumo. Para agravar más la situación, Financial Times crítica el bajo perfil político de los dos candidatos a primer ministro, a los que tilda, de marioneta de Aznar (Rajoy), y de aburrido y sin mensaje (Rodríguez Zapatero), y resalta que ninguno de los dos tiene la solución para la crisis. No la pueden tener quienes ejecutan una farsa, debates pactados, para jugar a otra, elecciones pseudopresidenciales. Su guión no les permite navegar contra la tormenta que sus decisiones crean. hechos significativos Riesgo de conflicto bélico entre Colombia y Ecuador. El Supremo permite presentar el debate entre Zapatero y Rajoy al desestimar el recurso de IU, CIU y PNV.
Pensamiento sensible
Kawai/Óscar Pensamiento sensible No vayas a pensar que es tarde y los ventanales se mueren de frío. No vayas a pensar que hay nieve cuajada, declarada en tempestad, en tu ideario, en tu dogma. No vayas a decir desheredado y sin convencimiento, que el mar es oleaje y derrubios; que es derrota y son lágrimas, el relente en las amanecidas de tu perspectiva, de tu panorama visible y remoto. Que no hallan su orilla los destierros, los santuarios de Hestia, su archipiélago natural el océano. No digas que no advertí tu superviviente naufragio, que no clausuré todos los espejismos inocuos, que no avisté tu sobrehumana esperanza en los atascos y las risas de los cláxones. No vayas a creer que no rastreé el antojo de viejos troncos a la deriva, que no hice viables mis cantos, mis sueños, mi doctrina. Que no me dolieron tus sombras, tu pensar sensible, que no desalojé los imponentes icebergs fríos de mi memoria. Todo eso hice para traerte una aurora, para hilvanar una victoria cierta en tus días insomnes, para escribir versos de futuro en tu solar de presente. Para asperjar el alma, como hacen los cetáceos marinos, por las fosas altas de su pensamiento.


