Falta menos de una semana para las llamadas elecciones generales del 9M. La campaña electoral se intensifica, y los partidos políticos denominan "ejercicio democrático" al acto de introducir la papeleta en la urna. De esta forma -dicen- la "fiesta de la democracia" habrá llegado a su momento álgido y la "normalidad" habrá triunfado en los corazones de los "ciudadanos".   En 1922 Lippman realiza el primer estudio sistemático y descriptivo sobre    los estereotipos en su obra titulada Public opinion. Para lograr una comprensión del ambiente social que lo rodea, el individuo compone una imagen simplificada de la realidad que Lippman llamó cuasi-ambiente. El individuo inmerso en el medio social necesita establecer orden y predictibilidad para poder responder de forma adaptativa al medio social en el que vive. En este proceso, la categorización de lo que conoce se hace imprescindible. Sólo una minoría puede salir de un cuasi-ambiente político categorizado con instrucciones enviadas desde el Estado.   Júbilo (foto: haku) Todo proceso de categorización lleva aparejado un efecto de acentuación (Tajfel). Este proceso de acentuación consiste en la categorización de un objeto (o una acción) acudiendo a un estimulo periférico que contrasta la percepción de la realidad. En este proceso, la identidad entre la cuasi-representación y la realidad, dependerá de la batalla entre el espíritu crítico del individuo y su angustia ante un mundo complejo.   La campaña electoral en el Estado de Partidos provoca un efecto de acentuación. Acentúa las diferencias inexistentes entre partidos estatales, acentúa la capacidad de decisión del votante que no elige sino que refrenda, acentúa la capacidad de participación del votante en la vida publica, para olvidarlo hasta dentro de cuatro años, acentúa la inutilidad de la abstención e incluso priva, al abstencionario, del derecho a la libre expresión y a la disensión. Es de esta forma como la imagen de los cuasi-ciudadanos quiere parecerse a la imposible realidad de un ciudadano discriminado en una vida pública sometida al monopolio de los jefes de partido. Que el cuasi-ciudadano se asemeje al ciudadano, pasa por ejercer la abstención de forma activa en la próxima convocatoria a urnas el 9M.

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