Miguel Sebastián Algunos ministros del Gobierno proclaman los milagros que se van a producir con sus actuaciones. El ministro de Industria, Comercio y Turismo, D. Miguel Sebastián, nos ha deleitado últimamente con propuestas para paliar parte del desempleo: el pasado mes, 180.000 puestos de trabajo o más en el sector de las nuevas tecnologías en los próximos cuatro años, a razón de 45.000 anuales; la semana pasada volvió a prometer la creación de 120.000 puestos de trabajo si los españoles nos decidiéramos a gastar 150 euros al año en productos “made in spain”.   En primer lugar, él sabe muy bien que el incremento de la demanda de uno o varios productos no se traduce de forma automática en creación de empleo, ni que la sustitución de importaciones sea garantía de un desarrollo sostenido que incremente el empleo, ya que a estas alturas del siglo XXI está demostrado por activa y por pasiva que el proteccionismo es ineficaz para reducir el desempleo. En segundo lugar, también sabe muy bien que con el comercio internacional no valen frivolidades ni demagogias baratas pues es beneficioso cuando hay ventajas absolutas y excedentes de producción (Adam Smith) o cuando el país tiene ventajas comparativas en la producción de algunos bienes y servicios (David Ricardo). Además el comercio internacional proporciona materiales indispensables para el desarrollo económico, es vehículo de transmisión de conocimientos técnicos, ideas y capitales, etc. (G. Von Haberler). En tercer lugar, el Estado español no tiene competencias en políticas arancelarias, cedidas a la Unión Europea. ¿Y si Francia, Alemania o el Reino Unido tomasen las mismas medidas publicitarias?   Por otro lado la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, ha prometido la creación de 400.000 puestos de trabajo con los proyectos realizados por los municipios con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (los famosos 8.000 M€). Esta promesa tiene poco margen para la reflexión política y económica, pues la ejecución de miles de proyectos de corta duración solamente generará empleos de corta duración. Sus declaraciones solamente pueden ser analizadas desde la ansiedad que causa el miedo a un futuro incierto, desde la demagogia que trata de convencer a los siervos voluntarios de las bondades de su gobierno o desde la propaganda como forma de resolver expedientes administrativos (“políticas públicas”).

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