A finales de los años ochenta la Lincoln Savings and Loan Association, una asociación de ahorros y préstamos de EE.UU. fue a la bancarrota defraudando a unos 23.000 inversores y perdiendo los ahorros de toda una vida de sus socios. El rescate de esta entidad, cubierta por la Reserva Federal, le costó a los contribuyentes americanos unos 125.000 millones de dólares. El principal causante del monumental fraude fue Charles Keating, presidente de la entidad. El candidato a Presidente, John McCain, y otros cuatro senadores, los cinco de Keating, desempeñaron un papel necesario. El senador por Illinois, Obama, se refirió recientemente a este escándalo como paradigmático de la crisis financiera internacional que nos afecta. John McCain (foto: Soggydan) A principios de 1985 los responsables de la regulación de las asociaciones de ahorros empezaron a temer las cuantiosas .hmmessage P { margin:0px; padding:0px } body.hmmessage { FONT-SIZE: 10pt; FONT-FAMILY:Tahoma } pérdidas que las cada vez más arriesgadas inversiones de estas entidades podían ocasionar a las arcas del Estado. Se inició un proceso de control sobre estas entidades y se optó por limitar la inversión directa de estas asociaciones a un máximo del 10% de los depósitos. Para entonces la compañía que dirigía Keating perdía unos 1.100 millones de dólares que había convertido en bonos. Además, Keating se había asegurado el respaldo político de cinco senadores a los que había financiado con 1.2 millones de dólares en total. En concreto McCain recibió la suma de 135.000 dólares y varias estancias pagadas en la casa de Keating en Bahamas. Además la esposa de McCain había invertido alrededor de 300.000 dólares en uno de sus negocios. Los cinco senadores impidieron la regulación de estas entidades, presionando a los supervisores en distintas reuniones. Además, Alan Greenspan, quien sería presidente de la Reserva Federal a partir de 1987, elaboró un estudio en el que desaconsejaba la regulación sobre el total de inversiones directas de estas entidades. Y para que todos los ingredientes estuvieran presentes, el mago del mercado, Ronald Reagan, nombró supervisor a un socio de Keating. Todas estas maniobras invisibles permitieron a la compañía acumular  .hmmessage P { margin:0px; padding:0px } body.hmmessage { FONT-SIZE: 10pt; FONT-FAMILY:Tahoma } pérdidas astronómicas que la llevaron a la bancarrota, dejaron maltrecha la economía y gravaron considerablemente a los ciudadanos que habían sido traicionados por sus representantes.

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