SATURNINO AGUADO.

Parece ser que la expresión salió de la boca de Ben Bernanke, Gobernador de la Fed, el Banco Central de los Estados Unidos, ante el más que posible desacuerdo sobre temas fiscales que podría ocurrir en ese país tras la victoria de Barack Obama el pasado 6 de Noviembre, y que conllevaría la vuelta a una posible recesión económica, si a partir del próximo Enero hayan de entrar, automáticamente, en escena los drásticos recortes en el Gasto Público e incrementos de impuestos, necesarios si los republicanos no le conceden al Presidente su autorización para un mayor endeudamiento del sector público en ese país.

Independientemente de que tal recesión (precipicio, o como, casi mejor, otros han preferido denominar abismo), en realidad, ocurriría como uno más de los catastróficos legados económicos que Obama heredó de su antecesor, pues básicamente el problema se remonta a las famosas rebajas de impuestos que impuso temporalmente George W. Bush, y que Obama se vio más o menos obligado a extender hasta hoy, el tema cobra relevancia pues entra de lleno en el corazón del debate actual que se viene manteniendo sobre la eficacia de las distintas políticas fiscales  llevadas a cabo a ambos lados del Atlántico.

Como bien sabemos la crisis económica mundial actual se inicia en 2007-2008 en Estados Unidos. El Presidente Obama toma posesión de su cargo en Enero de 2009 y, entre otras medidas, decide llevar a cabo una clara política fiscal expansiva con la que consigue, junto con la política monetaria expansiva ejecuta por la Fed y en un período de tiempo relativamente corto, dar por finalizada la recesión en Junio de ese mismo año. Obviamente la otra cara de la moneda de tales políticas fiscales expansivas en Estados Unidos resultó ser el fuerte incremento de la Deuda Pública en ese país que pasó, en ese tiempo, de representar el 70% en relación al PIB a casi un 100%.

Y aquí radica el problema que, presumiblemente, van a plantear los republicanos a partir del próximo 1 de Enero de 2013, pues parece que no estarán dispuestos a permitirle al Presidente Obama ningún endeudamiento público adicional. Si eso ocurriera, Estados Unidos se vería abocado a emular la recesión en forma de W que bien conocemos  actualmente en Europa, y los favorables datos macroeconómicos  de Estados Unidos que acaba de presentar la OCDE en su último Informe Semestral, y que reproducimos a continuación, desaparecerían súbitamente.

 

 Previsiones de la OCDE

 

EE.UU.

Zona Euro

España

2012

2013

2012

2013

2012

2013

Crecimiento

+2,2%

+2,0%

-0,4%

-0,1%

-1,3%

-1,4%

Desempleo

7,9%

7,8%

11,1%

12,0%

25,0%

26,9%

Fuente: OCDE, Informe Semestral.

 

Como se observa en la Tabla, la economía norteamericana se encuentra creciendo a tasas del orden del 2 por ciento, mientras que nosotros en la Zona Euro seguimos sumidos en la Recesión.

Los datos de paro también registran una clara diferencia a favor de Estados Unidos. Además, en relación con la distinta evolución de las tasas de paro a ambos lados del Atlántico, hay que decir que en el momento álgido de la crisis en Estados Unidos, en 2010, la tasa de paro alcanzó su máximo del 10%. Casualmente, en ese momento la cifra de paro en la Zona Euro resultó ser la misma. Dos años después, la tasa de paro en Estados Unidos está en el 7,9% y la de la Zona Euro supera el 11 por ciento, y la previsión de la OCDE es que llegaremos al 12% a finales del año próximo.

Esperemos que el presidente Obama no ceda al chantaje de los republicanos. Esperemos que tanto él como el nuevo Secretario del Tesoro hagan caso a las recomendaciones provenientes de una serie de economistas (Sachs, Schiller, Krugman…) que le están recomendando volver a las esencias de las medidas fiscales keynesianas expansivas, en las que un incremento del gasto público, acompañado de un mismo incremento de impuestos (de modo que Obama no tendría por qué pedir permiso a los republicarnos para endeudarse más), provocaría un efecto expansivo en la economía por un montante igual al del incremento del gasto público.

El precipicio (abismo o recesión) en USA es evitable. Basta con que Obama cumpla con su promesa electoral de subir los impuestos a los ricos y, al mismo tiempo, en vez de bajar el gasto público, como le exigirían los republicanos, lo incremente prolongando la expansión, que ya dura tres años, continuando con la creación de empleo y bajando la tasa de paro.

Lástima que al otro lado del Atlántico a (casi) nadie se le ocurran  políticas similares para salir de la Depresión en la que nos encontramos.

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