ILLY NES.

En “Red Liberal”, el 4 de agosto de 2005 también se publica el artículo “Maricomplejines desembarca en Inglaterra” donde se utiliza el apelativo con el que se califica cíclicamente a Mariano Rajoy para colgárselo esta vez al dirigente conservador inglés de origen español, Michael Portillo, que dimitió tras reconocer una relación homosexual durante su juventud: “Definitivo, la estupidez humana no tiene límites. Todavía no nos hemos repuesto de la idea neogandhista de la Alianza de las Civilizaciones activada por el ínclito ulema contemporáneo Rodríguez Zapatero, cuando nos hemos encontrado con este artículo de Michael Portillo en el The Sunday Times. Portillo es un pensador británico de corte conservador (?), que incluso llegó a asesorar a Margaret Thatcher. Ahora bien, por lo visto, este hombre debe estar nadando actualmente por las turbias aguas del conservadurismo maricomplejines, porque la frase es para nota: “El multiculturalismo ha fracasado, pero la tolerancia nos puede salvar”. Diríase que, para Portillo, la “tolerancia” es el último salvavidas de la civilización occidental, como si al terrorismo jihadista le importara algo la estructura democrática y liberal de Occidente”. El 25 de julio de 2006, otra nueva alusión se produce en el artículo “Derecha sin pasado, derecha maricomplejines”.

Resulta curiosa esta comparación entre Rajoy y el caso de Michael Portillo como político conservador homófobo y homosexual armarizado, cuya azarosa vida resume Mario Arvelo Caamaño tomando como fuente la prensa británica y titulándola: “La resurrección de Portillo”:

“Otro de los distritos anulados del mapa político conservador por el maremoto laborista fue el de Enfield Southgate, ocupado por uno de los portaestandartes de la ultraderecha: Michael Portillo, entonces miembro del gabinete. Nieto de españoles, Portillo llegó a la Cámara de los Comunes en 1983 con apenas 30 años de edad y embriagado de ambición. Protegido por Thatcher, quien le hizo ministro de Transporte y de Asuntos Municipales, y luego por Major, a quien sirvió en las carteras de Finanzas, de Empleo y de Defensa, el enérgico y elocuente diputado fue ascendiendo con velocidad de vértigo en la jerarquía partidaria.

Michael Portillo

Sin embargo, las semillas de su primera muerte, de la que resucitó el mes pasado, estaban sembradas y comenzaban a germinar. En 1993, el presidente estadounidense Bill Clinton intentó cumplir su promesa de campaña de levantar las restricciones a los homosexuales para servir en las Fuerzas Armadas; los opositores a su iniciativa impusieron retorcidos argumentos y bloquearon al mandatario, quien tuvo que conformarse con una posición intermedia: sacar de los formularios de ingreso a los institutos castrenses la pregunta sobre las preferencias sexuales de los interesados en la vida militar, la llamada política de “No preguntar, no decir”.


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