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lunes 29 diciembre 2025
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La libertad política habla en Bilbao y Baracaldo

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El Grupo del Norte del MCRC organizó dos charlas para dar a conocer las ideas del MCRC:

– En Baracaldo, en el Centro Cívico de Cruces, el 5 de noviembre de 2021, a las 18:30.

– En Bilbao, en el Centro Municipal de Abando, el 12 de noviembre de 2021, a las 19:00.

Los intervinientes fueron Alex del Cura Lloves, Javier Villoslada Aja y Bernardo Garrido Fernández.

Política interior y exterior

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En el diálogo entre don Antonio y don Dalmacio con constantes referencias históricas se habla de cómo la política internacional condiciona la política interior.

Antonio García-Trevijano y Dalmacio Negro , 14 de enero del 2015.

Fuente RLC: https://www.ivoox.com/rlc-2015-01-14-falso-pacto-estado-audios-mp3_rf_3949425_1.html

Música: Presto. Allegro ma non troppo. 9ª sinfonía de Beethoven.

García-Trevijano, en el Instituto Prado Mayor de Totana

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El 20 de abril 2007, día posterior al discurso pronunciado en el Centro Cultural la Cárcel en Totana, Antonio García-Trevijano acudió al Instituto Prado Mayor de Totana. Allí dio una conferencia ante los alumnos de bachillerato y de los dos últimos cursos de la ESO. Fue presentado por el repúblico y profesor de filosofía Juan José López García.

Antes de acudir al Instituto, se celebró un desayuno-encuentro con García-Trevijano en el Hotel La Torreta, en pleno corazón de los Huertos de Totana.

Al término de la conferencia en el Instituto se organizó una comida con los repúblicos presentes.

La conferencia (salvo la última parte) fue grabada en una cinta de casete. La edición audiovisual de esta grabación ha sido posible gracias a Vicente Carreño, Alberto Muñoz y Carlos Ferrándiz.

La miniatura del vídeo ha sido elaborada por Eduardo Nebreda.

Gracia e injusticia

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La fuente de la Gracia (Jan Van Eyck, 1440-1450).

Siendo gravísima la excepcionalidad del indulto como atentado al principio de monopolio jurisdiccional de hacer cumplir lo juzgado, la miopía del Estado de partidos centra su atención en el detalle en lugar de acudir a la raíz del problema.

Así ocurrió con los sediciosos catalanes y así sucede ahora con el caso de Juana Rivas. Esa cuestión nuclear es la propia existencia del Ministerio de Justicia, que no por casualidad se llamó también de Gracia. Lo verdaderamente escandaloso es que la organización institucional de la Justicia, la provisión de sus plazas y cargos, y, lo que es más importante, su presupuesto, se encuentren en manos del comisario político que elija el partido gobernante de turno.

No puede existir independencia judicial sin autonomía administrativa y económica de la Justicia. Tal axioma básico y fácilmente comprensible nos lleva a afirmar sin ningún género de dudas que en este Estado de poderes inseparados la Administración de Justicia es desde luego administración, pero nunca será Justicia.

La dependencia de la jurisdicción resulta agravada por la organización territorial del Estado de las autonomías, que la multiplica exponencialmente. Y es que, lejos de aportar cercanía en el ejercicio de la función judicial, ata la Justicia al poder político con un segundo lazo de dependencia, esta vez al ejecutivo autonómico convertido en segundo filtro de prebendas y sinecuras.

La solución sólo puede ser radical, no valen reformas que siempre serán en sentido contrario. Así lo demuestra  la elección de los vocales del CGPJ por parte del Parlamento tras la reforma de 1985, que supuso un reparto de cuotas de poder inadmisible y contrario a la independencia judicial, agravando una situación ya viciada de origen. La eliminación del Ministerio de Justicia y trasvase de sus competencias a un órgano de gobierno de la jurisdicción elegido por y entre todos los operadores jurídicos como cuerpo electoral propio y separado. García-Trevijano pone nombre a esa institución en su magistral Teoría Pura de la República Constitucional: Consejo de Justicia.

Ya lo dijo Pedro Díaz de Toledo en el siglo XV: si la justicia es eliminada o neutralizada, «no son otra cosa los reinos, sino grandes compañías de ladrones».

Argelia y Marruecos

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Hoy publicamos el décimo capítulo del programa «Escenario internacional», presentado y conducido por Marcelino Merino, en el que han participado Fulgencio del Hierro y Aitor Céspedes para analizar la actualidad de las relaciones entre Argelia y Marruecos y sus diferentes etapas en sus relaciones con España. Se ha analizado, a su vez, el contexto histórico de las diferentes épocas.

Consenso y construcción de la mentira

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Hoy en el capítulo nº 27 del programa «Coloquio y análisis político» Pedro González y Manuel Ramos analizan tres noticias que tratan los temas de la imposición política de la lengua catalana sobre la española, el consenso entre presidentes autonómicos y la huelga de los trabajadores del metal, reprimida por el ministro y diputado por Cádiz, Marlaska.

Noticias tratadas:

– El Tribunal Supremo consagra el 25% de clases en castellano y la Generalitat se niega a cumplirlo | EL MUNDO: https://www.elmundo.es/cataluna/2021/11/23/619d202321efa0e6608b4590.html

– Andreu destaca el valor del «consenso» y las «ganas de construir» en el ‘Foro Santiago’ | LA RIOJA: https://www.larioja.com/la-rioja/andreu-destaca-valor-20211123140510-nt.html

– Por qué la huelga del metal en Cádiz dura ya diez días y podrían ser más aún | EL MUNDO: https://www.elmundo.es/andalucia/2021/11/24/619d282bfdddff757d8b459e.html

– La Moncloa. Fernando Grande-Marlaska Gómez [Gobierno] | LA MONCLOA.HOME: https://www.lamoncloa.gob.es/gobierno/Paginas/130120-fernandogrande.aspx

Política subvencionada

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Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 84 de «La lucha por el derecho», nos habla de las subvenciones a asociaciones y fundaciones vinculadas a partidos políticos.

Se ha comentado la noticia siguiente:

– El Gobierno aumenta un 11% las subvenciones para las fundaciones de los partidos políticos | Nacional | VOZPÓPULI: https://www.vozpopuli.com/espana/subvenciones-partidos-politicos.html

¿Cuasidemocracia francesa?

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Ahora que la precampaña de las elecciones presidenciales francesas está generando contenido para rellenar noticieros, no está de más aprovechar la ocasión para hablar de su sistema político. No con la pretensión de descubrir nuevos aspectos formales y operativos del mismo, sino más bien para contribuir a recordar lo ya expuesto y desarrollado en artículos precedentes, y a ello añadir una breve reflexión.

Como es sabido, en abril de 2022 los franceses escogerán a su presidente, mediante elección directa y a doble vuelta, tomando el territorio nacional como única circunscripción. Y, después, en junio de 2022, elegirán de forma directa, uninominal y a doble vuelta a los diputados de la Asamblea Nacional, siendo éstos escogidos en sus respectivos distritos. Las cosas así, podemos afirmar que la nación gala dispone de dos de los mecanismos necesarios de una democracia representativa. No obstante, tal como precisamos en su momento, dichos mecanismos no son suficientes para considerar que un sistema político es democrático.

Ya sostuvimos que en Francia no hay democracia. Pero demos ahora un pequeño paso más allá y preguntémonos, con la información sobre la mesa, si acaso sería preciso considerar que lo que hay en Francia es una cuasidemocracia.

La Real Academia Española establece que el prefijo «cuasi-» significa ‘casi’ y «se antepone a adjetivos y sustantivos para indicar semejanza o parecido con lo denotado por ellos, aunque sin llegar a tener todas sus características». Así pues, ¿es el sistema político francés semejante o parecido a una democracia por el mero hecho de contar con los dos mecanismos electivos propios de una democracia y a pesar de diferenciarse de ella en prácticamente todo lo demás?

Como ya dijimos, son numerosos los problemas de tipo formal de la V República. Además de que el primer ministro y su programa dependan de la aprobación o confianza de la Asamblea Nacional —abortando así toda posibilidad de separación de poderes— y de que los partidos políticos y sindicatos reciban financiación pública —en lugar de ser financiados únicamente por sus propios afiliados—, hay que tener presente que, según la Constitución francesa, todo mandato imperativo es nulo, siendo imposible que los ciudadanos de los diferentes distritos puedan revocar el mandato de un diputado en caso de que éste no cumpla con el programa prometido durante la campaña electoral o no responda a las necesidades aquellos.

Por otro lado, a pesar de que en Francia —al contrario que en Estados Unidos—, por razones históricas y políticas, no se justifica la necesidad de un Senado como órgano representativo de las entidades estatales territoriales, dicha cámara existe y se completa mediante senadores que no son elegidos ni votados por los ciudadanos. La elección le corresponde, y de forma obligatoria además, a un colegio electoral compuesto por los diputados y senadores, los consejeros regionales, los consejeros departamentales y los delegados de los consejos municipales de cada departamento. Y no sólo eso: en aquellos departamentos en los que se escogen cuatro senadores o más lo que se aplica es un método proporcional, basado en listas paritarias, y a una sola vuelta.

Tampoco hay que olvidar tres datos relativos a órganos territoriales inferiores: que los consejeros regionales, departamentales y municipales no se eligen mediante un sistema de elección directa, uninominal y a doble vuelta; que son estos consejeros quienes eligen tanto al presidente regional, al presidente departamental así como al alcalde, respectivamente; y que, en consecuencia, los consejos regionales, departamentales y municipales disponen a la vez de la potestad ejecutiva y normativa. Pues bien, de estos órganos irrepresentativos proviene un alto porcentaje de los diputados de la Asamblea Nacional.

No está de sobra mencionar que el presidente de la V República puede, previa consulta con el primer ministro y con los presidentes de las Cámaras, acordar la disolución de la Asamblea Nacional, sin que, para ello, sea necesaria la autodisolución del órgano ejecutivo; por el contrario, la Asamblea Nacional no puede en ningún momento acordar la disolución del órgano ejecutivo, ni siquiera a condición de su propia autodisolución. Añadamos a ello que el presidente de la República Francesa no es responsable de los actos realizados en calidad de tal (sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 53-2 y 68) y que él es, según la Constitución, el garante de la independencia de la autoridad judicial, sin que, no obstante, exista un cuerpo judicial estructurado de forma independiente respecto de los poderes legislativo y ejecutivo para el ejercicio de la autoridad y potestad judicial (la existencia del Ministerio de Justicia es, en sí misma, más que significativa). Pero aún se puede decir más: el Consejo Constitucional es un órgano político de jurisdicción concentrada que tiene la exclusiva competencia para declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de las disposiciones jurídicas.

Siendo conocedores de tal cantidad de elementos incompatibles con la democracia por encontrarnos ante un sistema de tipo mixto, que —tanto por su misma génesis como por su devenir degenerativo— combina un presidencialismo desmedido y un más que relativo parlamentarismo con reglas e instituciones propias de oligarquías de partidos integradoras de las masas en el Estado, seguir afirmando que el sistema político francés es, no ya democrático, sino cuasidemocrático, puede deberse a una carencia terminológica y/o a una razón meramente divulgativa —a saber, a una necesidad de simplificar lo complejo, distinguiéndolo así de las partidocracias continentales—. Sin embargo, la realidad es que —a pesar de todo— el parecido o la semejanza que pueda tener la V República con la república constitucional estadounidense o con la república constitucional elaborada y defendida por Antonio García-Trevijano es bastante discutible.

¿Cuasidemocracia francesa? Que cada cual, de acuerdo a su buen entender, extraiga sus propias conclusiones.

Maltratadores y víctimas

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Creo firmemente en que aun no siendo a veces responsables de lo que nos ocurre, siempre lo somos de la gestión que hacemos de ello. Hay ocasiones en las cuales, bien de forma fortuita, bien intencionada, pero escapando a nuestro control, nos encontramos en la vida con situaciones adversas que no pudimos prever o evitar. Está bien. El problema es cuando, teniendo la opción de hacer algo al respecto, permitimos que esa situación llegue a mayores o tenga efectos más duraderos o perniciosos de los que hubiese tenido si la hubiésemos solventado de modo eficaz con las herramientas y habilidades con las que contamos.

Pondré un ejemplo muy simple para ilustrarlo. Supongamos que no me siento confortable con mi puesto de trabajo. Puede que no se me valore como merezco, que el jefe o los compañeros me hagan la vida imposible, que no me sienta realizada con la labor que desempeño o que el sueldo sea miserable.

Ante esta situación puedo resignarme, amargarme cada día un poquito más y que mi vida siga siendo un infierno, teniendo como única vía de escape los improperios que profiero contra toda la empresa cuando nadie me escucha. Mala gestión de la situación.

O puedo aceptarla como una realidad, pero intentar cambiarla: buscar otro trabajo mientras intento modificar las condiciones en el mío, hablar con jefes o compañeros, pedir otro destino, o simplemente realizar pequeños cambios de rutina que hagan más llevadera mi situación. Tal vez con estas medidas mi vida no dé un giro de 180 grados, por lo menos a corto plazo. Pero lo que es seguro es que no me estoy dejando llevar. Lo que hago es tomar las riendas, el control, sin victimizarme.

Extrapolemos ahora esta situación individual a un colectivo: la sociedad civil.

Al formar parte de un grupo es a veces muy fácil dejarse llevar, y que otros tomen las decisiones y la iniciativa. Por eso tardamos más en reaccionar y darnos cuenta de que, como sociedad civil, somos víctimas en manos de expertos maltratadores.

Así es. Maltrato. Nos tratan mal. Y nos convierten en víctimas. Como son muy ladinos, han ido haciéndolo tan poco a poco que para cuando queremos darnos cuenta estamos anulados. Muchos de nosotros, por ejemplo, ni siquiera habíamos nacido, no éramos ni proyecto de cigoto, cuando el pueblo español ratificó la Constitución del 78. Aun así, es la cúspide de nuestro ordenamiento jurídico y nos vemos obligados a acatarla. Y además es prácticamente inamovible, puesto que, al ser una constitución de las denominadas «rígidas», cuenta con unos mecanismos de reforma, sobre todo en las cuestiones de más trascendencia, tan complicados que la hacen inviable a nivel práctico, ya que entre otras cosas requeriría de la disolución de las Cortes. Y a ver quién se levanta del sillón una vez retrepado en él…

Pero eso no es todo, ni mucho menos. Nos van privando de derechos y libertades, consiguiendo con nuestro sometimiento fortalecer su dominio. Pero lo van haciendo, aunque cada vez con menos miramientos, de forma pausada y sutil.

Hasta la roca más dura acaba cediendo ante la gota implacable. Hasta las personas más leales, honradas, luchadoras, acaban sucumbiendo ante la corrupción social, cultural, mediática.

Hemos llegado a un punto en el que parece que la honradez de los políticos debe ser ensalzada como una muestra de fortaleza y autocontrol. En el que la unidad de pensamiento y la hegemonía cultural se contemplan como única opción. En el que nos hacen creer que se derriban barreras, cuando tan solo las cambian de lugar.

Y como víctimas que somos parece que incluso desarrollamos un cierto síndrome de Estocolmo, y miramos con horror la situación internacional, llena de aberrantes dictadores… y olvidamos que, como decía Antonio García-Trevijano, un dictador no es más que aquel que hace imposible el control de su poder.

Nos conformamos con las migajas de lo que por derecho nos pertenece. Sentimos temor ante las leyes que con nuestro tácito consentimiento se crean de manera arbitraria por seres cada vez más ajenos a nuestra realidad, más ignorantes de nuestras necesidades.

Son muchos los disconformes, sí. O por lo menos los incómodos. Son los peores. Porque por mucho que se quejen, se resignan. No ven salida. «Las cosas son así, nunca cambiarán, hay que soportarlo…». Mala gestión.

Menos somos los que no nos resignamos. Aceptamos, ya que no queda otra, pero sabemos que hay opciones. Intentamos cambiar aquello que no funciona, que nos hace infelices, que nos coarta. Pero somos pocos, y actuamos sin unidad. Es la sociedad civil la que debe reaccionar, puesto que siendo tan pocas las voces discordantes se subliman ante la tronante algarabía de los mansos, los victimizados.

Tengo la esperanza de que un día ese poquito de más que nos aprieten sea demasiado. Que la sociedad civil se plante y se vea la fuerza de muchos contra la de unos pocos. Que no tengamos que luchar por lo que es nuestro. Que comiencen a surgir más repúblicos.

Tengo la esperanza de que algún día dejemos de soportar a los políticos que nos merecemos y sean ellos los que deban ser dignos de nosotros.

La política es lucha por la libertad

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La Democracia política requiere de mayoría absoluta. El bipartidismo es consustancial a la Democracia.

Donde hay pacto no hay Democracia.

La oligarquía requiere del pacto para continuar con su poder.

La política se conforma hoy como una lucha por la libertad.

Antonio García-Trevijano y Dalmacio Negro , 14 de enero del 2015.

Fuente RLC: https://www.ivoox.com/rlc-2015-01-14-falso-pacto-estado-audios-mp3_rf_3949425_1.html

Música: Presto. Allegro ma non troppo. 9ª sinfonía de Beethoven

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