1 C
Madrid
lunes 22 diciembre 2025
Inicio Blog Página 1037

ESTADO-ORGANIZACIÓN

0

Hay dos cuestiones que deciden la forma de Estado. Una, de carácter espiritual, determina el principio organizador que define el orden y finalidad de la organización estatal: Monarquía o República. Otra, de carácter técnico, establece el modo de organizar los múltiples elementos estatales, para dar eficiencia holística al sistema administrativo del Estado: centralismo, autonomismo o federalismo. La primera cuestión compete resolverla a la sabiduría humanista. La segunda, a la ciencia de sistemas.

El Estado es una organización creada por el hombre. Su origen no está en la naturaleza, sino en la historia. Tan pronto como la humanidad se estableció junto a lagos y ríos para que su alimento no dependiera de la incertidumbre de la caza y la lluvia, sintió la necesidad de ordenar la distribución del agua de regadío. El espíritu religioso de la tribu entregó la administración de los Estados fluviales a castas sacerdotales presididas por pontífices-reyes. Los templos eran a la vez palacios y almacenes de granos. La organización del poder estatal la determinó su finalidad distributiva de los recursos.

El modelo mítico del Estado monocrático se expandió por contagio a todos los pueblos, incluso los de secano, porque disminuía las luchas pasionales por el poder supremo. La tiranía sacerdotal duró (10.000 años) hasta que el comercio y la cultura pagana crearon la civilización, con la democracia y la república, en las Ciudades-Estado. El perecimiento de la civilización clásica hizo retornar a los pueblos europeos al modelo mítico, con señores de la guerra y de la iglesia, hasta que la ilustración del XVIII reclamó el derecho de la razón universal para sacar a la humanidad, con la libertad, de su renovado estado de servidumbre voluntaria.

La creación de un Estado republicano no es tarea comparable a la de implantar una República en un Estado monárquico. En EEUU, la sabiduría de la razón humanista resolvió la servidumbre voluntaria, con la democracia representativa. Y el talento de sus fundadores dio eficiencia razonable a la administración de Estados separados, con el federalismo.

En Europa, las revoluciones cortaron las cabezas concretas de los reyes y pusieron en su lugar las cabezas abstractas de las Naciones. Cambiaron de amo, sin salir de la servidumbre voluntaria a la soberanía nacional y sin cambiar el principio organizador del Estado heredado. Napoleón sustituyó Luis XIV, como Lenin a Pedro el Grande. Los Estados europeos no han cambiado el principio organizador de su eficiencia administrativa. El espíritu republicano de lealtad, no ha sustituido al espíritu monárquico de fidelidad. Y el Estado-Organización continua siendo autoritario.

La República Constitucional sabe que la libertad política resolverá el problema de la servidumbre voluntaria, mediante la práctica de la teoría pura de la democracia en la forma de gobierno, pero también sabe que necesitará emprender una reforma de la organización administrativa del Estado, mediante la aplicación de la ciencia de sistemas, para resolver el problema tradicional del autoritarismo de la jerarquía burocrática y el nuevo problema ocasionado por el costoso desdoblamiento producido con los nacionalismos autonómicos.

En todas las esferas del Estado-Organización, en todos los ámbitos de la administración pública, el principio de lealtad republicana sustituirá al principio monárquico de fidelidad al jefe del servicio administrativo. Y esta innovación, inscrita como norma constitucional, dará orden unitario al funcionamiento de los cuerpos de la administración estatal, autonómica y municipal, conforme a leyes de tendencia holística, deducidas de la ciencia de sistemas y subsistemas administrativos.

MOVIMIENTO DE LEGITIMACIÓN

0

En la evolución de la Naturaleza, la función no crea el órgano. Surgido por azar, si éste se adapta a una función que mejora la especie, se convierte en organismo necesario. En la evolución de la Cultura, la acción humana crea órganos adecuados a las funciones vitales de un grupo social. Y si éstos son idóneos, prosperan transformándose en organizaciones. A diferencia de los organismos, éstas subordinan poco a poco la finalidad de su función social, hasta convertirse en fines de sí mismas. Es la dramática historia del Estado y los Partidos Políticos. Es la tragedia actual de los partidos estatales.

La ciencia política distinguió después de la guerra del 14, los partidos de representación y los partidos de integración. Los primeros se dotaban de una organización limitada a la coordinación de comités locales, en consonancia con el sistema electoral por mayoría de distrito. Los segundos se dotaron de burocracias jerarquizadas y obedientes a las consignas de acción extraparlamentaria dictadas por líderes carismáticos, para la conquista del Estado. Los partidos de integración de masas respondieron a la ideología comunista o socialista de la clase obrera, o a la ideología nacional contra el dominio de esa clase.

Tanto la revolución obrera como la reacción nacionalista fundaron el Estado totalitario de partido único. Ésta tuvo que ser aniquilada con la guerra mundial; aquélla, con la guerra fría. Pero el modelo de partidos de integración de masas, sustituyendo al de representación, se incorporó a la propia estructura de los Estados europeos de la postguerra, salvo en el Reino Unido, dando lugar a la actual degeneración de la cosa pública en el Estado de Partidos.

Esta fusión artificial de autoridades de distinta naturaleza, este expediente autoritario para la guerra fría, niega la libertad política de la sociedad, única fuente de legitimación de los partidos, y humilla la capacidad de las distintas fuerzas sociales para desarrollarse, sin la corrompida y costosa tutela del Estado. En consecuencia, carecen de legitimidad democrática tanto los poderes estatales no separados, como los partidos que se los reparten por cuotas, mediante el sistema proporcional.

El Estado de Partidos, y la Sociedad del como si existiera democracia, han motivado el nacimiento de un “Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional“, para legitimar a los partidos, civilizándolos en la sociedad civil; legitimar a los poderes del Estado, separándolos con elecciones independientes; legitimar las Autonomías, derogando los Estatutos discriminatorios y transfiriendo a los Ayuntamientos las competencias y recursos susceptibles de municipalización.

La organización de este Movimiento no imita el modelo de los partidos de representación, pues no aspira a ser votado en elecciones, ni el modelo de los partidos de integración, pues no pretende conquistar el Estado ni encarnarse en alguno de sus poderes. La coherencia entre medios y fines, le obliga a organizarse como movimiento de legitimación civil de los poderes del Estado, de las Autonomías y de los Partidos políticos.

A causa de esta acción legitimadora, no pueden definirlo mandatos de representación que no tiene ni pide. Imbuido de ideales no ideológicos, solamente lo tipifica su eminente acción representativa de la necesidad de liberación de la sociedad civil, respecto de su actual servidumbre voluntaria ante el Estado de Partidos y las Autonomías nacionalistas.

El MCRC quiere resolver definitivamente el problema político de España, mediante la libertad constituyente de la democracia formal, sin inmiscuirse en los conflictos sociales. En consecuencia, se organizará en el seno de la sociedad civil, para que su acción alcance la máxima eficacia en los momentos y lugares donde se reproduce la servidumbre voluntaria.

NACIONALISMO CATALAN INFAMANTE

0

El Ayuntamiento de Bellpuig, cuyo Alcalde es diputado del Parlamento de Cataluña, otorga un premio, institucionalizado con el nombre “Niebla“ (Boira), que revela a la perfección la ideología del nacionalismo catalán gobernante. Pero el premio ni se otorga ni se concede. Se arroja a quien destaque por actitudes de omisión que afecten negativamente a la identidad catalana. Este año, ese premio descalabrador ha herido la cabeza artística de Albert Boadella, “por declarar que el nacionalismo catalán es incompatible con la democracia“.

El nacionalismo gobernante en Cataluña declara la guerra de la infamia no solo a la libertad de expresión de opiniones, y a las posiciones políticas no nacionalistas, sino incluso a los que toman actitudes de omisión que afecten negativamente a la identidad catalana. Dado que este “Movimiento de Ciudadanos hacia la Republica Constitucional“ ha decidido omitir la expresión de ideologías, y su postura política indica una actitud contraria a la ideología nacionalista allí donde se manifieste en el Estado, pido al Sr. Boadella que tenga la generosidad de compartir su herida con nosotros.

No se lo pedimos por solidaridad con su declaración ni para compartir el masoquismo de la impotencia. Lo hacemos porque solo nosotros tenemos el bálsamo que cura las heridas causadas por el nacionalismo y el escudo político que protegerá a toda la sociedad española, y no solo a la catalana, de sus lapidaciones futuras. Porque usted, Sr. Boadella, no tiene conocimientos de medicina general para diagnosticar la naturaleza del mal ni la del paciente social. Esta cariñosa apreciación se desprende de su valerosa carta de contestación al infamante Alcalde.

No es cierto, Sr. Boadella, que tal sujeto consistorial esté promoviendo “la degradación democrática“. No se puede degradar, disminuir o rebajar lo que no ha subido, con el peldaño de la existencia, al grado de la realidad. Y tampoco puede ser democrática la degradación personal de su buena fama, porque la infamia no ha salido de las urnas del pueblo, sino del partido oligárquico que detenta, sin legitimidad, el poder municipal.

Tampoco es prudente, ni sabio, su reproche al Alcalde de que se dedique a difamar en vez de fomentar la tolerancia. Ninguna persona de probada dignidad, como usted señor Boadella, puede cometer la indignidad de aconsejar al poder de otro que lo tolere. La tolerancia es un valor moral oligocrático incompatible con el valor político del respeto entre iguales. Es intolerable ser tolerado en lugar de respetado.

Por último, su noble dedicación al arte y su ingenuidad política le hacen creer que “afortunadamente, exceptuando el caso de Bellpuig, no hallaríamos en España un nivel semejante de vileza institucionalizada y promovida por dirigentes públicos“. ¿Cómo puede usted desconocer hasta tal punto la vileza que caracteriza a todas las instituciones oligárquicas en esta Monarquía y en toda España?

Su caso personal es una insignificancia social comparada con la sistemática corrupción de las instituciones y la continua degradación que padece toda la sociedad civil en el Estado de Partidos. Para acabar con la servidumbre voluntaria, la que pide tolerancia en lugar de respeto, el MCRC se está organizando, sobre la base teórica de la democracia formal, a fin de pasar pronto a la acción deslegitimadora del sistema de poder oligárquico y de las elecciones por listas de partido. En consecuencia, y aunque nuestra voz aun no sea potente, pediremos y promoveremos la abstención en las próximas elecciones catalanas.

SOLUCIÓN = ACCIÓN

0

Antes de que la experiencia lo confirme en la vida social, el descubrimiento de la solución de un problema produce efectos comprometedores en la mente y conducta de quienes lo descubren. El compromiso con la verdad se aferra a sus vidas con la lógica implacable de los conocimientos científicos. Viven pendientes del menor fallo en sus experimentos o comprobaciones históricas, hasta que la corroboración definitiva de la hipótesis incorpore el descubrimiento a la vivencia común. Y queden, al fin, liberados de su avasallador compromiso.

El descubrimiento de que el problema político, la liberación de la servidumbre voluntaria, lo resuelve con sencilla elegancia la democracia, en tanto que regla constitutiva del juego de los poderes estatales, produce efectos inmediatos en las conductas de quienes, ante el desvelamiento del enigma de la libertad política, se ven interiormente empujados a procurarla en la sociedad para ser libres con la libertad de todos. Sin este compromiso primario con la libertad, los compromisos ideológicos operan como ilusiones oníricas de la conciencia nacionalista o de clase, donde el cuerpo, con la luz de la verdad a sus espaldas, persigue con fe a su sombra alargada.

La sustitución de la razón por la fe separó a las ideologías del camino de la ciencia. Nacieron en el fragor del conflicto social para comunicar a cada parte la creencia en el triunfo final de su causa. Desgarradas por la historia, las ideologías aún ondean sus jirones descoloridos como banderas de partidos estatales sin causa civil. De ser concebidos como instrumentos de liberación, los partidos europeos se han convertido en fines de sí mismos. Permanecen en el Estado, con ignorancia o humillación de lo que, fuera de sus aparatos de poder, mantiene vivas las esperanzas de la sociedad civil. Ellos no pueden resolver el problema político, el de la liberación de la servidumbre voluntaria, porque ellos son los que la renuevan y refuerzan.

Y ahora, descubierta la naturaleza del problema y el modo de resolverlo con la democracia, la libertad política se encuentra en el estadio preliminar de la acción colectiva que ha de conquistarla y garantizarla. Porque no hay solución sin acción. Es más, tratándose del problema político, la acción está incorporada a la teoría que lo resuelve, y los factores personales que la inician ya no son subjetivos, pues conocen mas de lo que se puede expresar y la acción colectiva dará integridad práctica a la teoría. Hay en la sociedad un conocimiento tácito del problema político, que se hará expreso y operativo cuando su resolución se proponga como causa y fin de la acción. Esto sucede en todos los campos del conocimiento. Pues la verdad descubierta solo puede ser pensada creyendo en la acción que la realiza.

La clase de acción colectiva que impulsará, desarrollará, coordinará y dirigirá el “Movimiento Ciudadano hacia la Republica Constitucional“, viene dictada por la especificidad de sus fines y de sus medios. Dado que no la inspira creencia ideológica alguna, ni reivindicaciones sociales, no puede imitar las acciones de los partidos o de los sindicatos. No es en toda la sociedad civil donde ha de operar la acción liberadora de la servidumbre voluntaria, sino en los puntos neurálgicos y momentos cruciales donde ésta se renueva: elecciones, centros de enseñanza, conferencias doctrinarias del Estado de Partidos, encuestadores sociales y medios de comunicación. Se trata de una acción intelectual de carácter colectivo, para despertar las conciencias personales e integrar en ella a la parte laocrática de la sociedad civil, es decir, la más dinámica, abierta, decente, digna, inteligente, generosa y valiente.

Las modalidades de la acción no solo serán pacificas y civilizadas, sino coherentes con el fin político perseguido y adecuadas a la naturaleza del acto servil que denuncien. Lo cual obliga a dotar a este movimiento ciudadano de un tipo de organización original y flexible, basado en la confianza recíproca que inspira a sus miembros el hecho de saberse agrupados, por vez primera en la historia europea, no por razones ideológicas, ni de medro personal, sino para hacer operativa la solución del problema político de España, mediante la implantación de la democracia en las mentes y los corazones, antes de llevarla con alegría y seguridad a las Instituciones.

EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN

0

En el colegio, todos los niños distinguen entre un problema y un conflicto, entre resolver una ecuación y hacer las paces entre pandillas rivales, entre la satisfacción total que procura la solución racional de un problema y la inseguridad que late en todo arreglo voluntarioso de un conflicto. Saben que la buena razón, suya o del maestro, encuentra soluciones definitivas a todos los problemas de la ciencia bien planteados, mientras que la buena voluntad no basta para conciliar de modo duradero a dos bandos enfrentados por causas sentimentales o sociales.

Antes de la Revolución Francesa, los pueblos europeos tenían un problema político que resolver, encontrando la razón universal del mando y la obediencia. Pero a diferencia de la norteamericana, la francesa no tuvo sabios maestros que reconocieran y plantearan en sus propios términos el problema político. Los tenores de las facciones revolucionarias lo vieron, lo juzgaron y lo trataron como si fuera un conflicto social. Y naturalmente, la Gran Revolución terminó, como todos los conflictos, mediante una arreglo concordial de reparto, el que sustituyó la dictadura jacobina por la sinecura del Directorio. Y en ese bastardo arreglo estamos todavía, después de transcurridos doscientos diez años de irresponsabilidad política.

La concordia entre mandamases se transformó en reconciliación nacional, como si el problema no fuera político sino religioso, y el Estado de partido único se sustituyó por el de Partidos, como si la obediencia se legitimara por el hecho de turnar el mando entre varios. La primera causa del malestar cultural europeo, y la del peorestar español, consiste en que a nadie le satisface su modo de estar sujeto al Estado, cuando comprende que el problema del mando-obediencia no ha sido planteado, ni lógicamente resuelto, en dos siglos de confrontaciones sangrientas, causadas por la bárbara aplicación a la ciencia política de los métodos de componenda o superación propios de los conflictos sociales, es decir por las ideologías de clase o nacionalistas.

Si definimos el problema político veremos que la solución se desprende con evidencia, como en la ciencia, de la realidad de los datos que entran en la ecuación y de su correcto planteamiento. Se equivocan hombres tan inteligentes como Bertrand de Jouvenel cuando piensan que el problema político no tiene solución. Lo insoluble son los pseudo problemas creados por las ideologías, cuyas realizaciones fracasaron con demasiado estrépito.

La Revolución Francesa separó Estado y Sociedad, con el lógico desdoblamiento de la conciencia en dos lealtades, aparentemente incompatibles, que producía una conciencia política diferente de la conciencia social en la valoración de la libertad y de la justicia.

La inercia conservadora creyó que el nuevo conflicto se arreglaría con una vuelta a la situación anterior (Restauración). El anhelo de unidad pensó que el conflicto lo resolvería la ideología totalitaria, sea con un Estado conquistado por la reacción social (Fascismo-nazismo), sea con una sociedad conquistada por el Estado de la revolución inmediata o gradual (sovietismo-socialismo). La ideología liberal no le dio importancia a la separación de las dos conciencias porque creyó, con error, que la libertad de mercado las volvería a unir con un aburguesamiento general.

El final de la guerra fría puso al descubierto no solo la falsedad de todas las ideologías, sino que el problema político, la causa del malestar cultural, no lo causaba la natural separación de lo público y lo privado, sino la ausencia de control efectivo del Estado por la sociedad civil, lo cual convierte la relación mando-obediencia en servidumbre voluntaria.

Este problema político, como todos los problemas bien planteados, sí tiene una solución científica. Pues lo que causa el problema es precisamente la no separación de los poderes estatales y la no representación de la sociedad civil en el Estado de Partidos. La solución no ideológica del problema político es la democracia. Y solo los que no ven el problema rechazan esta sencilla y elegante solución de la ecuación política, que es la causa motriz del Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional.

IDEALES SIN IDEOLOGIA

0

En toda ideología hay una falsedad descriptiva de la realidad social y una utópica concepción prescriptiva del mundo. La historia de las ideologías corre paralela a la historia política de los dos últimos siglos. Lo que a principios del XIX comenzó siendo, con los ideólogos franceses, un mero estudio de la formación psico-fisiológica de las ideas, lo convirtió Marx en la veladura o enmascaramiento de la realidad, mediante un conjunto de ideas y creencias que ocultaban la dominación burguesa de toda la sociedad, no solo a la clase obrera sino a la propia burguesía.

Las dos primeras ideologías, el socialismo utópico y el anarquismo, pretendieron salir del desdoblamiento revolucionario de la conciencia, en un mundo político separado del social (Revolución Francesa), mediante el retorno a una comunidad elemental o a la sociedad patronal de artesanos. Los economistas del mercado, abandonando la preocupación científica de los ideólogos, vincularon la conciencia individual a la visión del mundo desde la óptica de la riqueza de las naciones que producía la libertad. El liberalismo, no la dictadura en el Estado, era la nueva ideología que ocultaba la dictadura económica en el mercado, creando buena conciencia en la clase dominante y desgarro de la conciencia desdichada en las dominadas.

El problema insoluble del marxismo, el fracaso de la liberación o emancipación de la conciencia de clase (burguesa o proletaria), se debió a que la identificación del interés de la totalidad social con el de una de sus partes, también enmascaraba la realidad con una ideología, la socialista. Por ello, desde la izquierda filosófica se hizo la crítica de las ideologías, y desde la derecha se pregonó el fin de ellas. Crítica y pregón inoperantes porque donde hay oposición social de intereses vitales habrá ideologías que velen o enmascaren la realidad. No puede haber una derecha ni una izquierda conscientes de sí mismas. Ese cinismo requiere una inteligencia que no tienen los partidos políticos. Nuevas ideologías de consenso o de conflicto les impedirán ver sus respectivas parcialidades. Y la justicia mínima de Rawls (consenso para mejorar la parte social más indigente, contra el interés común de la inmensa mayoría) no deja de ser una quimera de inmemoriados.

A partir de las rebeliones del 68, el relativo bienestar social, el absoluto malestar político -en crecimiento constante desde el fin de la guerra fría-, el progreso tecnológico, la sociedad espectacular del como si, la globalización, el terrorismo y el pensamiento único, han sustituido las ideologías de partidos por la sistemática demagogia de lenguaje y de gobierno para cautivar a votantes serviles que los perpetúen en el poder. La única ideología que renace de sus cenizas fascistas es la del nacionalismo regional.

Ante esta situación de desesperanza cultural y política, se presentan como únicos ideales realizables, no susceptibles de ser enmascarados con ideologías de clase o nacionalistas:

La realización de estos ideales, al afectar por igual a toda la sociedad civil y a todas las clases o categorías sociales, está excluida del ámbito de acción y pensamiento de los partidos estatales. Sería ridículamente vano esperar de ellos el menor signo de comprensión o de acercamiento a estos ideales. De ahí la necesidad histórica de que un amplísimo movimiento de ciudadanos conscientes, renunciando a convertirse en partido político, aglutine a todas las actitudes personales ante los gobiernos de partido estatal, para marchar en un bloque indiviso hacia la República Constitucional. Ese movimiento existe y ha comenzado a moverse. Es el MCRC.

Ideales sin ideología

0

En toda ideología hay una falsedad descriptiva de la realidad social y una utópica concepción prescriptiva del mundo. La historia de las ideologías corre paralela a la historia política de los dos últimos siglos. Lo que a principios del XIX comenzó siendo, con los ideólogos franceses, un mero estudio de la formación psico-fisiológica de las ideas, lo convirtió Marx en la veladura o enmascaramiento de la realidad, mediante un conjunto de ideas y creencias que ocultaban la dominación burguesa de toda la sociedad, no solo a la clase obrera sino a la propia burguesía.   Las dos primeras ideologías, el socialismo utópico y el anarquismo, pretendieron salir del desdoblamiento revolucionario de la conciencia, en un mundo político separado del social (Revolución Francesa), mediante el retorno a una comunidad elemental o a la sociedad patronal de artesanos. Los economistas del mercado, abandonando la preocupación científica de los ideólogos, vincularon la conciencia inspanidual a la visión del mundo desde la óptica de la riqueza de las naciones que producía la libertad. El liberalismo, no la dictadura en el Estado, era la nueva ideología que ocultaba la dictadura económica en el mercado, creando buena conciencia en la clase dominante y desgarro de la conciencia desdichada en las dominadas.    El problema insoluble del marxismo, el fracaso de la liberación o emancipación de la conciencia de clase (burguesa o proletaria), se debió a que la identificación del interés de la totalidad social con el de una de sus partes, también enmascaraba la realidad con una ideología, la socialista. Por ello, desde la izquierda filosófica se hizo la crítica de las ideologías, y desde la derecha se pregonó el fin de ellas. Crítica y pregón inoperantes porque donde hay oposición social de intereses vitales habrá ideologías que velen o enmascaren la realidad. No puede haber una derecha ni una izquierda conscientes de sí mismas. Ese cinismo requiere una inteligencia que no tienen los partidos políticos. Nuevas ideologías de consenso o de conflicto les impedirán ver sus respectivas parcialidades. Y la justicia mínima de Rawls (consenso para mejorar la parte social más indigente, contra el interés común de la inmensa mayoría) no deja de ser una quimera de inmemoriados.    A partir de las rebeliones del 68, el relativo bienestar social, el absoluto malestar político -en crecimiento constante desde el fin de la guerra fría-, el progreso tecnológico, la sociedad espectacular del como si, la globalización, el terrorismo y el pensamiento único, han sustituido las ideologías de partidos por la sistemática demagogia de lenguaje y de gobierno para cautivar a votantes serviles que los perpetúen en el poder. La única ideología que renace de sus cenizas fascistas es la del nacionalismo regional.   Ante esta situación de desesperanza cultural y política, se presentan como únicos ideales realizables, no susceptibles de ser enmascarados con ideologías de clase o nacionalistas: 1. La valoración de la ecología como ciencia de la que se deriva la preservación de los recursos humanos y naturales, en tanto que éstos son los componentes básicos de la riqueza de las Naciones. 2. La liberación de la servidumbre voluntaria, mediante la conquista pacífica de la libertad política, que sustituya la partitocracia por la democracia. 3. La superación del escepticismo cultural, mediante revaloraciones de inteligencias, meritos profesionales, investigaciones científicas, pulcritudes idiomáticas en la comunicación y recuperación de la estética de la belleza en los espacios públicos. 4. La confianza en la sociedad civil y la desconfianza en los poderes del Estado, mediante lealtades personales y societarias, ostracismo social de oportunismos y de economías especulativas, iniciativas empresariales basadas en el valor añadido y sustitución de la tolerancia por el respeto.  La realización de estos ideales, al afectar por igual a toda la sociedad civil y a todas las clases o categorías sociales, está excluida del ámbito de acción y pensamiento de los partidos estatales. Sería ridículamente vano esperar de ellos el menor signo de comprensión o de acercamiento a estos ideales. De ahí la necesidad histórica de que un amplísimo movimiento de ciudadanos conscientes, renunciando a convertirse en partido político, aglutine a todas las actitudes personales ante los gobiernos de partido estatal, para marchar en un bloque inspaniso hacia la República Constitucional. Ese movimiento existe y ha comenzado a moverse. Es el M.C.R.C.

DECLARACIÓNDE PRINCIPIOS Y DE VALORES

0

Tras los análisis y comentarios aquí realizados, el “Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional“ (MCRC), del que soy portavoz, hace esta declaración de principios y de valores:

Por lealtad a la sociedad civil, los Partidos Políticos, Sindicatos y Organizaciones No Gubernamentales no pueden ser financiados por el Estado; y por lealtad a la conciencia personal de los integrantes de este Movimiento de Ciudadanos, el MCRC no se transformará en partido político, y se disolverá tan pronto como su acción se agote con el referéndum que ratifique la Constitución democrática de la III República Española.

Declaración de Principios y Valores

1

Tras los análisis y comentarios realizados, el “Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional“ (MCRC), del que soy portavoz, hace esta declaración de principios y de valores:

I. Porque los seres humanos no nacen iguales en capacidad física y mental, ni en condición social, la Sociedad y el Estado deben garantizar la igualdad de derechos y de oportunidades.

II. Porque existe un imperativo moral en todas las conciencias, es condenable el oportunismo personal, social y político.

III. Porque los individuos no pueden desarrollar sus vocaciones ni sus acciones fuera del contexto social, la lealtad es fundamento de todas las virtudes personales y sociales.

IV. Porque los españoles padecen temores derivados de su tradicional educación en el Estado autoritario, sólo la valentía personal puede crear la fortaleza de la sociedad civil frente al Estado.

V. Porque durante siglos se ha sacrificado y despreciado la inteligencia y el espíritu creador, apartándolos de los centros de enseñanza, del Estado y de los Partidos, esas facultades individuales han de organizarse para tener presencia activa en la sociedad civil.

VI. Porque la decencia constituye el decoro de la civilización, la sociedad civil debe civilizar a los Partidos y Sindicatos, sacándolos del Estado.

VII. Porque entre el Estado de Partidos y la sociedad civil no existe una sociedad política intermedia, la parte más civilizada de aquella debe orientar la formación de ésta, sin el concurso del Estado.

VIII. Porque la política afecta al universo de gobernados, si el lenguaje de políticos y medios comunicativos no es directo, correcto y expresivo del sentido común, disimula una falsedad o esconde un fraude.

IX. Porque no son legítimas las razones ocultas del poder político, siempre será ilegitima la razón de Estado.

X. Porque a la razón de gobierno sólo la legitima la libertad política de los que eligen el poder ejecutivo del Estado, son ilegítimos, aunque sean legales, todos los gobiernos que no son elegidos directamente por los gobernados y no pueden ser revocados por éstos.

XI. Porque la razón de la ley está en la prudencia de legisladores independientes, elegidos por los que han de obedecerlas, no son respetables, aunque se acaten, las leyes emanadas de Parlamentos dependientes del Gobierno.

XII. Porque la razón de la justicia legal está en el saber experto de una judicatura independiente del gobierno y del parlamento, no pueden ser justas ni dignas las resoluciones de una organización judicial dependiente de ambos poderes.

XIII. Porque la razón del elegido está en el mandato unipersonal, imperativo y revocable del elector, es fraudulento el sistema proporcional de listas, que sólo representa a los jefes de partido.

XIV. Porque los medios de comunicación forman la opinión publica, no puede ser imparcial ni veraz la información controlada por un oligopolio de poderes económicos.

XV. Porque la corrupción es inherente a la no separación de los poderes estatales, sólo la puede evitar, con su separación, el recelo y la desconfianza entre sus respectivas ambiciones.

XVI. Porque las Autonomías fomentan los nacionalismos discriminadores o independentistas, deben ser compensadas integrándolas en la forma presidencial de Gobierno.

XVII. Porque las Autonomías fomentan gastos públicos improductivos, sus competencias susceptibles de ser municipalizadas deben de ser transferidas a los Ayuntamientos.

XVIII. Porque la Monarquía de Partidos carece de autoridad para garantizar la unidad de la conciencia española, y ha sido foco de golpes de Estado y corrupciones, debe ser sustituida por una República Constitucional, que separe los poderes del Estado, represente a la sociedad civil y asiente el natural patriotismo en la forma presidencial de Gobierno.

XIX. Porque la única razón de la obediencia política reside en el libre consentimiento de los gobernados, éstos conservan su derecho a la desobediencia civil y resistencia pasiva, sin acudir a la violencia, frente a todo gobierno que abuse del poder o se corrompa.

XX. Porque el pasado no puede ser revivido, sin imponerlo la fuerza del Estado, no es posible la restauración pacífica de la II República, cuya forma de gobierno parlamentario tampoco era democrática.

XXI. Porque el sistema de poder de las naciones europeas, ideado para la guerra fría, no es democrático, los españoles están obligados a innovar su cultura política para llegar a la democracia como regla formal del juego político. Por lealtad a la sociedad civil, los Partidos Políticos, Sindicatos y Organizaciones No Gubernamentales no pueden ser financiados por el Estado; y por lealtad a la conciencia personal de los integrantes de este Movimiento de Ciudadanos, el MCRC no se transformará en partido político, y se disolverá tan pronto como su acción se agote con el referéndum que ratifique la Constitución democrática de la III República Española.

Antonio García-Trevijano, fundador y portavoz del MCRC.

REINO DEL OPORTUNISMO

0

En la evolución de las especies, el oportunismo desempeña una función capital. Las mas dotadas para vivir exclusivamente de la oportunidad, como esos peces con la boca siempre abierta o esas plantas carnívoras que solo tienen que cerrarse para abastecerse de energía, son las menos aptas para modificar su circunstancia vital. Es el reino del puro oportunismo. Otros vertebrados tienen que mudar de camisa para crecer. Es el reino del oportunismo reptil. Especies superiores, como el castor, no esperan su oportunidad de vida, se la procuran modificando el medio natural mediante la construcción de la nueva circunstancia que constituye su mundo artificial. Es el reino de la inteligencia instintiva.

Si desde un punto de vista biológico, el oportunismo pasivo es la facultad intelectual del parasitismo, desde la perspectiva de la humanidad es la primera causa de la decadencia de los pueblos. Los más dependientes de su circunstancia vital, los que siguieron al pie de la letra la enseñanza experimental de que el individuo no era más que su circunstancia tribal, quedaron pronto marginados de la historia de la humanidad.

Todos los cambios repentinos en el sistema de poder, al modificar la circunstancia vital, ocasionan tsunamis de oportunismo de todos los tipos. Cambios reptiles de chaqueta, bocas apostadas para engullir la presa, adaptación espontánea a la nueva situación, descubrimiento repentino de ocasiones favorables, olvido inmediato de lo anterior, imprevisión de lo porvenir, apología del presente. Los ejemplos históricos más ilustrativos se producen cuando, sin intervención de la sociedad gobernada, el asesinato, la muerte natural de un dictador o la destrucción de la tiranía por un ejército extranjero, liberan de repente las ambiciones soterradas en la cobardía.

Aunque sea fenómeno universalmente repetido, no deja de llamar la atención que el oportunismo de las acciones haya sido inmediatamente seguido por el oportunismo de los pensamientos, es decir, las teorías inmorales de religiosos y filósofos de la irracionalidad, que acomodan la ética a cada caso particular (jesuitismo o casuismo, combatido por la Ilustración); a la circunstancia vital (circunstancialismo del yo orteguiano, copiado, sin citarlo, de Max Stirner); a la situación (situacionismo de Aranguren, derivado del existencialismo); a la ocasión (ocasionalismo medieval del consensus, contra el libre albedrío), o a la coyuntura histórica (coyunturalismo o historicismo del sentido moral).

España ha dado constante ejemplo de oportunismo político. En la derecha se manifiesta en su apego a la doctrina de la accidentalidad de las formas de gobierno, de origen religioso, y a la ideología nacionalista, de origen fascista. Pero es la izquierda la que ha desarrollado todas los tipos de oportunismo, bajo el pretexto de que solo se tiene la ocasión de hacer cosas buenas para el pueblo desde el poder (millerandismo socialista) y de que el partido comunista creó la oportunidad de realizar la reconciliación nacional, también de origen religioso. Un Rey oportunista, elegido por un dictador, corona consecuentemente el Reino del oportunismo total, en esta Monarquía de Partidos, que no puede dar oportunidad, sin destruirse, a que asomen la moralidad natural y la inteligencia instintiva de la sociedad.

Traducir

Política de privacidad

Queremos que leas y comprendas esta Política de Privacidad. Por eso, la hemos redactado en un lenguaje fácil y sencillo. No obstante, si quieres consultar las cuestiones más importantes, puedes dirigirte directamente al final y las verás especificadas de forma concisa en una tabla.

¿Quiénes somos y qué hacemos con tus datos?

En la asociación Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC) (en adelante, “MCRC"), somos responsables del tratamiento de tus datos de carácter personal que llevaremos a cabo desde la página web del Diario Español de la República Constitucional (en adelante, el “Diario”): www.diariorc.com, la cual incluye la tienda de la editorial del MCRC (en adelante, la “Tienda”), cuyo dominio es de nuestra titularidad, según la información recogida en esta política de privacidad. Debes saber que somos una asociación cultural con domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid, y nuestro NIF es G-86279259. Si tienes cualquier duda o consulta acerca de cómo tratamos tus datos, puedes escribirnos a [email protected] y estaremos encantados de atenderte. El acceso y/o uso al Diario te atribuye la condición de usuario (en adelante, “Usuario”), e implica la aceptación, desde dicho acceso y/o uso, de la presente Política de Privacidad para las finalidades indicadas en la misma así como el Aviso Legal, que también puedes consultar en el Diario.

¿Qué información recabamos sobre ti?

Recogemos los datos estrictamente necesarios para garantizar el correcto funcionamiento del boletín, la provisión de los servicios de venta ofrecidos en la Tienda, así como para asegurar que cumplimos con lo que nos piden los Usuarios, ya sea mediante la solicitud de información como el envío de compras realizadas a través del Diario. Recabamos información sobre ti cuando:
  • Nos solicitas información, ya sea vía email o a través de nuestro formulario web.
  • Te suscribes a nuestro boletín informativo, y/o solicites el envío las publicaciones por Whatsapp.
  • Nos remites obras para su publicación en el Diario.
  • Realizas una compra en la Tienda.
  • Dejas un comentario en la sección de comentarios de los contenidos del Diario.
Para que la información facilitada esté siempre actualizada y no contenga errores, recuerda comunicarnos las modificaciones que se vayan produciendo de tus datos de carácter personal a través de un correo electrónico a nuestra dirección. Además, cuando navegues por el Diario, podrán instalarse en tu dispositivo distintas cookies y otros dispositivos de seguimiento con el fin de asegurar un correcto funcionamiento de la página web, tal y como te explicamos en la Política de Cookies que puedes consultar en el Diario.

¿De dónde hemos obtenido tus datos?

Como puedes ver en el apartado anterior, los datos personales que necesitamos tratar en relación con el Diario, nos los aportas libremente a través de distintos canales. No obstante, en caso de que aportes datos personales de un tercero, garantizas que le has informado de esta Política de Privacidad y has obtenido su autorización para facilitarnos sus datos con las finalidades indicadas. Igualmente, te haces responsable de cualquier daño o perjuicio, directo o indirecto, que pudiera ocasionarse como consecuencia del incumplimiento de tal obligación. Como Usuario, garantizas que los datos que nos facilites -ya sean tuyos o de un tercero- serán veraces y exactos, debiéndonos comunicar cualquier modificación de los mismos. Nos reservamos el derecho a excluir del Diario a aquellos usuarios que hayan facilitado datos falsos, sin perjuicio de las demás acciones que procedan en Derecho.

¿Cómo funciona el boletín y la lista de difusión de Whatsapp?

El MCRC cuenta con un boletín informativo digital mediante el cual se comunica con sus asociados y suscriptores para mantenerles informados de las últimas publicaciones, novedades, acciones y participaciones. Suscribirte al boletín es muy sencillo, simplemente tienes que indicar tu correo electrónico en el apartado al efecto del Diario. Así mismo, el MCRC dispone de una lista de difusión de Whatsapp mediante la cual realiza avisos informativos con las publicaciones del boletín. Si quisieras recibir los avisos mediante la lista de difusión simplemente tendrás que aportar tu número de teléfono. Todos los datos que nos proporciones serán tratados de conformidad con esta Política de Privacidad.

¿Cómo usaremos tus datos y en base a qué?

Los datos de carácter personal recabados por el MCRC podrán ser utilizados para las siguientes finalidades: (i) Información. (ii) El envío del boletín informativo del MCRC mediante correo electrónico, y para enviarte mensajes informativos por Whatsapp en el caso de haberte suscrito. (iii) El envío de compras realizadas en la Tienda. (iv) La publicación de comentarios en el Diario. Desde el MCRC utilizaremos tus datos con las siguientes finalidades:
  1. Atender tus peticiones de información.
  2. Enviarte el boletín informativo en el case de haberte suscrito.
  3. Enviarte cualquier compra realizada en la Tienda a la dirección que nos proporciones.
  4. Generar facturas relacionadas con las compras realizadas en la Tienda.
  5. Atender cualquier solicitud de ejercicio de tus derechos que nos puedas hacer llegar, en cumplimiento de nuestras obligaciones legales.

¿Durante cuánto tiempo guardamos tus datos?

Sólo mantendremos tus datos durante el tiempo que sea estrictamente necesario para ofrecerte la información que requieras y poder realizar los envíos y realizar un seguimiento de los mismos, y posteriormente durante el periodo que resulte indispensable para poder cubrir eventuales responsabilidades o para la formulación, ejercicio o defensa de reclamaciones. No obstante lo anterior, podrás solicitar la eliminación de tus datos, y en caso de resultar aplicables dichos plazos legales de conservación, se mantendrán bloqueados durante el tiempo que la normativa establezca. En cuanto a nuestro boletín, conservaremos los datos proporcionados en tanto no manifiestes tu voluntad de darte de baja de los servicios.

¿Vamos a comunicar tus datos a terceros?

No cederemos tus datos a terceros excepto cuando se nos requiera por Ley, y en particular, podremos comunicar tus datos a las siguientes entidades, siempre en relación con las finalidades descritas:
  • A los órganos competentes de las Administraciones Públicas en cumplimiento de las obligaciones legales que nos sean de aplicación.
  • A nuestros proveedores de servicios auxiliares, necesarios para el normal funcionamiento de los servicios contratados, incluido el envío de las compras realizadas en el portal. En el caso de que algún proveedor se encuentre en una jurisdicción ajena al ámbito de aplicación del RGPD, te garantizamos que se encontrarán adheridos al Escudo de Privacidad (Privacy Shield) UE - EE. UU. Puedes aprender más haciendo click en este hipervínculo: https://www.aepd.es/sites/default/files/2019-09/guia-acerca-del-escudo-de-privacidad.pdf
    • A nuestros colaboradores, en el seno de prestaciones de servicios, los cuales estarán obligados a su vez a guardar la más estricta confidencialidad.

¿Cuáles son tus derechos y cómo puedes ejercitarlos?

  1. Derecho a acceder a tus datos personales para saber cuáles están siendo objeto de tratamiento y con qué
  2. Derecho a rectificar cualquier dato personal inexacto -por ejemplo, si necesitas actualizar la información o corregirla en caso de que fuera incorrecta-.
  3. Suprimir tus datos personales, cuando esto sea posible. Si la normativa vigente no nos permite eliminar tus datos, los bloquearemos durante el tiempo restante.
  4. Solicitar la limitación del tratamiento de tus datos personales cuando la exactitud, la legalidad o la necesidad del tratamiento de los datos resulte dudosa, en cuyo caso, podremos conservar los datos para el ejercicio o la defensa de reclamaciones.
  5. Oponerte al tratamiento de tus datos personales.
  6. Llevar a cabo la portabilidad de tus datos.
  7. Revocar el consentimiento otorgado -por ejemplo, si te suscribiste al boletín y ya no deseas recibir más información-.
  8. Ejercer tu derecho al olvido.
Podrás ejercitar tus derechos en cualquier momento y sin coste alguno, indicando qué derecho quieres ejercitar, tus datos y aportando copia de tu Documento de Identidad para que podamos identificarte, a través de las siguientes vías:
  1. Dirigiendo un correo electrónico a nuestra dirección: [email protected]
  2. Dirigiendo una solicitud escrita por correo ordinario a la dirección Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid.
  3. Además, cuando recibas cualquier comunicación nuestra, clicando en la sección de baja que contendrá esa comunicación, podrás darte de baja de todos envíos de comunicaciones del MCRC previamente aceptados.
  4. Cuando te hayas suscrito a la recepción de mensajes informativos a través de Whatsapp podrás cancelar la suscripción desde el formulario del Diario donde te diste de alta, indicando que deseas darte de baja.
Si consideras que hemos cometido una infracción de la legislación en materia de protección de datos respecto al tratamiento de tus datos personales, consideras que el tratamiento no ha sido adecuado a la normativa o no has visto satisfecho el ejercicio de tus derechos, podrás presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, sin perjuicio de cualquier otro recurso administrativo o acción judicial que proceda en su caso.

¿Están seguros tus datos?

La protección de tu privacidad es muy importante para nosotros. Por ello, para garantizarte la seguridad de tu información, hacemos nuestros mejores esfuerzos para impedir que se utilice de forma inadecuada, prevenir accesos no autorizados y/o la revelación no autorizada de datos personales. Asimismo, nos comprometemos a cumplir con el deber de secreto y confidencialidad respecto de los datos personales de acuerdo con la legislación aplicable, así como a conferirles un tratamiento seguro en las cesiones y transferencias internacionales de datos que, en su caso, puedan producirse.

¿Cómo actualizamos nuestra Política de Privacidad?

La Política de Privacidad vigente es la que aparece en el Diario en el momento en que accedas al mismo. Nos reservamos el derecho a revisarla en el momento que consideremos oportuno. No obstante, si hacemos cambios, estos serán identificables de forma clara y específica, conforme se permite en la relación que hemos establecido contigo (por ejemplo: te podemos comunicar los cambios por email).

Resumen de Información de nuestra Política de Privacidad.

Responsable del tratamiento MOVIMIENTO DE CIUDADANOS HACIA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL (MCRC) Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. NIF: G-86279259
Finalidades de tratamiento de tus datos personales - Atender tus solicitudes de información, comentarios, peticiones y/o consultas en el marco de tu relación con el MCRC. - Atender las solicitudes para el ejercicio de tus derechos. - Enviarte todas las comunicaciones a las que te hubieras suscrito, incluido el boletín (si te hubieras suscrito) y comunicaciones por Whatsapp. - Enviar cualquier compra realizada en la Tienda del MCRC.
Origen de los datos tratados - Nos los has facilitado libremente tú mismo o un tercero en tu nombre. - Los hemos recabado a través de nuestro Sitio Web mediante cookies. Puedes obtener más información sobre este tratamiento en nuestra Política de Cookies.
Base de Legitimación para el tratamiento - El tratamiento es necesario para la ofrecerte la información necesaria en atención a tu condición de asociado del MCRC. - Para determinados tratamientos, nos has dado tu consentimiento expreso (ej participación en una acción; boletín…). - Contrato de compra entre las partes.
Cesión de datos a terceros - Cedemos tus datos a proveedores de servicios, incluidos aquellos relativos al envío de las compras realizadas en la Tienda. - En ningún caso se cederán tus datos a personas ajenas a la actividad del MCRC (ya sean asociados o ajenos a la asociación) y los servicios que nos has sido solicitado. - Cedemos tus datos a determinadas autoridades en cumplimiento de obligaciones legales (ej. Administraciones Públicas).
Plazos de conservación - Conservaremos tus datos durante el tiempo que siga vigente tu relación con el MCRC. - Si nos pides expresamente que los eliminemos, así lo haremos salvo que exista una obligación legal que nos lo impida o que, por ejemplo, necesitemos utilizarlos para la formulación, ejercicio y defensa de reclamaciones.
Derechos del interesado Podrás solicitarnos el ejercicio de tus derechos por correo electrónico: [email protected], o por escrito a nuestro domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. Puedes pedirnos el derecho a acceder a tus datos, a solicitar su rectificación o supresión, a limitar el tratamiento de tus datos, o a oponerte a determinados tratamientos, a retirar el consentimiento que nos hubieras prestado, a la portabilidad de tus datos o a no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado. Si no estás de acuerdo con el tratamiento que realizamos de tus datos, puedes presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos: www.aepd.es. Si tienes alguna duda sobre esta Política de Privacidad o el tratamiento de tus datos, escríbenos a nuestra dirección de correo electrónico [email protected], y estaremos encantados de atenderte.

¡Hola! ¿Quieres recibir todas nuestras novedades al instante?
Envíanos tu número de teléfono y te añadiremos a nuestra lista de
difusión de Whatsapp.