Sucede cuando se vive instalado en el delirio y éste se hace cotidiano. Acontece en el tiempo en que la libertad política es sospechosa y quien pretende vivir conforme a sus pautas, marginado, despreciado o perseguido. Es entonces cuando a la verdad los mediocres le reservan sólo tres salidas: encierro, entierro o destierro. Su prisión, su féretro o su exilio es la palabra adulterada, máscara de desleales intenciones. Nace la perversión del lenguaje, obra de un régimen de poder infame que tolera impúdicamente describirla (“El dardo en la palabra”, de Carreter), pero nunca explicar honestamente sus causas. En ese escenario, conviene siempre discernir lo dicho de lo velado. Durante el pleno del Consejo General del Poder Judicial celebrado el pasado miércoles, siete de sus miembros se ausentaron de la sala cuando se debía debatir la aprobación de medidas dirigidas a lograr el cumplimiento de la Ley de Banderas en los edificios judiciales del País Vasco (El Mundo, 27/2/08). Los jueces que se desentendieron de su obligación, denominados por los medios de comunicación “minoría progresista”, adujeron en su defensa ante los periodistas que con su espantada buscaron evitar la repercusión política que pudiera tener una decisión sobre el conflicto en medio de la campaña electoral. Nos quieren decir que jugaron la carta de la “no injerencia”, como si la separación de poderes estuviese en peligro. Como si el poder judicial fuese independiente del político. Con la excusa que han presentado esos jueces para justificar su conducta reprobable, muestran que su única inquietud es la del efecto político de su labor, en lugar de preocuparles la ilegalidad de lo sucedido en el País Vasco. Además, obtienen lo que dicen rehuir: intervenir en la campaña electoral. El uso perverso del lenguaje confunde el conocimiento de las cosas. Un juez nunca debe ser calificado como “progresista” o “conservador”. Como juez, los únicos adjetivos que admite su tarea son los de “imparcial” e “independiente”, y si es así no dejará de impartir justicia sean cuales sean las circunstancias. A un delegado político, en cambio, sólo le cabe observar la línea dictada por el líder del partido que lo eligió. Las palabras ya no significan lo mismo que antes. Fachada del ayuntamiento de Bilbao sin banderas
Inteligencia cadavérica
Mañana, el colectivo de Jóvenes Investigadores se manifestará por las calles de Madrid. Formado por las mentes más brillantes salidas de la Universidad española que han conseguido una de las escasas becas de doctorado, este grupo reivindica, entre otras cosas, que el gobierno cumpla con las leyes e impida que los ya doctores sigan trabajando sin cotizar a la seguridad social. Nada queda más lejos en la historia de España que el grito del general fascista Millán Astray: ¡Muera la inteligencia, viva la muerte! Y sin embargo, nada hay más vivo en el imaginario colectivo, que el miedo que ocasionó. Un miedo reaccionario que aniquila la sensibilidad para observar el tiempo presente sin prejuicios. Sin acudir a la muerte, durante el periodo de 30 años de partidocracia se han sacrificado más cerebros en España que en toda su historia anterior, ya que nunca antes existió el número de universitarios que el país necesita para considerarse instruido. Como resultado, la inteligencia española es una especie cadavérica que viaja solitaria en compañías aéreas de bajo coste, camino de las capitales europeas. Investigadores en Madrid, año 2006 Más allá de sesgos demagógicos partidistas, esta segunda ola de emigración de la inteligencia inconformista y la aparición de un nuevo tipo social en el territorio nacional, los “mileuristas”, deben considerarse como un producto de la Monarquía de Partidos. Dos han sido sus causas principales. En primer lugar, una economía de beneficios a corto plazo, dirigida por oligarquías financieras en connivencia con partidos políticos, que ha culminado en el fenómeno sociológico de la especulación inmobiliaria que en 2007 alcanzó el 20% del PIB del país y en el "crash" de 2008. En segundo lugar, una imposible circulación de las élites en las universidades, partidos políticos e instituciones estatales, producto de la carta constitucional otorgada en el 78. En esta situación, quizás el cambio de ciclo consista en que la inteligencia comprenda la inercia de las cosas y no colabore con ella.
Sísifo en precario
Manifestación de jóvenes científicos La revista Nature publica un minirreportaje en el que reconoce el esfuerzo hecho por el gobierno socialista al doblar el presupuesto de I+D en los 4 años de legislatura. Llegan a aventurar una nueva edad de plata para la cultura y ciencia española si el empeño persiste en el mismo sentido. Sin embargo, Nature advierte, de idéntica forma que este diario, sobre los peligros que pueden hacer fracasar la mejora en la calidad y cantidad del I+D español. La ciencia española es dependiente en grado máximo de los intereses políticos del partido en el poder que suele anular reformas y leyes, cambiar ministerios y cerrar programas, creados por el último gobierno de signo contrario. Los puestos directivos de la principal institución científica española, el CSIC, son cargos políticos dependientes del Ministerio de Ciencia y del Presidente del Gobierno a través de su oficina; tal es asi, que el actual Presidente del CSIC, Carlos Martínez, ha llegado a pedir el voto para el partido al que debe su nombramiento, el PSOE, a los científicos del centro. Las universidades públicas españolas, el otro pilar de nuestra ciencia, son un caso extremo de sujeción política al Ministerio de Educación, dentro de cuyos objetivos principales no está el promover la excelencia, sino la recompensa con el funcionariado a los futuros profesores que acaten las leyes, procedimientos y jerarquías impuestos. Este es el principal problema de la ciencia española, más grave que el burocrático o el presupuestario: la ausencia de una carrera independiente que libre al científico de tener que servir al poder político y a los poderes locales que incentivan la endogamia y la mediocridad. Independencia necesaria sobre todo para el científico joven, sin el cual es imposible la innovación y la circulación de nuevas ideas. Son precisamente estos científicos jóvenes (pre- y post-docs) los que siguen siendo ignorados en el baile de grandes presupuestos. Mientras los partidos, con su poder incontrolado, sigan condenando a la precariedad a los futuros profesionales del I+D, la nueva edad de plata de la ciencia española sólo será un lema cínico para usar en campaña electoral.
Estado inhóspito
Conferencia sobre inmigración (Fotografía PP de Cataluña) La costumbre inmemorial de la hospitalidad fue una institución dominante en las comunidades tribales. El recibimiento amistoso de los extranjeros no obedecía a motivos altruistas sino a la intención de establecer un deber de reciprocidad, que empujaba a los más pobres e inseguros a ser más hospitalarios con los forasteros para solicitar su auxilio o protegerse de ellos en el futuro. El novedoso concepto de "xenofobia" otorgaba a la incipiente ciudadanía de la "polis" griega y la "civitas" romana un sentimiento de superioridad sobre la población foránea que se alojaba en ellas. Cuando aparece el Estado, la hostilidad irracional contra el extranjero cumple la útil función social de conformar los sentimientos de identidad nacional. "Xenos" deja de significar huésped para nombrar al extranjero, que es segregado en guetos suburbanos. La fundación estatal de los Reyes Católicos estuvo jalonada por la expulsión de judíos y moriscos, y la consiguiente pureza autóctona. Los aragoneses y castellanos ya se podían sentir españoles. La creación de una unión supraestatal y de una ciudadanía europea nos induce mediante leyes de extranjería a extirpar la hospitalidad de nuestro territorio, incluso con quienes nos sentimos más próximos y que alojaron en sus patrias a multitudes de emigrantes y exiliados españoles. La xenofobia no es utilizada por el Sr. Rajoy como recurso sentimental del Estado para combatir la disgregación nacional, sino para obtener fáciles réditos electorales. Aparte de este inteligente cálculo: "No pueden entrar todos. No cabemos.", dice que "Todos iguales en derechos y oportunidades y todos iguales en deberes y en obligaciones". Sin embargo, nos advierte sobre la pesadilla en la que se puede convertir la inmigración cuando invadan y colapsen los servicios públicos. Sin duda, lo más conveniente sería que nuestra tradicional generosidad con los forasteros o xenofilia, se limitara al fructífero turismo. Si el jefe del PP quiere que "los derechos de los españoles no se vean perjudicados" tiene una óptima solución a su alcance: dimitir, tras proclamar la vulneración de los derechos políticos de los ciudadanos que la oligarquía de partidos lleva a cabo de la manera más desleal, porque España nunca se ha constituido en asilo de la libertad política.
¿Alternativas?
Una campaña mediática sin precedentes pretende convertir en normal el hecho de que los candidatos estrella de las próximas no-elecciones generales, puedan representar dos formas diversas de entender el mundo y a la vez una única forma de construirlo sin la intervención de la ciudadanía. Pero: Ni ZP ni Rajoy quieren que elijamos Presidente del Gobierno mediante el sistema mayoritario que terminaría de un plumazo con el chantaje al que nos someten los nacionalismos cada cuatro años. Coinciden, además, en negarnos un sistema con separación de poderes. No admiten ser controlados si alcanzan la presidencia; ambos quieren legislar… y gobernar… y nombrar a los jueces… No saben o no quieren hacer nada efectivo para acabar con el terrorismo, como nada hicieron los anteriores gobernantes. ETA y la partitocracia se dan mutua estabilidad, ambas se buscan para retroalimentarse en la espiral del terror y la náusea. Por eso los políticos llevan más de 40 años fracasando con 'sus' medidas antiterroristas. Los dos adoran al 'becerro de oro' de la partitocracia: El Consenso. Es decir, la negación de la Política, de la posibilidad de alternativa en el poder. No quieren que elijamos, quieren que votemos. Se preocupan si pensamos, prefieren que asintamos. Ya no saben qué hacer para arrancarnos los votos y por eso, aunque parezca mentira, ahora los compran. Ambos desconocen que la libertad política no se puede comprar… no está ni ha estado nunca en venta. Es una figura femenina con aspecto vigoroso y agraciado; si te acercas a ella, susurra al oído que no votes, que los buenos tiempos llegarán. Por eso, ZP y Rajoy fruncirían el entrecejo si leyesen estas líneas, no las admitirían. ¿Por qué? Muy fácil. Hay una última cosa en la que estos personajes se identifican: a ninguno de los dos le gusta la democracia. Alternativas
Por costumbre
Cayuco / Miguel Aguilar Entre las causas de la servidumbre voluntaria de los súbditos del Estado de Partidos está el hábito. El joven De La Boétie lo expresó en el siglo XVI: "No cabe duda de que la Naturaleza nos dirige allá donde quiere, favorable o desfavorablemente, pero debe admitirse que tiene menos poder sobre nosotros que la costumbre". Mariano Rajoy propone que los inmigrantes se comprometan, mediante un contrato de integración, a "cumplir las leyes, aprender la lengua y respetar las costumbres de los españoles”. Pero el contrato, por definición neg-ocio jurídico bi-lateral, tiene también una referencia “consuetudinaria” en la que nadie ha reparado: el Estado español se comprometerá “a respetar sus creencias y costumbres (de los inmigrantes), siempre que éstas últimas no sean contrarias a la leyes españolas. Es evidente que un Estado civilizado se rige por leyes generales -incluida la Fundamental- que afectan a todos y que toda persona que viva en él debe (legalmente) respetarlas. Pero no puede haber ley legítima que obligue a observar una costumbre, salvo que dicha costumbre sea “elevada” a rango de ley. ¡Piensan convertir en ley todas las costumbres españolas? Las dos cláusulas del mencionado contrato manifiestan la pérdida del sentido de la Ley en nuestra nación, lo que sí ha llegado a ser una costumbre. Si el inmigrante es una persona libre, y lo es, deberá respetar la Ley del Estado en el que se encuentre. No se le puede imponer más obligacion “jurídica” porque el inmigrante es parte de la sociedad civil. ¡Ah!, ¿pero es que hay sociedad civil en España? Escasa y débil, pero la hay. Ninguna sociedad verdaderamente democrática puede imponer obligaciones morales, ni costumbre local o nacional alguna, a un miembro de la sociedad civil. El subconsciente traiciona a los políticos: ¿quería decir realmente el señor Rajoy que el inmigrante debe respetar la costumbre de votar sin elegir a su representante político, aceptar la falta de división de poderes y la imposibilidad, ya tradicional, de no poder intervenir en la "sucesión" del Jefe del Estado "con el que contrata su integración"?
Diez errores episcopales
DIEZ ERRORES EPISCOPALES I. Los Obispos “ofrecen a los católicos y a todos los que deseen escucharlos algunas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable del voto… cuando se toman decisiones que han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales y a la promoción del bien común”. Error. Estimular el voto en el sistema de listas, contribuye a la burla de los derechos fundamentales y a la promoción del bien particular de los partidos. II. “Deseamos colaborar en la consolidación de la autentica tolerancia y de la convivencia en el mutuo respeto, la libertad y la justicia, como fundamento imprescindible de la paz verdadera”. Error. La tolerancia y el respeto son valores incompatibles. No se consolida lo que no existe en un Estado que desconoce por completo la libertad politica en la Constitución, una justicia independiente y la verdad en los medios de comunicación. III. “La calidad y exigencia moral de los ciudadanos en el ejercicio de su voto es el mejor medio para mantener el vigor y la autenticidad de las instituciones democráticas”. Error. No se puede mantener lo que no hay. No son instituciones democráticas las que, derivadas del consenso entre partidos, privan a los ciudadanos de su derecho a elegir representantes y al jefe del gobierno, en elecciones separadas. Sin este derecho político no hay democracia. IV. “No es justo tratar de construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna”. Error. Ningún partido tiene esa pretensión imposible. Y no es la justicia, sino la libertad de creencias, la que sería infringida. V. “En ese sentido parecen que apuntan las dificultades crecientes para incorporar el estudio libre de la religión católica en la escuela pública, así como el programa de la nueva asignatura de carácter obligatorio, Educación para la Ciudadanía, que lesiona el derecho de los padres a formar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales”. Error. Las dificultades para el estudio de la religión en la escuela pública no apuntan a donde dicen los obispos, sino a la creación de un vivero de generaciones jóvenes que reproduzca, en la escuela pública, los disvalores del pseudo-progresismo de la socialdemocracia, entendida a la española. VI. “Es necesario promover un gran pacto de Estado sobre la base de la libertad de enseñanza”. Error. La libertad de enseñanza, en tanto que derecho fundamental, no puede depender de acuerdos, transaciones o pactos coyunturales de la Iglesia con el Estado. Solo la representación política de la sociedad civil, no representada hoy en el Parlamento, estaría legitimada para promulgar leyes inspiradas en la libertad de enseñanza. En una verdadera democracia constitucional, la idea de pacto de Estado carece de sentido, a no ser para traicionar a la sociedad. VII. “Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”. Error. Esta prohibición de negociar con el terrorismo no es pertinente hacerla a una abstracta sociedad que quiera ser libre y justa, sino al Gobierno presente o futuro, que lo hace y lo hará, mientras dure la inmoralidad pública inherente a la sinarquía orgánica del Estado de Partidos. VIII. “La Iglesia reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin acudir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan modificar la configuración política de la unidad de España”. Gravísimo error. La negación de la realidad histórica y objetiva de la Patria común, conforme a la idea orteguiana y joseantoniana de la Nación, como proyecto sugestivo de vida en común o unidad de destino en lo universal, constituye la base ideológica y sentimental de ETA, de los nacionalismos periféricos no violentos y de todos los partidos estatales presentes en el Parlamento. Reconocer en principio, como hace la Nota Episcopal, la legitimidad de esta bárbara idea, supone admitir, en consecuencia, la práctica de la violencia, porque ningún método democrático puede decidir lo que es España. IX. “Hay que evitar los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública en favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas…con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada”. Error. Esos riesgos subjetivos no se evitan con amor y solidaridad, que los nacionalistas y tienen en demasía, sino con el juego objetivo de instituciones democráticas y representativas que aseguren la unidad de España. X. “Hay que trabajar también para superar las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas”. Error. No es trabajando, ni con buena voluntad, sino cambiando las instituciones discriminadoras por otras instituciones igualitarias de la ciudadanía, como se podrá resolver la discriminación entre los ciudadanos, los pueblos y las regiones de España.
“EL PAÍS” dice la verdad
“EL PAÍS” dice la verdad Votaciones únicas a un poder único. Unas solas votaciones generales deciden, el próximo nueve de marzo de 2008, quien será, entre dos candidatos divinos, hijos gemelos del poderoso patriarca del olimpo estatal, Indra-Franco, el partido inhumano, de cuatro brazos de poder incontrolable, que gobierne, legisle y juzgue a los españoles, enseñándoles lo que deben opinar durante cuatro años. Naturalmente, los dos candidatos lucen el collar de calaveras que distingue al poderoso Shiva. No es mitología hindú ni ciencia ficción. Es la cruda realidad española, tal como la diagnostica y describe científicamente el periódico “El PAIS”, el día 2 de enero, a doble página y cinco columnas, bajo el título “Unas elecciones únicas”, y el subtítulo “Los comicios del 9 de marzo no solo deciden el Gobierno, también están en juego el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y el futuro del PP si pìerde Rajoy”. Tan poca importancia subordinada tiene el poder legislativo, que el periódico divino de la Transición lo olvidó mencionar en el subtitulo. Todos los periodistas comienzan su oficio bajo el lema de que lo noticiable no es que un perro muerda a un hombre, sino que aquél sea mordido por éste. Lo noticia excepcional, para el Diario español de la República Constitucional, es que “EL PAÏS” diga la verdad, sobre la realidad politica española, después de ocultarla sistemáticamente, durante treinta años, bajo la grosera ficción de tratar todos los asuntos públicos como si existiera libertad politica, y con el descaro de mantener sin descanso, como todo el mundo mediático, la colosal mentira de que esta Monarquía de los Partidos es la mejor expresión de la democracia moderna o avanzada. Nada importa que corrupciones sin fin, espantosos crímenes de Estado y acumulaciones de capital sin precedentes en la historia económica de España, jalonen el camino de todos sus gobiernos. Es el precio que deben pagar los españoles por vivir en la simulación de democracia. Lo extraordinario de esta noticia, la novedad de que el boletín oficioso de la Transición diga por primera vez la verdad, está en el descubrimiento repentino de que el mundo mediático no cree en sus propias mentiras. Shiva, cuatro brazos ejecutivos de un solo poder Sabe que son pura propaganda. Alivia saber que no es ciego ni tonto. Engaña pero no se engaña. La cuestión que intriga ahora a los observadores de tan prodigioso develamiento de la verdad, es la razón o el motivo de que PRISA, la más poderosa organización de la mentira politica, haya dado el paso trascendental de renegar la causa de su éxito. Ya comienzan a oírse los primeros rumores del miedo a la verdad. No es para tanto, dicen algunos. Solo se trata de una crónica informativa de un periodista, que no refleja la opinión editorial del periódico. Pero no es el autor del texto informativo, sino el Director de EL PAÍS quien decide publicarlo a doble página y cinco columnas. Otros observadores, más atentos a la preocupación empresarial de PRISA, creen que decir la verdad, en estos momentos de tensión politica preelectoral, aumentará las ventas del periódico y lo distinguirá del nuevo diario de información auspiciado por el PSOE. En definitiva, nadie piensa que “El PAÍS” ha dicho la verdad en cumplimiento de un deber informativo. Pero lo que importa conocer no son las motivaciones subjetivas de esta excepcional publicación de la verdad, sino el sentimiento social que la ha propiciado. La ruptura del consenso de la Transición, motivada por la negociación del Presidente del Gobierno con ETA, ha trastocado todos los supuestos culturales que han mantenido el simulacro de la democracia en esta oligarquía de partidos estatales, consagrada constitucionalmente por la Monarquía. Monarquia de Juan Carlos que no es parlamentaria, porque no es representativa de los electores, ni constitucional, porque el Rey no gobierna. Cuando se resquebraja un simulacro cultural, que afecta a todas las instituciones, el cinismo del poder suplanta a la hipocresía social. Por ello el mensaje de “EL PAÍS”, obedeciendo a razones de cinismo electoral, dice a los votantes, con tanta ingenuidad como simpleza, que si no quieren regresar al dominio del nacional catolicismo de los obispos (palabras del Ministro de Justicia), si no quieren volver al orden nacional franquista, equiparable al napoleónico (palabras de Fraga), si no desean tener al incompetente Rajoy como líder de la oposición, tienen la oportunidad de eludir todos esos peligros poniendo en las urnas las papeletas del divino talante de Zapatero. Los votantes tienen la suerte de poder evitar tantas calamidades poniendo en las solas manos del actual Presidente del Gobierno, todos los poderes del Estado y de la sociedad mediática. Pero como dijo Prouhdon, “religión por religión, la urna popular esta todavía por debajo de la santa-ampolla merovingia. Todo lo que ha producido ha sido cambiar la ciencia en asco, y el escepticismo en odio”. “EL PAÍS” no sabe que dicha una sola vez la verdad, aunque sea para una coyuntura electoral, engendra más odio que complacencia (Terencio). Ya nada puede ser igual que antes de decirla. Por ejemplo, hace poco, en una popular tertulia de televisión, un conocido periodista tuvo el valor de decir a sus asombrados y famosos compañeros que en España no había libertad politica, sino un simulacro de democracia. La indignación general apagó su voz. ¿Cómo era posible decir semejante barbaridad? Ahora, si se les recuerda el artículo de El País, el periódico de sus inspiraciones, enmudecerían. Eso es lo que ha cambiado. Ahora hay un punto de referencia que todos creen. El paso de la hipocresía al cinismo es signo de progreso intelectual. La opinión española de la Transición se balancea entre la necesidad de servir y la conveniencia de perseguir. Roto el consenso, la clase politica y mediática ha entrado en una dinámica sentimental más necesitada de odios definidores que de amores confundidos, de recuerdos engañosos que de ilusiones prometedoras.
EL DIARIO EN 2008
La preocupación por conseguir un distinguido y claro diseño de nuestro Diario, que considero ya definido, salvo en la página 2 (Panóptica), no debe hacernos olvidar la urgencia de que las ideas políticas y culturales que lo fundamentan comiencen a influir en los núcleos sociales creadores de opinión, antes de las próximas elecciones, gracias a la novedad periodística, rigor analítico, calidad literaria y propuestas razonables de sus criterios democráticos.
La escasez de escritores educados en el espíritu crítico de la libertad de pensamiento; la falta de profesionales de la información que hayan sufrido en sus conciencias la ocultación de la verdad oligárquica del Estado de Partidos, por las empresas a las que han servido para agrandarlas, sin engrandecerlas; la pobreza de la cultura universitaria en humanidades; la comercialización de las ideas tan falsas como vulgares, que impuso el consenso de la Transición; y, en fin, la desconfianza de la inteligencia solitaria en las posibilidades de su acción, fuera de los cauces corrompidos del partidismo, en una sociedad que nunca la ha admirado, explican los lamentables retrasos en la inauguración de un Diario digno de la República Constitucional y de la democracia representativa.
Nuestro problema ya no está en el diseño, aunque todavía están pendientes de diseñar las páginas de Cartas al editor (reservada a los miembros del MCRC) y la de comentaros libres. Esto no lo podremos hacer hasta que, consolidado la edición del Diario los Lunes, Miércoles y Viernes, publiquemos su numero 1. No puedo adelantar fechas, pues aun tenemos problemas para cumplir la edición de dos números semanales, con artículos de calidad literaria y analítica de la actualidad politica. Muchos de los artículos que recibo no son publicables. Sea porque son intemporales, como si el Diario pretendiera ser, lo que no quiere ser, una Revista intelectual, sea porque dicen la verdad como si ésta fuera una simple opinión, sin fundarla en criterios de razón o en hechos de evidencia.
Todos estos defectos se habrían evitado a tiempo, si los comentaristas de mis ensayos en este blog hubieran continuando haciendo aquí esa labor, respecto de los artículos aparecidos en los números ceros del Diario. De ese modo se habría evitado que algunos de los articulistas se consideren discriminados, o crean erróneamente que he puesto demasiado alto el listón de calidad. Pido una vez más a los lectores del Diario que mientras no esté en funciones la página de Cartas al editor y la de comentarios libres, hagan aquí la crítica sistemática de todo lo que aparece en el Diario.
Nosotros no pretendemos informar sobre todo lo que se puede leer, ver y oír en los medios de comunicación, sino solamente de aquello que se silencia o se deforma por ellos. He querido dar ejemplo no solo con los editoriales del Diario, y algunos artículos publicados en Panóptica y Criterio, sino sobre todo con la creación de una cuarta página sobre noticias excepcionales. La respuesta de los lectores potenciales ha sido fulminante. Los dos artículos, sobre el asesinato de Bhutto y la metedura de pata de El País, han recibido más nuevos lectores en una semana que el resto del Diario en el mes anterior.
Las cifras estadísticas en este momento, a los 50 días del primer número cero, son éstas: 21 mil páginas vistas; 8.260 visitantes y 2.300 lectores diferentes. Considerando que el Diario aun no tiene un sitio propio en la Red, y que no lo hemos anunciado, esas cifras me sorprenden agradablemente, pues el grado de compromiso de nuestros lectores no admite comparación con los de las demás publicaciones.
Es muy difícil que el autor reconozca la falta de originalidad o de interés de sus textos. Para evitar injustificados disgustos cuando los artículos no sean publicados, y ahorrarme el esfuerzo añadido de corregir textos de otros, he decidido delegar todas las funciones de Director del Diario en Oscar Martínez, porque creo que es el que mejor ha comprendido la finalidad Diario y el tipo de artículo que se debe publicar. Miguel le ayudara en todas las tareas administrativas. A partir del número que editaremos esta noche y mañana, todos los autores de textos publicables (por su extensión, pertenencia a la actualidad, calidad intelectual y relación con la columna a donde se destina) deben enviarlos al correo de Oscar. Si no lo tienen, Miguel se lo dará. Por supuesto, estaré en estrecho contacto con Oscar.
Cuando hayamos consolidado la publicación del Diario tres veces a la semana, crearemos una quinta página con el epígrafe “Noticias esperadas”. Donde se pueda ver como sin libertad politica ni de pensamiento, nada nuevo o imprevisible sucede en el mundo de la partitocracia, ni en el de la cultura. Y en ese momento pasaremos a la publicación diaria, pues sin esa constante presencia es muy difícil influir en la opinión publica.
Contestaré a todas vuestras preguntas, sugerencias o juicios críticos sobre los números ceros publicados.
FUNCIÓN DEL DISEÑO
Los buenos diseños de un periódico, además de procurar las sensaciones agradables y las funciones utilitarias de los diseños industriales, cumplen una función pedagógica para los que lo escriben y leen. Les enseñan como hacerlo para que la lectura sea más rápida y el mensaje transmitido, mejor asimilado. Cuando nacieron los modernos periódicos, el diseño de la parte informativa apenas se diferenciaba de los ideados para opiniones y recreos.
Poco a poco se ha ido olvidando que la invención de la página escrita en varias columnas, obedecía tanto a facilitar la rapidez de lectura, como a la ordenación de las materias en una clasificación de las noticias y opiniones según el orden de valor que les daba el editor. Cuando los titulares que encabezan las noticias se extienden sobre el mismo número de columnas en diversos periódicos, se evidencia que, por encima de la competencia, hay un consenso informativo.
El nacimiento de un Diario de la verdad=libertad está obligado a dar a su diseño la estructura que permita comprender, sin dificultad, cual es el método adoptado para clasificar las materias tratadas. Una claridad que, en la complejidad de las sociedades actuales, no se desprende de la simple separación de noticias y opiniones, ni de la división del periódico en las tradicionales páginas de política nacional, política internacional, sucesos, sociedad, cultura, economía, deportes, espectáculo y recreaciones o pasatiempos. Por ejemplo, las noticias internacionales, de economía o deportes, tienen dimensionas políticas nacionales. La distinción entre sociedad y cultura es un misterio periodístico que nadie descifra.
El Diario español República Constitucional obedece al diseño de la triada. Las ciencias comenzaran a existir cuando separaron en clasificaciones diferentes los géneros y especies de los reinos animal, vegetal y mineral. Las tres funciones sociales de los pueblos indoeuropeos (guerrera, sacerdotal y productiva) determinaron la estructura trinitaria de la mitología y la teología. El pensamiento siempre ha sido subyugado por el equilibrio dinámico de la tesis, la antítesis y la síntesis. El número tres simboliza el equilibrio básico de la pluralidad. Derecha, izquierda, centro.
El numero tres de la futura forma republicana del Estado me dictó el logotipo de la cabecera; la elección del tipo de tres columnas en toda la estructura del Diario; la división de la portada en tres secciones (la crónica del como si, lo enemigo de lo natural y el editorial); la programación de la página titulada Panóptica política, para que se desarrollen en tres columnas diferentes las tres ideas-fuerza del MCRC (unidad nacional, sistema electoral mayoritario, presidencialismo en la forma de gobierno); y finalmente, las tres perspectivas de los principios y valores del MCRC (lealtad, verdad, libertad), que inspiran el Criterio democrático desde el que se mira y se juzgan, en tres columnas de la pagina 3, la deslealtad del Estado a la sociedad civil (deslealtad institucional de los organismos y órganos del Estado de Partidos), la impostura mediática que oculta esa deslealtad con ideologías estatales, y la deslealtad de los propios particulares a sí mismos y a su dignidad, mediante actos continuos y masivos de servidumbre voluntaria a la deslealtad de sus gobernantes. .
Son normales las dificultades que encuentran los escritores del MCRC para acomodar sus criterios de verdad, instalados en sus conciencias, a las exigencias de esta nueva estructura científica del periodismo, que rompe las formas tradicionales de redactar crónicas de actualidad y artículos de opinión. La manera mas rápida de llegar al dominio de los géneros periodísticos exigidos por el Diario español de RC, es procediendo de la misma manera que al desarrollar, en este blog, la Teoría de la República Constitucional. O sea, comentar aquí los textos de la portada, y estudiar minuciosamente los motivos de cada corrección, supresión o complemento a los artículos enviados para su publicación en el Diario.


