Los preliminares del ritual de apareamiento postelectoral sacan a la luz los temas estrella de la próxima legislatura. Las notas comienzan a escribirse en el pentagrama nacionalista en busca de la ansiada estabilidad de gobierno, convertida una vez más en auténtica Razón de Estado. La historia se repite, y en lo que a la Justicia se refiere el único asunto de trascendencia parece ser la renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Más que renovación, debería hablarse de novación. No se trata de depurar o sanear institucionalmente el órgano de gobierno de los jueces separándolo del resto de poderes, sino de sustituir sus miembros adecuando la presencia de los partidos en el CGPJ en función del nuevo juego de mayorías, fruto de un pactismo del que los ciudadanos son meros espectadores. No hay asomo de una sola medida en pro de la independencia de la Judicatura, reduciéndose a meras propuestas de sustitución personal que se dice contribuyen a la regeneración y reforzamiento de nuestro querido “Estado de Derecho”, palabra hueca donde las haya y de corriente uso en la conversación política. Sede del CGPJ (foto: costra_blanca6). Identificar Estado de Derecho y Principio Democrático resulta totalmente erróneo si por Estado de Derecho se entiende el equivalente a “Imperio de la Ley” o acción estatal destinada al cumplimiento obligatorio de las leyes emanadas del poder legislativo. Lo único que significa es la obligatoriedad de la norma sin tener en cuenta su legitimidad y mecanismos de orden constitucional en su elaboración. Tan Estado de Derecho es éste como, el estado nazi alemán, la dictadura cubana o la Venezuela chavista. Las normas emanadas del Reich, de la Constitución Popular Cubana o de la Constitución Bolivariana también eran en el primer caso y lo son en los otros, de inexcusable y obligado cumplimiento. En el caso español el tan cacareado reforzamiento del Estado de Derecho se traduce en la toma partidista de posiciones de ventaja en los órganos y Tribunales Político-Judiciales para dar falsa legitimidad a normas injustas y Estatutos, asegurándose resoluciones favorables a aquellos que los promueven.
Segunda transición
Joaquín Almunia A principios de Marzo la revista The Economist publicaba dos artículos sobre la situación económica y social Española. En el primero, titulado “segunda transición”, escrito por el corresponsal en Madrid del diario The Times, T. Catan, podíamos leer: "España debe renovar extensivamente su economía, su sistema educativo y su cultura laboral si quiere evitar la esclerosis…será 2008 el año en el que España se embarque en esta segunda transición?" En el segundo artículo, el actual comisario de economía de la UE Joaquín Almunia recomendaba: "dirigir el gasto gubernamental hacia educación y R&D incrementaría la productividad y el crecimiento potencial, promovería la innovación y ayudaría a salvaguardar el modelo social europeo". Tanto Catan como Almunia aciertan en sus recomendaciones, pero no aportan nada nuevo. La pregunta crítica es por qué España, al contrario que Suecia o Austria, por ejemplo, es tan refractaria a la economía basada en el conocimiento, y cómo se ha llegado a la mayor vulnerabilidad estructural económica de la UE. Esta pregunta no se puede contestar correctamente sin un análisis de la estructura política y financiera que dirige la política económica y educativa del Estado español. Porque no se puede alegar desconocimiento en la adopción de una política de alto riesgo cuando se conoce la naturaleza intrínsecamente incierta en la toma de decisiones (G.L.S. Shackle) y mucho menos se puede operar conforme a predicciones como si únicamente existiera el mejor escenario posible obtenido. Lo cierto es, que más que la irresponsabilidad del político ingenuo, son los intereses de perpetuidad en el poder y de ambición económica los que hermanan a las oligarquías políticas y financieras con desayunos en hoteles de lujo. Se equivoca T. Catan al pensar que la segunda Transición puede producirse en una sociedad civil sin representación para legislar de acuerdo con sus intereses económicos y con una estructura jerarquizada de arriba abajo que infiltra y petrifica el tejido social impidiendo la circulación de las élites y el libre pensamiento. La segunda transición será política o no será; y será la transición que sustituya al sistema electoral proporcional por el mayoritario uninominal, separe los poderes del Estado, y conduzca a la independencia de La Universidad.
Contra-efecto Clinton
En la vida política, la mentira tiene su campo legítimo de acción. Si no sale de los límites que la enmarcan en la llamada razón de Estado, es decir, de la esfera que los gobiernos se reservan en exclusiva para mantener ocultas las motivaciones verdaderas de sus actos frente a supuestos enemigos exteriores o interiores; si tiene alguna utilidad pública la mentira no es condenada por la opinión. La normalidad de la mentira en la clase gobernante –convencionalmente considerada extramoral- solo es permitida por los gobernados, en los sistemas con libertad de opinión, si es útil al Estado o dañina para algún enemigo declarado o potencial. Las mentiras de Nixon no fueron toleradas porque no tenían utilidad estatal ni dañaban a un enemigo exterior. Las de Bill Clinton, sobre sus relaciones adúlteras, fueron perdonadas a causa de la desproporción que supondría el castigo público, en relación con la causa privada que las motivaba. Era un asunto que, siendo suficiente para su dimisión, no era bastante para justificar un proceso de destitución. Existe además una diferencia de categoría politica entre las mentiras desde el poder y las mentiras para alcanzarlo. Las primeras, si no afectan a derechos fundamentales de la oposición, se olvidan pronto. Las segundas, al deshacer la integridad de carácter y la lealtad del candidato hacia los electores, se resuelven con la renuncia del mentiroso a sus aspiraciones. No es difícil predecir el futuro de la actriz de la mentira, Hillary Clinton, con su actuación ante las televisiones de todo el mundo. Primer acto: relato de su heroico aterrizaje en el aeropuerto de Bosnia, corriendo agachada, ante fuego de fracotiradores, hacia los coches que la esperaban, sin recibimiento oficial. Segundo acto: filmación de esa llegada triunfal a Bosnia, con entrega de ramo de flores y protocolo diplomático. Tercer acto: confesión patética de su mentira, en tanto que es humana, como leve error de su memoria. Si no renuncia a la carrera presidencial, el Partido demócrata la obligará. Sería suicida que elijan a esta falsa heroína para competir con el héroe real en Vietnam, McCaine. Hillary Clinton (foto: marcn)
Señor de diputados
Congreso de los diputados (foto: rahego) Del pragmatismo anglosajón no hubiera podido manar la turbia corriente en la que sobrenadan los políticos españoles. Éstos han sido capaces de idear y organizar una clase de realismo mágico: la abstracción de la soberanía popular y la metafísica de la voluntad general se convierten en el concreto negocio del oligopolio político. Mientras el sentido común fue primordial en la reforma constitucional inglesa y en la independencia americana, en la Revolución Francesa, el abuso del poder se fundó en el empleo de la metafísica. En España, donde el sentido común tiene un difícil acomodo, la fascinación social ante el poder es pura estadolatría, en la que los partidos ejercen su provechosa mística de la autoridad. Los señores de diputados otorgan las diputaciones, tal como antes, el dominio de un solo señor otorgaba las procuraciones. El Sr. Zapatero, tras ratificar a las direcciones de los grupos parlamentarios en el Congreso y el Senado, ha señalado a sus diputados y senadores, agrupados por primera vez, el camino legislativo que deben seguir. Si en las relaciones privadas se observan criterios de sentido común que son inaceptables en la vida pública, hay que reparar en las instituciones, porque son ellas y no los hombres, las que impiden el libre desenvolvimiento de la inteligencia. Dante ya lo advirtió: “El mundo ha devenido malo porque está mal gobernado y no porque vuestra naturaleza esté corrompida”. La Naturaleza dicta leyes inapelables; por el contrario, las de los hombres, cuando son injustas, y en el caso de las instituciones, reacias a la libertad, no han de ser obedecidas. La Historia nos enseña que los hombres han querido sobre todo ser iguales, y las instituciones no han querido hacerlos libres. La corrupción es inherente a las instituciones políticas, cuando los diputados, sin relación alguna con el electorado, están sometidos a la férrea disciplina partidista. El jefe del grupo parlamentario socialista, en un alarde de ignorancia o cinismo, ha defendido el lugar donde será investido presidente, como la “clave de bóveda” de una “democracia” con el banco azul del Ejecutivo en el Legislativo. En un sistema democrático, los ciudadanos confiarían el poder a sus administradores; en la oligarquía de partidos, los votantes, con espíritu servil, confían en el poder del señor de partido, al que se rinde vasallaje parlamentario.
Ausencias
Los titulares más conspicuos de la mayoría de medios de comunicación españoles presentan la misma información: don José Blanco, como Secretario de Organización del PSOE, se reunirá con José Antonio Duran i Lleida y José Erkoreka, portavoces de Convergencia y Unión y del PNV respectivamente, para pactar la investidura del Presidente del Gobierno sin condiciones ni límites en el diálogo. Por parte del Partido Popular, como ya informó en su día este diario, el mismo señor Rajoy dejó meridianamente claro durante la campaña electoral que, aunque prefería un pacto entre los grandes partidos con respecto a los temas más importantes, no descartaba formar Gobierno con los nacionalistas. Realmente, nada cambia sea cual sea el partido más votado, porque la distribución política de la sociedad, fue diseñada en la Constitución Española y la Ley Electoral. En las conversaciones que tendrán lugar mañana, fuera del Congreso de los Diputados, se decidirá quien gobernará España tras unas elecciones legislativas, y qué partidos minoritarios, sin representación nacional ni relevancia institucional, disfrutarán de cuantiosas canonjías en forma de puestos principales repartidos por las diferentes mesas y comisiones del Congreso y del Senado. La realidad es que los medios de comunicación ofrecen la noticia de que las conversaciones forman parte de “rondas”, de una supuesta igualdad de criterios políticos, como si no existieran condiciones ideológicas ni límites de poder para cada partido: Ausencia de control institucional en las conversaciones y sus resultados; ausencia de proporcionalidad política y lógica en el reparto de cuotas de poder; ausencia de respeto a la voluntad de los votantes de cada uno de los partidos. En definitiva, ausencia de representación política. Ausencia de Política. hechos significativos Urkullu, presidente del PNV, exige más autogobierno para pactar con zapatero, como si pudiera darle un ultimatum para sustituir el referendum de Ibareche por el derecho a decidir lo mismo. Finalmente JP Morgan pagará a diez dólares la acción en su adquisición de Bear Stearns, cuando inicialmente pensaba pagar sólo a dos dólares por cada título. Tres activistas de Reporteros sin Fronteras boicotean el encendido de la antorcha olímpica de Pekin, para manifestar su rechazo a la represión policial en Tibet, y a la violación de los derechos y la falta de libertades en China.
Restituyo a las olas
Lago Fusaro (foto: Diana Piorno) Restituyo a las olas Restituyo a las olas, a los arrecifes, a los barcos en alta mar, a la genista y al mirto, a las vestiduras ocres del crepúsculo, a los albatros y a los colibríes, a las adelfas y a los tréboles menudos que nacen en la humedad de las huertas, a los abrazos de zarzamora en la piel y en la ropa de domingo salpicada de rojos racimos, a las paredes de piedra de la casa del pueblo, a las ortigas que crecían a su sombra, a las flores buenas que nos dejaban cortar, a los manojos de amapolas misteriosas que nos prohibieron, a las vacas que llevaba cada día a pastar -a sus enormes ojos-, al trazado pecuario de las ovejas, tan precavido y visible, a los versos escritos que arrojé un día desde el balcón pidiendo auxilio, a los poemas de Machado que me hicieron llorar, a las conversaciones que mantuvimos tan honestas, a la amistad manifiesta que nos prodigamos tantas veces, y la lejanía y las fronteras no hicieron estallar, a los hombres que nunca amé por pequeños contratiempos del azar y por largos entretiempos de soledad, a los que sí amé a pesar del dolor, a los que no amé a pesar de la dicha, al viento que hoy sopla decididamente del norte anunciando en la mezcolanza del verdor y las arenas un alborozo que llega ileso, una prematura primavera. Restituyo a los elementos y a los cuerpos lo que es suyo: el amor indefenso, la ternura tan dócil, los versos sensibles.
Abstención inteligente
En la abstención confluyen diversas clases de omisión electoral, que obedecen a distintas motivaciones. La causada por la incapacidad física o mental, o por la absoluta marginación social, permanece casi invariable. En las modernas sociedades, bien informadas y con fácil acceso a la votación, tiende a disminuir. La llamada abstención técnica, para distinguirla de la voluntaria, es inferior al diez por ciento. Por eso el umbral crítico de la abstención consciente se cruza, en los países europeos, cuando sobrepasa el tercio del censo. Lo que ocurre cuando la abstención total supera el cuarenta por ciento. El problema está en que la abstención voluntaria, al tener también distintas motivaciones, incluso opuestas, no produce un colectivo social homogéneo, susceptible de ser movilizado en una sola dirección contra el Régimen o la ley electoral que rechaza. Por ello, solo son dignas de respeto político la abstención moral o anarquista y la abstención inteligente o democrática. La primera, la de los abstencionistas por principio es poco elástica y no suele rebasar el diez por ciento. La segunda, la de los abstencionarios, para deslegitimar el Régimen, es muy elástica. Engloba a los opositores al sistema de poder, para sustituirlo por la democracia representativa, y a los objetores de conciencia que votan o no en funcion de la coyuntura. Estos últimos han sido conducidos a las urnas en las recientes elecciones, como rebaño al abrevadero, por la intensísima campaña estatal de miedo a ETA y a los nacionalismos regionales. Un miedo que no existió en el referéndum del Estatuto de Cataluña. El número de abstencionarios por inteligencia politica de lo que es democracia y libertad de voto no ha disminuido. Carece de todo fundamento objetivo la depresión postelectoral en un movimiento exclusivamente político, como el MCRC, que pide la abstención como táctica deslegitimadora del Régimen partitocrático, pero no como estrategia de su futura acción democrática. A pesar de la alta participación, lo más significativo es que, después de las elecciones, nunca han sido tan numerosas las voces que piden un cambio de la ley electoral (todos los partidos perdedores) o incluso de la Constitución, como Ansón en su último artículo en El Mundo y otros conocidos perioditas en diversos medios. florilegio "Le sucede a la abstención electoral como a las omisiones en los libros de éxito. Nada se puede corregir o completar en lo que expresan, pero todo lo excelente o lo bueno se puede poner en lo que omiten. La actual omisión de los abstencionarios es la promesa del artista al noble material de su obra."
Efecto Obama
Los analistas y medios de comunicación hablan de la conmoción que está produciendo, en todos los sectores de la sociedad estadounidense, el hecho de que Barack Obama, hijo de negro y blanca, pueda ser elegido candidato a la Presidencia de los EEUU, en las primarias del Partido Demócrata. Pero si se examina la biografía, el programa político o las ideas culturales de este elegante y sutil candidato demócrata, llama enseguida la atención de que el profundo y extenso efecto pasional que produce no está causado por lo que hizo ni por lo que dice. El fenómeno Obama se presenta ante la opinión como un efecto universal sin causa general que lo explique. Se alegan tantas causas particulares que ninguna, por sí sola, puede ser plausible. Y el conjunto de ellas es contradictorio. No es determinante el color de su piel, ni su condición de emigrante, aunque sean los factores más novedosos, pues lo apoyan las minorías blancas de mejor calidad profesional y mayores niveles de renta. Goza de la simpatía de la mayor parte de la población negra, pero no de la hispana. Tampoco puede serlo su adscripción a una Iglesia pequeña. Y su programa concreto no difiere del que propone su rival Hillary Clinton. La singularidad del discurso de Obama está en la ilimitada potencia de lo inconcreto, en la falta de definición de lo que desea hacer. “Podemos hacerlo y lo vamos a hacer”. Esto no es demagogia, es una indefinición que se remite a lo definido en el sueño americano de la integración racial, confesional, laboral y asistencial que los gobiernos posteriores a la guerra mundial han frustrado. Barack Obama (foto: transplanted mountaineer) Efectos universales, sin causa general que los produzca, tuvieron lugar en la Revolución Francesa, con el sueño de la libertad (interpretación de Kant), y en la Rusa, con el de la igualdad. En cambio, la indeterminación de los efectos revolucionarios, no caracterizó el nacimiento de los EEUU, causado por la libertad inherente a una guerra de independencia, en un país con esclavos y acogedor de migraciones europeas, asiáticas y suramericanas. Obama puede representar así el secular sueño americano de la integración, literalmente destrozado por los últimos gobiernos republicanos.
Legisladores injustos
Sesión en el Congreso de los Diputados (foto: iesluisvelez) La irrepresentatividad del sistema de elección proporcional y su carácter antidemocrático al constituir a los partidos como únicos agentes políticos ha sido magistralmente desmenuzada desde las páginas de este Diario en anteriores ocasiones. Más allá, también merece la pena analizar como sólo mediante un sistema de elección mayoritario de los miembros de la Asamblea Legislativa la sociedad puede darse materialmente las normas jurídicas que demanda. La actual proporcionalidad partidista de los “representantes” que han de proponer y redactar las Leyes no sólo supone entregar el poder político a los partidos que confeccionan las correspondientes listas, sino que ineludiblemente conlleva el uso instrumental de las normas que han de producir al servicio de la finalidad ideológica del partido, alejada de las necesidades jurídicas de la ciudadanía. Se produce una absoluta desconexión entre legislador y legislado porque, por un lado, aquél sólo legisla para el partido que lo ha incluido en la lista por la que sale elegido y, por otro, resulta igualmente imposible materializar las necesidades normativas del falsamente representado, que tan siquiera conoce quien es el representante al que ha de dirigir la correspondiente propuesta de ley. Cualquier relación de “feed-back” o retroalimentación entre quien ha de proponer leyes y quien las demanda, y además ha de acatarlas, resulta imposible por una elemental falta de información de las necesidades sociales que las normas deben satisfacer. La consecuencia sociológica es que la Justicia es percibida como algo lejano no sólo en su aplicación por los Tribunales, sino en el propio contenido material de las normas que éstos aplican y que se califican como absurdas. Sólo un sistema mayoritario de elección de legisladores por distrito uninominal permite una producción normativa que acoja las necesidades y demandas ordinarias de la ciudadanía fuera del exclusivo contenido ideológico de quien legisla por y para el partido político que lo elige produciendo normas pomposas y grandilocuentes en beneficio propio, cuando no directamente injustas o inaplicables.
Adoctrinamiento
Todos los ideólogos del reino coinciden en mantener el adoctrinamiento de sus electores para la próxima "legislatura" y las venideras consultas al "pueblo". Han descubierto que la fuerza definitoria del "signo del voto" no es otra que la de "introducir la doctrina de los nuestros" en la mente de los votantes. Los distingos metafísicos sobre una supuesta reforma de la ley d' Hodnt y la necesidad de una mejor aplicación del sistema electoral proporcional, revelan la ilegitimidad de los partidos subvencionados por el Estado. La historia política y las ideas democráticas nada concitan en sus razonamientos aparentes. Los intelectuales del régimen descartan que los mítines, debates y el marketing incidan significativamente en "ganar unas elecciones". Por lo que toda la "máquina electoral" del partido, se concentrará durante los próximos cuatro años en adoctrinar a los suyos para no perder "creyentes" y predicar a los "infieles" con toda clase de promesas celestiales y temores infernales. Lenin y Stalin Sabedores de la omnipresente figura del "consumidor satisfecho" y de la vigente inoperatividad l de dicotomías como las de izquierda/derecha, pobre/rico, y religioso/irreligioso se aferran a la necesidad de la ilusión: la de que representan y cuentan con el respaldo de diez millones de "ciudadanos". ¿También cuándo pactan temas -estatutarios o bélicos- que no constan en su programa electoral? El ideólogo metafísico, sin embargo, desconoce que en la democracia realmente existente en otros países, y potencialmente en el nuestro, se desenmascara el adoctrinamiento y la "agitación y propaganda" leninista de los partidos no se reputa eficaz. Podemos volver a describir las ideas que nos van constituyendo a lo largo de la historia; y esta vez, comprender y explicar lo que nos sucedió en el franquismo y su transición para llegar al actual régimen político con unidad de poder y división de funciones, donde el Estado ha subsumido formal y materialmente a los partidos de la sociedad, y en el que el adoctrinamiento ha devenido quintaesencia del "debate”.

