Sólo hay un antídoto para el sufrimiento mental y es el  padecimiento  físico.

Karl   Marx

Dos pensadores tan distintos, sobre todo, para quienes piensan que pensar  es haberlo pensado ya antes, vieron  en los acontecimientos que acabaron con la monarquía de Luis Felipe    en   1848 , que se fue , según  él mismo  declaró “ arrojado por fuerzas morales”,   un mismo espíritu que se repetía, como  una fuerza   que empuja desde dentro ,  un venablo que quiere mostrar su poderío, enseñando su diminuta y ridícula  puntita  .¿ Cómo llamarlo?

    “  La tradición de todas las generaciones desaparecidas oprime como una pesadilla en el cerebro de  los vivientes.  Y  precisamente cuando  parece que actúan para transformarse a sí mismos  y  a  las cosas ,  es decir para crear lo que nunca ha existido ,precisamente  en tales épocas de crisis revolucionarias, evocan con angustia los espíritu del pasado para tomarlos a su servicio; piden prestados los nombres, las consignas para la batalla, los trajes para representar bajo este viejo y venerable disfraz y con este lenguaje pedido en préstamo la nueva escena de la historia universal.   Así Lutero se disfrazó de apóstol Pablo ;  la revolución de 1789-1814 vistió sucesivamente los ropajes de la República romana y del Imperio romano ;  y la revolución de 1848 no supo hacer nada mejor que la parodia ,  unas veces de 1789 y otras de la tradición revolucionaria de 1793-1795 “ .

 Esto escribió Marx en 1851 ( 18  Brumario ) acerca de los sucesos revolucionarios de 1848. Durante unos meses , hasta junio de ese mismo  año, personas como el poeta Lamartine, el físico  Arago  o Louis Blanc  gobernaron Francia. Un miembro de ese  gobierno , el radical Flocon,  invitó a Marx a volver  a París , de la que fue expulsado en 1845 . Marx observó  el hervor  y el fanatismo que ceñía a la capital francesa , rebosante de amigos de la humanidad y el progreso. Sus conclusiones están escritas arriba.

 La misma Iglesia declaró que no era enemiga de la libertad individual, sino su defensora y aliada natural, tal fue el estallido de credulidad y entusiasmo de aquellos días.

 En ese  año de 1951, Alexis  de Tocqueville  escribe en sus  Souvenirs  : “ Ha habido sin duda revolucionarios  más malvados que los de 1848 pero no creo que los haya habido más  estúpidos “ y  a continuación añade,  que los sucesos  “del 24 de febrero habían sido la parodia de otras escenas revolucionarias. ..Todo lo que vi aquel día llevaba la huella visible de esos recuerdos ( Lamartine había publicado su Historia de los Girondinos  un año antes, en 1847 ) y siempre me parecía que todos se preocupaban mucho más de representar la Revolución francesa que de continuarla…”

 Los mismos hechos vistos de la misma manera por pensadores, según dicen, muy distintos ,pero nada fanáticos respecto a la realidad.  Ambos consideraron que el  fracaso fue debido a la falta de dirección política , a  la ausencia de un plan de acción,   y a  la inepcia de los estúpidos de Tocqueville.

Nunca la libertad política fue conquistada por los españoles. Si la conquistáramos sería un acto primigenio,  exento de la culpa y la parodia de la repetición.

 POR LA PRIMERA  REPÚBLICA CONSTITUCIONAL

 

Zoilo  Caballero  Narváez

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