En filosofía hablamos de  realismo cuando    el objeto que conocemos es independiente a nuestra mente  y, más específicamente, cuando negamos la existencia de la materia separada de toda clase de forma determinada, es decir, cuando negamos la existencia real  de las formas separadas o de las Ideas en un mundo de las Formas. No hay materia sin forma, ni forma sin materia.

Aristóteles será siempre el filósofo de la realidad porque es el primero que estudia científicamente, en el sentido clásico de ciencia,  el movimiento de las cosas o cuerpos, además de la política en el sentido real de la prudencia.

También las sociedades humanas en cuestiones políticas son cuerpos en movimiento que presentan una materia (derechos humanos y libertades individuales) y una forma (las reglas legítimas  del juego político democrático).

 En este sentido la materia se refiere a los cuerpos individuales y la forma  al Estado y al gobierno (en cuanto mantiene relaciones de limitación y contrapoder con los otros dos poderes) de una nación o sociedad determinada.

La Revolución francesa de 1789 se concentró en los derechos humanos, es decir, en la materia del cuerpo político ( el aspecto social y laico del candidato socialista François Hollande así lo mantiene todavía en 2012) y la Revolución e Independencia  norteamericana  se centró en la forma del mismo, es decir, en la forma de un estado republicano presidencialista  y  constitucional y, a su vez, en un gobierno democrático.

Obviamente ni una república ni otra son la verdadera República Constitucional por la que luchamos los repúblicos españoles.

La Historia nos muestra, curiosamente, que el origen de la revolución material (en el sentido que hemos dicho) consistió en el idealismo de la Razón y de la metafísica racionalista moderna junto al pensamiento naturalista y prerromántico de Rousseau. Con ello se consiguió, por lo menos, la conquista jurídica de los derechos humanos y, en cambio, la génesis de la revolución norteamericana fue material para terminar convirtiéndose en un modelo de democracia formal imperfecta y de la forma de estado republicana presidencial.

La libertad colectiva es necesaria para la libertad individual real y la libertad individual es un requisito sine qua non para la libertad colectiva.

Foto del detalle de Aristóteles realista frente al idealista Platón en la Escuela de Atenas de Rafael.

Antonio Muñoz  Ballesta.

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