La economía es el más ideológico de los asuntos porque no puede separarse nunca de la toma de decisiones que afectan a todos, por definición. Desde que estalló esta crisis proliferan las discusiones sobre las decisiones que habría que tomar para remontar la vía del crecimiento, única salida posible como solución para el desempleo.   España no es Grecia, Italia no es España, Francia no es Italia. Obviedades que los creadores de opinión lanzan para que no salga nada en claro en las discusiones a pie de calle. Sin embargo nadie pone en orden la serie de acontecimientos de manera que se entienda el principio que guía el desarrollo de la crisis. Estos son algunos factores desapercibidos:   Uno: las dimisiones del Presidente del Banco Central Alemán, antes de tener que firmar la aprobación del primer rescate griego, y hace unas semanas del economista jefe del BCE por la continuación de esta política ilegal del rescate a cargo del BCE mediante la compra directa de emisiones de deuda española, italiana y portuguesa. Ambos economistas alemanes pertenecen a esa corriente conservadora del pensamiento económico que tiene presente aun ese miedo a la hiperinflación que sobrevino entre el verano y el otoño de 1923 en la República de Weimar.   Dos: el 21 de julio se discutía en la reunión de jefes de Estado europeos la provisión de más dinero para el Fondo de Estabilidad o rescate. A la reunión asistieron, también, representantes del Instituto Internacional de Finanzas, entidad que agrupa a los 420 bancos más grandes del mundo. Ambos sentados a la misma mesa, los representantes de las finanzas y los líderes políticos, lo que demuestra más allá de toda duda quién está dando las órdenes y quién se presta a obedecer esas órdenes. En cualquier caso las decisiones que se tomaron no pueden ser puestas en funcionamiento sin que sean ratificadas o aprobadas por los parlamentos de los Estados miembros, lo que abre el falso debate sobre la necesidad de un Gobierno económico de Europa.   Tres: la opción de “emigrar de España” regresa 40 años después. Es obsceno pensar que el hombre tenga que emigrar siendo el único capaz de adaptar el entorno a sus necesidades, dirigiendo conscientemente el desarrollo de la biosfera. El proceso de desindustrialización impuesto para entrar en el Club Europa (altos hornos, siderurgia y metalurgia, industria pesada) seguido de la cesión de soberanía en la capacidad nacional de emisión de moneda (abandono de la peseta y adopción del euro) condena a España a la dependencia exterior permanente.   Para resolver de una vez el problema de la economía, el de la economía física, es necesario controlar el proceso de toma de decisiones: la política. Es imprescindible un sistema político que garantice a las sociedades el control del poder. Elegir y conservar la capacidad de cesar a los que van a tomar las decisiones.

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