Tampoco se puede definir a la nación como una unidad de destino en lo universal (José Antonio Primo de Rivera). Afirmar que se conoce a priori el destino histórico de una nación (o de una persona) implica aceptar que todos los acontecimientos están predeterminados. Según esto, todo discurre conforme a lo establecido previamente. La necesidad histórica crea a los individuos no las acciones de éstos la Historia (34). Las causas de los acontecimientos se explican por sus consecuencias, no las consecuencias por sus causas. Todo lo que acontece tiene una finalidad prevista por una inteligencia superior que explica cuanto sucede. Con independencia de lo que haga el hombre lo que ha de suceder sucederá tal y como está escrito. El determinismo fatalista concibe al hombre como una bola de billar en manos de la suela de cuero del billarista. El golpe determina la jugada sin que aquella pueda más que seguir el camino que le han trazado. Si hubiese sido consecuente con su pensamiento José A. Primo de Rivera hubiera llamado a la inacción colectiva; pues, si nada puede alterar el curso de los acontecimientos, por estar estos determinados previamente, no tiene sentido procurar su cambio (35).

No se puede acudir a la existencia de un destino predeterminado para justificar una realidad política. Karl Marx afirmaba la inevitable llegada del socialismo. El socialismo llegará, decía, cuando las condiciones materiales para su aparición hayan madurado del útero de la sociedad capitalista, ni antes ni después (36). El capitalismo lleva dentro de sí el germen del socialismo, igual que la máquina de vapor llevaba consigo la caída de la economía feudal, y brotará inexorablemente de la ley de la historia: la dialéctica. Y es que para Hegel (maestro de Marx), toda fase posterior de la historia es, comparativamente a las anteriores, una etapa superior y mejor. De ahí que no le cupiese duda a K.Marx de que el socialismo fuese la fase final y última de la evolución humana, el colmo de las perfecciones (37).

Pero las naciones, al igual que las personas, no tienen un destino escrito predeterminado, ni es posible descubrir del análisis de los acontecimientos pasados una ley historicista que descubra el futuro en términos científicos. Ignoran Primo de Rivera y K. Marx que el motor de la historia son las ideas y que es imposible predeterminar el momento (y la razón) de su aparición, ni los efectos de su cristalización por la parte laocrática de la sociedad. El futuro es un por hacer no un por venir. El factor de la nación no puede ser su destino pues éste no se conoce a priori. La definición de nación no puede incluir ni un juicio de valor ni algo que aún no existe.

(34) Ludwig von Mises en Teoría e Historia, pp 212, explica el concepto de necesidad histórica de K. Marx y F. Engels de la siguiente forma: “todos los hombres son simples instrumentos en mano del destino ineludible. No importa qué sea lo que hagan; el resultado de sus acciones debe encajar necesariamente dentro del plan predeterminado por la Providencia. ¿Qué hubiera sucedido si el teniendo Napoleón Bonaparte hubiera muerto en acción en Tolón? Friedrich Engels sabía la respuesta, “Otro habría tomado su lugar”, puesto que siempre se ha encontrado el hombre tan pronto se hizo necesario.”

(35) Ludwig von Mises, Teoría e Historia, pp122.
(36) Ludwig von Mises, Theory and History (1957, Auburn, Ala: Ludwig von Mises Institute) pp 81.
(37) Ludwig von Mises, La Acción Humana pp 89, Octava Edición

Fotografía de jacaenlamemoria

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