El periodista José L. Lobo ha confirmado en la Casa Real las informaciones que DRC adelantó a sus lectores sobre el creciente número de abucheos que los miembros de la Casa Real están recibiendo por toda España en sus comparecencias a pie de calle. “Juan Carlos evita la calle y envía al príncipe Felipe a recibir los abucheos del pueblo” se publicó el pasado día 30 de octubre, y “Abucheado por España, el príncipe Felipe usa un NoDo callejero para evitar volver a ser insultado como Urdangarín”, noticia que fue dada a conocer el 11 de octubre.

Esta semana, la reina Sofía. una de las pocas figuras de la realeza que aún quedaban a salvaguarda de la ira popular, también ha caído de su pedestal. Fue en Valencia, a la entrada de la Lonja cuando accedía por la calle a la entrega de los premios Jaime I. Varios vídeos han evidenciado que el clima de rechazo popular a la monarquía está alcanzando niveles asombrosos y nunca vistos antes en España, como se aprecia en las imágenes que han llegado incluso a ser difundidas en Antena 3 después de que espontáneamente fueran subidas a youtube al haber desaparecido de los informativos de las principales cadenas “oficiales”.

“Saltan las alarmas en la Casa del Rey por la creciente espiral de abucheos a la familia real”, ha titulado Lobo en El Confidencial. Sin embargo, lejos de alentar reformas de Estado que pudieran suscitar la eterna y nunca planteada pregunta de “Monarquía o República”, Juan Carlos va a optar por permanecer a la defensiva, sacar el paraguas y disfrutar: “Cuando la calle está incendiada, como ocurre ahora, hay que aguantar y poner buena cara”, aseguró al periodista un portavoz de La Zarzuela. “Frente a ese malestar no podemos hacer mucho más, salvo ser más selectivos a la hora de confeccionar la agenda oficial”, añadieron las mismas fuentes.

Los reyes también quieren creer que no es el pueblo ni el ciudadano medio quien lo rechaza, sino “grupos organizados”. Desgraciadamente se equivocan, porque la sociedad civil ha sido desmantelada por la propia Monarquía de Partidos y va a ser muy difícil reorganizarla. Pero ellos silban y miran al cielo: ” La Casa del Rey asiste con una mezcla de estupor y resignación a esta escalada de animadversión ciudadana, que unas veces se expresa de forma espontánea y, en otras ocasiones, responde al llamamiento de grupos organizados, ya sean sindicatos, colectivos de funcionarios o miembros de plataformas como el 15-M”, han justificado estas mismas fuentes reales.

 

https://www.youtube.com/watch?v=W36E4ajFcMI

 

 

“Los esfuerzos de la Casa del Rey por relanzar la imagen de la Corona y rescatarla de los estragos causados por el último annus horribilis no han calado en amplias capas de la sociedad, a juzgar por las continuas muestras de rechazo en la calle. Ningún gesto de La Zarzuela parece suficiente para acallar ese imparable malestar: desde el castigo a Iñaki Urdangarín, apartándolo de la agenda oficial de la familia real y forzando su salida de Telefónica, a las disculpas públicas del monarca por la cacería en Botsuana, pasando por la mayor transparencia en las cuentas de la institución monárquica, el recorte en su presupuesto o el diseño, mucho más moderno, de la nueva web de la Casa Real. Todo parece quedarse corto”, dice Lobo.

Es entonces cuando confirma la noticia de DRC: “El contacto directo de Don Juan Carlos con la ciudadanía en actos públicos se ha visto sensiblemente reducido desde el estallido del caso Urdangarín y el escándalo provocado por el safari en Botsuana. Una de las razones de esa agenda menguante está, obviamente, en el desgaste del monarca provocado por la edad -el próximo 5 de enero cumplirá 75 años- y por sus intervenciones quirúrgicas, las dos últimas hace tan sólo seis meses, tras romperse la cadera durante la polémica cacería africana. Pero hay otro argumento de peso, menos evidente, para justificar su progresivo alejamiento de la calle: preservar en lo posible su figura de jefe del Estado de la ira popular. Esa estrategia explica que en los últimos meses el Rey haya limitado su agenda oficial, casi en exclusiva, a audiencias en La Zarzuela y viajes al extranjero”.

Y tras relatar los abucheos y protestas contra la Monarquia en Valencia, Oviedo, Toledo o Madrid -olvidándose de citar el que obtuvieron también en Valladolid- concluye: “Hubiera resultado casi impensable hace sólo unos años. Pero el profundo malestar ciudadano por los efectos combinados de la crisis y los recortes, y sobre todo el desplome de la credibilidad en la Corona a causa de episodios como el caso Urdangarín o la cacería de elefantes en Botsuana, han convertido las expresiones públicas de rechazo a la familia real en una imagen habitual”.

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