En nuestros días, el arte de Talía descolla en la política tanto o más que entre bambalinas, informando la oficialidad cotidiana; hoy se representa en el escenario mediático de la Carrera de San Jerónimo la antedicha función, a estas alturas mas resobada que manida, en la que los cómicos travestidos en padres de la patria, escenificarán el control parlamentario del ejecutivo de nuestra estupefaciente democracia, con un ojo puesto en los próximos comicios electorales, les va la nómina en ello.   Y nuevamente, aunque ahora fruto de cansino adoctrinamiento mediático, el sueño de Sus Señorías traspasará el salón de sesiones y formará parte de los sueños particulares que conforman la siesta colectiva que es España: Dª María se indignará por la gran bellaquería que supone expender a menores un determinado específico en las boticas, mientras que Yésica respirará aliviada por la seguridad añadida que significa la pildora postcoital, ante los homenajes que le dispensa su "churri" a la menor ocasión. Pepe se encampanará con el paro rampante propiciado por la crisis de los codiciosos y D. José lamentará hasta las lágrimas que lo costoso del despido laboral le impida crear empleo en su empresa sujeta a E.R.E.; así ad libitum.   Debate España, entidad nebulosa, "discutida y discutible" se ha transformado en una realidad onírica, soñada a general placer por los españoles que, soñando, viven en una moderna y dinámica sociedad regida por un campechano monarca, que supervisa el correcto funcionamiento institucional, basado en la contraposición e independencia de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que garantiza a todos la libertad y dignidad políticas, previniendo el abuso y el privilegio. Un encanto onírico que lleva durando la tira y que a mi no me convence ni distrae, forzado a compartirlo por lo inane de la mayoría mis compatriotas. El proximo 7 de junio los españoles soñarán que eligen a sus representantes en la U.E. yo, en uso de mi propia libertad y soberanía, soñaré que una vez levantado de la cama dedicaré el día a lo que me plazca, sin molestarme en ir a mi colegio electoral a ratificar lista de partido alguna. El proximo 7 de junio, soñando estar despierto, tengo decidido abstenerme de votar. ¡Que ronquen ellos!.

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