La astucia de la razón no funciona de forma determinista, sino que va unida a los acontecimientos azarosos de la lucha por la conquista de la Libertad en lo político y en la política.

En España no podemos esperar nada positivo por parte de los protagonistas del Estado de partidos, pero de la dialéctica real en la contienda estatal de los propios miembros de la partidocracia pueden surgir vías que, por azar, contribuyan al aumento de la consciencia república entre los españoles y con ello se convierta en algo positivo para nuestra lucha.

Me estoy refiriendo a tres recientes hechos de la propaganda de partido estatal que, quizás, se les puede volver en contra de sus intereses a sus promotores: 1º) el intento de establecer un sistema electoral democrático nuevo y parcial en la región de Madrid por parte de Esperanza Aguirre, 2º) el intento de una reforma “ revolucionaria” hacia la independencia judicial con la nueva forma en el nombramiento de los vocales en el Consejo General del Poder Judicial, de parte de Alberto Ruiz Gallardón, “adversario político en el PP de Esperanza”, y 3º) en el intento de hacer un control de los presupuestos de las comunidades autónomas por parte del gobierno de la nación española.

Estos tres intentos vienen motivados por las movilizaciones populares en el último año y por la crisis financiera, económica y social causada, entre otras razones, por la política de la partidocracia misma.

Lo que recuerda, salvando la distancia obviamente, a lo sucedido en la independencia de los EEUU. La distancia es muy grande, es cierto, porque ni Esperanza Aguirre, ni Alberto Ruiz Gallardón, ni Montoro son Hamilton, Madison o Jefferson, pero si lográsemos que la consciencia república se convierta en hegemónica en la sociedad civil, entonces las tres anomalías de la partidocracia pueden derivar en la ruptura democrática tan necesaria como deseable.

Pero ¿qué sucedió en la independencia de los EEUU a finales del siglo XVIII? Nada más y nada menos que la primera aparición histórica de la democracia representativa y la libertad política en el mundo. Sabemos que, sin embargo, no es totalmente correcta la democracia representativa ni la separación de poderes en los EEUU: pues las elecciones de los representantes no son gratuitas, no están prohibidas las donaciones de multinacionales a dichos candidatos, y el presidente de los EEUU tiene un derecho de veto a ciertas leyes del Congreso y Senado. Pero ya quisiera España tener la democracia representativa y la separación de poderes que tiene EEUU. La guerra de Independencia que originó los Estados Unidos no fue en verdad una revolución, como tampoco son “revolucionarias”, sino conservadoras del estado de partidos, las propuestas de Esperanza Aguirre, Gallardón y Montoro. El resultado final, la forma federal de la Constitución de los EEUU, de los acontecimientos históricos de la independencia no fue, realmente, buscado conscientemente ( sus agentes ni se lo propusieron ni lo sabían conscientemente), sino encontrado por una especie de astucia de la razón o, como diría la filosofía evolucionista de Dennett: el cumplimiento de la teoría de la evolución darwiniana, es decir, el paso de lo más imperfecto ( sistema parlamentario) a lo más perfecto ( sistema democrático representativo en una gran república).

Así lo expresa elocuentemente Antonio García-Trevijano en la Teoría Pura de la República: “Es más, creyendo, salvo el inteligente Hamilton, que la estaban evitando (la democracia). Para los demás (Madison y Adams) era indeseable la única democracia que la historia les había dado permitido conocer, la directa. La genialidad consistió en que, para no romper la unión de los Estados, como estaba ya sucediendo con la primera unión confederal, los mismos autores de aquella constitución parlamentaria renegaron de su propia obra y recurrieron a la unitaria fórmula del presidencialismo federal, sin saber que así estaban fundando, con la separación de poderes, la democracia representativa.”

También las tres propuestas de Esperanza, Gallardón y Montoro pretenden, en el inconsciente “profundo” del PP o sus “fieles españoles”, el mantener la unidad de España, acaban de ganar al supuesto “golpista partido del PSOE”, y, aumenta el rumor, en ciertos medios de comunicación, de la abdicación del rey en su hijo Felipe.

Pero, seamos realistas políticos, que no monárquicos, y constatemos que el azar no es nada sin una sociedad civil movilizada por la idea real de la Libertad colectiva. Sin embargo la historia tiene caminos sorprendentes para alcanzar sus fines y algunas veces los resultados son más perfectos.

 

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