Marcha (foto: Globovision.com) La marcha de un millón de hombres   El Lunes día 31 de Enero se convoca “la marcha de un millón de hombres” para el martes día uno de Febrero. El ejército construye barricadas de cemento en las calles que desembocan en la plaza de la liberación. El ejército arresta a seis periodistas de Al Jazeera y se les confisca el material filmado durante los últimos días. En los barrios populares los jóvenes forman milicias de seguridad en los barrios armados con cuchillos buscando a miembros de la policía y protegiendo sus propiedades. Al menos dos factorías han sido tomadas por los trabajadores. Durante la mañana del martes, no se especifica el lema de la marcha ni su recorrido, siendo el punto de reunión la plaza de la liberación. El ejército asegura que no disparará contra los ciudadanos. A pesar de las dificultades de acceso a la plaza se reúnen más de un millón de ciudadanos de todas las edades, condiciones sociales y religión. Por megafonía se recitan los nombres de los hombres del régimen a lo que la multitud contesta con un atronador ¡Ilegítimo! Se discute si la marcha debe ser hacia el palacio presidencial. El Baradei no está presente en la plaza e insta a los manifestantes desde una cadena árabe a que no marchen hacia el palacio presidencial. El momento más emotivo en la plaza se produce cuando a la misma accede un presentador de la TV estatal que ha dimitido por la cobertura que esta TV realiza de la revolución, es llevado a hombros y vitoreado por los ciudadanos. La TV estatal muestra las calles en calma, una contramanifestación de unas 100 personas en favor de Mubarak, y las ceremonias de nombramiento de nuevos ministros por parte del dictador.   La oposición política se unifica en un frente nacional y redacta tres puntos de demanda: 1.Mubarak debe dejar el gobierno 2.Reescritura de la constitución 3.Elección de representantes para las instituciones. La multitud celebra la potencia renacida de la libertad política reprimida durante más de 30 años. El Baradei aparece durante veinte minutos en la plaza. Declara en la cadena Al Arabiya que Mubarak debe dejar el poder antes del viernes para evitar un baño de sangre, al mismo tiempo declara que no aboga por un juicio contra él. Los ánimos en la plaza son muy distintos. La multitud quiere que responda por los asesinatos de los últimos días. No se moverán de la plaza hasta que Mubarak abandone el poder, “libertad o martirio” gritan. Cae la noche sobre El Cairo y más de un millón de ciudadanos permanecen coreando cánticos de libertad en el corazón de la ciudad, en la capital de la libertad. A las diez de la noche el dictador Mubarak anuncia por televisión que no se presentará a las próximas elecciones presidenciales de septiembre pero no va a dimitir. La muchedumbre recibe el discurso con gritos de ¡Vete, vete! ¿Podrá la débil y desorganizada oposición política conectar la potencia del movimiento popular con los mandos intermedios del ejército para aislar definitivamente al régimen en su torre de marfil? ¿Saldrá una oposición política del interior del movimiento popular? ¿La resistencia civil recibirá por fin el apoyo internacional que presione al dictador para abandonar el poder? ¿O asistiremos a una marcha multitudinaria hacia el palacio presidencial o la TV estatal?  

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