Aun a pesar de vivir en un periodo postmodernista, en el que todo sea relativo, incluso la moral, es sorprendente cómo pervive la condición humana en su esencia, por mucho que se artificialice la inteligencia.

Una persona arrepentida de un acto, ha cerrado el ciclo en su conciencia respecto de su acto; independientemente de que vuelva a errar, pero está establecido en su conciencia que es un mal acto.

Sin embargo, parece que el remordimiento hace referencia a que la justificación consciente del acto sea vista como un pretexto en su subconsciente. El acto cometido sigue remordiendo la conciencia del remordido.

Y en la política puede traducirse como testimonios o confesiones para aliviar ese remordimiento. Si no, un servidor no podría encontrar justificación a las siguientes declaraciones.

Alfonso Guerra reconoce la ausencia de separación de poderes. Confiesa que la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género es inconstitucional, y que fue aprobada por el Tribunal Constitucional debido a presiones políticas.

Fernando Suárez denuncia que se haya impuesto el régimen electoral proporcional como un pretexto para dar cabida a ideologías diversas, maniobra blanqueadora de la transición; y que luego fue usado como cimiento de la oligarquía de partidos española, anulando la posibilidad de representación política de la nación.

Luis María Ansón rompe su voto de silencio respecto al golpe de Estado del 23-F. Su testimonio recoge que la estrategia inicial, diseñada por el general Armada, según él, consistía en un golpe militar para instaurar un gobierno de salvación. La estrategia estaba basada en el golpe dado en Francia en 1958, que devino en la V República francesa. Pero en este caso no dio lugar al gobierno de concentración debido a la negativa del coronel Tejero a aceptar a socialistas y comunistas en el gobierno.

El pretexto que esgrime Ansón es el miedo a un golpe de Estado reaccionario debido al descontento de la cúpula militar, que veía en el desgobierno de Suárez cómo la ETA asesinaba a generales del Ejército cada pocos días. No sólo es una confesión de la mala arquitectura política pergeñada en la transición española, además de la justificación del golpe de Estado, sino que es muy improbable que Juan Carlos no hubiera dado el visto bueno al plan del general Armada para salvar su monarquía, a pesar del testimonio del señor Ansón.

3 COMENTARIOS

  1. “Dimos un golpe de Estado para que los otros no dieran un golpe de Estado”, pero “el nuestro era un golpe de Estado constitucional”. Y lo dice tan tranquilo.

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