No sorprende que el régimen se haya adjudicado la casi totalidad de los 2400 concejales y le haya lanzado unas migajas a la oposición colaboracionista para guardar las apariencias. Esta falsa oposición no participó abiertamente en el cuestionado proceso, pero tampoco quiso llamar a la abstención. Por el contrario, les bajaron línea a sus operadores municipales de inscribirse bajo denominaciones fantasmas, y así participar en la rifa que hizo el régimen de los cargos de concejales.
Si aún quedaban dudas sobre lo que están pensando los venezolanos para salir del chavismo, la masiva abstención frente a la farsa electoral del domingo pasado significó una nueva derrota, otra más, para los operadores del régimen y su falsa oposición. Calles vacías, centros de votación desolados; sólo los asalariados del gobierno merodeando en los alrededores, intentando engañar a su propia gente en un trueque de pedazo de pernil por voto. Las cifras anunciadas por la operadora Lucena del CNE no se parecen en nada a la fotografía de las calles de Venezuela.
Los militares que participaron en la farsa electoral del domingo pasado también fueron testigos de la ausencia de pueblo y de chavistas en los centros de votación. Y eso no puede significar otra cosa que el rechazo pleno de la sociedad a un régimen que estos uniformados sostienen. Por ingenuidad o simple ignorancia, los militares creen que es posible mantener un régimen como éste sin apoyo del pueblo. Pero más temprano que tarde vendrá un inevitable ajuste de cuentas entre quienes han vivido del reciclaje de promesas y sus víctimas estafadas.
La abstención masiva se ha convertido en la forma más militante de resistencia de una sociedad que no se resigna a aceptar el papel de servidumbre que le ha asignado el régimen chavista y su falsa oposición. Son irrelevantes las negociaciones que intentan el próximo año y las promesas de elecciones limpias. La gente entiende que bajo el estado chavista no hay ni habrá forma de convocar elecciones transparentes jamás.
Para ir a elecciones en Venezuela será necesario primero destruir al estado chavista. Esto significa, no solo un mero cambio de gobierno, sino su expulsión definitiva de todas las instancias del poder público y militar. Para ello será necesario establecer un régimen político civil y militar que imponga el orden y enfrente la reacción del chavismo y sus intentos por retomar el poder. Será un periodo de definiciones, correcciones e inestabilidad necesarias para recuperar la integridad de la República.
Mientras las distorsiones económicas, sociales y políticas no sean corregidas por un régimen de ruptura con el estado chavista, no es posible pensar en votaciones en Venezuela. Así parece refrendarlo una y otra vez la gente cada vez que se le convoca a una farsa electoral. Mientras lo fundamental no se resuelva, aquí no se vota.- @humbertotweets

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