Ante las recientes y graves declaraciones de Roberto Centeno en contra de la junta directiva del MCRC, nos vemos obligados a manifestar:
1.- Que seguiremos con la lucha de Antonio García-Trevijano sin que nos arredre la difamación por parte de los medios de comunicación o de los grupos económicos, siempre al frente de ideologías políticas que pretenden hacerse un hueco dentro del actual Estado de Partidos.
2.- Que a pesar de que sabemos que siempre hay que actuar ante la difamación, porque es la única arma de quien no tiene nada más y desgraciadamente prospera más de lo que merece, seguiremos con nuestra tarea por la conquista de la libertad política colectiva frente a la oligarquía de partidos. De tal forma, iremos dando réplica al primer enemigo declarado de nuestro propósito, que comienza ineludiblemente con la abstención electoral, a través de artículos en nuestro diariorc.es . Estábamos preparados y son muchos más los que vendrán, como nos enseñó el fundador de nuestro movimiento.
3.- Que aconseja al señor Centeno y al grupo de comunicación en el que se ha empotrado que, aunque sea por egoísmo, dejen de encaramarse a la obra y el prestigio de García-Trevijano, porque aunque nada hiciéramos las personas que continuamos en su movimiento, ese caballo por sí mismo les arrojará al suelo. Detesta las ideologías.
4.- Que el MCRC no solo es inteligencia, también acción como refleja la propia actividad de sus asociados en pro de la libertad política manifestada en actos, participaciones en distintos foros de pensamiento y el mantenimiento de su propio grupo de comunicación digital, muy lejos de tratarse de una asociación “muerta” o sin actividad.
5.- Que, sin duda D. Antonio se quedaría horrorizado, pero al leer el artículo que motiva este comunicado. El Sr. Centeno se dirige a las personas con responsabilidades en la Asociación como seres “sin contacto con la realidad, ni conocimiento o experiencia relevantes, a quienes D. Antonio ignoraba”. Pues bien, dentro de esta junta se encuentra el grueso de los fundadores del MCRC quienes han trabajado con D. Antonio codo con codo en la acción política, muchos de nosotros desde ese mismo momento fundacional, gozando de su cercanía y amistad, algunos colaborando profesionalmente con el propio D. Antonio fruto de esos lazos de inquebrantable confianza y afecto, lo que conoce de primera mano el Sr. Centeno demostrando así su comportamiento inicuo.
Los aludidos no son pues personas que conocieran a D. Antonio “en los últimos años de su vida”, sino desde antes de la andadura de este hecho histórico que es la creación de nuestro MCRC, que le han acompañado hasta el final de sus días y que, aún después, siguen y seguirán por un compromiso y una responsabilidad inquebrantables.
6.- Que, no se entiende que el Sr. Centeno hable de “mi sintonía absoluta y total con sus puntos de vista política” (sic) cuando a la vez mantiene las bondades de participar en las elecciones de la partidocracia votando a UpyD, Ciudadanos y Vox (consecutivamente y hasta el momento) contraviniendo así una idea esencial de la acción desarrollada por D. Antonio como es la abstención electoral activa.
7.- Que atribuirse que el dimisionario anterior Vicepresidente del MCRC y él mismo son “los únicos depositarios y continuadores legítimos del pensamiento del más grande pensador político de todo el S. XX” solo puede calificarse como el más alto grado de narcisismo posible absolutamente injustificado por las aportaciones intelectuales en el terreno de lo político tanto de uno como de otro. El pudor hace incompatible la comparación con las propias de los actuales miembros de la Junta.
8.- Que es rotundamente falso que haya existido ningún “golpe de mano para desbancar a D. José Papí y el resto de miembros con mayor afinidad y capacidad de la Junta Directiva”. El anterior Vicepresidente (en funciones de presidencia tras fallecer D. Antonio) no solo dimitió de su cargo ante la resistencia de sus compañeros de la anterior Junta a permitirle pasar por encima de los estatutos que D. Antonio nos había dejado, sino que se dio de baja de la Asociación. Dicha Junta anterior, ante la dimisión del Sr. Papí convocó a la Asamblea para la elección de Presidente y Vicepresidente dimitiendo en pleno a su vez. Todos los miembros de la anterior Junta que se presentaron nuevamente a cargos de responsabilidad fueron elegidos por la Asamblea por aplastante mayoría, cuando no por unanimidad.
9.- Que señalar que la actual Junta está compuesta de personas “a las que Don Antonio quería expulsar cuando le sorprendió la muerte” además de falso es de una desfachatez inconmensurable solo superada por la cobardía de omitir a quien se refiere. De hecho el grueso de la actual Junta lo componen personas que estaban al lado de D. Antonio durante su presidencia y con las que compartía lazos íntimos de amistad más allá de lo político, acompañándole en lo personal desde hace años.
10.- Que la alusión a la cualidad de patronos de la Fundación Antonio García-Trevijano del autor del artículo y el exvicepresidente dimisionario de la Asociación es malintencionada y sesgada. Calla que en ese patronato designado por el propio D. Antonio se encuentran además de estas dos personas seis miembros de la Junta ahora atacada y otras más que colaboran lealmente con ésta, entre ellas la propia Dña. Helena Bazán, a la que expresamente menciona el Sr. Centeno, sin la más mínima caballerosidad, como de estrecho conocimiento cuando ni siquiera sabe cómo se escribe su nombre.
11.- Que resulta extraño que hable en plural diciendo que “el MCRC está recibiendo cientos de miles de euros, cuya utilización y destino NOS es completamente desconocido” cuando ni siquiera es asociado. ¿En nombre de quien habla cuando dice esto? Es a la Asamblea frente a quien corresponde rendir cuentas a las sucesivas Juntas, y así se hizo obteniendo su aprobación en todos y cada uno de los ejercicios sociales por mayoría abrumadora.
12.- Que si de veras el autor del artículo que es causa de este comunicado desea la honra de la obra de nuestro querido fundador, lo último que con ello se compadece es la redacción de artículos bochornosos como el que nos ha hecho perder un tiempo valioso, aunque pequeño, apartándonos de la acción, para que nadie se pueda hacer aquiescencia con nuestro silencio. Menos aún hablar de prostitución de las ideas y de su legado (que por cierto no es ideológico) cuando el autor se asocia intelectualmente con quienes no tienen empacho en justificar la participación en las votaciones de esta partidocracia e incurre en el más ominoso y vergonzante de los silencios cuando compañeros suyos de medio y columna, como D. César Vidal, acometen un ataque frontal no solo a las ideas, sino también a la persona y dignidad de D. Antonio una vez fallecido. Obras son amores.
Sin más que añadir, ya que ante exabruptos gratuitos es difícil contestar con más rigor que el desprecio, emplazamos a los seguidores de tales desatinos a seguir retratándose y a los repúblicos a que estén preparados como nunca ante los apasionantes y decisivos momentos que están por venir en nuestro camino hacia la libertad política, que como sabemos bien, es colectiva.

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