Cuando asuela la ignorancia y la superficialidad, cuando hay tantos compatriotas que viven engañados por ideologías nacionalistas y “liberticidas”, empeñados en la reacción, en el retorno a un pasado imposible y atroz, sometidos por los fantasmas, por las redes de comunicación de masas, por el poder que alimenta al poder, por la dominación, la trampa social, el imposible reparto, la certeza de que al final lo público consiste en que unos cuantos vivan bien mientras unos muchos sacrifican su esfuerzo y sus vidas… Justo en este momento de mi vida, como padre que soy, casado, trabajador, entregado en compás como millones de compatriotas al honrado quehacer de la familia y la patria, hoy, bien pasados los treinta, miro atrás y no me tiembla la voz al afirmar que ¡los españoles de a pie somos la caña!

Españoles de bien, siempre dispuestos, de héroes está repleta nuestra historia, como también de vasallos que sirvieron a malos señores. España es una Nación engendrada como muchas, formada en otro tiempo, antigua, moderna y contemporánea, siempre aguerrida, visceral, sentida, valiente, mal gestionada, presa por cobardes o por necios, antihéroes e idiotas. La España de a pie es la razón de España, la única explicación para su supervivencia. Fueron anónimos los españolitos que asieran las espadas de la reconquista, las tripulaciones que hicieron las Américas, los lanceros del Rey, los héroes de Madrid, los supervivientes en el sitio de Zaragoza, los que soportaron y superaron guerras y desdichas, los que hoy apoyan a las víctimas, los que siempre vibran con los éxitos de los suyos, los solidarios, los caritativos, los verdaderos patriotas, más o menos miserables, más o menos destacados, españoles capaces, emprendedores, españoles que se levantan una y otra vez y sueñan, españoles que no se rinden, leales, comprometidos, soberbios pilares del mañana que vendrá seguro con buenas nuevas. Porque la razón de España merece la libertad. El pueblo necesita responsabilidad política, un cambio de régimen, la apertura de un proceso de libertad constituyente, inédito e irreversible, paso  sin el cual es incomprensible tanto sacrificio en el pasado. La España que yo conozco, la que me gusta, la que me une a ella y me convierte en patriota, es la España de a pie, la de la calle, la de las familias… Esa España merece la pena, esa España requiere poder de decisión, porque ha llegado a su madurez, porque no debe padecer más líderes impuestos a dedo, herederos de la derrota, socialistas, populares, nacionalistas, comunistas, alejados de la realidad de la calle, creídos salvadores de una Patria cuando sólo beneficia a los suyos, esos pocos que siempre afirman lo mismo mientras chupan del Estado con sus partidos, sus sindicatos, y su patronal… La España que yo conozco, la que saca sus banderas cuando empieza la Eurocopa, no por mero fútbol, sino porque ansía un patriotismo natural, está más unida que nunca, por eso no necesita Rey, ni padres, y sí LIBERTAD POLÍTICA. ¡Democracia de una vez por todas!

Paco Bono Sanz

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