Nuestra lucha por la Libertad política es parecida al cambio de mentalidad que se produce cuando surge una nueva época histórica.

 Nosotros queremos superar el modo orgánico medieval de ver el mundo de la política. Ser humanos lúcidos y leales con lo natural. Somos los legítimos seguidores de Montesquieu.

España y Europa permanecen, en el tema de la acción y el pensamiento político, hundidos en  la Edad Media.

La época moderna, en la que fundamentalmente estamos todavía, debe mucho al mecanicismo de Descartes y a la visión de la ciencia física  dinámica de Newton.

En la Edad Media, en cambio, el mundo estaba encantado y todas las cosas, naturales o instituciones artificiales, tenían un fin que cumplir conforme a su naturaleza o esencia. No había necesidad de establecer controles y balanzas de contrapoder para impedir la corrupción y la irrepresentación del sujeto político. Para evitarla simplemente había que aumentar la virtud personal del dirigente real  o de la criatura. Mejorar sus costumbres.

Era la época de los consejeros morales de los reyes absolutos, de los espejos de príncipes:

Desde  Las Partidas de Alfonso X el Sabio hasta el Telémaco de Fénelon, el género medieval de los Espejos de Príncipes, las epístolas y ensayos  pedagógicos de los humanistas renacentistas, como los dedicados por Luis Vives a la princesa de Gales, los tratados de las pasiones del alma, como el de Descartes elaborado para otra princesa, las moralejas de los fabulistas, los aforismos psicológicos y consejos cortesanos de los filósofos del XVII, como los de La Bruyère y Gracián, no tuvieron otra finalidad última que la de modelar el temple y moderar el carácter de los príncipes, a fin de que auto-controlaran su futuro poder soberano. Era el único recurso de la inteligencia social para limitar el frenesí del poder absoluto, mediante el poder de la opinión de la experiencia. Si no lograron sus propósitos, al menos dejaron a la humanidad un tesoro de sabiduría y psicología social”. AGT, TPR, página 575.

Si la criada España- para hablar de la situación política actual- y la gobernanta Unión Europea quieren salir de su Edad Media en el pensamiento político tienen que cambiar de mentalidad.

Ya advirtió Descartes que el progreso y desarrollo de lo humano son procesos imposibles en los pueblos que siguen haciendo las cosas, y pensando las ideas, como siempre las han hecho y pensado. El filósofo sabía de lo que hablaba. Cambió el modo orgánico de ver y pensar el mundo antiguo, incluso el renacentista, por el modo mecánico del moderno.”  AGT, TPR, página. 680.

¿Cuál es el modo partidocrático de ver y pensar el mundo de la política? – Es el modo orgánico de la política.

El modo orgánico medieval de la política española y europea considera que el partido político es un órgano estatal que posee también una esencia semejante, cuando el partido político no es más que el grupo de partidarios de un candidato de carne y hueso.

Ahora bien, la mentalidad moderna en política  también exige impedir la expansión ilimitada del poder absoluto del gobernante: la división y separación de poderes.

La separación  de los tres poderes ( legislativo, ejecutivo y judicial) que se eligen libre y democráticamente desde sus orígenes electoral monádico, nacional y judicial.

Pues el poder, en la visión mecanicista y dinámica moderna, debe estar bajo el principio de que la  acción de una fuerza o poder no se detendrá si otro poder no lo frena –“genial mecanismo de ingeniería descubierto por Montesquieu”-.

 

 

Antonio Muñoz Ballesta.

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