Nuestro pueblo vive engañado por la proliferación virulenta y multidireccional de eufemismos, vulneraciones consensuadas del lenguaje, amagos mediáticos, alarmismos de papel celofán y noticias de la prensa rosa.

La clase política-que es más bien una casta- acude al micrófono público para repetir consignas, mientras que en los despachos públicos se acuerda el fraude en forma de recorte: ya sea de sueldo, de derechos o de dignidad. Desfile de apariciones fantasmáticas de una asociación fraudulenta de malhechores: Oligarquía Financiera, política y mediática que constituyen la Guardia Pretoriana del palacio de invierno de una Monarquía Partidocrática blindada ante la Verdad Política.

Representantes no elegidos, Jefe de Gobierno no elegidos, Monarca no elegido, medios de comunicación financiados para mentir en masa. Banqueros y financieros usurpando el mandato imperativo a la Sociedad Civil. Este es el panorama político español: Ruina económica, desarticulación del Estado y Mentira Política vistiendo de democracia a una impostora.

Nuestro Pueblo ya no permanece fiel a la Partidocracia por seducción-como diría Baudrillard- sino por resignación. La tercera transformación del poder en seductor a través de los Medios y el consumo toca a su fin. La resignación y el miedo empieza a ser las razones de la servidumbre pública. La tierna sonrisa del Rey presidiendo los actos públicos y líderes carismáticos coreografiando la modernidad de España ha pasado a monarcas descubiertos y políticos procesados, a sustos diarios y confusión generalizada.

Hay que apoyar a los medios de la República Constitucional, es un deber cívico de primera magnitud y transcendencia histórica, hay que hacer circular el afuera de este latrocinio vulgar de unos malcogidos y arribistas y sustituir a la impostora disfrazada de democracia por su verdadera dueña: La libertad política colectiva. La partidocracia debe ser sustituida y derribada pero será imposible si no hacemos ver a nuestro pueblo que es otro régimen muy distinto al que se cree el que impera, la diablura consiste en que la sociedad cree que este régimen es definitivo aunque tenga fallos, y no es así, el régimen que esperábamos los españoles tras la muerte de Franco nunca llegó. En esto tenemos que insistir.

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