Mejico city (foto: chez worldwide) La mediocracia y los derechos humanos   A semejanza del movimiento circular en la dinámica entre la fuerza centrífuga y centrípeta, las acciones de los consorcios que manejan los medios de comunicación, centran y distorsionan la realidad acerca de los derechos humanos en México.   El lenguaje, desnudo en lo ético y revestido de comercio subliminal, martilla a los millones de oyentes de tal suerte que la voz de las grandes televisoras arroja al espectador lejos de la verdad. Sus contratos millonarios con los grupos políticos permiten entrever la manipulada concatenación informativa frente a los hechos que hoy por hoy revelan la descomposición de los partidos en el poder así como su corrupción.   Resguardar la verdad en una niebla más densa que el humo es el trabajo de la mentira, para el periodista es dejarse arrastrar por el río pantanoso; sobrevivir dimitiendo la esencia de su función o la persecución.   Los derechos humanos son llevados a la lejanía en un espectro, se oculta el sufrimiento de los que piden justicia para allanar las perversiones del entramado que gobierna.   Ejemplo de lo antes expuesto, constituye el asesinato de los 16 jóvenes en la fronteriza Ciudad Juárez a fines de enero pasado. El hecho manifestó la habilidad siniestra de los medios al provocar la difusión equivoca del suceso, reduciendo la gravedad del homicidio a una noticia de guerra entre pandillas. Ante el reclamo   inmediato   de   las  familias  de   los   jóvenes y la intervención de la ONU, hubieron de revocar la versión y en eco al discurso de descargo del ejecutivo, dejar sin lugar a dudas, la imagen limpia de los chicos muertos.   La mentira no es eterna, porque la verdad es luz en la oscuridad.   El 17 de febrero el presidente Calderón en su segunda visita a Ciudad Juárez, con el fin de dirigir las mesas de trabajo para contrarrestar la violencia en Chihuahua junto a las autoridades estatales y locales, fue escoltado por un contingente de protección entre ejército y policía; de igual manera su presencia dio pie a manifestaciones de estudiantes y cuestionamientos del periodismo local. La conclusión; represión y falta de libertad de prensa, al denegar el ingreso al recinto a grupos de derechos humanos, reporteros locales e independientes; desplegando un fuerte dispositivo de seguridad para detener a quienes demandaban respuesta al horrendo crimen. Los únicos que obtuvieron acceso, los medios designados por la presidencia para ser voceros no imparciales de los acontecimientos. Y mientras se entreteje el éxodo del miedo en Ciudad Juárez, los medios unidos al poder, exaltan ante el mundo un México democrático y bien gobernado.   Los muertos no pueden opinar, votar o sentir; sus familias dicen; la calle era bullicio, juventud, ahora sólo hay silencio… nadie que dé respuestas. La mentira no es eterna… los mexicanos merecemos la verdad y cuestionar libremente tal verdad, sin ser sometidos a la cárcel o el asesinato.

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