The elusive butterfly (foto: TexasEagle) Aleteos de mariposas   Es evidente que la política moderna ha devenido mundial de una forma definitiva. No hay Estado de partidos en Occidente, ni gobierno en el planeta, que esté al margen de las decisiones de los EE.UU., la principal potencia militar mundial, o de la Unión Europea, una gran potencia económica siempre en dirección a una unión política al estilo norteamericano. Si ocurrieran hechos significativos en el funcionamiento democrático de las potencias mencionadas, afectarían a los demás Estados-nación del mundo, entre otras razones porque éstos han dejado de ser en gran medida “Estados nacionales” y hasta han dejado de tener las competencias típicas de los “Estados”. Esos hechos significativos son “aleteos políticos de mariposas” porque, al igual que en la teoría física de la predicción del clima de Edward Lorenz, el simple aleteo de una mariposa en un lugar apartado del planeta puede afectar (para bien o para mal) al otro lado del mundo.   Es obligado entonces analizar los asuntos estatales internos desde el punto de vista mundial en el que intervienen los tres grandes bloques políticos internacionales: China, EE.UU. y la UE. China nos queda un poco lejos y su cultura es en gran medida desconocida todavía en Europa, pero ya se empieza a reconocer que está sosteniendo la deuda y la economía norteamericana y que el turismo de sus nuevos ricos podría ser una solución importante para ciertos Estados europeos (Francia, Italia y España). Centrémonos en dos hechos o aleteos de las también dos primeras potencias “democráticas” occidentales: EE.UU. y UE.   1º- El dato o aleteo de los EE.UU. tiene doble vertiente, su política exterior y su política interna (que determina en gran medida su política exterior): a) El reciente progreso en libertades e independencia económica en la Iberoamérica de los últimos diez o quince años debido, entre otras causas, a la política exterior de Bush I y Bush II que se concentró en Irak e Irán y se olvidó un poco (bendito olvido) de “su patio trasero”, permitió a los Estados subordinados del resto del continente americano empezar a preocuparse por sus poblaciones desde que se independizaron de España o Portugal –hay todavía excepciones, obviamente, como Haití-, y b) El hecho de la esperanza, revelada falsa, de la política, por ahora “cautiva”, del presidente Obama. 2º- Las medidas de política económica que por decreto de la Unión Europea tendrá que aplicar el Estado de partidos griego sobre su ya desprotegida y abandonada población supuestamente soberana.   No son dos ejemplos o aleteos más en la oleada de la crisis económica y financiera global y de una supuesta autonomía de lo económico frente a la también supuesta indiferencia de la forma política del Estado. Tienen, en cambio, su relevancia doctrinal y práctica de primer orden en la geografía y en la historia de las ideas políticas democráticas.   1º- Grecia es la cuna de la misma noción de la democracia hace más de dos mil años: las decisiones del gobierno de la polis (Atenas) se empezaron a tomar mediante la participación de los ciudadanos, de unos pocos ciudadanos, es verdad, los aristócratas, pero no ya por medio del capricho de un tirano y su camarilla o corte (cosa muy reciente todavía en Europa y España por cierto).   2º- EE.UU. también es el país que vio nacer en la práctica a la democracia representativa y a la separación de poderes hace tan sólo poco más de doscientos años. Sin embargo ni los partidos políticos ni el poder judicial politizado de una y otra nación se atienen suficientemente a los grandes principios políticos de su gloriosa historia.   En los dos primeros meses de este año se han tirado por la borda los grandes valores democráticos de la representatividad de las elecciones en los EE.UU. y de la misma idea de la democracia en la Unión Europea. Estos son hechos de la categoría que he indicado al principio: con un efecto mariposa en el clima democrático mundial.   En febrero el Estado de partidos de Grecia permite que instituciones con funcionamiento no verdaderamente democrático impongan a su pueblo las restricciones de política económica que interesan a los partidos y burocracia de la UE. Otra política es posible: desde la postura de la Gran Bretaña que no toleraría tal cosa, hasta el establecimiento de un estatus democrático para las instituciones griegas.   Pero antes, el 21 de enero, el Tribunal Supremo -o Corte Suprema- estadounidense, máximo órgano de su independiente poder judicial, sentenciaba que el Gobierno, es decir el Jefe del Estado y del gobierno, que en los EE.UU. como en la mayoría de las repúblicas modernas es la misma persona delegada por el pueblo que lo ha elegido, no puede prohibir que las grandes empresas hagan cualquier tipo de aportación económica en las elecciones. Permitiendo con ello que las grandes compañías y sus consejos de administración, directamente con sus donaciones, puedan comprar con dólares lo que el pueblo no podrá hacer con sus votos. La representatividad de la democracia se tira por la borda junto a una verdadera separación de los poderes judicial, ejecutivo y legislativo.   ¿Qué efectos tendrán estos dos aleteos antidemocráticos en España?

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