En los últimos días del pasado año el Secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos presentó la ejecución del Presupuesto del Estado para 2009 hasta finales de noviembre de dicho año con unos datos demoledores: los ingresos tributarios han caído en picado y los gastos han ido aumentando como si aquí no pasase nada. El rendimiento de las grandes figuras tributarias no deja lugar a dudas (IRPF: -11%, I. Sociedades: -23%, IVA: -30%, Impuestos Especiales: -15%) y el origen de esa situación tampoco (menos actividad económica, menos contribuyentes y menores bases imponibles). En el otro lado de la balanza, destacó, el incremento del gasto se debe a las transferencias al Servicio Público de Empleo Estatal, al Fondo Estatal de Inversión Local, a las Comunidades Autónomas y a la Unión Europea. El saldo de ambos nos proporciona un déficit de caja de 68.508 M€ (6,5% del PIB). La mitad de este déficit, dijo, es consecuencia de la crisis y la otra mitad de las medidas adoptadas por el Gobierno para combatirla. Con estas cifras, recalcó, la situación de las cuentas públicas es insostenible. Pero la forma de resolverla la dirigió a un gran acuerdo con los demás gestores del gasto público (Comunidades Autónomas y Entidades locales). Es como dejar a la zorra al cuidado del gallinero.   Pero las dimensiones del agujero estatal son más grandes de lo que refleja dicho saldo, ya que a finales de noviembre el Estado tuvo unas necesidades de endeudamiento de 40.334 M€ más, debido a las aportaciones al Fondo de adquisición de activos financieros, al Fondo de reestructuración bancaria, a los depósitos en el Banco de España y otras instituciones financieras, a la adquisición de acciones o participaciones en Entes y Sociedades estatales y a la concesión de préstamos a diversas instituciones. Todo ello agranda dicho agujero hasta 108.842 M€ (10,32% del PIB), cifra muy lejana a la que pregonan los voceros oficiales y la mayoría de los medios de comunicación.   Ante esta situación los ministros de Finanzas de la Unión Europea, Ecofin, han “invitado" a España, al comienzo de este año, a que apuntale sus finanzas a medio plazo mediante una reforma de los sistemas de pensiones y de salud, así como la puesta en práctica de planes que reajusten las finanzas públicas. De dicha recomendación se ha hecho eco el Secretario de Estado de Economía que se ha manifestado partidario de acometer este año la reforma del sistema público de pensiones “dentro del Pacto de Toledo” mediante medidas como el cambio del periodo de cálculo (más de los 15 años actuales), la revisión de la edad de jubilación o la coexistencia de una prestación y un empleo a tiempo parcial.   Todo esto ha ocurrido pocos días antes de los fastos organizados para la toma de posesión de España de la Presidencia semestral del Consejo Europeo, junto con otro Presidente permanente de este Consejo y al lado del Presidente de la Comisión Europea, el triunvirato que dirigirá los destinos de la Unión Europea. Paradójicamente será nuestro Gobierno quien impulsará las medidas para sacar a la Unión Europea del atolladero económico. Caprichos del destino: el peor de la clase da la lección.

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