Boris Karloff Servilismo Un afamado actor televisivo ha mostrado su malestar en rueda de prensa concedida recientemente a raíz de la obtención de su último galardón y refiriéndose a los recién otorgados premios "Ondas” del grupo Prisa: “en los últimos premios Ondas había personas que no eran dignas de recoger galardones”. Aludía a un “presentador de moda” premiado: “el premio otorgado a ese personaje deshonró a los Ondas”; “a veces uno se cuestiona si los premios deben darse a personas así”. Continuaba con un montón de improperios que es mejor no transcribir, para terminar diciendo: “esto no es democracia, es servilismo".   Efectivamente, la televisión, en nuestra desdichada España, ha sido y continúa siendo cada día más, la que ayuda a encumbrar personajes y crear ídolos en todas las artes. Normalmente de escasa valía o de ninguna, en comparación con los muchos que se quedan en las canteras donde existen verdaderos artistas e incluso genios. Los privilegiados se convierten de esta manera, inmediatamente, en propagandistas serviles del régimen. El arte escénico resulta el más contaminado, adulterado y por consiguiente el más perjudicado. En estos tiempos para ser “actor” o “actriz” sólo hay que enamorar a una cámara o ser hijo o nieto de algún personaje ya encumbrado, que con idéntico servilismo haya expresado en sus apariciones públicas que “vivimos en democracia” y participado con imagen y con nombre en actos o movilizaciones programados por la partitocracia.   Esta proyección mediática ha hecho que miles de jóvenes, inocentes, hayan sentido o creído sentir, la vocación del noble arte de la interpretación, saturando las pocas y desprestigiadas escuelas oficiales de Arte Dramático, lo que ha dado paso a un sin fin de escuelas privadas -sin necesidad de homologación-, donde tienen un gran negocio desaprensivos serviles del régimen. Después de años de estudio y sacrificio estos jóvenes actores se suman a otros con muchos años en las tablas y pasan a engrosar las voluminosas listas de parados. Al final, unos pierden la esperanza porque saben que nunca llegará el éxito y otros están en permanente estado de ansiedad a la espera de que salga algún trabajillo, por mísero que sea.   Sin duda el afamado actor premiado, al hacer las mencionadas declaraciones ha querido situarse en el plano cultural en el que debería encontrarse. Hablaba para otro sector de la sociedad civil. No para aletargados telespectadores como “el presentador de moda”. Pero su complicidad en la elaboración de la serie emitida en Febrero de este año por TVE, televisión pública, sobre el 23F, propaganda descarada de la Monarquía de Partidos para confundir a los españoles difundiendo la mentira de que “vivimos en democracia”, nos demuestra que efectivamente esto no es democracia, esto es servilismo.

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