Der Angriff, el periódico de Goebbels La transfusión *   El Dr. Goebbels tenía clara una cosa respecto a la propaganda: no se puede imponer a las masas cualquier idea y en cualquier momento. Hay que operar sobre un sustrato preexistente, bien sean componentes de tipo mitológico o complejos de odios y prejuicios tradicionales, para atraerse el apoyo popular. Es la regla de la transfusión. Ningún orador público se opondrá frontalmente a la muchedumbre a la que se dirige: sería un acto suicida desde el punto de vista propagandístico. Hay que dejar bien claro que se está de acuerdo con el sentir popular, que se sigue su misma corriente: el cliente siempre tiene la razón. Acto seguido, se le vende el producto.   La industria encargada de vender opinión, los “mass media”, sabe perfectamente a qué público va dirigido su mensaje. El lector habitual de un periódico lo hace porque es afín a la ideología que transmite dicho periódico. Y los periodistas que escriben en él, ofrecen a sus lectores sólo noticias e informaciones que han escogido y redactado convenientemente, para que el consumidor de las mismas pueda autoconfirmarse en sus ideas. Esto le sirve al lector para sentirse respaldado en sus convicciones, lo cual proporciona una sensación reconfortante. Será muy difícil encontrar a un lector habitual de El País que a su vez sea un fiel consumidor de El Mundo, y viceversa.   Los medios de comunicación de cada bando, por tanto, no crean una opinión de la nada. Aprovechan y tergiversan ideas y sentimientos preconcebidos en la población. ¿Acaso no hay mayor incongruencia que un partido que favorece a las élites económicas se autodenomine “social” y amenace con la desgracia de la llegada de la “derecha”? ¿O no es absurdo que un partido de corte claramente conservador se clasifique a sí mismo como una alternativa “de centro”? ¿O que un partido que promueve un cambio de régimen y aboga por una república federal y la democracia no quiera ni oír hablar de la separación de poderes o de la representatividad? ¿O que otro de ellos dispuesto a “regenerar” la democracia defienda la injerencia de los poderes legislativo y ejecutivo en el judicial?   Es sano para la mente leer opiniones contrarias a las nuestras: actúan del mismo modo que el ejercicio físico para mantener en forma el cuerpo.

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