En las elecciones de los EEUU el pueblo del país norteamericano elige a su presidente de la República, es decir, a su jefe del poder ejecutivo que es, obviamente, jefe del Estado o Nación y, a la misma vez, “presidente del gobierno”; pero además elige a sus representantes en el Congreso, es decir, el Parlamento de los EEUU al que el presidente solamente tendrá derecho a ir una vez al año a informar de sus proyectos y del estado de la nación, y, en el que no existe un banco azul, ya que su función es la de todo parlamento que se precie: controlar al gobierno y hacer las leyes.   En los EEUU hay separación de poderes del Estado desde el mismo momento de la votación: se elige al jefe del Estado por un lado y por otro lado, en otra urna, se vota a sus diputados para su Parlamento. Los dos poderes se contrapesan y ponderan salvando la libertad de los ciudadanos.   La forma de elección del presidente de los EEUU es mediante el nombramiento de “compromisarios o delegados” por cada estado: quien alcance la mayoría de ellos en todo el país se puede considerar elegido presidente de los EEUU, porque los compromisarios no tienen otra función que la de reunirse un determinado día y cumplir para lo que han sido delegados: nombrar al presidente.   Congreso de los diputados (foto: Jaume d´Urgell) Curiosamente también en España el pueblo “elige” a los diputados del Parlamento como si fueran los “delegados o compromisarios” de los EEUU porque su función principal es la de nombrar a su vez al primer ministro o jefe del gobierno, que no del Estado, ya que dicho cargo se hereda desde tiempos de Franco. Además el jefe del gobierno ocupa el banco azul con su gabinete ¡en el mismo parlamento!   Algún intelectual o periodista hasta podrá ilustrarnos de que es “todo un logro de la democracia española al igualarse a la de los EEUU”. Mas la realidad se impone: si los diputados españoles eligen a su jefe de gobierno ¿por qué no se disuelven al haber cumplido con su principal función, como sí hacen los compromisarios de los EEUU, y se elige, entonces, al parlamento en unas votaciones al efecto? No se hace porque el bipartidismo estatal evita así la existencia de un verdadero Congreso o parlamento que represente a sus electores y controle al gobierno.

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