En el capítulo nº 79 de la «La partidocracia entre líneas» Juanjo Charro y Álvaro Bañón hablan de autores de pensamiento tradicional en relación a la república constitucional ideada por Antonio García-Trevijano.
Diferencias entre Estado y nación
Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 209 de «La lucha por el derecho» explica las diferencias entre conceptos básicos como Estado, nación y Gobierno.
Nación y Estado
La confusión terminológica entre Estado y nación deriva en la deconstrucción de la conciencia nacional y en el estatalismo. Sólo si se comprende que la nación es una realidad previa al Estado, objetiva e independiente de la voluntad colectiva, puede comprenderse al Estado como herramienta que debe ser controlada. Máxime en la realidad española como hecho histórico único, en el que el nacimiento del Estado fue posterior al Imperio.
La comunidad histórica configura el hecho nacional como algo dado, objetivo. A tal punto que los españoles lo son no porque estén en España, sino porque son de España, al igual que su flora, su fauna o sus ríos.
La paradoja de la sinrazón llega al extremo con la cuadratura del círculo de los nacionalismos estatalistas autodenominados «de izquierdas», que quitan al proletariado lo único que Marx les daba, sus hijos, en favor del Estado. Mucho más fino, Gramsci definía al Estado como la suma de hegemonía y dictadura. Y es que el Estado no puede nunca ser democrático, sino jerárquico. La democracia es otra cosa, configurándose como la forma de gobierno que ordena las relaciones de control entre nación y Estado a través de su separación en origen y la representación.
Más allá de cualquier concepción ideológica, el Estado se define como la personalidad jurídica de la nación. La maquinaria que permite que esta actúe permaneciendo como vehículo de su historia. Y a tal punto es importante que, desde la consolidación de los Estados nación en la Revolución francesa, es el único elemento objetivo que tenemos para identificar a la nación, depurando así la manipulación histórica.
La sociedad política que transita en el vehículo del Estado conduce su rumbo tomando su volante. La forma y mecánica de ese vehículo permite a la nación marcar la ruta de ese gobierno (república) materializando el control de su devenir por el camino de la historia nacional (democracia).
Israel y Palestina, el conflicto interminable
Hoy publicamos el capítulo nº 65 del programa «Escenario internacional», presentado y conducido por Marcelino Merino, donde Fulgencio del Hierro y Aitor Céspedes Suárez nos hablan de la guerra árabe-israelí y de todos los actores implicados en el conflicto.
La entrada en la OTAN
El partido Izquierda Unida pidió el NO a la entrada de España en la OTAN durante el referéndum plebiscitario del 12 de marzo de 1986. Antonio García-Trevijano financió su campaña.
Fuentes:
Radio libertad constituyente:
https://www.ivoox.com/rlc-2015-12-06-critica-a-propuestas-reforma-audios-mp3_rf_9614634_1.html
Música: La Macarena, de Luis Leandro Mariani (1864-1925). Interpretado por Ana Benavides.
La cultura en el Estado de partidos a examen
Hoy publicamos el capítulo nº 64 del programa «Escenario internacional», presentado y conducido por Marcelino Merino, donde Alberto Gómez, Salvador Perpiñá, Arturo Cid, Jesús Palomar, Javier Colina y Armando Merino, charlan sobre el estado de la cultura en el momento actual.
Comisiones de corrupción del PSOE y el PP
Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 208 de «La lucha por el derecho» nos habla de la inutilidad de las comisiones de investigación, de la importancia del consenso y la corrupción como factor de gobierno en España.
Corrupción comisionada
El término comisión sirve para designar a un grupo delegado de personas para ocuparse de un asunto concreto. Pero también define el porcentaje que se percibe por determinados agentes intervinientes en un negocio. En el caso de las comisiones políticas supuestamente investigadoras, bien podría hablarse de comisiones «por» investigación en lugar de comisiones «de» investigación.
La inutilidad intrínseca de una supuesta rendición de cuentas entre políticos irresponsables, queda en segundo plano ante el espectáculo que los dos partidos hegemónicos ofrecen en los casos de corrupción que salpican a las parejas de Sánchez y Ayuso.
El consenso, como pacto por el reparto del botín del Estado, trasciende así de su propia articulación autonómica para adjudicar cargos de segunda fila. El pacto de no agresión, no citando a declarar ninguno de los dos partidos en las respectivas cámaras, que cada uno de ellos domina, ni a la esposa del presidente del gobierno ni a la pareja de la lideresa autonómica, cuando su conocimiento sobre los hechos es imprescindible, es su evidencia. La prueba del nueve es que tanto Sánchez como la portavoz del PP lo hayan negado.
Corrupción y consenso van de la mano siendo factor de gobierno. Así, la Constitución perdura porque no se cumple, de la misma manera que no se cumplen los requisitos elementales de toda democracia: la representación del elector, la separación de los poderes políticos y la independencia de la justicia.
La política es la síntesis de la moral de una sociedad, y si existe corrupción moral generalizada, la podredumbre se extiende permaneciendo impasible ante la corrupción política. A los hechos me remito.
La conciencia española
La integración de las masas en el Estado de partidos ha minado la conciencia de la unidad del sujeto constituyente español.
La no ruptura con el franquismo y la posterior monarquía de partidos instaura una resignada conciencia de lo español.
El hecho y la existencia de España como nación está constatado por la cultura y la historia.
Fuentes:
Radio libertad constituyente: http://www.ivoox.com/rlc-2016-03-11-conferencia-gijon-brigadas-la-audios-mp3_rf_10765309_1.html
Música: La Macarena, de Luis Leandro Mariani (1864-1925). Interpretado por Ana Benavides.
Sobre la garantía de la libertad (1ª parte)
Hoy, en el capítulo nº 10 de “Nuestras ideas”, Daniel Vázquez Barrón nos habla de los elementos que debe tener un sistema político para que esté garantizada la libertad política. En esta ocasión se centra en un elemento fundamental: la facultad de los ciudadanos para destituir a un diputado, algo impensable en una partidocracia.