ILLY NES.

Hasta aquí el relato de Carlos Alberto Biendicho. Hemos querido dejar para el final el “caso” Mariano Rajoy, por lo que de problemático y alambicado conlleva, pero que queremos exponer con todos sus matices y sutilezas, en lo que de derivada pública posee y respetando al máximo su derecho a la privacidad de sus sentimientos y pulsiones.

Outing en EspañaEl debate público sobre el outing (sacar del armario) en la política surge por primera vez en nuestro país con el libro de Fernando Bruquetas “Outing en España”, prologado por el ex ministro Jerónimo Saavedra y publicado por HMR en 2000. Hasta ese momento, no se conocía el verdadero significado de esta palabra inglesa (en los ambientes gays se usaba el término “coming out” como sinónimo). La homosexualidad española estaba armarizada, los colectivos se oponían radicalmente al outing, se hablaba de la posibilidad futura de articular las uniones civiles y nadie se planteaba asuntos tan novedosos como el matrimonio, la adopción o la lucha contra la homofobia. Bruquetas lo hizo, y en la posterior gira por una decena de ciudades españolas para presentar el libro (fue un éxito de ventas y un impacto mediático muy fuerte), pudo apreciar como entre los diferentes colectivos gay-lésbicos predominaba una actitud muy acomplejada, timorata y asustadiza fruto de la enorme presión social discriminatoria y homofóbica que sólo se podía sortear, en el mejor de los supuestos, con risas e ingenio. El debate sobre la visibilidad como motor de la igualdad de derechos, la salida al público de referentes positivos y la lucha contra la homofobia no habían comenzado aún en España y cuando se escriba la historia de la homosexualidad española en el siglo XXI habrá que comenzar por este libro y su gran transcendencia social y política, que paradójicamente no vino de una editorial o una publicación procedente del “guetto” gay.

En este libro de Bruquetas se recogen los “outing” acaecidos en el ámbito de la política: la hilaridad con que José Borrell llevaba el suyo sobre un presunto noviazgo con el torero Ortega Cano, que llegó hasta la mesa del Consejo de Ministros, una cena en la Asociación de Periodistas Parlamentarios y un programa de “Caiga quien caiga”; el outing de la rama femenina del colectivo “Cogam” a la entonces diputada del PP, Loyola de Palacio, a las puertas del Congreso; o los que practicaron el sindicalista y ex ministro socialista, José Luis Corcuera, y el ex alcalde y líder del PP en Canarias, José Manuel Soria, sobre el periodista Pablo Sebastián y el socialista Jerónimo Saavedra. Ambos se refirieron a ellos como personas que “pierden aceite”. Sebastián ganó 9 mil euros en la demanda contra Corcuera, al entender la Audiencia Provincial de Madrid que la expresión pretendía difamar al analista político, mientras que Saavedra declinó la denuncia y prefirió como castigo el desdén. El caso opuesto ya hemos visto que es el de Alfonso Guerra, que no fue considerado culpable de nada por los tribunales al llamar “mariposón” a Rajoy porque esta palabra es polisémica, aunque todo el mundo entendiera lo que quiso decir.

Rajoy


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