ILLY NES.

Por aquella época yo no tenía pareja y el día 1 de enero de 1994 por la noche me vinieron unas ganas locas de follar y me fui a la Plaza de los Sitios. Y veo un querubín entre una espesa niebla londinense. Sin dudarlo un instante me acerco hasta él, le entro y me da bola. Doy otra vuelta con el coche y a la tercera me hace una señal, me detengo y me dice:

— Oye, ¿me acercas al bar donde están mis amigos? (Acepto, se monta en el coche y añade:) Esa copa a la que querías invitarme. ¿Todavía sigue en pie?
— Sí, claro.
— Pues espera… (me hizo llevarle al “Edén”) voy a entrar a decirle a mis amigos que me voy contigo y nos tomamos ese trago.

Nos fuimos a un sitio que se llamaba “Boys and Girls”, y que antes había sido el “Adonis”. Yo lo vi muy jovencito y de repente me dice:

— Yo te conozco, te vi en la televisión, tú tienes Sida.
— Ya la he jodido…
— ¿Por qué?
— Porque yo había ido a follar…
— ¡Toma y yo! El único problema es que tengas preservativos en casa.
— Bueno, está a 50 Km. de aquí… (vivía en Mallen)
— Ah. Perfecto ahora paramos en el pueblo, me cojo una muda para mañana y nos vamos allí.

Era guapísimo, una preciosidad. Subimos a mi casa y la noche se prolonga hasta el día 8 de enero, momento en el que confiesa que tiene que volver a clase.

— ¿Cómo que a clase?
— Es que estoy en un centro de acogida de menores del Gobierno de Aragón. Yo me quiero quedar contigo, pero no te preocupes que el 18 de enero cumplo los 18 años.

Se pueden imaginar la cagada que me entró, lo mío es infanticidio, pensé con sorna. Total, me dice que hable con su director Isidro, ex cura que se casó con una monja. Explico esto para que se entienda que se trataba de una persona de mente abierta. Y le digo “oye Isidro, pasa esto…”

— Que eres gay lo sabíamos todos, lo que pasa es que yo no puedo dejar que te quedes en casa de Carlos –le dice Isidro–. Eso lo tiene que autorizar el juez de menores.

Pues nada, con dos bemoles y un palito nos vamos a ver al juez de menores.

— Yo ya sabía que eras homosexual. –le confirma nuevamente–. Te quedan 10 días para cumplir 18 años. Yo como juez sólo actúo en virtud de una denuncia. Isidro, si tu no la pones porque no ha ido a dormir, yo no me doy por enterado. Pero a clase sí tiene que ir.

—Yo me comprometo a que vaya todos los días a clase… (Y así fue).

Estuvimos viviendo juntos dos años y un día me dice que se va. La verdad, no encontré ninguna razón, pero piensas que te ha utilizado para salir del colegio, para posicionarse en la vida, etc… Y lo aceptas. Desaparece y se viene a vivir a Madrid. Sin embargo no perdemos el contacto, me llama todos los días para ver como estaba mi tratamiento. Por entonces participaba en unos ensayos clínicos, piensen que desde 1988 estoy infectado, o sea que llevo 17 años con la enfermedad. Seis meses más tarde me llama por teléfono y me dice que quiere verme, que está en Zaragoza. Entre nosotros no hubo ningún distanciamiento, se marchó como pájaro que quiere libertad, pero podía venir cuando quisiera.

— Bueno, pero es que estoy un poco cambiado, me dice.

Abro la puerta y… ¡coño!, me encuentro una mujer. Hoy es Nicol, mi mejor amiga. Evidentemente la relación de pareja se acabó, me estuve quedando unos días en su casa pero ella y yo en el paraíso y la manzana cayéndose de madura. Quiero decir con esto que sexualmente no me atrae.

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