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XIMO AMAT GOMÁRIZ

El amigo y asociado Luis Ángel Calvo Pascual viene deleitándonos de un tiempo para acá con artículos para este diario, en los que razona, de forma matemática, cuestiones relacionadas con lo político. Esto, que a priori pudiera parecer extraño, nos ofrece un punto de vista perspicaz, y, sin duda, original sobre asuntos para nada baladíes, como pueden ser el sistema D’Hont, o la abstención.

A título personal, he de decirles que desde que acepté el reto de escribir en el diario, me enfrenté a un pudor personal que me impedía escribir junto a personas tan preparadas como las que firman estos criterios del Diario Español de la República Constitucional. Así se lo comuniqué al amigo Paco Bono que, sin embargo, me animó a seguir redactando estos modestos textos que ofrezco al movimiento, eso sí, con una condición: la teórica; es decir, la formación en lo político, en lo filosófico, o en lo relacionado con el derecho y la ley, nunca sería mi ocupación. Con ese propósito ya hay en el movimiento profesionales infinitamente más preparados que yo, y esto no es nada peyorativo hacia mi persona, ni me ubica en situación de inferioridad. Simplemente, uno ha de de escuchar y aprender cuando tiene ante sí fuentes de sabiduría innegables, como las que conforman este movimiento.

Yo soy un hombre de empresa. Mi relación con el mundo empresarial comenzó de forma espontánea desde muy joven, convirtiéndome en eso que ahora denominan “emprendedor”; cultivándome, como cualquiera que conozca este mundo, a través de la formación, la experiencia y, sobre todo, siendo capaz de convertir los errores cometidos en más oportunidades de negocio. Les aseguro que en la vida de un empresario se suceden victorias y derrotas por igual.

En estos momentos estoy dedicado a conseguir que las empresas, sobre todo las PYMES, consigan vender más. Eso que ahora denominan sales force y que no es más que tratar de potenciar el área comercial de las mismas.

Dicho esto, he realizado una breve exposición sobre mi persona con el fin de que entiendan el porqué tiendo a ver al MCRC como una empresa que tiene un producto imbatible: toda la obra de Don Antonio García-Trevijano Forte, a la que se suma ahora la de sus discípulos, si me permiten la expresión.

Esto no es cualquier cosa. Todo el material recogido, recopilado y archivado que componen la obra literaria, los audios y los vídeos, sientan las bases de un producto que estamos en la obligación de defender. Defenderlo es saberlo vender y que nos lo compren; de lo contrario no quedaremos con eso, con un producto de primera consumido por nosotros mismos.

La experiencia acumulada nos dice que una empresa que tiene un producto inmejorable no tiene ninguna garantía per se de conseguir llegar al mercado; de venderse como se supone que debería hacerlo un producto de esa calidad.

Sobra citar casos sangrantes en España como pudieran ser el aceite de oliva, el vino o el mismo azulejo, con los que se está trabajando ya, aunque haya países que nos lleven muchísima ventaja.

La empresa (en este caso el MCRC) y su producto (la obra, la teórica) necesitan de más factores para conseguir posicionarse, pero yo destacaría dos por encima del resto:

-Un equipo de profesionales que se dedique a ubicar ese producto.

-Recursos.

La primera de las condiciones ya se ha creado. Estamos de enhorabuena. El MCRC por fin tiene un organigrama de reciente creación con un equipo de profesionales que conforma un árbol jerárquico, con roles definidos y con la capacidad de asumir responsabilidades, así com de tomar decisiones. Esto es básico para que se consigan los objetivos. Sirva esto de paso para acallar posibles voces que consideran al MCRC como una democracia directa, donde las decisiones se toman por votación a mano alzada. Esto en una empresa es impensable: primero, porque una empresa no tiene porqué ser democrática (de hecho no lo es) y segundo, porque supondría directamente su ruina.

El nuevo equipo de profesionales que maneja el MCRC tiene desde el mismo día de su creación toda la confianza de los asociados depositada en ellos. Lo contrario sería un disparate y, además, contraproducente para los fines del movimiento.

La segunda de las cuestiones es la piedra angular que debería centrar ahora nuestros esfuerzos. En una conversación telefónica mantenida hace unos días con nuestro nuevo gerente Agustín López-Santiago, mi primera pregunta en relación al nuevo cargo que ostenta fue inmediata:

– Agustín, ¿qué puedes hacer? O mejor dicho, ¿cómo podemos hacer de verdad pupa al régimen sin recursos?

Sobra decir que Agustín es una persona que conoce el mundo de la empresa como nadie debido a su posición, y que su contestación fue rauda como mi pregunta.

Nada.

Necesitamos de recursos para poder salir del caparazón en el que estamos,  con el fin de que este equipo de profesionales intente posicionar nuestro producto en un mercado que ahora mismo tenemos de espaldas. Sin esos recursos no pasaremos de lo que somos: un club de sabios con toda la razón en su haber; pero, ¿de qué nos vale eso teniendo una mercancía que puede arrasar? De poco, ciertamente.

Si se solicitaran mis servicios como profesional para intentar que el MCRC vendiera más, llegara más, sería mi primera demanda, una vez que ya existe una dirección u organigrama de empresa. Denme recursos, los que sean, en la medida de nuestros medios, pero sin ellos no hay posibilidad de crecer. El cómo generarlos es una de las primeras labores que tiene que asumir este nuevo equipo que maneja el movimiento. El resto de asociados una vez tengamos clara la estrategia que ellos nos planteen, colaboraremos en la consecución de los mismos, si nos dan la oportunidad o nos reclaman para tal fin.

Paralela a esta medida realizaría un proceso de venta al uso del producto  MCRC, y en esto es en lo que me voy a centrar en mis siguientes artículos, emulando a Luis Ángel, como he comenzado exponiendo. Trataré, desde mi humilde punto de vista, de llevar al terreno del movimiento esas fases de un proceso de venta que podríamos seguir para tratar de venderlo:

-La prospección: elección de un target u objetivo y búsqueda de nuevas oportunidades.

-La concertación: confección de una agenda de citas con los clientes que hemos trazado como objetivos prioritarios.

-La exposición del producto considerando no sólo sus características técnicas, sino también los beneficios que puede producir a nuestro cliente.

-El cierre o venta tratando de materializar, de conseguir impactos, a través de esos clientes que hemos planteado como preferentes.

Esto, que a priori parece pertenecer a un mundo ajeno al MCRC, podría despejar algunas dudas sobre el cómo podría introducirse en un mercado tan hermético y monopolista como esta oligarquía de partidos, que nos aliena.

Me despido reiterando de nuevo todo mi apoyo incondicional a ese nuevo organigrama del MCRC. Personas que tienen su vida, su trabajo, su familia y que, pese a ello, han decidido hacer un esfuerzo y tratar de tirar del carro de la libertad.

¡Que la fuerza os acompañe, amigos!

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