Manuel Vega

MANUEL VEGA

Ha nacido ya enfermo y lleva necesitando de las jeringuillas desde su mismo origen, incrementando el número de agujas año tras año, mes tras mes. Así vemos que el pueblo, que nunca vivió realmente, ahora se limita a sobrevivir y lo hará mientras le queden medios de subsistencia, mientras le quede sangre que extraer. Sobrevivir con lo justo para mantenerse dentro de la legalidad es cada día más difícil, cada día aparecen nuevas prohibiciones y restricciones con sus correspondientes sanciones que también recaudan y extraen esa sangre, ese dinero público, muchas no las vemos por no estar pendientes del BOE y demás boletines pero ahí están, apareciendo como hongos y sumándose a las ya existentes en un ciclo condenado al desastre. Para más inri, el escaso poder adquisitivo de los gobernados va en picado en una España con precios del futuro y salarios del pasado.
Aparecen nuevas y creativas tasas, originales trámites, novedosas obligaciones y fascinantes imposiciones que nos llevan a todos a decir: ¡Gracias! ¿pero cómo podía yo vivir antes, en aquel descontrol, con ese exceso de libertades, con esa ausencia de burocracia? Ahora en cambio estoy mucho mejor porque para hacer una cosa primero tengo que hacer tres y eso me disuade de hacer ninguna de las cuatro ¿no es fantástico? Sarcasmo aparte, muchos ya ni pueden cumplir con esa, tan abundante como inútil, burocracia, pasando de la supervivencia directamente a la indigencia, algunos no sin antes caer en la locura al ver como quedan atrás todas sus esperanzas de lograr una vida digna. Miles de negocios y empresas medianas incluso grandes se han visto de la noche a la mañana hundidas y con ellas sus trabajadores, todos puestos en la calle y sumándose ya a millones de parados, todos ellos desangrados por un Estado enfermo y que enferma. Basta recordar que antes de que los partidos se hiciesen estatales había en España 900.000 parados en una población de 35.000.000 y tras 40 años hemos llegado a los 6.000.000 en 47.000.000 de habitantes, incluido este que escribe. Cabe destacar que no se consideran en paro los millones de personas que trabajan solo a media jornada o bien por unas horas por salarios con los que ni podría pagarse una sesión de maquillaje de alguno de los flamantes y nuevos jefes de partidos como PODEMOS o CIUDADANOS, los nuevos ilusionistas, que como el PSOE de los 80 o el PP de los 90, están deseando ya inyectar ilusión a los ilusos que aun no han despertado tras 40 años de letargo en los que aun la sociedad ignora que todos son uno solo, facciones de un mismo Estado.

Así es el Estado de partidos de la España de hoy, un Estado monárquico que, a diferencia de lo que ocurría con el Rey Midas, convierte en pobreza y miseria todo lo que toca, como lo lleva haciendo desde su misma instauración en 1975, decidida por un militar unos años antes, como siempre, sin consultar con nadie, exactamente igual que hoy con Felipe VI.Triste es recordar que por aquel entonces España era la octava potencia económica e industrial del mundo estando hoy camino de la vigésima. ¿Qué más prueba necesita la sociedad para darse cuenta del pronóstico de esto, aun hoy, llamado España? ¿Alguien puede ser tan imbécil de pensar que algo en caída libre se detiene antes de estrellarse contra el duro suelo? Nos han arrojado al abismo y abismal es el endeudamiento al que nos han condenado.

Toda la clase política nos ha traído hasta aquí en estos 40 años tras los que lo peor está por venir y estos nuevos personajes como PODEMOS o CIUDADANOS, en lugar de dar una patada a la mesa y echarlos a todos, han venido para sentarse a comer con los demás, a unirse a la fiesta y recibir del Estado lo que reciben los otros comensales porque ante todo tiene que haber igualdad, como diría un nuevo sindicalista estatal…. ¿Y dices que se llama? -¡Vega Sicilia!

Pido la abstención, no el voto en blanco, repito, la abstención y no como castigo, (porque el castigo no podría limitarse a eso) sino como verdadero freno a esa caída de España en este abismo insondable de miseria y oscuridad. La abstención no es una soga para ahorcar a nadie, es una cuerda para salir del profundo vacío en el que seguimos cayendo, tomémosla y aunque sea a pulso volvamos a la superficie, a encontrarnos cara a cara con la libertad que se nos negó entonces y a cuya ausencia se debe este descalabro en todos los órdenes. La abstención es decir a todos ¡Se acabó! Es cerrar y enterrar a esos muertos vivientes ya sean veteranos o nuevos zombis con coleta.

Antonio García Trevijano luchó en su día, al igual que hoy, por mostrar y conducir a España a la Democracia, a la verdadera fuente de salud colectiva para una Nación. Intentó alertar, pese a sufrir la mordaza primero que nadie, de los peligros y las consecuencias que sufrimos hoy de igual modo que hoy nos alerta de las que vendrán mañana.

Cuando las cosas caen a menudo se parten y cuanto más veloz es la caída más fragmentos salen despedidos y más traumático y catastrófico es el resultado. Así cae España, mientras unos la desangran, otros, como los nacionalistas y seudofederalistas, pretenden hacerla pedazos y de estos continuar el desangre. El MCRC dice a los españoles ¡BASTA! Basta de sangrías y de exhibir esos dientes de sierra que amenazan impunemente con desmembrar a esta antigua Nación. Hacer pedazos a España como si fuese un jarrón para intentar después encolarlos. Un jarrón roto ya no sirve para nada ni para nadie, ni siquiera agrada al que lo rompe, como ocurre en la travesura de un niño, en el despiste de un manazas o en la cólera de un desquiciado. Quizá el PSOE vea en ese jarrón el lugar ideal donde poner esa rosa arrancada primero y estrangulada después por su puño, hoy suprimido de sus nuevos logotipos por cuestión de imagen, una imagen que ni el agua de todos los jarrones del mundo podría lavar.

Pero dejemos a los sinvergüenzas faltos de moral a un lado, cerremos entre todos la hemorragia, pues si el dinero es la sangre del Estado, el voto es el aire que la oxigena.No más balones de oxígeno al Estado oligárquico, o lo que es lo mismo, a sus partidos y sindicatos, a los fabricantes de jeringuillas que muy en realidad son. Ya no tenemos anestesia, tan solo la mordaza, pero aun se nos puede escuchar porque ni eso son capaces de hacer, ni amordazar. Levantémonos de este abyecto catre, descorramos las cortinas para que entre luz y verdad (tras 40 años de oscuridad y 40 de penumbra), cerremos las ventanillas por donde todos despacharon y abramos las ventanas de España, ¡respiremos aire puro! El que se respirará en una república constitucional en donde la Democracia sea una realidad. La abstención es el camino a ese aire limpio, es el comienzo, el levantamiento pacífico y tranquilo de esa postración en la que estamos, vayamos a esa verdadera fuente de salud que es la libertad colectiva. Dejemos atrás la sedación y las jeringuillas, ni las queremos ni las necesitamos, porque nosotros somos los sanos y ellos los enfermos.

Abramos esas ventanas de par en par y con ellas un periodo de libertad constituyente donde España comience el camino de la vida de verdad y con la verdad. Y eso exigimos, Salud y república, pero no una república de partidos sino una república constitucional, pues de otro estaría enferma.

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