Martin Heidegger (1889-1976) cuando analizó la esencia del existir se dirigió expresamente al concepto unívoco de estar en el mundo argüyendo en este sentido que las determinaciones del ser del existir tienen que verse y comprenderse sobre la base de lo que se llama el estar en el mundo que es un fenómeno unitario y, por tanto, no ha de tomarse como una composición de los conceptos mentados por su expresión. Uno de los modos posibles –decía- de tratar con las cosas es conocerlas; pero todos suponen esa previa y radical situación del existir, constituiva de él, que es el estar desde luego en algo que se llama primariamente mundo. Para el filósofo alemán “estar en el mundo” (In-der-Welt-sein) solo puede hacerse de forma plena y comprensiva desde un punto de vista fenomenológica del concepto del mundo. De momento, mundo no son las cosas (árboles, hombres, montañas…) que hay dentro del mundo y que son intramundanas (innerweltlich). Desde ese punto de vista la naturaleza tampoco sería el mundo, sino un ente que encontramos dentro del mundo, como son también las emociones, los sentimientos, son entes en diversos grados y formas que pertenecen al mundo. Ni siquiera la interpretación ontológica del ser de estos entes se refiere al fenómeno mundo, que está ya supuesto en estas vías de acceso al ser objetivo. Mundo por tanto para Heidegger representa ontológicamente un carácter del existir mismo. No podemos a penas resumir aqui todas las ideas del filósofo alemán, es obvio, pero si al menos recordar algun concepto como este de la existencia en su relación con el mundo. La “esencia” del existir consitiría en su existencia, porque el existir implica siempre el pronombre personal, yo soy, tu eres, y de ahí desglosamos que el existir es esencialmente su posibilidad; por esto puede elegirse, ganarse o perderse y por esto le pertenecen dos modos claros y definitivos de ser: autenticidad o inautenticidad.

En las distintas etapas por las que atraviesa el ser, muchas veces nos planteamos esta dicotomía y con ello a medida que pasa el tiempo y que alcanzamos una edad, con mayor motivo, yo quiero ¿ser del mundo, estar en el mundo o vivir en el mundo? No es fácil dilucidar estas proposiciones, pues si bien la función verbal que las diferencias y que en otras lenguas sería intraducible, en español impone a estas frases un fuerte concepto filosófico y religioso. Probablemente la mayoría de los seres lo que queremos es vivir en el mundo, entendiendo este como un lugar de existir, es solo existencia porque relacionamos vivir y mundo, existir y mundo aunque por desgracia sabemos que esto no siempre es verdad. Hay muchos seres que están en el mundo pero no viven en él, hay muchos seres que son del mundo pero no viven en el mundo, por ello el concepto activo de vida, de vivir intrínsecamente relacionado con el de existir y mundo deberían de estar siempre unidos para que nadie se sienta en los otros dos rincones (ser y estar en el mundo) que tanta angustia y desolación producen en el ser humano.

Rosa Amor del Olmo

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