Foto Ximo Amat Gomariz

XIMO AMAT

Vivo en un pueblo pequeño. Así comenzaba una canción de Víctor Manuel que acostumbraba a escuchar en el magnetófono de mi padre, allá por los setentas.  En efecto, lo es, pequeño y tranquilo, no obstante quiero poner de relieve la idiosincrasia de una localidad como la mía.

En el sitio donde yo vivo por supuesto hay un gobierno. Un gobierno donde el PP por una decena de votos no obtuvo la mayoría absoluta, con lo cual el PSOE tuvo que pactar con un partido que, con un solo escaño, impuso sus normas. La primera de ellas, que se retirara de la política al candidato que había presentado el partido socialista, que había sido alcalde durante tres legislaturas, y que ahora tiene en su haber juicios de toda índole. Estafa, prevaricación, malversación, entre otros. Sepan ustedes que todos estos procedimientos están en un cajón archivados años ha, y que los demandantes tienen pocos visos de que algún día prosperen.

La segunda de las prioridades de este pacto fue la de auditar la colosal deuda que ha arruinado al pueblo de por vida. Una deuda que ha hecho que ahora mismo esté prácticamente suspendida toda acción que no sea la de cubrir las nóminas de los funcionarios a su cargo, y de ellos mismos por supuesto.  Podemos contemplar el apagado del alumbrado por fases, la suciedad de las calles, los edificios en ruinas a mitad de construir, o la urbanización de los PAI que nunca tendrán viviendas, pero que cuentan ya con miles de kilómetros cuadrados de asfaltado, aceras, alumbrado, en fin, un despilfarro en toda regla que pagarán las generaciones venideras con sangre, sudor, y lágrimas.

Pues bien. El pacto se consumó.  Observen detenidamente la jugada.

El partido más votado, se supone que el que elige la mayoría del pueblo, no gobernará.

El segundo partido en votos, el PSOE, presenta a un elemento al que se le puede considerar como un delincuente común. Un tipo que lleva doce años gobernando y que hizo del clientelismo y de la construcción, su imperio de la decadencia.

El tercer partido en discordia saca un exiguo escaño. Estos imponen al PSOE que jubile a su candidato. Consiguen que se borre de la lista al señor que han votado los suyos, y nos meten de alcalde a otra persona que iba de número cinco de la lista, que no es que no represente a nadie, porque ninguno de estos muñecos representan al electorado, es que es un desconocido y un anónimo para el pueblo, que prácticamente sólo identifica al que se presenta como número uno.

Por supuesto. ¿Quién gobierna? El Partido que obtiene un solo escaño. Pero… No consigue nunca que se haga la auditoría de la deuda. Saldrían muchas cosas feas a la luz que es mejor que se mantengan ocultas. Total que al año escaso de coalición, esta se rompe, y nos quedamos con un alcalde en minoría, un PP en mayoría minoritaria, y un  Bloc de progrés que ha dejado en desgobierno al pueblo, que dice ser adalid de la lucha contra la corrupción, pero que ha favorecido el pacto con el PSOE, para después dejarnos en la anarquía total.

El sitio donde yo vivo además tiene una policía local con luchas de poder internas. Hay dos facciones diferenciadas, pero una de ellas,  enojadísima porque ya no se hacen horas extras y el salario de auténticos marajás que disfrutaban, se ha visto reducido a lo estrictamente pactado por convenio, ha decidido cargar contra el alcalde del PSOE para intentar que no sea reelegido. ¿Cómo? No lo van a creer. Siendo expeditivos con la gente de a pie hasta el abuso, para que se incremente la impopularidad del edil.

El sitio donde yo vivo, tiene un periódico gratuito que se distribuye por todos los comercios del pueblo. Adivinen quién paga este periódico, y quiénes ocupan, absolutamente todas las páginas del mismo. En efecto, lo pagamos nosotros, y es pura propaganda del equipo que gobierna, salvo una plana que le otorgan a los otros dos partidos, socios en esto de la corrupción, PP, y Bloc de Progrés.

El sitio donde yo vivo mantiene una brigada de limpieza y mantenimiento de la localidad. Ustedes pensarán automáticamente, hombre eso está bien. Comentarles que tienen una plantilla de unas veinte personas, que salvo un par de ellas que son enchufados directamente por el nepotismo de estos politicuchos, el resto trabajan con contratos de un mes. ¿Parece que esto lo hagan para ayudar  al mayor número de parados posible verdad? Nada más lejos de la realidad. Tienen a toda la gente en vilo, subsidiada, y cuándo les preguntan si volverán a trabajar en breve, porque la mayoría de ellos convive ya con la precariedad, directamente les susurran al oído que tendrán más posibilidades si se afilian al PSOE por la módica cantidad de treinta euros anuales.

El sitio donde yo vivo ya tiene bares del PSOE, y bares del PP. Hasta eso ha manchado la política. Nadie pisa los locales que son del enemigo, y viceversa.

Hasta ahí hemos llegado en esto que tienen la osadía de denominar democracia.

¿Recuerdan ustedes la mancha de chapapote que contaminó toda la costa gallega? Pues es exactamente lo mismo que ha hecho la política con el día a día de mi pueblo.

¿Que cómo se llama mi pueblo?

Qué más da. Podría ser el suyo, o el suyo, o el suyo… No hay ninguna diferencia.

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