El pasado 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, se celebró el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas como acto central, en él participaron el Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias.

SS.MM. los Reyes acompañados por los Príncipes de Asturias presidreron el acto y fueron ovacionados por el numeroso público que se encontaba a lo largo del itinerario del desfile.

Sin embargo, la solemnidad estuvo de alguna forma condicionada por diversas circunstancias: el gravísimo problema económico que sufre España, que motivó que el desfile fuera muy restrictivo en la participación de unidades acorazas y motorizadas, así como la supresión del desfile aéreo; por otra parte, la descortesía de la presidencia de la Generalidad que aprovechó día tan señalado para acentuar una más que dudosa proclamación de intenciones soberanistas del pueblo catalán, que rompería la unidad nacional, tan estable, que se puede considerar al Estado español como una de las naciones más antiguas del continente europeo; y, por último, las diferentes manifestaciones relativas a la necesidad o no de que en las escuelas y colegios, de las comunidades bilingües, se enseñe tanto el idioma de la comunidad como el castellano.

Sin duda, estas singularidades provocan, de igual forma, una disminución de la credibilidad de nuestra nación, agravan la crisis, perjudican la estabilidad política y se traducen en una mayor penalización de los mercados.

Todas estas circunstancias unidas a la situación económica, que hace dirigir los esfuerzos del Gobierno a la consecución del objetivo de déficit y la austeridad en el gasto, han generado discrepancias entre las diferentes autonomías, empeorando en gran medida la cohesión nacional, olvidando la importancia que tiene la defensa nacional en relación con los riesgos potenciales y los compromisos internacionales, siendo de alguna forma bien vista por una gran parte de los sectores sociales, la disminución sistemática de las partidas económicas destinadas a gastos de defensa -más de un 25% en estos cuatro últimos años- que ha dejado a España a la cola de los países occidentales con un porcentaje sobre el PIB de seis décimas para gastos de defensa.

Esperemos que esta situación no sea tan preocupante desde el punto vista de la defensa como para no poder hacer frente a los compromisos tanto nacionales como internacionales en el momento actual, en que se están modificando las estructuras mundiales, al orientarse los intereses de las grandes potencias, consolidadas y emergentes, hacia la zonas de Asia-Pacífico, pudiendo quedar más libres de actuaciones las naciones del Mediterráneo Sur y Oriente Medio y Próximo, donde sin duda se encontrará España, con alta probabilidad de participación.

 

El Ministro de Defensa destituyó al director de la revista Ejército, el general de brigada Ángel Luis Pontijas Deus, por la publicación de este editorial. Además de eso, dicho editorial ha sido censurado del número de noviembre de la revista Ejército.

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