Paco Corraliza

PACO CORRALIZA

Han transcurrido tantas semanas desde que el artículo anterior fuera escrito y publicado que aprovecho la ocasión, en mi nombre (y en el de un posible lector amigable) para plantear una interrogante digresión; una digresión pertinente. Recurro para eso a lo escrito por Friedrich Nietzsche en el parágrafo 196 de “Aurora. -Reflexiones sobre los prejuicios morales-” (1881); parágrafo al que tituló: “Las cuestiones más personales de la verdad” (1); a continuación escribe: “«¿Qué es exactamente lo que hago? y ¿qué pretendo con ello precisamente yo?» Ésta es la pregunta de la verdad, que hoy, dado el actual tipo de educación, no se enseña y que, en consecuencia, nadie se pregunta; no hay tiempo para ella […].”(1)

 

Por parte de quien escribe, en primer lugar y en cuanto a un genérico «escribir» en este Diario (aunque también en cuanto a un genérico «leer» filosófico), contesto a esas «cuestiones» de Nietzsche, con estas «personales» palabras de Hannah Arendt XX»], entrevistada en 1964: Para mí lo esencial es comprender, yo tengo que comprender. Y escribir forma parte de ello, es parte del proceso de comprensión.(2a) Palabras a las que añadimos estas otras, expresadas en un momento posterior de la misma entrevista: “sólo puedo decir que la filosofía era segura, desde mis catorce años” (2a), observación tras la que recibe del entrevistador un interrogante “¿Por qué?”(2a), al que responde Arendt:Bueno, había leído a Kant. Y usted puede preguntar: «¿Por qué leyó a Kant?» Pero, para mí, la cuestión era más bien: puedo estudiar filosofía o puedo tirarme a un río. No es que yo no amase la vida, no, no era eso. Como le decía antes, era el tener que comprender.” (2a)

 

Y en segundo lugar, en cuanto a lo que «pretendo con escribir precisamente yo» esta serie de artículos cuyo contenido oscila entre el «psiquista» «interés» (necesariamente involucrado en relaciones del tipo «sujeto-objeto» o «individuo-mundo») y el espiritual «Inter-esse» (referido a relaciones «persona-persona» cuando, con palabras de Arendt, su razón de ser es la Libertad (3) en el sentido específico de que sólo hay Libertad en el particular ámbito del «entre» de la Política” (4a)); digo que «pretendo» proyectar algo de luz intentando «comprender» alguno de los «porqués» del fracaso político y la ausencia de Libertad en la Europa moderna; y, por tanto, en la España actual, que, ciertamente, en el terreno institucional nada tiene de «diferente».

 

Sin duda ninguna, la irresistible, masificadora propagación de las «psico-ideologías» del Poder estatal (y del «interés» como razón de «Voluntades de Poder» en el Estado) ha sido decisiva en ese fracaso político; en esa ausencia de Libertad política; en esa asfixia política del interpersonal «Inter-esse», de continuo envuelto en la polución anti-política del «interés» como razón primera y última del pensamiento ideológico dominante en Europa.

 

Mucho se ha escrito sobre el fin de las ideologías. Poco, o apenas trascendente, sin embargo, sobre el porqué de su despótico y arrebatador éxito en el secuestro político de cientos de millones de mentes y caracteres personales; mentes y caracteres ensimismados a su vez en un supuesto «egoísmo auto-interesado» y monocorde que, por lo demás, ni siquiera puede ser auténtico. Así, en una época ya efervescente de gases ideológicos, escribía Nietzsche (1881): “La mayoría de los hombres, digan lo que digan y piensen lo que piensen de su «egoísmo», no hacen en toda su vida nada por su «ego», sino sólo por el fantasma de «ego» que se ha creado en las cabezas circundantes sobre ellos y les ha sido transmitido. En consecuencia, viven todos juntos en una niebla de opiniones impersonales o semipersonales, y juicios de valor arbitrarios -por así decir, «literarios»-; cada uno siempre en la cabeza del otro y, esta cabeza, a su vez, en otras cabezas: ¡un mundo curioso de fantasmas que, sin embargo, sabe darse un aire tan sobrio! Esta niebla de opiniones y hábitos crece y vive casi independiente de los hombres, a los que envuelve; en ella radica el enorme efecto de los juicios generales sobre «el hombre»: todos estos seres, que se desconocen a sí mismos, creen en la abstracción exangüe «hombre»; es decir, en una ficción. Y cada cambio llevado a cabo en esa abstracción por los juicios de algunos individuos poderosos (como príncipes y filósofos) tiene un efecto extraordinario e intensamente desmesurado sobre la gran mayoría.” (1)

 

«Niebla de opiniones impersonales o semipersonales»; «Juicios de valor arbitrarios»; «mundo curioso de fantasmas»; «niebla de opiniones y hábitos que crece y vive casi independiente de los hombres, a los que envuelve»; «enorme efecto de los juicios generales sobre “el hombre”»; «seres que se desconocen a sí mismos», que «creen en la abstracción exangüe “hombre”», que creen «en cada cambio llevado a cabo en esa abstracción por los juicios de algunos individuos poderosos (como príncipes y filósofos)»… ¡Qué importantes son todas esas observaciones para «comprender» el efecto disolvente y uniformador de lo ideológico, amigable lector!

 

Si por «Política» como «actividad» se ha considerado, como Max Weber, la lucha por «hacerse» con el Poder, y con los favores del Poder, en instituciones de dominación coactiva sobre multimillonarias muchedumbres hundidas en un mar de disgregación anónima. Y si consideramos que, en esa «lucha» por hacerse con el Poder, como forma unívoca de «hacer Política», la «Psique» individual (y sus corrientes colectivas) de seres humanos adquiere especial papel protagonista (“el agente en política es la Psique”(5), escribió Santayana en “Dominaciones y potestades” -1951-). Entonces, los aspirantes a la dominación «psico-física» masiva deberán organizarse para, ellos mismos (como Estado, Partido, facción, secta,…; hoy «Estado-facción de Partidos-secta»), fabricar, moldear, remodelar y esparcir con insistencia, extensa e intensamente, esa “niebla de opiniones y hábitos que crece y vive casi independientemente de los hombres, a los que envuelve” (1). Y millones de humanas e interesadas Psiques desavisadas (tan ensimismadas en su adaptable pasividad privada como los organizados dominadores en su exhibicionista activismo) absorberán esos “juicios de valor arbitrarios” (1), esos “juicios generales” (1), de modo análogo a como, durante millones de años, Psiques animales han ido absorbiendo involuntariamente, y fijando genética y/o mentalmente, instintos y/o hábitos. Pues instintos y hábitos no son, de hecho y en última instancia, sino una enmarañada red de juicios determinantes que, inadvertidamente, quedan fijados en respuesta a una multiplicidad de «intereses» insistentes, universales o frecuentes (para los miembros de esa especie) y sostenidos natural o artificialmente; consciente o inconscientemente. Son hábitos e instintos favorables (o quizá indiferentes) para el mantenimiento de la especie en su nicho y en su orden; son juicios recurrentes resueltos por anticipado: son prejuicios en Psiques vivas supervivientes.

 

Y, efectivamente, sin ese cerebral «mapamundi» de prejuicios entendidos de la manera expresada, la vida en movimiento de cualquier Psique sería insostenible en su avance; su inestable y caótica actividad desorientada negaría su propia posibilidad. Por eso, disponer de un «mapamundi» adecuadamente «formateado» para adaptarse a lo actual prevalente, a las imposturas vigentes, a pesar de su falsía, constituye, antes que cualquier otro «interés», la más potente pasión de la Psique humana. Por ese «Supremo Interés» arrasaron y arrasan las «psico-ideologías» del Poder; por eso a éste le «interesan» tanto tales concubinas: cada mapa que dibujan muestra una isla cuyos náufragos son monedas para su Tesoro. Islas reunidas en un archipiélago;  islas habitadas por devotos náufragos votantes que se sienten salvados de un naufragio causado por una hechizante y espesa «niebla de opiniones y hábitos»; niebla que es el humo de un fuego que caldea fríos cuerpos; cuerpos de los oligarcas encadenados a un fantasma «psico-ideológico»: «Estado-facción de Partidos-secta».

 

(1) NIETZSCHE, Friedrich. “Aurora. (Reflexiones sobre los prejuicios morales)” . Alba Editorial, SL. [edic. orig. 1881].

(2) ARENDT, Hannah. “Ensayos de comprensión: 1930-1954”. Caparrós Editores, S.L. 2005.

(2a)  “¿Qué queda? Queda la lengua materna.” Respuestas de Hannah Arendt a la entrevista de Günther Gaus para la Televisión de Alemania Federal (1964).

(3) ARENDT, Hannah. “Entre el pasado y el futuro”.  Ediciones Península, S.A. 2003. [Ed. original: 1954].

(4)  ARENDT, Hannah. “¿Qué es la política?”. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 2001.

(4a)  Fragmento I, titulado “¿Qué es la política?”. Escrito en Agosto de 1950.

(5) SANTAYANA, George. “Dominaciones y Potestades”. KRK Ediciones. 2010. [edic. orig. 1951].

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