Os escribo esta carta porque el otro día me encontré por casualidad con vuestra historia en un documental y ciertamente me conmovisteis.

Yo vivo en España; lejos de ser la Alemania nazi que os tocó padecer, nos hallamos ante una situación similar a la que vosotros vivisteis, y os explico con detalle.

Pese a que pertenecíais inicialmente, por una cuestión que considero coyuntural, al engranaje del Tercer Reich, fuisteis lo suficientemente perspicaces como para identificar a un dictador, y a un sistema, tiranos. Estabais solos ante la mayoría de una población germana condescendiente con el poder, pues la denominada resistencia alemana, fue algo esencialmente pasivo que fue adquiriendo algo de presencia muy avanzada ya la descomposición nazi, pero básicamente inexistente.

Sin embargo, que un matrimonio como el vuestro, de clase trabajadora, emprendiera una lucha personal tan original y tan fascinante contra el autoritarismo, deja en evidencia a una mayoría cerril, que se dejó llevar por las proclamas imperialistas y la propaganda, demostrando a todo el mundo con hechos que la masa no está en disposición de la verdad, sino que simplemente son eso, superiores en número.

Vuestro método me ha parecido increíble. Escribíais postales contra Hitler y el régimen nazi y las ibais tirando por la calle, o depositándolas en lugares públicos. Distribuisteis a mano, sin más ayuda, más de doscientas postales y folletos; dos años de lucha contra una fuerza inmensamente superior, cual David contra Goliat, que acabó con vuestros huesos en la cárcel, donde os decapitaron en la siniestra prisión de Plötzensee. La Gestapo, que contrariamente a lo que nos pensábamos, no era un cuerpo con muchas unidades, se nutría de un pueblo cómplice y de los chivatos, llegó a pensar que erais un grupo organizado que podría poner en jaque al mismo sistema, cuando en realidad, estabais solos ante el mundo.

Postal distribuida por el matrimonio Hampel. “¿Por qué sufrir guerra y muerte por la plutocracia de hitler?”
Postal distribuida por el matrimonio Hampel. “¿Por qué sufrir guerra y muerte por la plutocracia de Hitler?”

Sabíais positivamente que acabaríais con vuestros huesos en la prisión, que nunca obtendríais la satisfacción de contemplar cómo Hitler y el nazismo caerían derrotados, y pese a ello, sacrificasteis vuestras vidas por la verdad.

Os escribo esta carta porque me habéis hecho recordar cómo ha de posicionarse uno en la vida. Porque el tiempo y la memoria podrían haber hecho pasar vuestra historia desapercibida, como si de nada hubiera valido vuestra heroica entrega. Sin embargo, si una persona muere cuando se deja de hablar de ella, debéis saber que seguís vivos en el recuerdo de gente como yo, que admira el talento y la valentía, no por su ostentosidad, precisamente por todo lo opuesto, por su simpleza y su honestidad.

Quiero deciros que pertenezco a una sociedad engañada, enferma propagandísticamente y entregada a un poder que ha secuestrado su voluntad, camuflada dentro de una supuesta libertad que no es más que una jaula donde viven custodiados por la clase política. Quiero que sepáis que habéis revitalizado mi corazón, que encontrarme con la esencia de vuestra insólita contienda me ha reafirmado en mi anhelo de ser combativo, pacíficamente como vosotros, pero firme, pese a que implique fatiga y dolor.

Donde quiera que estéis, gracias. Gracias por ser así. Sabed que no ha sido en vano. Sabed que estáis más vivos en la memoria que nunca. Que no habéis pasado desapercibidos, y que estáis alentando el alma de muchas personas, aparentemente insignificantes, pero enormes.

Eternamente agradecido.

Ximo Amat

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