Este artículo lo dedico a todos mis amigos y alumnos rusos que aguantan con estoicismo eslavo todas mis diatribas contra la catastrófica situación que vive mi patria.

Todos ellos, sin excepción, son amantes incondicionales de España, de los españoles, de su historia, de su leyenda. Se puede decir que en Rusia, y creo que esto ocurre en toda la Europa del Este, la leyenda negra que construyeron nuestros enemigos se torna blanca y pura. Para ellos, España es el paraíso en la tierra. No exagero. Todo lo ven bien, todo les parece adecuado, agradable, maravilloso, limpio, ven sonrisas, creen que somos felices, disfrutan de un sol que pega fuerte, paladean con placer nuestros manjares, se maravillan con nuestra arquitectura, con nuestros pueblos, con el paisaje tan diverso.

Les suelo decir que la España actual puede ser un paraíso para un turista que vaya allí unos pocos días. Como no conocen la dinámica de la situación laboral, de los trámites infinitos, de las esperas, los mañanas, las chapuzas, el sistema, las mentiras, la corrupción, las… Y me paran en seco, diciéndome: “Todo esto lo tenemos en Rusia, multiplicado”. No hay democracia, añado. No somos libres. “Nosotros nunca lo hemos sido”, contestan. Y aquí está la gran diferencia, y se la hago ver. Sabéis que no sois libres, que este sistema no es la democracia, y eso es mucho. “¿En España no lo saben?”, inquieren preocupados. La mayoría no, no lo sabe. Los medios de comunicación se encargan de mantenerlos en la inopia y suelen creer todo aquello que salga de la caja tonta. Una frase muy común en España para dar fuerza a  un argumento que no se sostiene por ningún lado es: “LO HA DICHO LA TELEVISIÓN”. Sí, mis queridos rusos, la televisión, en España, dice cosas, y las dice de tal manera que el que no quiera creerlas es un faccioso, un fascista, un criminal, un loco o un pobre perdido que no se entera, que no está a la última.

“Nosotros tenemos algo parecido, pero nadie lo cree, sabemos que es todo mentira”. Vot, ahí tenéis la principal diferencia. Saber que no se es libre es el primer paso para tratar de serlo y luchar hasta conseguirlo. Pero si piensas que lo eres, sin serlo, cómo vas a ambicionar algo que piensas que ya posees.

Además, amigos eslavos, moralmente Rusia no está tan corrompida aún. Vuestro sistema es oligárquico también, vale, pero al menos los políticos guardan las formas, tienen educación, no hacen el ridículo ni provocan arcadas con sus repugnantes actuaciones públicas. Les cuento los últimos episodios en nuestro parlamento y se echan las manos a la cabeza. No me creen, siento por sus caras que no acaban de creerlo. Meted la mano en la herida, mirad las noticias por internet, ved el canal internacional de TVE, por ejemplo. Ahí tenéis las pruebas; no me invento, por desgracia, nada.

Y sus ilusiones, sus caras emocionadas al hablar de España, se van tornando mustias y grises. Sé que soy un aguafiestas puro, pero a los rusos no les gusta que les traten como a niños y prefieren saber la verdad. No me respetarían si les contase cuentos o adornara la cosa para que sus ilusiones sobre el mejor país de la tierra se vieran acentuadas.

Más de uno me ha confesado que le he amargado el día, que prefería no haberlo sabido.

Pero después, para animarles, les hablo de nosotros, del MCRC, de lo que pretendemos, de quién es Antonio García-Trevijano, qué hizo, por qué, y qué sigue haciendo. Nos llaman revolucionarios. Siempre utilizan el mismo vocablo. Y al hablarles de esto, sus pupilas brillan de nuevo, pues han recuperado la ilusión y me dicen, quizá con razón: “¿Ves cómo España es un país único?” No les contesto, pero me digo a mí mismo que sí, que podría ser un país único, el primer país europeo en alcanzar la libertad política, el primer país en desterrar la gran mentira de lo políticamente correcto. Claro que sí. Hay esperanza.

¡Por la libertad! ¡Por una España digna!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí