NUESTROS FUNDAMENTOS (2016-05-16) REVOLUCIÓN FRANCESA:
DE TERCER ESTADO A ASAMBLEA NACIONAL.

A principios del mes de Junio de 1789 Sieyès toma la iniciativa política del Tercer Estado y decide que ha llegado el momento de cortar amarras con la nobleza y el clero. Se había perdido más de un mes por culpa de la negativa de los dos órdenes privilegiados a aceptar el voto individual. El entusiasmo con el que se abrieron los Estados Generales dio paso a una agitación creciente del pueblo de París que recibía con expectación las noticias que venían de Versalles.

El día 10 de Junio, el Tercer Estado, a propuesta de Sieyès, lanza una invitación a los diputados de la nobleza y el clero para que se unan a los comunes bajo la advertencia de que si no lo hacían serían declarados en rebeldía. La Convocatoria comenzó el día 12 de Junio. El 13, tres curas se unen a los comunes. Seis más el día 14 y otros tres el 15.

Los comunes siguen adelante. El mismo día 15 Sieyès propone que el Tercer Estado pase a denominarse Asamblea de Representantes Conocidos y Confirmados de la Nación Francesa. Mirabeau, por su parte, propone, con mala fe, que el Tercer Estado se llame Representantes del Pueblo (de la plebe). Legrand el día 16 propone, con la aceptación de Sieyès, el nombre de Asamblea Nacional, que será aceptado el día 17 de Junio de 1789 por 491 diputados frente a 89.

La primera decisión de la Asamblea Nacional, así autoproclamada, es autorizar provisionalmente el pago de todos los impuestos del reino mientras que la Asamblea permanezca unida. Los comunes dan así el paso para constituir el poder legislativo de la Nación separado del poder ejecutivo del Estado. D. Antonio dice aquí que jamás la historia había conocido semejante osadía en una clase intelectual. (Teoría Pura de la República pág. 35)

La nobleza y el clero ruegan al rey que intervenga y llame al orden al Tercer Estado. La decisión del rey y su Consejo se hace esperar. Se reúnen el día 19 de Junio. Necker propone conceder el voto individual no solo en materia fiscal sino también para las decisiones sobre la forma de dar constitución a los próximos Estados Generales. El ministro de la guerra se opone a esta decisión. Luis XVI rechaza las innovaciones de Necker y retrasa su sesión real al día 23.

Mientras tanto los diputados de la Asamblea Nacional han tenido tiempo de prepararse para resistir. El día 20 de Junio se encuentran cerrada la puerta de la sala donde habitualmente deliberaban. Buscan acomodo en un frontón cercano. Ahí, unidos por una misma causa, firman el Juramento del Juego de Pelota:

“La Asamblea Nacional propone que todos los miembros de esta Asamblea presten en este momento juramento solemne de no separarse nunca y de unirse en el momento en que las circunstancias lo exijan hasta que la constitución del reino esté establecida (&) donde quiera que estén sus miembros allí estará la Asamblea Nacional.

Mirabeau firmó este juramento diciendo: Yo firmo para evitar que me sacrifiquéis al odio del pueblo& pero os aseguro que lo que se firma es una auténtica conspiración.

Tras este Juramento del 20 de Junio la mayoría del clero se une a la Asamblea Nacional. Los diputados nobles de la provincia del Delfinado y una diputación disidente de Guyenne también lo hacen. La semana que viene veremos la reacción del rey a este desafío.

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