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Demagogia regeneradora

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Rosa Díez (foto: UPyD) En la página web de Unión Progreso y Democracia (UPyD) puede verse un vídeo de propaganda que comienza trazando el contraste entre un anodino y desconocido diputado, cierre de lista de gran partido, y la flamante Rosa Díez que le ha arrebatado el escaño. La ficción se sirve de unas declaraciones del derrotado que resaltan, por comparación, la personalidad independiente de la única parlamentaria de UPyD, aprovechando precisamente que, de facto, puede actuar como si se tratara de una representante elegida directamente por los ciudadanos. La alusión no puede ser más explícita, pues cuando el ya ex diputado se pregunta dónde han ido a parar los votos, se responde falazmente: “me los quitó a mí”; como si el sistema proporcional español no fuera coto particular de los partidos políticos estatales, impidiendo sus listas cualquier elección personal por decisión colectiva. En la conmemoración del primer aniversario de su partido, Rosa Díez insistió en "regenerar la democracia para que los ciudadanos recuperen el control sobre la política". Semejante afirmación, aunque retóricamente quede bien, no pasa de ser algo intangible. Ante la señalada promoción, o escuchando las declaraciones de sus líderes, uno podría pensar que UPyD busca reformar la Constitución; y que tal reforma pretendiera conseguir que los atributos de los que presume su única diputada pudieran extenderse a todos los demás, convirtiendo el Congreso en un órgano verdaderamente representativo. Pero nada más lejos de las intenciones o de las acciones del joven partido. En su Manifiesto Fundacional ya lo dice claramente: “los ciudadanos deben elegir de acuerdo con las ofertas de los partidos”; subrayando, en su Programa, que pretenden un sistema electoral “más proporcional”, llegando a hablar de “distrito único a nivel nacional”. Así se muestra, UPyD, únicamente contrario a la distorsión autonómica, como deseando corregir que otro partido con los mismos votos totales que el suyo, caso del PNV, tenga seis escaños en vez de uno. Sorprende que la Sra. Díez, indignada, espetara: "un país no aprueba en democracia si el máximo órgano de representación de los jueces está formado por delegados de los partidos políticos"; ¡para no inmutarse porque suceda lo mismo en la supuesta Cámara de representación de todos los españoles!

Descrédito general

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En las ciencias naturales las cosas no están expuestas a ese grado de arbitrariedad de las opiniones irresponsables que impera en la apreciación de las situaciones políticas, económicas y culturales que nos envuelven. Hacerse una idea aproximada de éstas requiere una buena predisposición mental, es decir, buscar la verdad en lugar de preferir la mentira en la justificación de toda clase de poder de unos hombres sobre otros; y además, disponer de una correcta información, lo que exige un continuo esfuerzo de selección, interpretación y jerarquización de esa masa ingente de datos con la que, los medios de la comunicación dominante, inundan nuestros cerebros. La mayoría social renuncia a ese esfuerzo y se abandona al consumo de las opiniones que contienen las píldoras informativas fabricadas por los centros de poder ideológico de las oligarquías. Los intelectuales del quietismo, plenamente integrados en la industria cultural, ya no constituyen esa clase intermedia sin personalidad económica de la que hablaba Lenin. Estos profesionales de lo inmediato, que no ven más posibilidades que las existentes, cultivan la razón que los antiguos llamaban perezosa: “es inútil que me esfuerce en obrar, pues ocurrirá lo que tenga que ocurrir”. Cada ideología ha reflejado, como si fuese una idea universal, los intereses particulares de una categoría determinada. Resulta tan ilusorio desear o creer en lo que jamás ha existido, un mercado libre, como reclamar la desaparición de algo (el propio mercado) que pertenece a la sociedad civil o sociedad productiva. El miedo a perder las rentas, los negocios o las viviendas, que está provocando la crisis financiera, hace emerger también la incoherencia de los apriorismos ideológicos. La hybris, la ilusión de omnipotencia financiera que no atiende a razones productivas ha de doblegarse ante la realidad crítica. De la misma manera, que los principios de la Economía Política Clásica no se mantuvieron incólumes ante la “Gran Depresión”, toda esta hinchazón crediticia no puede seguir tratándose con cataplasmas monetaristas. Subprime (foto: Padre Denny) La representación política y la separación de poderes garantizan la existencia de la democracia, pero no la de las buenas ideas en forma de leyes adecuadas. Y menos, cuando perdura un devastador ambiente de crisis cultural sin personas de espíritu que vean inmensas posibilidades en lo real.

La buena y la mala vida

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Aristóteles (foto: montse) El espíritu agonal griego suponía un esfuerzo incesante para ser siempre el mejor. El fulgurante enriquecimiento sin causa productiva de estos últimos años no ha tenido lugar en una competición que premia la constancia y pericia de los corredores financieros. Apostados tras la línea de meta, los “triunfadores” del mercado cautivo, ya han recibido sus fabulosos dividendos. Si dejamos a un lado la tierra que promete la mistificada libertad de comercio y no miramos a través de una cortina de fanatismo ideológico, apreciaremos que las grandes fortunas, que subieron como la espuma especulativa, y que ahora se evaporan con el viento de la recesión, se formaron en un ambiente contaminado de privilegios y falta de controles institucionales. En la maraña de ilusiones de revalorización infinita han quedado atrapados millones de pequeños inversores. Las necesidades de la vida continúan ejerciendo su coacción sobre los hombres, y los que tienen un dominio económico no regulado políticamente, pueden maniatar a los consumidores de productos y servicios básicos. En la polis los esclavos aliviaban a los hombres libres de ser apremiados por la necesidad. Entonces, cada individuo, además de su vida privada, poseía una especie de segunda vida, donde desarrollaba su personalidad: la vida política a la que Aristóteles llamó “vida buena”. Ahora, sin esclavitud pero con servidumbre voluntaria, los que están amarrados a la hipoteca como galeotes, después de contribuir a la “buena vida” de la oligarquía financiera y de la corrupta partidocracia, tienen que seguir remando hasta hundirse en medio de la crisis, sin ningún salvavidas o plan de rescate a la vista. El Estagirita define la polis como “una comunidad de iguales en busca de una vida que es potencialmente la mejor”. En España, sin potestad de la sociedad civil española para definir y controlar la política, ésta ha devenido puro mantenimiento del statu quo transitivo. Cuando la decencia e inteligencia caractericen los asuntos públicos, es decir con una vida colectiva asociada a la libertad política, ahuyentaremos la maldita resignación y estaremos en disposición de impedir la mala vida que nos dan al unísono oligarcas y plutócratas.

Créditos y garantías

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El plan de rescate financiero ha sido presentado por el Gobierno de EEUU como la principal esperanza para aliviar los mercados crediticios, devolver la confianza al sector, liberar la liquidez atascada y romper “el ciclo de pánico y pesimismo que convierte a una recesión normal en devastadora” como indica The Economist. En esta publicación también se puede leer que el precio de la vivienda tiene que volver a niveles asequibles, mientras que el sistema financiero, “sobredimensionado durante la burbuja” necesita recobrar un tamaño apropiado. El Senado aprobó ayer su propia versión del “salvavidas de Wall Street”, que incluye desgravaciones fiscales para la clase media, la supresión de los sueldos blindados (“el paracaídas dorado”) que cobran muchos ejecutivos de grandes empresas, y el aumento de las garantías que se aplican, en caso de quiebra bancaria, a los depósitos de los particulares y las pequeñas empresas, que de 100.000 dólares pasarían a cobrar 250.000. Tras lo cual, Bush ha declarado que “el pueblo estadounidense espera, y así lo exige nuestra economía, que la Cámara de Representantes apruebe este buen proyecto de ley y lo envíe a mi despacho”. En España, el ministro de Economía ha rechazado la recomendación de Bruselas sobre el incremento de la garantía de los 20.000 euros por cada depósito. Solbes cree que “nuestro sistema es mejor”, ya que disponemos de un Fondo de Garantía de Depósitos que recibe las aportaciones de las entidades financieras de forma periódica, aunque no haya problemas de solvencia, frente al modelo de otros países, en los que las contribuciones se hacen una vez que aparecen las quiebras. Asimismo, resalta la solvencia y solidez del sistema financiero español merced a la supervisión del Banco de España. Aunque España está a la cola de la Unión Europea en esa clase de garantías, puesto que la cifra de 20.000 euros es la mínima exigida, como Solbes no prevé “problemas de solvencia en entidades españolas” los ahorradores pueden estar tranquilos porque “sus depósitos están en buenas manos”. Si el mensaje de tranquilidad es tan profético como el referido a la crisis o si nos atenemos a sus anteriores reflexiones sobre la “suave desaceleración” en la que estamos inmersos, las palabras de Solbes no invitan al optimismo.   hechos significativos  El paro registra un aumento del 30’1 por ciento en un año (608.000 personas).  La Generalitat gasta más en la promoción del catalán que el Cervantes en la del español.

Causa primera

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Encendido del río Columbia (foto: phatman) Causa primera Enredado en el tiempo, como lo están siempre los sabios, Aristóteles alumbró una idea de calado poético –y quisiera decir político- inmenso: el movimiento diversifica el mundo y, para lograrlo, dado que su esencia es eterna e inmóvil, se combina con el Primer Principio, que conduce a la uniformidad. El resultado es la diversidad eterna. ¡Ay! del cerebro que, después de esto, no suspire. El Primer Principio autoactivo y la, para El Estagirita, necesidad metodológica de que el acto fuese anterior a la potencia, animaron a los teólogos a establecer como prueba de la existencia de Dios la Primera Causa. Hasta que, como dice Stuart Mill, no pudo responderse a la pregunta ¿quién me hizo? si inmediatamente conducía a preguntarse ¿quién hizo a Dios? El axioma “siempre hay una primera causa” es en sí mismo una contradicción, si cabe aplicarlo también a esa Primera Causa. Pues bien, todo esto, que es válido en el reino de la Metafísíca, no lo es en el de las ciencias y la poesía. La buena fe política, científica, jurídica y poética, exige que siempre exista una causa primera. También de las crisis. Sin perjuicio de conocer cada eslabón de la cadena, de poner nombre a cada codicioso y corrupto; sin olvidar nunca que los hechos constituyen un sustrato inmutable (estructuras) y sobre él se aplican todos los afanes; y hasta que los avances en la Antropología demuestren cuánto de la genética se refiere al poder, en este bendito diario debemos conformarnos con echar por tierra el mito que marxistas y liberales han adoptado como principio de cabecera. No, la política no es economía, la economía es política.

Alivio y no solución

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Sin tiempo para digerirlas ni valorarlas en su justa dimensión, se acumulan noticias de acontecimientos negativos o desastrosos, de alcance mundial, que los dirigentes de la opinión pública, gobiernos y medios informativos,  no pueden explicar, sea porque no los entienden o porque han de ocultar las causas verdaderas del dramático panorama internacional que generan. En virtud de un mecanismo mental, que opera como en las negras pesadillas de los sueños, el peligro inminente o de mayor amplitud borra o disminuye el miedo a los precedentes motivos de preocupación, alarma o angustia social. La crisis del capital financiero en EEUU y parte de Europa ha reducido, a sus dimensiones reales, la supervaloración del terrorismo islamista, antesdeayer “caso de guerra” caliente, y de la intervención militar de Rusia ante la provocación de Georgia, ayer “caso de guerra” fría. El presidente Bush, actor principal de esas dos exageraciones, ha vuelto a asustar al mundo pronosticando el mayor de los males, el hundimiento de las economías occidentales, si el poder legislativo de EEUU no acepta su Plan de Rescate de la banca privada, causante de la crisis de liquidez crediticia. Después de modificarlo sustancialmente, dando ritmo prudente a la gestión encomendada al Fondo de Garantías Bancarias, no al aventurero Secretario del Tesoro; rebajando los impuestos del contribuyente, para que no se vengue de la clase política en las inmediatas elecciones; y emitiendo 600 mil millones de dólares. El Senado ya lo aprobó, como lo hará seguramente el Congreso en unos días. La presión de la UE ha llegado hasta el extremo demagógico de pedir responsabilidades a los EEUU, sin decir cuales ni cómo exigirlas, sabiendo que ese Plan de Rescate no es solución, sino inmediato alivio para los bancos sin liquidez y los inversores en Bolsa -como el calor del alcohol quemado en una habitación gélida-, pues no contiene reformas estructurales del sistema financiero. El dinero mantenido excesivamente barato, durante mucho tiempo, ha sido una de las causas del brutal colapso de la inflación crediticia. Hay alivios, como el de los analgésicos, que son recomendables, incluso indispensables, mientras se estudia la etiología del dolor. Pero en la política estamos habituados a que los alivios se tomen por soluciones, cuando se desvanecen los efectos de una causa latente sin resolver.   florilegio "Esponja de absorción ilimitada de experiencias agradables y esperanzadas, la mente es un dique de contención emocional de vivencias amenazantes, que sólo permite salir por sus aliviaderos a las que dejan de ser acuciantes, cuando otras peores las reemplazan en esa función."

¡Podemos!

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Finales de junio de 2008: millones de españoles se agolpan delante de sus televisores para ver como, tras 44 años de espera, Iker Casillas levanta la Copa de Europa de Naciones. Inmediatamente después una marea roja llena las calles de pueblos y ciudades ondeando banderas mayormente rojigualdas y celebrando el mayor triunfo deportivo de las últimas décadas. Pocos días después, España ocupa el puesto número uno de la clasificación FIFA, una organización con más miembros que la ONU. En las siguientes semanas veremos a los Nadal, Gasol, Sastre, Contador acaparar cabeceras de telediarios y periódicos. El orgullo nacional está por las nubes: “la edad de oro del deporte español” anuncian con entusiasmo. Tres meses después de ganar la Eurocopa, ha salido publicado el ránking mundial de competitividad tecnológica. La noticia no trasciende en exceso. Normal por otra parte, las malas noticias es mejor minimizarlas. España, ese país que es la envidia deportiva y festiva del mundo mundial, ocupa el puesto 23 en lo que se refiere a las vanguardias tecnológicas. Tampoco hay que ser pesimistas, hemos adelantado a Italia, que últimamente parece ser nuestra referencia tanto para pasar de cuartos, como en rentas per cápita, aunque, ¡peligro!, una emergente Estonia (¿cuántos españoles la sabrían situar en un mapa?) nos pisa los talones. En la lista nos vemos superados por superpotencias tales como Irlanda, Austria, Noruega, Taiwan, Finlandia y alguna más. USA es el number one, el Reino Unido ocupa ese lugar en el ámbito europeo. Yendo al detalle, suspendemos claramente en infraestructuras tecnológicas y en I+D, mejoramos algo en entorno global de negocio, capital humano y marco legal adecuado. Curioso para un país que tiene el mejor sistema financiero del mundo (Zapatero dixit). Cristinia Garmendia (foto: Patxi López) Llueve sobre mojado: ninguna universidad española está entre las 100 mejores del mundo, nos movemos en la mediocridad en los informes PISA sobre educación, no hemos tenido un Nobel en ciencia desde hace 100 años con Ramón y Cajal (Severo Ochoa cuenta como americano, pese a quien pese) y ahora suspendemos en nuevas tecnologías. Si España quiere ser un país moderno a la altura que le corresponde tendrá que invertir más en terrenos poco productivos en materia electoral y que dan frutos a largo plazo: educación, investigación, tecnología. Todo está inventado, sólo hace falta seguir los modelos británico, alemán o escandinavo para saber que campos necesitan de mayores inversiones. Pero mientras sigamos perdiendo el tiempo con absurdas discusiones territoriales y miopías partidistas, en lo que se refiere a ciencia e innovación seguiremos sin pasar de cuartos.

Miedo al 29

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Edificio de la SEC (foto: technotheory) Otra vez el miedo a la inseguridad económica ha determinado la decisión del Gobierno Federal de los Estados Unidos de América de intervenir en la economía de un mercado muy desarrollado. En este caso la intervención ha sido llevada a cabo por el Gobierno de George Bush, caracterizado por sus políticas conservadoras, tachado en muchos casos de estar influenciado por “lobbys” neoliberales, el que va a efectuar la mayor intervención económica desde la Depresión de 1929. No quieren que se repitan los acontecimientos de aquel año y el extremismo político que siguió, ni que dure mucho tiempo la incertidumbre de la vuelta al equilibrio del mercado, ni esperar a que éste expulse a las instituciones que han concedido créditos con pocas garantías infringiendo la clásica regla de invertir solamente con el ahorro a largo plazo. Muchas instituciones financieras quisieron que otros intermediarios compartiesen sus inversiones arriesgadas; y éstos, ilusionados por la alta rentabilidad, llenaron sus balances de “bonos-basura”. Así que el Presidente, de acuerdo con el Secretario del Tesoro, el presidente de la Reserva Federal (FED) y el dirigente de la Comisión de Valores (SEC) decide pedir al Congreso una autorización para que el Tesoro pueda comprar hasta 700.000 millones de dólares de estos activos hipotecarios contaminados en manos de los bancos y prohibir la actividad especulativa a más de 800 operadores de bolsa. Pero la Cámara de Representantes, uno de los pilares del Poder Legislativo, se la niega. Volverá a intentarlo con anuncios apocalípticos y es seguro que ambos poderes logren ponerse de acuerdo, pero la retirada de esta “basura” repercutirá en el empleo, en la confianza del dólar y de los bonos USA y dará ideas para que la cola de suspensiones de pagos aumente. Al final los contribuyentes pagarán los platos rotos de este banquete financiero (esta autorización es solamente uno de los platos). "Una vez más el viejo Leviatán se convierte en el monstruo protector de los intereses privados y (…) todos corren, dominados por el pánico de la inseguridad económica, al refugio del Estado…" (Antonio García-Trevijano).

Los nuestros

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La elección por la clase política de los nuevos miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no constituye renovación alguna de la Justicia, sólo mera novación formal. Privados de la independencia del poder político que los elige por origen y naturaleza de su elección, cualquier cambio de sus titulares será siempre meramente nominal. La realidad de los poderes inseparados se enfrenta a la contradicción de las afirmaciones públicas de sus protagonistas. El nuevo Presidente del CGPJ, que no olvidemos lo es también del Tribunal Supremo, ha afirmado en su discurso de toma de posesión que “la función jurisdiccional no es acción política, sí es acción estatal y por ello está llamada a hacer realidad la existencia de una comunidad ordenada por la Constitución”. Tal declaración del más Alto Magistrado, no sólo es contradictoria con la aceptación de su cargo a propuesta del Grupo Socialista, sino que contrasta con las declaraciones del líder de la oposición, Sr. Rajoy, quien se jacta públicamente de haber llegado a la elección por la intervención de “sus vocales” (sic.) en el propio CGPJ. Sede del Consejo General del Poder Judidial No cabe más claro ejemplo de acción política por mucho que el Sr. Dívar diga. Su propio encumbramiento a lo más alto de la judicatura por elección política demuestra lo contrario, siendo, por si quedaba alguna duda, subrayado a posteriori por los actos propios de quienes le eligieron. Dado que no resultaría propio dudar de los conocimientos técnicos del Magistrado, manifestados en una larga trayectoria profesional, sus afirmaciones sólo pueden entenderse como un acto de cinismo extremo. La sumisión de la Justicia al Poder político, encarnada en la elección del máximo representante de aquella es radicalmente opuesta a la Dignidad debida en el ejercicio de la función jurisdiccional, concepto que no tiene una sola referencia en el Excelentísimo discurso. Porque, de lo contrario, de existir una mínima conciencia de la Dignidad inherente a la noble función de juzgar a sus conciudadanos, la primera medida que el Sr. Dívar debería tomaría en su mandato sería ineludible: Su propia dimisión.

Sobre la bomba

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Phil Gramm y McCain (foto: David Silver) El sistema financiero estadounidense se enfrenta a su extinción inminente si no es capaz de desactivar la bomba sobre la que sus cimientos se hallan anclados. El hombre más rico del planeta, el inversor Warren Buffet, se refirió a ella en el año 2000 como "arma de destrucción masiva financiera", y ahora esta a punto de estallar. Se llama CDS (Credit-Default Swaps) y es la principal razón por la que el gobierno Bush esta financiando con el dinero de los contribuyentes al sistema bancario-asegurador. El mercado de los CDS creció bajo el paraguas del anonimato y la opacidad que creó la desregulación promovida principalmente por el asesor económico con más experiencia del candidato a presidente McCain, el exsenador por Texas Phil Gramm. Se denominó "laguna ENRON" (ENRON Loophole) y en su seno el mercado de los CDS ha casi triplicado el total del capital que mueve el mercado de valores estadounidense, y gracias a ella también la esposa de Gramm, la Dra. Wendy Lee Gramm, se embolsó millones formando parte del consejo directivo de ENRON. Los CDS son una especie de contrato entre dos partes por el cual el comprador paga una cantidad periódicamente al vendedor en garantía de un pago por parte del vendedor en caso de que una tercera parte incurra en un defecto legal en la ejecución de sus obligaciones. El resultado de la desregulación de este mercado ha hecho que los vendedores quedaran enmascarados tras una red de compañías sin capital para respaldar los posibles impagos. Un riesgo que mientras duró la propaganda de "el precio de las casas seguirá creciendo y no bajara" parecía inexistente para los financieros que, según reza la teoría económica imperante, basan la toma de sus decisiones en un análisis racional de las opciones que maximizan las ganancias y minimizan los riesgos. Según la S.E.C, el organismo regulador de los mercados estadounidenses, la regulación de los CDS debe ser inminente en estos momentos de vértigo, ya que son estos los derivados que van a dirigir la caída en bolsa de las grandes entidades financieras. La demanda de CDS de una entidad, la señalará de forma inequívoca para los inversores de Wall street y, he aquí el fraude, no siempre de forma justa, debido a la fácil manipulación de este mercado por los grandes especuladores que estan posicionados en corto. El gobierno USA quiere desactivar, con el dinero de todos, una bomba a punto de estallar cuando sabiendo de su existencia no quiso prevenir unas consecuencias que pagaremos los irrepresentados ciudadanos. 

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