Obama (foto: jmtimages) “Cambio, nosotros podemos” ha sido el nuevo horizonte en el que los ciudadanos estadounidenses se han reconocido como miembros de un colectivo político que puede actuar en conjunto y de manera coordinada para mejorar sus vidas, devolviendo la dimensión federativa al espíritu de aventura, que Herbert Hoover le quitó al progreso con su discurso de 1928 titulado “the rugged individualism”. Por otra parte, la presencia de un hombre negro dirigiendo los destinos de una nación que se forjó con los principios de la libertad, pero en la que muchos de sus padres fundadores fueron negreros, sería la culminación del movimiento por los derechos civiles, retomado con inusitada determinación histórica en los años sesenta desde la llamada “black church” (iglesia negra). En su discurso de despedida en 1961, el general Eisenhower, advirtió de los peligros para las libertades y los procesos democráticos, que la conjunción de una enorme y permanente industria armamentística con un inmenso establishment militar, el complejo militar-industrial, podía suponer para los EEUU, al ejercer una influencia incontrolada sobre el gobierno. Los lobbies siguen siendo un problema insalvable para la lealtad en la democracia formal de los EE.UU., y para la República, si el complejo militar-industrial crece tras la “seguridad nacional”, la razón de Estado en EE.UU. La presidencia de Obama difícilmente podrá salvar esta influencia, pero sí la redefinirá al abandonar el concepto de guerra preventiva en la política exterior, en la que se recuperaran los conceptos de “containment” y “deterrance” (contención y disuasión). En segundo lugar, Obama tendrá que hacer frente a lo que Eisenhower denominó como el factor tiempo: “…debemos evitar el impulso de vivir únicamente para el hoy, saqueando, a nuestro antojo, los preciosos recursos del mañana. No podemos hipotecar los bienes materiales de nuestros nietos sin arriesgarnos a perder también su legado político y espiritual. Queremos que la democracia sobreviva para las generaciones por venir y que no se convierta en el fantasma insolvente del futuro”. Obama quiere desarrollar un programa Manhattan “verde”, pero para ello primero tendrá que restablecer las reglas de juego gubernamentales que eviten la costosa utopía libertaria de que los mercados pueden funcionar sin los gobiernos mediante la creación de sus propias reglas internas.
Hackers
El término hacker se identifica generalmente con un experto en informática. Pero desgraciadamente, los medios de comunicación lo han asociado sistemáticamente a delincuentes o piratas informáticos, a alguien que busca saltarse la seguridad de un sistema para sabotearlo y hacer daño. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Un hacker es alguien que se divierte con el ingenio, superando retos difíciles con sus propias habilidades, pero nunca con un afán destructor, sino todo lo contrario, generalmente para liberar conocimiento y ponerlo a disposición de los demás. Entre otras cosas, gran parte del software libre que existe hoy día (como el sistema operativo GNU/Linux) ha sido (y es) desarrollado y mantenido por hackers. La antítesis, el vocablo que realmente designa al que disfruta alterando y destruyendo la información en busca de su propio beneficio, es cracker. La denominación de hacker hace tiempo que ha trascendido a los expertos programadores y se aplica también a personas apasionadas por el conocimiento, por el aprendizaje, por todo lo novedoso y por comprender el funcionamiento de las cosas. Ser un hacker, en palabras del gurú programador Richard Stallman, “quiere decir […] usar la inteligencia para hacer algo difícil. Es posible en cualquier proyecto. No implica tampoco hacerlo con computadoras”. Sin embargo, el título de hacker hay que ganárselo, y se recibe como reconocimiento por parte de otros hackers, nunca jamás por autoproclamación. Pero que no seamos hackers no implica que no podamos simpatizar con sus ideas, difundirlas y aplicarlas. La realidad, de nuestro país en particular y del mundo en general, ha sido sistemáticamente crackeada por las élites políticas y económicas. El ejemplo más reciente lo tenemos con la actual crisis y las informaciones que se dan a los ciudadanos ocultando el verdadero alcance de la misma, negando la impotencia o el desconocimiento de las clases dirigentes para hacerle frente, o sus descaradas maniobras para emplear fondos públicos en financiaciones privadas carentes de transparencia. La mayoría de los ciudadanos se conforman con la información a nivel de usuarios. Pero afortunadamente, existen grupos que hackean y difunden lo que realmente está ocurriendo, tanto a nivel económico como político. Gracias a ellos, el conocimiento libre se mantiene, a pesar de los intentos gubernamentales, cada vez más visibles, de hacerse con el control de Internet. Y los simpatizantes de la cultura hacker podemos tener acceso a esa información. Glider: el emblema hacker (fuente: Wikimedia Commons)
Materia desechable
Bolsas de plástico (foto: Luis Echánove) En nuestra sociedad consumista estamos tan acostumbrados a simplemente desechar objetos fabricados explícitamente para ser desechados que apenas calibramos alternativas, de fácil implementación personal así como social. Hay que reconocer que es nadar contracorriente. ¿Pues quiénes de nosotros, por ejemplo, vamos de compras con nuestra propia bolsa; evitamos comprar productos con envoltorios de plástico, incluso aunque sean de buena calidad y baratos? Iniciativas similares, que unen al consumidor y al distribuidor, han tenido ya, que yo sepa, éxito en Alemania. Y prescinden por completo de oscuras interpretaciones conspiratorias, como si los fabricantes fuesen entes diabólicos. Son gente, sencillamente, deficientemente informada; ignorantes –cómo es posible, nos preguntamos– del hecho de que una bolsa de plástico tarda centenares de años en degradarse. Pero nosotros somos los primeros que las utilizamos sin discriminación y en abundancia. Es verdad que las demandas del mercado, fabricar rápido y barato, ponen al fabricante entre la espada y la pared, y, lo que es más, bañan nuestras decisiones a cada instante. Es una marea que, en todas sus dimensiones y de un golpe, es obviamente imposible de divertir. Mas no todo esfuerzo es vano, como prueba el ejemplo anterior, entre tantas otras iniciativas. Mediante alianzas de fuerzas, incrementadoras de la conciencia personal y colectiva, es posible cambiar las dinámicas del mercado. La conciencia de un solo individuo –individuo por individuo– es aquí clave. Fueron dos o tres “gatos pelaos” los que hace no mucho creyeron indispensable un servicio de reciclaje, y hoy es imperativo, incluso mal visto no respetarlo minuciosamente. Fue un solo individuo el que hace poco más de una década habló con el ayuntamiento de Vancúver, Canadá, para que instaurara unos pocos carriles para bicicleta en la ciudad. Hoy hay decenas de ellos atravesándola en todas direcciones, y los utilizan miles de personas cada día en una ciudad climáticamente no de las más agradables. El asedio pesimista juega duro, y no conviene deslegitimizarlo, pues sin él no tendríamos conciencia del error. Pero no olvidemos tampoco la posibilidad, tanto en lo pequeño como en lo grande, pues ella es la diosa que propicia la entrada en un mundo mejor.
Mejor Estado
El consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, estima que no es conveniente saber a qué bancos van destinadas las ayudas gubernamentales porque afectaría de forma negativa a su reputación, al creer que están en apuros; y recalca que las entidades internacionales que ya se han acogido a las medidas de los Gobiernos han aparecido “de forma grotesca en los papeles”, lo que ha tenido un efecto “desestabilizador” en el sistema, porque no infunde tranquilidad. Según el señor Sáenz, a pesar de que en España no se ha cortado el grifo crediticio por falta de liquidez, la puesta en marcha de las citadas medidas contribuye a restablecer el normal funcionamiento de los mercados y a dotarlos de calma, ya que cuando una entidad no puede colocar sus emisiones en el mercado sufre “estrés” y si además, la demanda de préstamos aumenta, “el estrés se multiplica”. Para seguir aliviando esa tensión el secretario de Estado de Economía, David Vegara, anuncia que los bancos que mantengan el crédito tendrán “acceso privilegiado” a las subastas “no competitivas” del Tesoro, con unos tipos de interés más favorables. Sin embargo, contrariando en parte los deseos de ocultación del alto ejecutivo bancario, el señor Vegara ha declarado que España defendería en un debate internacional “reforzar la transparencia y ampliar la información sobre los emisores”. Además, niega que haya plan alguno de rescate de la banca, ya que éste, más que un gasto que suponga costes para los ciudadanos, será una inversión del Estado que asegura cierta rentabilidad o al menos la recuperación del capital invertido. José Viñals, subdirector del Banco de España, ha dictaminado que la crisis financiera se ha caracterizado por la falta de prudencia de demasiados bancos en sus operaciones de crédito y otras inversiones, con un nuevo modelo bancario conocido como “originar para distribuir” que ha generado un fallo en la cadena de sistemas de incentivos, mientras que la regulación y supervisión tampoco han funcionado como sería deseable. El señor Viñals cree que deducir de lo ocurrido, una vez superada la crisis, que debemos ir a más Estado y menos mercado, sería una lección errónea y peligrosa: “Lo que necesitamos no es más, sino mejor Estado, y no menos, sino mejor mercado”. hechos significativos Amenazan con “reducir a cenizas” Corea del Sur si ésta continúa lanzando propaganda anticomunista en la del Norte. Santiago Carrillo cree que a Garzón le puede “salir el tiro por la culata”.
Maestro
Eremita indio (foto: Óscar) Maestro A Antonio García-Trevijano Cuando los libros de Biología eran más elegantes y áridos, enseñaban que mientras los minerales crecen por yuxtaposición, los seres vivos lo hacen por intususcepción. El aprendizaje ligado a profesores, enseñanzas técnicas, datotecas y datorreas, familiares autoritarios, colegas, correligionarios, competidores y compañeros de estudios y de lucha, es de carácter mineral. Se yuxtapone al conocimiento previo. Pero las enseñanzas que provienen de la maestría, la amistad, o la televisión siempre encendida, generan suscepción. La condición de maestro, como la de padre, es difícilmente compatible con la de amigo. La distancia jerárquica y el vínculo irrenunciable bajo pena de deslealtad, impiden que la espontaneidad aflore con facilidad. Pero mientras en el caso de la relación paterno filial la esperanza desempeña un papel menor e incluso perjudicial, en el caso de la maestría es fundamental. Porque el camino de la verdad, aunque pueda recorrerse lógicamente en solitario, necesita la cordura de la compañía y no sólo su auxilio. La verdad, la inteligencia para descubrirla, la honestidad para defenderla, la cordialidad de su vivencia y dos personas; el resultado siempre moral. Es una de las relaciones más hermosas que existen. Y una de las experiencias humanas que pueden ser consideradas sublimes por la naturalización de los conocimientos, además de los sentimientos, que significa. Si la vivencia de esta relación está proscrita en nuestra sociedad, dónde encontrarán los esclavos autosuficientes: hombres que son paisaje, raíces en otras generaciones, ternura frente al error, firmeza frente a la debilidad, rigor frente al devaneo, confianza y admiración frente a la adversidad, presencia frente a la soledad. Incluso el maestro es digno de compasión si sólo puede aprender del duro comportamiento de las cosas. Así que conoce mis manos, maestro, y en ellas el regalo que quien más quiero me ha entregado. Ahora es también tuyo: He caído tantas veces que el aire es mi maestro;/ tengo en la mano el aire que nunca nos olvida…
Burbuja política
Ante las grandes catástrofes naturales, las sociedades no se rebelan contra la Naturaleza, pues saben que ésta no sabe lo que es mejor o peor para la humanidad. No pueden hacer otra cosa que conmoverse piadosamente por las desgracias, moverse solidariamente para reparar los daños y culpar inútilmente a los gobiernos de haberlos aumentado con infraestructuras en sitios antinaturales. Pero en las reacciones que provocan las catástrofes políticas (guerras o calamidades económicas), todos los gobiernos siempre tienen a mano chivos expiatorios que castigar. En sentido figurado la palabra burbuja indica cualquier habitáculo aislado de contagio exterior. Se aplica a niños incubados en burbujas asépticas; a reyes y dictadores vivientes en burbujas de impunidad; a fanáticos metidos en burbujas de ignorancia; a intelectuales y periodistas, incontagiados de la libertad de pensar en la burbuja del “como si” fueran libres; a sectores sociales crecidos en burbujas de especulación, sin poros de comunicación con la economía productiva. La burbuja inmobiliaria (transformadora de la riqueza inmueble en valor mobiliario) y la burbuja financiera (emisora de valores mobiliarios ficticios) han sido elevadas, por la burbuja informativa, a factores determinantes de la crisis mundial. Los chivos expiatorios no son las entidades especuladoras, sino sus ejecutivos lucrados con la gestión. Para ver la incongruencia de los análisis de la opinión dominante, basta mirar el hecho de que la burbuja in-mobiliaria y la financiera están intercomunicadas, en estructura y funcionamiento, dentro de la superior burbuja de irresponsabilidad que las engloba. Se trata de la gran burbuja que las ha sostenido en su crecimiento, y que ahora las asiste con dinero público en la hora de su hundimiento. Es la burbuja política. La que se formó al final de la guerra mundial y se infló con la liquidación ideológica de la guerra fría. La que se adueñó del Estado, mutando la vieja clase política en nueva clase estatal. Tal mutación ha permitido que sean los hombres del Estado quienes pongan en solfa al capitalismo que los puso y los mantiene en el paraíso estatal. Faroles de la retórica francesa que, no obstante, dejan traslucir su demagogia anticapitalista y antisocialista. La burbuja política echa por la borda el lastre de ideas políticas residuales, para mantenerse en las nubes de la gloria, y poder repartir dinero público a las entidades privadas más damnificadas por su propia especulación. florilegio "Si banqueros y gobernantes achacan el fallo del sistema crediticio a culpas menores, “in vigilando”, lo inmunizan contra la tentación de refundarlo."
Educadores
El papel desempeñado por la educación en todas las utopías políticas desde los tiempos antiguos muestra lo natural que parece el hecho de inaugurar mundos con los que por nacimiento y naturaleza también son nuevos. Los movimientos revolucionarios de corte tiránico siempre han creído que la producción de nuevas condiciones sociales ha de empezar con el adoctrinamiento de los niños, liberados de la influencia de unos padres con una mentalidad caduca. Ese propósito, teñido de ideales rousseaunianos, en el que la educación se convierte en un instrumento de la política y ésta se concibe como una formación del espíritu o de la identidad, ha sido adoptado fervorosamente por la contrarrevolución nacionalista, que si de verdad quiere crear un nuevo orden a través de la inmersión lingüística y la fabulación histórica, debe llegar a la terrible conclusión platónica de que hay que arrojar a todas las personas viejas del Estado que se procure fundar, porque no hay que creer a Solón cuando dice que “un anciano puede aprender muchas cosas”; más fácil sería para él correr. Ajenos a la continua, intensa y general (como el calor) represión nacionalista del uso de la lengua común en las aulas, los Reyes de España han inaugurado el año escolar en un instituto y en un colegio de Primaria de las Islas Baleares, en los que el español se ha eliminado como idioma “vehicular” de la enseñanza, conforme al modelo implantado en Cataluña desde hace 25 años. El daño cultural y la disminución de las posibilidades materiales que se perpetra contra esos niños y jóvenes se incluyen en las leyes de normalización lingüística. Sólo las familias que viven con desahogo pueden ahorrar a sus hijos la inmersión en la “autonomía cultural”, enviándolos a estudiar fuera. Como en la utopía de Platón, el mayor bien de la República (catalana, vasca o la que se tercie), sería el que ligara todas sus partes, siendo la cosa más propia para formar esa unión, una comunidad de placeres y penas en la que todos se regocijasen con las mismas alegrías y se afligieran con las mismas desgracias; y donde además se obligara a reconocer que los dioses o los mitos del nacionalismo no son los autores de todas las cosas, como pertenecer al “Estado español”, sino solo de las buenas; y de éstas, la mejor: poseer una lengua particular. Inicio del curso (foto: Mónica)
Sueños y pesadillas
He vuelto a tener sueños. Hace muchos años que, al despertar, no recordaba haber tenido sueños durante la noche. Ni sueños, ni pesadillas, ni nada de nada. Dormía a pierna suelta o, como decía mi madre, como un angelote. ¿Será que la angustia que me produce la crisis que vivimos ha resucitado mis miedos de la infancia? No lo sé. Pero he vuelto a soñar. Me he dado cuenta, además, de que nosotros, los repúblicos, vivimos en un mundo que es un permanente sueño en vigilia; ni los mas enmarañados sueños que el ser humano pueda haber tenido nos reportarían la imaginación necesaria para inventarnos una cosa semejante a la realidad que nos envuelve. No es sólo que llamen a las cosas por nombres que no son los suyos, llamar democracia a esta monarquía es uno de los frutos del sueño de la razón que nos invade, sino que la mayoría cree que esto es una democracia aunque con razones, argumentos y explicaciones varias expliques que no lo es; las creencias se imponen siempre a los descubrimientos de la inteligencia. Será que el ser humano es más proclive a creer en cualquier cosa que a buscar, con algo de esfuerzo propio, la verdad. Juan Carlos I y Rosa Díez (UPD) Así que el secreto está en la fe, en creer lo que ni es, ni se ve, ni se corresponde a la razón. Desenmascarar esa fe mendaz es un trabajo hercúleo, quizás inútil. Quienes más saben de esas cosas, los especialistas en mercadotecnia y marketing publicitario, sostienen que no se trata tanto de destruir la fe adquirida, sino en desviarla hacia donde interesa al cliente, a semejanza del hierro que es duro y resistente esa fe es irreducible, pero el herrero calienta la reja a fuego vivo hasta que se hace dúctil y maleable. Es más fácil convencer a los españoles de que el Rey es corrupto, pues se lleva un tanto de cada barril de petróleo que llega de los Emiratos Árabes Unidos, que desengañarles de que sea un rey demócrata. Las bajas pasiones son útiles cuando los principios morales se desconocen y se ignoran. Dormir para soñar, soñar para vivir.
Juez y parte
D. Cándido Méndez, acudió el pasado día 24 de octubre a la Audiencia Nacional para anunciar personalmente al Juez Garzón la solicitud de personación de la organización que preside (UGT) como acusación particular en la instrucción que contra el franquismo tiene abierta en su Juzgado. Cándido Méndez (foto: MoehAF) En primer lugar sorprende que el Magistrado reciba en su despacho a quien no es parte procesal todavía, al no haberse formalizado tal personación, y en consecuencia sin realizarse aún el juicio de valoración de la concurrencia de los requisitos legales establecidos al efecto, por lo que la actitud del Juez recibiendo al Sr. Méndez presupone prejuzgar claramente la suerte de la petición procesal de ser parte en el proceso. “Las expectativas son tan fuertes que no se pueden frustrar”, manifestó el Sr. Méndez, a la salida del despacho de Garzón, justificando el interés legítimo del sindicato para personarse en el proceso contra el franquismo en que, según denunció, el régimen “promulgó una ley a su imagen y semejanza y dejó fuera a la UGT, la persiguió y masacró”. La queja por quedar fuera del esquema sindical del Estado franquista encabeza la motivación para personarse como parte perjudicada. En pura lógica jurídica, la reparación del daño en una petición formal así planteada, debería alcanzar el periodo de tiempo en que la UGT se ha encontrado fuera del Estado y con el límite temporal de su ingreso en el poder estatal único tras la reforma del régimen franquista a través del sistema institucional-sindical que configura la constitución del setenta y ocho. Esa misma lógica jurídica debería llevar a Garzón a preguntar, en indagatoria instructora, al representante legal del sindicato sobre las razones por las que no tuvieron ningún problema en pactar su integración estatal con aquellos que personificaron el régimen contra el que ahora pretenden accionar procesalmente. El resultado de tal diligencia de instrucción, podría llevar a reconsiderar la posición procesal pretendida por D. Cándido, de acusación particular a autor o cómplice, ya que expresamente nuestro Código Penal, en su artículo 28 apartado b) señala que son autores penalmente responsables de un hecho criminal “los que cooperan a su ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado”, y en el siguiente precepto, artículo 29 define como cómplices a los que “no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”.
Green New Deal
Logotipo del New Economics Forum Llevamos décadas conviviendo con miles de millones de personas sumidas en la pobreza absoluta, que no cuentan con la posibilidad de acceder a los sistemas sanitarios mínimos, pero cuando Lehman Brothers quiebra, y sus directivos llevan a casa millones de dólares de indemnización, es la crisis mundial. ¿Irónico, no? Más bien vomitivo. Las razones que nos dan son simplistas, si no infantiles: “la culpa es de Bush y sus amigos”, acusan los de siempre. ¿Cuando se asomaban por la ventana y veían más y más grúas, también era culpa de Bush? El diagnóstico es claro para el que quiera oírlo: posiblemente hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades. Cuando los que dirigen la sociedad no ven más allá de la próxima elección o del balance trimestral de su empresa, las acciones a largo plazo son una utopía. Una parada en el crecimiento económico les parece un ataque al corazón. ¿No se han detenido a pensar que el crecimiento ilimitado no es posible si los recursos son finitos? Los expertos en estos temas (científicos, no consejeros de bancos) lo tienen claro: si todos viviésemos al nivel de vida norteamericano, el planeta tendría recursos para 200 millones de personas. Ya somos más de seis mil. A este ritmo nosotros, los occidentales, podremos sobrevivir sin demasiadas dificultades, pero qué ocurrirá con las generaciones futuras. Es momento de pensar en el Nuevo Contrato Verde (Green New Deal) propuesto por el New Economics Foundation (*) e inspirado en el New Deal de Roosevelt: es necesario aumentar los impuestos sobre aquello que suponga un mayor impacto ambiental, controlar más estrictamente los capitales, eliminar los paraísos fiscales, limitar la obscenidad de los megasueldos empresariales, reducir drásticamente las emisiones e impulsar las tecnologías limpias. A lo mejor no es necesario cambiar de móvil cada seis meses, comprar televisiones de 42 pulgadas o ir en coche a comprar el periódico del domingo. Ya a mediados del XIX Mill predijo en sus Principios de Economía Política que se llegaría a un estado económico estacionario a partir del cual las mejoras se producirían en los aspectos morales y culturales de la sociedad. ¿Utopía o dura realidad?

