Clamando en el desierto (foto: HORIZON) Profetas y científicos Dada nuestra situación política y cultural resulta difícil no expresarse en los términos deuterotestamentarios (Isaías) con los que Karl Barth se inspiraba uno de sus textos tempranos (Palabra de Dios, Palabra de Hombre): “Soy la voz que clama en el desierto, allanad los caminos del Señor”. Es mérito de la tradición profética judía haber dado la forma más compacta al tema del sufrimiento y la emancipación individual y social, y es por eso inagotable. Uno de los, a mi juicio, albumes musicales más sobresalientes de las últimas décadas, el Survival de Bob Marley (*), está inundado de este sentimiento. Su compatibilidad o incompatibilidad con el mundo racional, desde luego con la vista puesta en la libertad, que se inició con los griegos, es un tema infinito. Santayana, más cercano a los segundos que a los primeros, alumbró una visión que las congraciaba fácilmente. Pero la optimidad de la una o la otra depende de dominios, temperamentos y contextos. Sea como fuere, lo evidente es que nuestra degradante situación llama a un cambio. Eso sí: el hacia dónde y el cómo no están ya librados al arbitrio del profeta sin experiencia de estadista. Es, pues, preciso estudiar todos los elementos que entran en juego si queremos arribar a una verdadera solución de los problemas que nos circundan. En España tenemos la tremenda suerte de contar con la sabiduría, coraje, capacidad crítica e impecable articulación de Antonio García-Trevijano, con quien hemos contraído una deuda impagable al habernos mostrado con exhaustividad los escollos y dificultades que se han ido montando, unos sobre otros, a lo largo de nuestra historia más reciente, ofreciéndonos una plausible solución a muchos de ellos. Mirada con la perspectiva adecuada, la suya es una visión de asombrosa sencillez. Es como si cayese por su propio peso: el signo inequívoco de la verdad. Y una vez caído, no se inmuta. Permenece como el eje a partir del cual podemos construir un feliz edificio, la democracia. Pero lejos de pertenecer a la ralea de las ideologías que acaban sucumbiendo a su propio .hmmessage P { margin:0px; padding:0px } body.hmmessage { font-size: 10pt; font-family:Verdana } dogmatismo, la teoría de la democracia esbozada por Trevijano nos aupa a la infinita corriente de la libertad.
Cúpula sin arte
Lo peor no ha sido el precio pagado, ni que parte de este precio se haya detraído de fondos públicos para atender necesidades vitales de pueblos pobres. Tampoco lo ha sido el sarcasmo de que ese dinero se haya pegado abigarradamente al techo de una sala dedicada a los Derechos Humanos. Todo eso se olvidaría con el paso del tiempo si lo realizado fuera una obra de arte, y no una obra de artesonado plástico sin el menor asomo de genialidad en el amasijo expresado, ni en la técnica de dominio industrial del innoble material utilizado. Los elogios del Rey y del Presidente del Gobierno al cotizado escayolista -debidos a la necesidad de justificar la motivación del comitente de un trabajo ajeno a la razón estética-, se unen a la absurda creencia oficial de que el arte no tiene precio, en una época donde el arte se valora y cotiza por el rango del artefactor en el mercado. El buen arte siempre contiene alguna representación del mundo. Si éste se hace pedazos -con actos inhumanos para combatir el terrorismo, genocidios o millones de parados traídos por el imperio global de las finanzas-, ese sería el momento donde los artistas, que en defecto de genio al menos se indignaran, encontrarían inspiración sublime para reconstruir lo roto en la realidad social con materiales extraídos de su alma insatisfecha del mundo. Pero los artistas de hoy, “cuanto menos talento tienen más contentos están de sí mismos” (Erasmo), y cuanto más pagados son por el mercado más satisfechos están de la sociedad que los encumbra. Son artistas de Estado. A un mundo cruel sin sentido de la humanidad corresponde ciertamente una estética de lo horroroso y de lo absurdo, que sólo podría ser expresada con la belleza de la fealdad que el artista condena. Pero el arte actual, sin representar más absurdidad que la de sí mismo, no puede expresar la bella sinceridad de las emociones naturales. Sin intuiciones de la vida, los artistas plásticos se hacen artefactores de lo grande sin grandiosidad. La nueva razón de su arte, como la vieja razón de Estado, se justifica por el secreto de una estética que sólo ellos comprenden. El secreto de la belleza lo encuentran en la belleza del secreto, y el poder de su arte, en el de los Secretarios de Estado que lo subvencionan. El conceptualismo artesanal repite la fealdad del mundo, sin intuir el que podría sustituirlo, ni las formas estéticas que podrían minarlo. Las emociones extravagantes que despierta sacuden el conformismo de las mentes, pero dejan intacto el de los corazones. Ese ha sido el pecado capital del modernitarismo artístico. florilegio "El arte se hace artesanía de Mercado como la política secretaría de Estado."
Imperativo categórico-político
El típico tópico kantiano: “tal vez eso sea correcto en teoría pero no sirve para la práctica” aplicado ahora a la resolución de los problemas de política económica por la decisión de la mayoría, en instituciones representativas, ha estallado en mil pedazos materiales –imposible, por tanto, de recomponer- con la reciente crisis financiera y económica, internacional y nacional, y la reunión “refundadora de lo mismo” en Washington, capital de la policía política mundial, porque lo que en teoría se conforma como democracia verdadera bajo una república constitucional se revela también única práctica posible y útil para la recuperación del crecimiento económico y del bienestar social –por lo demás condición sociológica necesaria de libertades reales y formales del “ciudadano burgués” según Raymond Aron. Si hace unas semanas Ralf Dahrendorf, desde su apacible retiro alemán, disculpaba a los políticos de los estados de partido europeos de la crisis y la recesión, y culpaba, por el contrario, a los magnates financieros y sus negocios; los acontecimientos actuales, que se precipitan a gran velocidad, nos desvelan, sin embargo y una vez más, el imperativo categórico político, no por teórico menos práctico, a saber: “salus publica suprema civitatis lex est”; pero la salud pública que aquí se ha de tomar en consideración ante todo es precisamente aquella constitución legítima que garantice a cada uno su libertad asegurando la libertad de todos: un sistema político de libertad pública. Cumbre de Washington (foto: Gobierno Federal) Para la dignidad humana sólo tal libertad es un fin en sí mismo. El aumento de la deuda pública para mantener una felicidad de súbdito satisfecho en su consumo alienante es impropio de ciudadanos libres que no sean autodestructivos con su nación y con ellos mismos. A falta de tomar en consideración los riesgos de las externalidades catastróficas para la economía real y la sociedad, los especuladores del capitalismo de salón y sus “dobles” políticos de partido, han terminado por confirmar la validez práctica, además de teórica, de los principios éticos universales en la política económica. No habrá recuperación económica y social sin una democracia con libertad política como principio ético.
Inseparación electoral
El pasado 6 de noviembre se reunió por primera vez la subcomisión creada en el Congreso para estudiar la reforma de la Ley Electoral. Si alguien ha contenido el aliento con la esperanza de que la clase política haya acordado por fin entregar a la ciudadanía el poder electoral abandonando el sistema proporcional a favor del mayoritario, o creando elecciones separadas para ejecutivo y asamblea de legisladores, que abandone toda esperanza. Baste apuntar que dicha subcomisión la preside D. Alfonso Guerra, el mismo que en palabras propias “mató” a Montesquieu el año 1.985 con la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que personalmente impulsó. La toma de posiciones de cada miembro del “petit comité” pone a las claras los verdaderos intereses en juego. Mientras el PP, el BNG y Coalición Canaria quieren comenzar las labores de la subcomisión atendiendo al voto emigrante, con el fin de que los residentes en el extranjero puedan votar en urna lo antes posible, el PSOE sigue poniendo en primer lugar la universalización del derecho de voto a los inmigrantes en las elecciones municipales, que actualmente se encuentra restringido a los nacionales de estados miembros de la Unión Europea. Por su parte IU aspira a la modificación del sistema electoral limitando a uno el mínimo de escaños por provincia, ampliando a cuatrocientos el número de diputados del Congreso y creando un “colegio de restos” que permitiría compensar a las terceras fuerzas de ámbito estatal. Cada cual arrimando el ascua a su sardina. También CIU, que sugiere la inclusión de las listas abiertas en los municipios de hasta quinientos habitantes donde se presente, para aprovechar así la cercanía y poder institucional adquirido en años de poder autonómico en favor de los candidatos propios. Esta última formación también propone un sistema electoral mixto que permita la elección de los parlamentarios a través de un esquizofrénico sistema de doble voto (a la candidatura y al diputado). Se trata en definitiva y una vez más de cambiar para que todo permanezca exactamente igual. Ninguno de los partidos está dispuesto a salir del Estado, a perder la subvención ni a entregar el poder de decisión sobre elección y revocación de representantes a la ciudadanía. La reforma legal emprendida se asienta sobre las bases de la proporcionalidad del sistema electoral mediante el sistema de listas, ya sean abiertas o cerradas, que confeccionan los únicos agentes que en el proceso electoral se reconocen, los partidos políticos. La experiencia del Sr. Guerra en la materia, rescatado del ostracismo del partido para la ocasión, es motivo más que fundado para suponer que los trabajos de la Subcomisión llegarán a buen puerto.
Después del G-20
Paraísos Fiscales en Europa (Google) La reunión del Grupo G-20, más tres arrimados, ha servido para que los miembros que han asistido a ella diesen a conocer los problemas del sistema financiero internacional que todo el mundo ya conocía. Han recomendado unas pautas de conducta, ya que no existe ningún organismo internacional con poder suficiente para obligar a cumplir determinadas reglas de actuación. Sabían de antemano que no iban a arreglar nada por eso se limitaron a fijar algunos principios en los que se debe basar el comportamiento de los agentes financieros, dándose un plazo prudencial hasta el 1 de abril de 2009 para volver a reunirse y comprobar cómo ha funcionado el mundo seis meses después. Pero no todo ha sido contemplación, gracias a dicha reunión mucha gente ha conocido la identidad, los refugios, el volumen de negocios y las prácticas de muchos “bucaneros financieros” (Óscar). La declaración de la cumbre sobre los mercados financieros y la economía mundial encierra un conjunto de principios (transparencia y responsabilidad, nueva regulación, integridad, cooperación internacional, reforma de las instituciones internacionales surgidas de Bretton Woods), un compendio de recomendaciones para los gobiernos nacionales y para varios actores internacionales (Fondo Monetario Internacional, Fondo de Estabilidad Financiera) y varios compromisos (el libre mercado, el rechazo al proteccionismo, la utilización de estándares contables y criterios comunes de valoración y la voluntad de intercambiar activos financieros a modo de cámara de compensación). Pero ha faltado realizar una regulación más concreta de la multitud de derivados financieros que colapsan el mercado, como son las coberturas por riesgos crediticios (CDS), las transacciones derivadas al contado (OTS), las transacciones fuera del mercado organizado (OTC), la reventa de créditos (CDO), la titulación de hipotecas… Tampoco han mencionado los fondos de cobertura (Hedgs Fund), los Fondos Soberanos que mueven miles de millones de dólares, ni los Paraísos Fiscales situados en sus mismos territorios. En fin, esta Declaración de Washington quedará como recuerdo del viejo dicho: el camino del infierno esta empedrado de buenas intenciones.
Doña liberalísima
Ante el resurgimiento del comunismo y el fascismo que anuncia doña Esperanza Aguirre (“el miedo a perder el trabajo lleva a olvidarse de la libertad, y seguir a líderes populistas y liberticidas. Ha ocurrido en el pasado y puede volver a ocurrir”), contamos con el baluarte de la derecha estatal, que “siempre va a defender la primacía de las personas sobre el Estado”, pero no la de los ciudadanos sobre la partidocracia, por supuesto, sino la de los propietarios inmersos en el capitalismo popular frente a un Estado que debe limitar su intervención a la vigilancia y regulación de la competencia mercantil. Esas recetas ideológicas son de ardua aplicación en un país cuya tradición ha consistido, precisamente, en desestimar la concurrencia económica para adquirir riquezas en el mercado político, y en despreciar la aptitud profesional para buscar seguridad en el mercado burocrático de oposiciones y concursos a los empleos estatales. No tiene sentido aventurarse en inciertas empresas de competencia con los demás cuando se puede prescindir del mercado gracias al tráfico de influencias y al monopolio de la concesión administrativa. Margaret Thatcher decía que la gran reforma del siglo XIX fue conceder a más personas el derecho de voto y la del XX extender el derecho de propiedad. Después de abandonar la ilusión de una sociedad sin clases y de un largo proceso de aburguesamiento, la de una sola clase tendría dos categorías de propietarios: actuales y potenciales. Esa sociedad de “propietarios” era algo deseable para los precursores de la democracia en América, pero éstos tuvieron el buen sentido, en oposición a los liberales, de limitar la propiedad de grandes medios de producción para no privar a nadie de independencia económica, porque “la dependencia engendra servilismo y banalidad, sofoca el germen de la virtud y prepara las herramientas adecuadas para los designios de la ambición” (Jefferson). Aunque su idolatrada Dama de Hierro preconizase “el poder para el pueblo” en forma de bienes privatizados, doña Esperanza sabe que éstos no pasan al mercado de la libre competencia, sino a los oligopolios financieros, industriales y mediáticos que se agrupan en torno al partido estatal que gobierne; por eso, sigue manteniendo su poder discrecional sobre las 58 empresas públicas con las que cuenta la Comunidad de Madrid. Esperanza Aguirre (foto: Chesi – Fotos CC)
Olvido y mal cine
José Luis Rodríguez (foto: Partido Socialista) Cuando José Luis Rodríguez, nuestro Presidente, muestra lo sano que le parece ignorar qué cosa pueda ser u olvidar lo que es el franquismo, sabe de lo que habla. La transición política ha obligado a una transición cultural hacia la alienación, el egotismo asocial. Pero si el refugio natural de la mentira en la Historia es el olvido, la transición se olvidará antes que el franquismo. La cinematografía consumible, nacida del traslado de la perspectiva intelectual desde la reflexión moral hasta el puro entretenimiento, no permite la previsión del futuro porque lo previsible aburre. Los montajes comerciales están obligados a despistar al espectador con intrincados puzzles que, incluso cuando dejan de ser comprensibles, dan apariencia de profundidad a lo que narrado linealmente no pasaría de constituir otro trillado y gris argumento de película mediocre. Los diálogos dejan de expresar una tesitura crítica ante la realidad, condición necesaria para el despegue hacia la estratosfera espiritual, y empiezan a servir una juliana de ingenio. Al pensamiento cansado de los siervos le ocurre algo muy parecido a lo que la industria del cine ha explotado. Las mentes superficiadas se cansan ante el desolador horizonte de la inmensidad que hay que recorrer, incluso cuando algunos frutos parezcan ya cercanos. Y el ingenio volátil conduce a la misma miseria creativa que necesita ser sustituida por la reconstrucción dirigida del presente. La política se ha convertido en un chorro de imágenes que se consumen calientes y son preparadas en microondas. Lo que se denomina actualidad, que debería consistir en una realización del Poder (con todo lo que ello implica), se ha convertido en el suculento presente nuestro de cada día –amén. Si lo existente se convierte en lo exigido por mandato gubernamental, lo realizado, debe forzosamente convertirse en lo ocultado. Y esto, en lo olvidado. Cuando el señor Rodríguez, recién llegado de una cumbre a la que tuvo que acceder por la puerta de servicio, finaliza su declaración describiendo el régimen de Franco como el “que no contaba nada en el mundo, que no era respetado” el cerebro de cualquier persona digna necesita una transición verdadera hacia el descanso. Fundido en negro.
Chacón marca el rumbo
Según el Washington Post, el presidente electo de EEUU sopesa una nueva estrategia para la guerra de Afganistán. Obama seguiría desplegando más tropas, pero se centraría en la captura de Bin Laden (“Éste es nuestro enemigo”); además, se entablarían conversaciones con Irán para revisar su papel en ese conflicto y tratar de hallar objetivos compartidos. Por su parte, La Asamblea de la OTAN ha pedido más medios ya que la misión actual es “insuficiente”. Hay 800 soldados españoles en Afganistán; 87 han muerto allí desde el año 2002. Y para informar sobre el atentado suicida que acabó con la vida de dos militares el pasado día 9, la ministra de Defensa ha comparecido en el Congreso, donde ha asegurado que dicho país “vive una situación de violencia terrorista generalizada” y que “la seguridad ha experimentado un auténtico retroceso en el último año” lo que “impide centrarse, como hasta ahora, en tareas de reconstrucción y desarrollo”; ante este panorama, la opción más fácil sería retirar las tropas, pero eso tendría “consecuencias catastróficas”, pues permitiría “al terrorismo yihadista recuperar una base territorial”, además de la violación masiva de los derechos humanos que se produciría. Tras declarar que “nunca ha sido partidaria de eufemismos ni dobles lenguajes”, Carmen Chacón pide a la comunidad internacional “un cambio de rumbo”. La alternativa pasa, según la ministra, por “reorientar nuestra acción en Afganistán, revisar la estrategia seguida y enmendar lo que ha impedido que se alcancen los objetivos seguidos”; todo ello articulado en cinco propuestas: que los afganos tengan más responsabilidades en su propia seguridad; mejorar la coordinación de las organizaciones internacionales que actúan en ese país bajo el liderazgo de la ONU; “evitar a toda costa las bajas civiles”; ser más exigentes con las autoridades afganas en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado; y lograr una mayor coordinación entre la misión de la OTAN y la que dirige por su cuenta EEUU. No obstante, el portavoz de la OTAN dice que tales propuestas “ya se cumplen tanto como se puede” aunque admite que “todo puede mejorarse”. hechos significativos Los talibanes amenazan con atentar en París si Francia no retira sus tropas. Garzón se inhibe de la causa contra el franquismo, y la remite a los juzgados territoriales. Obama promete liderar la lucha contra el cambio climático.
Prognosis inversa
Montaje: Alejandro Pérez Prognosis inversa Cuando Juan Duarte, crápula profesional, hermano de Evita y ex Secretario de la Presidencia, apareció muerto con una pistola del treinta y ocho en la mano y una bala del cuarenta y cinco en la sien, todos los periódicos difundieron la versión oficial: suicidio. Entonces se extendió por la Argentina un chiste que ha tenido versiones muy similares en diferentes países y momentos de la Historia: Sabemos que Juan Duarte se ha suicidado, ahora falta saber quién lo hizo. Mucho menos importan las acciones de los bucaneros financieros -a fin de cuentas servidores de su codicia y su señor- que las de aquellos que dicen representarnos. Sin solución política a las despolíticas europea y asiática y la despolitización americana, mucha crisis queda todavía por engullir. El mercado, que no debe confundirse con el comercio, es, en sí mismo, un producto de la intervención del Estado. No tiene principios no mecánicos, ni valores propios o, si es así, han sido generados bajo la tutela estatal. Sin embargo, la refundación del capitalismo fue una expresión afortunada y veraz. Sin duda, el señor Sarkozy conocía su origen etimológico. Se puede comprender que no se trata de analizar la economía de libre mercado actual, sino de reubicarla, dejándola derramarse sobre el continente asiático. Para que este paso produzca los resultados deseados, es decir, aquellos que mantienen a la oligarquía económica (afín a la política) en posiciones de ventaja, es preciso que, mientras en cada país el Estado interviene archimillonariamente en el mercado, las nuevas expediciones del filibusterismo económico, disfruten de la idealizada ambrosía de la libertad, es decir, de tanta impunidad como su cabeza política. Veinte jerarcas de países que importan a Jorge Bush, más los de Holanda y España, llegan a la cumbre salvadora de la economía mundial diciendo estupideces y reconociendo errores; salen diciendo lo mismo, elaboran un informe intencionada e inevitablemente ambiguo, y los grandes medios de comunicación lo presentan ante el mundo como un logro de la cordura y el saber hacer político. Otra vez el sarcasmo popular debe consolarnos: sabemos que nadie ha sido responsable de la crisis económica, ahora falta olvidar quién la provocó.
Hipérbole política
Fuera del ámbito expresivo de los sentimientos personales de dolor, temor o amor, y sin un contexto literario de carácter lírico o épico que, como en la gran literatura, le comunique un sentido emocional inteligible, el estilo hiperbólico del discurso público, mantenido por todos los gobiernos y medios informativos de la Transición, deja de ser un modo ingenuamente exagerado de transmitir informaciones o valoraciones veraces, para llegar a convertirse en instrumento constante de una demagogia adecuada a pueblos acomplejados por oscuros sentimientos de inferioridad o de impotencia. Cuanto mayor sea la grandilocuencia descriptiva de hechos normales, menor será la veracidad de lo narrado o lo sentido, y no tanto por deseo malicioso de engañar como por desprecio mayúsculo al rigor de la verdad. La actualidad económica y política esta dominada por la falsedad intrínseca a la grandilocuencia que la expresa. Con bastante generosidad y un poco de lástima, se puede entender la satisfacción consigo mismo del zapaterismo washingtoniano, a causa de la importancia de la crisis y del orgullo infantil de verse sentado en una inoperante cima del mundo. Lo intolerable, que todos toleran, es el daño causado a las mentes gobernadas con las boberías presuntuosas del alegre Zapatero y la triste Chacón. Tras la detención en Francia de Txeroki, el primero dice que “hoy ETA es más débil y la democracia más fuerte”, ¡como si existiera relación alguna entre ellas! El terror de ETA azota bajo la Monarquía de Partidos, como azotó bajo la dictadura, no porque quiera minar las libertades públicas, eso le importa un bledo, sino para erosionar, con acarreo de víctimas inocentes, la voluntad gubernamental de no reconocer a los vascos un particular derecho de autodeterminación. Y la ministro Chacón, con la falsa modestia de una voz pausada y una mirada insegura, no oculta la exorbitante manía de grandeza de una señora anodina que, en consonancia con la egolatría de su vanidoso Presidente, tras una corta visita al pequeño destacamento español en Afganistán, tiene la pretenciosa osadía de afirmar, “sin eufemismos ni dobles lenguajes”, que los EEUU se equivocan de estrategia militar en esa guerra; que ella tiene otro plan político-militar para ganarla; y que los talibanes no son un mero peligro local o regional, sino un riesgo mundial, puesto que suponen una amenaza para “todos los hombres y mujeres libres del mundo”. Sin eufemismos, ¡qué dañinos y lastimosos embustes! florilegio "Las grandes gestas se pudren con el tono enfático de los gestos agrandados. Situada a medio camino entre propaganda engañosa y cruda mentira, la hipérbole política idiotiza a los gobernados y ridiculiza a los gobernantes."

